Primera llamada
Urge decir lo que sucede
no arriba en el lenguaje
y su costra de espuma
sino abajo, donde
la llama se doblega
o tiembla la raíz.
Urge invertir el cono
y denunciar su fondo,
dar voz a las arenas submarinas
que la corriente ondula.
Respira y sumérgete.
Asciende y recupera lo que has visto
para alivio de quienes esperamos
en el espejo de la superficie.
Mucha tinta ha corrido
y seguimos en ascuas.
Alumbra un poco más tu circunstancia,
acerca la linterna a los abismos
para buscar la llave entre las rocas.
Lección de biología
El pájaro es más leve que la rama
en el jardín de la fragilidad.
Resbala, se desprende
una migaja de agua,
ejerce
sobre la nervadura de la hoja
el perso vertical de su abalorio.
Mas
el pájaro
se arraiga en las cornisas
como una marioneta
tirada por las hebras de la lluvia.
Nosotros, a la inversa,
no terminamos nunca de caer
en el asiento
igual que el cielo que se desmorona
bajo el hacha del trueno.
Terrícolas, el suelo nos reclama.
Y así, sólo compete
acatar la inercia del diluvio
y el ascenso del pájaro
desde un punto de mira que reitera
la imposibilidad de nuestra hechura.
Jorge Ortega (Mexicali, Baja California, 1972), Guaraguao, año 11, n° 26, Barcelona, 2007