Saba *
Gorra pipa bastón, apagados
objetos de un recuerdo.
Pero yo los vi animados por un
peregrino en una Italia de escombro y polvo.
Siempre de sí mismo hablaba pero como él a ninguno
he conocido que de sí hablando
y a otros vida en el hablar pidiendo
otra tanta y más le diese
a quien quisiera escucharlo.
Y un día, un día o dos después del 18 **
de abril lo vi errar de plaza en plaza
y de café en café en Milán
perseguido por la radio.
"Puerca -vociferando- puerca". Lo miraba
estupefacta la gente.
Se lo decía a Italia. De rabia, como a una mujer
que, sabiéndolo o no, de muerte nos ha herido.
Vittorio Sereni (Luino, Italia, 1913-Milán, Italia, 1983), Poesie, Mondadori, Milán 1995
L'opera poetica di Vittorio Sereni, Francesca D'Alessandro, Universitâ Cattolica del Sacro Cuore, Milán, 2001
Vía Irene Gruss
Versión de Jorge Aulicino
Ns. del T.:
* Umberto Saba, poeta (Trieste, Italia, 1883-Gorizia, Italia, 1957)
** El 18 de abril de 1948, tres años después de terminada la guerra, la Democracia Cristiana obtuvo la mayoría relativa en las elecciones para las dos Cámaras. El triunfante Alcide de Gasperi promovió desde entonces la exclusión sistemática del Partido Comunista, segunda fuerza electoral, de cualquier gobierno (en Italia rige el sistema parlamentario para la designación del gabinete de ministros). El veto se rompió a comienzos de los 70. Por otra parte, el triunfo de la DC significó la consolidación de Italia en el bloque "occidental" en el comienzo de la Guerra Fría. Sereni aclaró -cita Francesca D'Alessandro en su trabajo sobre la poesía de Sereni- que Saba de hecho no era filo-comunista, sino que más bien reaccionaba ante cierre de una oportunidad de cambio abierta por la Resistencia y clausurada por el fortalecimiento del centroderecha.
Saba
Berretto pipa bastone, gli spenti
oggetti di un ricordo.
Ma io li vidi animati indosso a uno
ramingo in un'Italia di macerie e di polvere.
Sempre di sè parlava ma come lui nessuno
ho conosciuto che di sè parlando
e ad altri vita chiedendo nel parlare
altrettanto e tanta più ne desse
a chi stava ad ascoltarlo.
E un giorno, un giorno o due dopo il 18 aprile,
lo vidi errare da una piazza all'altra
dall'uno all'altro caffè di Milano
inseguito dalla radio.
"Porca – vociferando – porca." Lo guardava
stupefatta la gente.
Lo diceva all'Italia. Di schianto, come a una donna
che ignara o no a morte ci ha ferito.