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lunes, noviembre 06, 2023

Marina Tsvetáyeva / Tres poemas



Del templo austero y armonioso
Saliste al grito de las plazas...
-¡Oh Libertad! - Hermosa Dama
De los marqueses rusos y los príncipes.

Horrenda práctica coral:
¡Y todavía no se ha dado misa!
- ¡Oh Libertad! - ¡Puta en el pecho
Enloquecido del soldado!

                                              26 de mayo de 1917


No quiero amores ni honores:
-Embriagadores- ¡No tengo ambiciones!
Yo ni siquiera quiero una manzana
-Tan tentadora- de aquella canasta.

Destrás de mí arrastran cadenas y cerrojos.
Pronto comenzará a tronar el trueno.

-¡Que ganas tengo!
¡Ay, qué ganas tengo
De irme muriendo poco a poco!

                                                   Julio de 1920


No mucho como huésped contigo voy a estar.
A la joven conciencia le daré libertad.
Ya lo ves: para grandes batallas me preparo,
Yo misma voy hacia lo oscuro.

Y no se golpeará -lo juro-
En tu ventana - ¡el pájaro dorado!
                                                 
                                                  25 de noviembre de 1920
                                               

Marina Tsvetáyeva (Moscú, 1892 - Yelábuga, Rusia, 1941), Poemas sueltos, Colección El Oro de los Tigres III, Universidad de Nuevo León, México, 2011
Versiones de Selma Ancira y Francisco Segovia


lunes, mayo 03, 2021

Marina Tsvetáyeva / De "El alumno"

















Todo el esplendor
De las chimeneas - no es sino un murmullo
De la yerba - frente a Ti.

Todo el esplendor
De las tempestades - no es sino un gorjeo
De pájaros frente a Ti.

Todo el esplendor
De las alas - no es sino un temblor
De párpados - frente a Ti.

                                23 de abril de 1921

Marina Ivánovna Tsvetáyeva (Moscú, 1892 - Yelábuga, Rusia, 1941), Poemas sueltos, Colección El Oro de los Tigres III, Universidad de Nuevo León, México, 2011
Versiones de Selma Ancira y Francisco Segovia


lunes, enero 09, 2017

Marina Tsvetáyeva / Indicios















Como un monte cargado en el bies de la falda
¡El dolor en el cuerpo!
Reconozco el amor por el dolor
A lo largo del cuerpo.

Como un campo en mí desmenuzado
Para cualquier borrasca.
Reconozco el amor por la distancia
De todo lo cercano.

Como en mí excavados corredores
Hasta el cimiento, donde está lo negro.
Reconozco el amor por los filones
A lo largo del cuerpo.

Que gime. Agitada por el viento
Como la crin del huno.
Reconozco el amor por la ruptura
De las cuerdas más duras
Que pueblan mi garganta y sus desfiladeros
Pura herrumbre, sal viva.
Reconozco el amor por la rendija,
¡No! ¡No! - por el gorjeo
A lo largo del cuerpo.

                                  29 de noviembre de 1924

Marina Ivánovna Tsvetáyeva (Moscú, 1892 - Yelábuga, Rusia, 1941), Poemas sueltos, versiones de Selma Ancira y Francisco Segovia, El Oro de los Tigres III, Universidad de Nuevo León, México, 2011
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Foto: Novosti

martes, junio 11, 2013

Poemas elegidos, 19

Emma Villazón Richter
(Santa Cruz, Bolivia, 1983-El Alto, Bolivia, 2015)

Poema del fin, de Marina Tsvetáyeva
Marina Tsvetáyeva escribe una música de fuego. Uno de mis encuentros más poderosos con la poesía ha sido a través de sus poemas. Su voz me habla así como el mar de Pushkin le hablaba a ella. Este poema forma parte de un texto más largo que se llama “Poema del fin”. Esta versión extraordinaria, por el compromiso que expresa con la musicalidad particular de Tsvetáyeva, es de Severo Sarduy.


En las afueras: ¡afuera!
Más allá de las barreras.
La vida es inhabitable:
un barrio ju—dío…

Dignos, como los judíos.
Cien veces: dignos y errantes.
Para quien no es canalla,
matanza de ju—díos es la vida.

Vivir entre conversos,
¡los judas de la fe!
A las islas leprosas,
¡al diablo de una vez!

Vida para el converso,
¡Ovejas para el verdugo!
Permiso de residencia:
¡lo pisoteo!

El escudo de David
venga los cuerpos revueltos.
¿O no quisieron vivir
entre los otros, los muertos?

El gueto es muro y es foso,
donde piedad no se espera.
En el mundo cristianísimo,
¡los poetas son judíos!

Marina Tsvetáyeva (Moscú, 1892-Yelábuga, 1941)
Versión de Severo Sarduy

jueves, octubre 27, 2011

Marina Tsvetáyeva / Seré feliz si...



Seré feliz si...

Seré feliz si Usted no siente mi dolor,
Y que yo tampoco sienta nada,
Que nunca el pesado globo de la tierra
Se escurra bajo nuestros pies.
Me gusta que pueda ser ridícula, perversa
Y buscar palabras adecuadas
Y no ponerme roja con ola sofocante
Si apenas nuestras mangas se rozaran.

Me gusta que delante de mí Usted pueda abrazar
Tranquilamente a otra mujer,
No me condena a arder en el infierno
Por no besarlo a Usted.
Y que mi cariñoso nombre, mi Cariño
No recuerde ni en la noche ni en el día...
Que nunca sobre nosotros, en el silencio de la catedral,
Cantarán el Aleluya.

Gracias a Usted -con mi mano sobre el corazón-
Que no sabe lo mucho que me ama:
Por mis noches tranquilas,
Por los encuentros de las crepusculares horas,
Por nuestros no paseos bajo la luna,
Por el sol que no existe encima de nosotros,
Por el dolor que no siente, lamentablemente, usted por mí,
Por el dolor que no siento, lamentablemente, por Usted.

Marina Ivánovna Tsvetáyeva (Moscú, 1892 - Yelábuga, 1941), traducción de Víctor Toledo, Periódico de Poesía, Anuario 2010-2011, México
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Ilustración: La joven viuda, 1851, Pável Fedótov Museo Ruso

viernes, julio 23, 2010

Marina Tsvetáyeva / Dos poemas




A mis versos…

A mis versos escritos tan temprano,
que no sabía yo que era poeta,
brotados como chorros de una fuente
como chispas de un proyectil,

llegados como diablos diminutos
al templo del incienso y del sueño,


a mis versos de muerte y juventud
-¡Intactos! ¡No leídos! ¡Solos!

Dispersos entre el polvo de las tiendas,
donde nadie los ve ni los verá.
como a vinos excelsos a mis versos,
también les llegará su hora.

Koktebel, 13 de mayo de 1913


Mi día…

Mi día es desordenado y absurdo:
al poderoso le pido pan,
al rico le ofrezco una limosna,

enhebro en una aguja – un rayo,
al ladrón confío – la llave,
con cascarilla doy color a mi pálido rostro.

El pordiosero no me da pan,
el rico no acepta mi dinero,
el rayo no entra por la aguja.

El ladrón entra sin llave,
y yo, tonta, me deshago en lágrimas-
por un día vano e inútil.

27 de julio de 1918

Marina Ivánovna Tsvetáyeva (Moscú, 1892  -  Yelábuga, 1941), Un espíritu prisionero, traducción de Selma Ancira, Galaxia Gutenberg, España, 1999
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Foto: Marina Tsvetáyeva, 1925 Pyotr Shumov / Wikimedia Commons

domingo, mayo 09, 2010

Marina Tsvetáyeva / La vida no es...



La vida no es ruido ni tormenta...

La vida no es ruido, ni tormenta.
Ella es así: nieva,
la casa está iluminada.
Alguien se acerca.
Lentamente titila la llamada.
Entra. Levanta los ojos.
Ningún ruido.
Los iconos llamean.

Marina Ivánovna Tsvetáyeva (Moscú, 1892-Yelábuga, 1941), Ivonne Bordelois, de una versión en francés. En El silencio como porvenir, Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2010

La vie n'est pas bruit ni orage. / Elle est ainsi: il neige, / la maison est éclairée. / Quelqu'un s'approche. / Lentement, la sonnerie étincelle. / Il entre. Lève les yeux. / Pas un bruit. / Les icones flambent.
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Foto: Tsvetáyeva Public Republic