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domingo, noviembre 05, 2017

Herberto Hélder / La pasión griega















He leído en algún lugar que los antiguos griegos no escribían necrológicas,
cuando alguien moría apenas preguntaban:
¿tenía pasión?
cuando alguien muere yo también quiero saber de la calidad de su pasión:
si tenía pasión por las cosas generales,
agua,
música,
por el talento de algunas palabras para moverse en el caos,
por el cuerpo salvado de sus precipicios con destino a la gloria,
pasión por la pasión,
¿tenía?
y entonces indago en mí si yo mismo albergo pasión,
si puedo morir griegamente,
¿qué pasión?
los grandes animales salvajes se extinguen en la tierra,
los grandes poemas desaparecen en las grandes lenguas que desaparecen,
hombres y mujeres pierden el aura
en la usura,
en la política,
en el comercio,
en la industria,
dedos conexos, hay dedos que inspiran a los objetos la espera,
trémulos objetos entrando y saliendo
de los diez tan escasos dedos para tantos
objetos del mundo
y lo que así hay en el mundo que responda a la pregunta griega,
se puede mantener la pasión con la fruta comida aún viva,
y hacer después con sal gorda una canción curtida por las cicatrices,
palabra soplada a qué horno con qué fuelle,
que alguien preguntase: ¿tenía pasión?
alejen de mí la pimienta del reino, el jengibre, el clavo de la india,
pongan muy alta la música y que yo baile
fluido, interminable,
sostenido por toda la luz antigua y moderna,
los ciegos, los templados, ah no, que al menos me encontrase la pasión
y me perdiese en ella
la pasión griega.

-A faca não corta o fogo, Assírio & Alvim, Lisboa, 2008
-Poemas completos, Porto Editora, 2014

Herberto Hélder (Funchal, Portugal. 1930-Cascaes, Portugal, 2015), Círculo de Poesía, 29 de febrero de 2016
Traducción de José Ángel García Caballero
Envío de Jonio González

Más poemas de Herberto Hélder en  El Golem - El Coloquio de los Perros - Poesía Nómada


A PAIXÃO GREGA

Li algures que os gregos antigos não escreviam necrológios,
quando alguém morria perguntavam apenas:
tinha paixão?
quando alguém morre também eu quero saber da qualidade da sua paixão:
se tinha paixão pelas coisas gerais,
água,
música,
pelo talento de algumas palavras para se moverem no caos,
pelo corpo salvo dos seus precipícios com destino à glória,
paixão pela paixão,
tinha?
e então indago de mim se eu próprio tenho paixão,
se posso morrer gregamente,
que paixão?
os grandes animais selvagens extinguem-se na terra,
os grandes poemas desaparecem nas grandes línguas que desaparecem,
homens e mulheres perdem a aura
na usura,
na política,
no comércio,
na indústria,
dedos conexos, há dedos que se inspiram nos objectos à espera,
trémulos objectos entrando e saindo
dos dez tão poucos dedos para tantos
objectos do mundo
e o que há assim no mundo que responda à pergunta grega,
pode manter-se a paixão com fruta comida ainda viva,
e fazer depois com sal grosso uma canção curtida pelas cicatrizes,
palavra soprada a que forno com que fôlego,
que alguém perguntasse: tinha paixão?
afastem de mim a pimenta-do-reino, o gengibre, o cravo-da-índia,
ponham muito alto a música e que eu dance,
fluido, infindável, apanhado por toda a luz antiga e moderna,
os cegos, os temperados, ah não, que ao menos me encontrasse a paixão
e eu me perdesse nela
a paixão grega.
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Foto: EFE/El Cultural, España