la tarde ha dejado algo de sol
en el brazo de la silla de manila
me recuerda la casa, lo que albergaba
colores dispuestos por encargo
cortinas de mohair blanco atadas como sombras
a las paredes marrones
una ventana abierta que enmarca
una constante descarga de sonido
como un hombre que ha perdido su memoria
una vez se le habían dado corazones oxidados para guardar:
el aire alrededor del hombre sosteniendo
los corazones oxidados
sin trazo de matices
su cara áspera aún más áspera
por la plenitud del cielo
el cielo lleno de nubes y nubes
flotando como rosas blancas
una vez una pequeña nena rubia había entrado a la habitación:
“mira, ¿no es éste un caracol precioso?
es el caracol más grande del mundo entero”
una vez una mujer con cabello como chelos:
a través de brazos hábiles y abiertos
él rechazó aplastar las coronas de flores contra sí
porque las sospechaba envenenadas
los bordes del corazón de ella se destiñeron
el techo leyó su colección de nieve
pronto el sonido cambiará a violeta
ofrecerá un arreglo suave y vacío
la silla desdibujándose en puntos
la ventana en espejos
luego, cuando la quietud haya aquietado la casa
los sueños traerán
pequeños ramilletes para el cerebro del hombre.
Jim Jarmusch (Akron, Estados Unidos, 1953)
Op. Cit. diciembre 20, 2019
Versión de Marina Kohon
Poetry Foundation -
Open Culture -
The New Yorker
Foto:
Marca
Nature mort
the afternoon having left some sun
on the arm of the manila armchair
reminds the house of what is housed
of colors arranged in orders
white mohair curtains fastened like shadows
along brown walls
an opened window framing
a constant flush of sound
like a man who has lost his memory
once he had been given rusted valentines to hold:
the air around the man holding
the rusted valentines
having no trace of shadings
his rough face made rougher by
the fullness of the sky
the sky full of clouds and clouds
floating like white roses
once a small blond girl had entered the room:
«look, isn’t this a lovely seashell?
it’s the largest seashell in the whole world.»
once a woman with hair like cellos:
through arms deft and opened
he refused to crush the wreaths of flowers to him
suspecting them laced with poison
the edges of her heart discolored
the roof perused its collection of snow
soon the sound will turn to violet
offering smooth and blank arrangement
the chair fading into dots
the window into mirrors
later when stillness has stilled the house
the dreams will bring
little bouquets to the man’s brain