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jueves, octubre 05, 2017

Jaime Gil de Biedma / Las grandes esperanzas















(Le mort saisit le vif)

"Las grandes esperanzas están todas
puestas sobre vosotros",
así dicen
los señores solemnes, y también:
"Tomad.
Aquí la escuela y la despensa, sois mayores,
libres de disponer
sin imprudentes
romanticismos, por supuesto.
La verdad, que debierais estar agradecidos.
Pero ya veis, nos bastan las grandes esperanzas
y todas están puestas en vosotros."
Cada mañana vengo,
cada mañana vengo para ver
lo que ayer no existía
cómo en el Nombre del Padre se ha dispuesto,
y cómo cada fecha libre fue entregada,
dada en aval, suscrita por
los padres nuestros
de cada día.
Cada mañana vengo para ver
que todo está servido (me saludan,
al entrar, levantando un momento los ojos)
y cada mañana me pregunto,
cada mañana me pregunto cuántos somos
nosotros, y de quién venimos,
y qué precio pagamos por esa confianza.
O quizá
no venimos tampoco para eso.
La cuestión se reduce a estar vivo un instante,
aunque sea un instante no más,
a estar vivo
justo en ese minuto
cuando nos escapamos
al mejor de los mundos imposibles.
En donde nada importa,
nada absolutamente –ni siquiera
las grandes esperanzas que están puestas
todas sobre nosotros, todas,
y así pesan.

Jaime Gil de Biedma (Barcelona, España, 1929-1990), Las personas del verbo, Barral Editores, Barcelona, 1975
Envío de Jonio González

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Foto: s/d

miércoles, marzo 22, 2017

Jaime Gil de Biedma / No volveré a ser joven














Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde ­
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos ­
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma (Barcelona, España, 1929-1990), Las personas del verbo, Barral Editores, Barcelona, 1975
Envío de Jonio González

lunes, junio 20, 2016

Jaime Gil de Biedma / Trompe l'oeil










Indiscutiblemente, no es un mundo
para vivir en él.
Esas antenas,
cuyas complicaciones, sobre el papel, adquieren
una excesiva deliberación,
y lo mismo esos barcos como cisternas madres
amamantando a los remolcadores,
son la flora y la fauna de un reino manual,
de una experiencia literal
mejor organizada que la nuestra.

Aunque la vaguedad quede en el fondo
- la dulce vaguedad del sentimiento,
que decía Espronceda -, suavizando
nuestra visión del tándem y la azada,
de todos cuantos útiles importa conocer.
(Como aquellos paisajes, en la Geografía
Elemental de Efetedé,
con ríos y montañas abriéndose hacia el mar,
mientras el tren, en primer término,
enfila el viaducto junto a la carretera,
por donde rueda solitariamente
un automóvil Ford, Modelo T.)

Que la satisfacción de la nostalgia
por el reino ordenado, grande y misterioso
de la tercera realidad
no sólo está en el vino y en las categorías:
también hacen soñar estas imágenes
con un mundo mejor.

Las lecciones de cosas siempre han sido románticas
- posiblemente porque interpretamos
los detalles al pie de la letra
y el conjunto en sentido figurado.

Jaime Gil de Biedma (Barcelona, España, 1929-1990), Las personas del verbo, Barral Editores, Barcelona, 1975
Envío de Jonio González

domingo, octubre 06, 2013

Jaime Gil de Biedma / Tres poemas

En el nombre de hoy

En el nombre de hoy, veintiséis
de abril y mil novecientos
cincuenta y nueve, domingo
de nubes con sol, a las tres
-según sentencia del tiempo-
de la tarde en que doy principio
a este ejercicio en pronombre primero
del singular, indicativo,

y asimismo en el nombre del pájaro
y de la espuma del almendro,
del mundo, en fin, que habitamos,
voy a deciros lo que entiendo.
Pero antes de ir adelante
desde esta página quiero
enviar un saludo a mis padres,
que no me estarán leyendo.

Para ti, que no te nombro,
amor mío-y ahora hablo en serio-,
para ti, sol de los días
y noches, maravilloso
gran premio de mi vida,
de toda la vida, qué puedo
decir, ni qué quieres que escriba
a la puerta de estos versos?

Finalmente a los amigos,
compañeros de viaje,
y sobre todos ellos
a vosotros, Carlos, Ángel,
Alfonso y Pepe, Gabriel
y Gabriel, Pepe (Caballero)
y a mi sobrino Miguel,
Joseagustín y Blas de Otero,

a vosotros pecadores
como yo, que me avergüenzo
de los palos que no me han dado,
señoritos de nacimiento
por mala conciencia escritores
de poesía social,
dedico también un recuerdo,
y a la afición en general.


Happy Ending

Aunque la noche, conmigo,
no la duermas ya,
sólo el azar nos dirá
si es definitivo.

Que aunque el gusto nunca más
vuelve a ser el mismo,
en la vida los olvidos
no suelen durar.


De vita beata

En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.

Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929-1990), Las personas del verbo, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona, 2006