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martes, abril 21, 2015

Néstor Groppa / Mis anteojos perdidos














Qué estarán mirando mis anteojos.
Sin mis ojos, ya no sirven.
Vacíos y con un solo paisaje fijo, son ciegos
perdidos un en maizal de letras y otro maizal
de cosas. Mendigan paisajes
de este mundo y de los demás.
Qué estarán dejando mirar y desde qué ángulo.
Aunque sus cristales entiendan y corrijan
les faltará el corazón que les encienda
una fiesta más la primera lluvia de la primavera,
la glicina de la nostalgia, los pétalos de los afectos,
las conclusiones constantes.
Porque ya nadie podrá cantar tras ellos
lo perdurable que enhebran los días.
Sus distancias quedarán en dibujos que nadie entienda.

Serán idioma que se irá apagando. Puras nieblas de acecho.
Alejados de mí, huérfanos de mis ojos
de espíritu mirador,
y lector,
ninguno podrá con ellos enamorar y besar el corazón
de las cosas.
Pobre mis anteojos con esa inútil
vaguedad verdosa, con su único paisaje helado
de muerte, para el resto del tiempo.
Y sus cristales sin ojos
como una ventana abierta a la que nadie asoma,
en la que de vez en cuando aparece un ciego
gesticulando al paredón del mundo:
“Para qué quiere el ciego
casa pintada;
ventanas a la calle
si no ve nada”
                                       dice el cantar

                                       Para qué mis anteojos
                                       al que los halló
                                       si esos vidrios sólo hablan
                                       cuando miro yo.

Néstor Groppa (Laborde, Córdoba, Argentina, 1928 -San Salvador de Jujuy, Argentina, 2011), Antología poética, Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 2004
Envío de Eduardo Ainbinder

sábado, mayo 07, 2011

Néstor Groppa / arte bobo
















arte bobo

(¿"pasto bobo"?)

Caen notas como gotitas de savia
en la tarde calurosa.
Notas musicales de un piano universal.
Nacen del calor y promueven
brisas.
Recorremos ideas y la única patria.
Pensamos en lo nacional, regional y local.
Nos condolemos de los idiotas locales, regionales
y nacionales.
Porque no sólo el arte
tiene origen, lugar, orden. El arte y los artistas.
Los estériles críticos también.
("la crítica es tan importante como la obra literaria" ¡?)
Si local, siendo extranjero -por caso, norteamericano-
resulta extraordinario, aunque sea aldeano, pues acabará
siendo una aldea exótica, seguramente.
Si local, por ser nación argentina, es relativo
al coro nacional (¡¿al coro nacional lo forman los países
vecinos?!).

En cambio, para el bobo, todo lo que cruce de enfrente
o acerque de lejanías, es universal
aunque no tenga la consagración de las gotitas musicales
de la savia que refresca la tarde
anocheciendo
en tierra local

tan eterna, la pobre

y universal

y sola

como todos los terruños.

Néstor Groppa (Laborde, Córdoba, 1928-San Salvador de Jujuy, 2011), VOLVERÁ EL MAR y se irá... como entonces- Libro de ondas. Segunda parte. Ediciones Buenamontaña, Jujuy, 2007

Ver más poemas de Groppa aquí

Foto: Groppa, archivo personal del autor

martes, junio 01, 2010

Néstor Groppa / Dos poemas







Esa mañana

Como un bien fregado piso de pinotea
huele la mañana
luego de la lluvia de anoche.
El cielo anegado, el paisaje sosegado
henchido de aromas
a barro, a aguas crecidas
botando su lecho.

Tal vez el mismo aroma haya tenido el aire
en aquel silencio
de luz,
anterior al mundo.

Lejos de aquel comienzo
paradas en el aljibe de la mediamañana
tersas, alegres
las pirinchas se interrogan
sobre los nidos de gorriones
en los altos del tipal.


La conexión eléctrica

Llovía.
Los obreros estaban con sus caparazones de plástico negro
y vivos anaranjados y azules y amarillos
subidos a un púlpito
casi al final de la escalera de la lluvia.
Manipulaban viboritas eléctricas
adormecidas en el interior de los cables;
separaban los voltios reacios; apartaban las chispas y sus almas
tratando de endilgar la procesión de la luz
hasta un fornido pacará
frente a la demolición de la casa vieja.

Tijereteaban savias magnéticas, potencias, tallos y voltios
en ese espinoso jardín de amperes
con flores mortales
acechando en la noche que conforma
el techo de las luces.
Desde aquel alto bajaban agua y neblina.
Fuerzas de seguridad provinciales
vigilaban la poda eléctrica, empalme e injertos en las alturas
entre todos los pájaros siempre con el amanecer encendido
en los ojos.

Ninguno advirtió que la maquinaria sosteniendo al púlpito
sería un caballo de Troya cargado de jardineros
electricistas
colgados del cielo por la cintura; pegados a los postes
con derrames de agua.
Y de pronto el grito y le aumentaron aplausos
por la hazaña de haber renovado la cadencia de la luz
sin despertar a las víboras del voltaje de su sueño continuado,
sin apagar los espejos de Emmanuel
que seguía cortando cabezas a la navaja en su peluquería
reciclada,
abajo -estilista él-
entre aerosoles, cortinitas, cremas y cumbias de la radio.

Néstror Groppa (Laborde, Córdoba, 1928 -San Salvador de Jujuy, 2011), Lucero del alba - Estrella del pastor, Ediciones Buenamontaña, San Salvador de Jujuy, 2010

Ilustración: La ciudad en el cielo de tormenta, Ana Arana

lunes, agosto 17, 2009

Néstor Groppa / de "Obrador"





La casa de la venta de artículos místicos

"Paz-fortuna-prosperidad-salud-unión-polvos mágicos-pirámides-
defumadores-tolerancia-amor-talismanes-objetos esotéricos..."

Sahumerios con sulfuros de otra vida,
y otras vidas. Velas con la llama, todavía,
del amanecer del mundo, transmitido
de vela en vela. Símbolos
de la Científica Basilio
donde Cristo ha dejado su butaca vacía
y colgada su corona espinuda.
Elementos esotéricos, vendaval
de poderes, recortes de fuerzas
positivas, flujos, playas espirituales
con el alma del oro y sales de descarga,
sarta de rogativas
(deprecaciones, imprecaciones); invocaciones
con gamas de poderes telepáticos por microondas;
poderes y más poderes;
joderes, xoderes
de sectas tan o más viejas que las arañas.

Al frente de un otoño flotando
en el tipal
que hilvanaba la ciudad
con el amanecer;
recorrida, recamada y salpicada
por almácigos de humos blancos,
grises y azules, como los cielos cardinales
del acontecimiento de la duda.

La huelga de los vendedores ambulantes,
los de Citizen, las Bics, las pulseras de bronce
antirreumáticas, los portadocumentos, los espejitos
que reciben y amontonan ojos y labios
hasta rebalsar. Todos los del SIVEAMJU
(sindicato de vendedores ambulantes jujeños) con su olla
popular en el puente Lavalle,
la "morocha" que guardan bajo un tablón
-cubierto con nailon negro subliminal-
al apresurar la lluvia
de estos días tocados de diciembre.
Como aquellos días aciagos, los de guardar,
los propicios, los lunes de flores para el cementerio,
los viernes de soltero, los jueves del cambio de película
en los cines, el canto del quitupí y otras yerbas
de sahumeriar abundante, apasionadamente
y mantener en la billetera una pluma de caburé
(así no falta dinero, grande y menudeo),
purgándose y bañándose al amanecer del día aciago
(1 de agosto), requiriendo los andenes y beneficios
de ángeles protectores y sus atenciones para con el hogar.

Otrora, antes de la "Científica"
y de los "últimos días",
en el "hotel y restorán a la carta"
sacaban sus mesitas a la vereda
bajo los copiosos plátanos
con bellotitas alérgenas.
Los parroquianos de los Pericos
comían sangüiches (acompañaban
con cerveza). En la fonda de enfrente, la de la bomba
ferroviaria, otra criolla desensillaba vinos
y aventaba picantes de plata.
Esos fantasmas frecuentaban, en el comedor,
las mesas con sillas en sus encimas,
el mantelito con iniciales, arrollado,
sus espejos inundados con barritos de moscas
y la máquina de expréss, apagada ("se sirven
sólo desayunos"). Todavía vemos abandonados
tres cuartos de Vasija Secreta y un porrón
de Quilmes a medio vaciar
frente al televisor desconectado.

En el salón (comedor a la carta) ya no cabe el presente.
Las raíces revienen al aire
y eso va secando al dondiego de la noche
y agosta y aletarga cada día,
por más votos y cintas rojas
contra la envidia, por más pirámides
con siete fuerzas, por más contras, ofrendas,
rogativas y "Gracias al Espíritu Santo"
("perdón por la demora") que derramen
sobre tanto espejo mudo
apartado de consulta mundana.

En una percha en cruz
cuelga la corona de Cristo
y el alma de oro
que desató su lluvia y mundo fino,
sin liga, hasta aquí,
hasta esta ciudad como nido de quenti-colibrí.

Néstror Groppa (Laborde, Córdoba, 1928-San Salvador de Jujuy, 2011), Obrador, ediciones Buenamontaña, Jujuy, 1988

Noticia: Groppa residió en Jujuy desde 1952

Foto: Néstor Groppa en El Tribuno, Salta

De Groppa en este blog:
Poemas de Libro de ondas - Segunda parte

act. 2021

miércoles, noviembre 21, 2007

Néstor Groppa / Dos poemas


MENOR QUE EL TIEMPO
ES EL MAR,
POR SU DESIGUALDAD


Los fantasmas del mar
me rodean y persiguen.
Ellos están aquí
por estos cartones y paredes
observándome desde climas y espejos
viendo mis manos
en suaves lomadas del mar.
Pasan por ellas.
Los acaricio y los vuelvo a pared y cartón
con sus nombres
de seres que anduvieron mundos
acosados también por recuerdos
y acuerdos
de sus mares.

En paz se contengan y me cuiden.

EL MAR NO ES EDAD
CON EL TIEMPO


-------

DE LOS QUE SE FUERON
A MUCHAS LEGUAS CÚBICAS
DEL MAR.


Escribí otro poema
"cuyos últimos versos
fueron verificados por los ángeles
de mis padres.
Luego
hubo asentimiento
con una inclinación de rostros
y aprobación de Dios.

Al despertarme, olvidé el poema.

Hoy, tampoco lo recuerdo.

Alguna noche
se presentarán todos
a dictarme"

PERO EL POEMA SÓLO TRATA
DE LOS QUE SE FUERON A MUCHAS
LEGUAS CÚBICAS DEL MAR.


Néstor Groppa (Laborde, Córdoba, 1928-San Salvador de Jujuy, 2011), VOLVERÁ EL MAR y se irá... como entonces- Libro de ondas. Segunda parte. Ediciones Buenamontaña, Jujuy, 2007

Foto: UNJu

act. 2021