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miércoles, agosto 25, 2021

Natalia Litvinova / De "La nostalgia es un sello ardiente", 2



*
Mi abuela materna nació en Pabeda,
que en ruso significa “victoria”.
No terminó el colegio. Trabajó en el campo,
vivía de la tierra y amaba a los animales.

Mi abuelo paterno fue soldado en la Segunda Guerra.
Durante la invasión nazi a Bielorrusia
quemaron 9097 pueblos.
Unos soldados tatuaron en sus brazos
naipes, cigarrillos, mujeres semidesnudas,
la palabra “casa”.

Los abuelos de Catalina también fueron a la guerra.
Sobrevivieron. Dmitri perdió un ojo.
Anna nunca habló de lo que perdió.

Le pregunté a mamá qué sabía de sus suegros.
Casi nada, nuestro árbol genealógico
es un árbol podado.

Mi abuela materna fue enviada 
a un campo de trabajo forzado. 
Tenía las manos diminutas.
Estatura baja. 
La confundían con una niña.
La esposa de un nazi se apiadó de ella:
A ésta no se la daremos a los cerdos.

De mi abuelo materno no sé nada.
Se fue cuando mamá cumplió tres años,
antes le regaló una muñeca.

El padrastro apareció 
unos años después.
Construía cabañas de día 
y de noche tomaba vodka.
Una vez llevó a mamá al bosque
para que la comieran los lobos.
Intentó matarla tres veces.

Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986), La nostalgia es un sello ardiente, Llantén, Buenos Aires, 2020


sábado, enero 09, 2021

Natalia Litvinova / De "La nostalgia es un sello ardiente"
















Nací en septiembre,
faltaba un mes
para que floreciera el azafrán
pero nací y papá susurró
“No es un varón”.
Septiembre se abre
a la nostalgia:
en Europa del Este,
los árboles se deshojan
y los fantasmas
de los grandes novelistas
se pasean por los parques.
Mamá y yo
hacemos fila
en un supermercado
para comprar leche.
El charco diluye
el color alegre de mi ropa,
mis ojos son dos lobelias
y mamá un floripondio vencido.




Tengo 6 años,
me escondo detrás
de la cortina de seda,
una amiga de mamá
viene a tomar café,
usa pulseras de nácar,
tiene la piel bronceada,
huelo su perfume,
estoy en bombacha,
si ella me ve
pensará que soy una nena tonta.
Trato de no moverme
pero me aburro
y acerco los labios a la seda,
la succiono,
es algo que vi en una película de terror:
encontraban a una chica
con la cabeza envuelta en una bolsa.
Mamá dice que las películas
no son la realidad,
que nuestra vida es más complicada.
Como yo en ropa interior
cerca de su amiga,
una mujer de mundo.

Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986)

La nostalgia es un sello ardiente
Llantén, 
Buenos Aires, 2020










Foto: Natalia Litvinova, Minsk, 2019 Facebook/Natalia Litvinova

martes, diciembre 29, 2015

Natalia Litvinova / Lienzo de la memoria













Las aguas perturbadas de la memoria
no se alisarán.
Todos los días me iré de mi niñez.
Regresaré sucia antes de que anochezca
y me sentaré a la mesa.
¿Viste si floreció el lino? preguntará mi padre.
Mi madre le ofrecerá té con descuido,
molesta por algo que desconoce
o desatenta con lo humano, como si se imaginara
danzando entre las hermanas flores.
El tiempo se mueve en ríos subterráneos
y las aguas turbulentas del recuerdo no descansan.
Esa madre servirá té para siempre,
ese padre se irá una y otra vez.
No levantaré la mirada para verlo,
lo reconstuiré como una ciega,
como las imágenes salpicadas
en los lienzos de Pollock.

Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986; vive en la Argentina), Siguiente vitalidad, Audisea, Buenos Aires, 2015

Foto: Natalia Litvinova en FB

lunes, enero 19, 2015

Natalia Litvinova / El milagro de la comunidad










Lavo el piso en cuclillas. Paso el trapo mojado.
Trazo mi camino humilde.
Afuere sucede el milagro de la comunidad:
un coro de niños canta, los hombres cortan trigo,
las mujeres se bañan en el río.
Me arqueo contra el espejo, la soledad excita.
Pronto se derrumbará esta casa y la alta hierba
cubrirá las ruinas.
Mi hombre huyó ante el peligro.
En la poesía encuentro la oración para soportar
cada corte abrupto.

Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986; vive en la Argentina), en la web Natalia Litvinova


Foto: FB

jueves, junio 07, 2012

Natalia Litvinova / Polvo




Polvo

mi voz no parece salir de mi voz sino de otra garganta
que yace en la profundidad de la mía.
soy como un conjunto de muros que rodea lo que soy.
alguien tuvo que haber construido esta muralla.
si hay hombres que vuelan como plumas ¿por qué yo no me
muevo cuando me muevo? huelo a pura piedra y polvo,
llevo huellas de los que me tocan.
soy polvo, piedra, y no sé quién es mi padre.


Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986), inédito


Ilustración: Sin título, Alfredo Hlito

jueves, julio 29, 2010

Natalia Litvinova / Mujer en una ventana




teorías sobre el lenguaje

ahora que todo está del otro lado de la ventana
y el pájaro se lleva -lo que lo nombra-
entre su pico y así todo y etcétera.
ahora que soy una mujer y ninguna y mil otras
que cierra con las manos sus ojos
para no leer todas esas teorías sobre el lenguaje
que la harían inexistente
al igual que a su poema, etcétera.

Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986), Esteparia, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2010

Foto: Natalia Litvinova, Facebook