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miércoles, septiembre 21, 2022

Hu Xudong / Mulita




Al ver la fecha en la pantalla hoy de golpe
me acordé de un día hace un año en Paraty
en la costa de Latinoamérica. Un pequeño pueblo,
levantado merced al oro del siglo XVII,
con todo el mar a su disposición, y toda la miseria portuguesa.
A la noche, llenos de nubes e islas nuestros cuerpos,
volvimos a la orilla y paseamos por las calles
parando cada tanto a suspirar frente a una reliquia.
Faroles rojos alumbraban un rincón escondido,
por donde entraban y salían mujeres incitantes,
de carnes flácidas, y hombres atildados.
El barrio rojo-pensamos, con alegría súbita.
Pero al entrar descubrimos que se trataba
del distrito de arte local, donde intelectuales
de los alrededores, con sus intelectáculos,
acudían para conmemorar la historia sangrienta
de los indios de la costa sureste de Brasil.
Había indios decorando las paredes; indios,
en escena, convertidos en trabalenguas académicos,
y en el salón principal, en nombre de los indios,
la madera y el fuego cerraban su extraña alianza.
No parecía haber ahí a la vista un solo indio vivo.
Hasta que, al salir, en la esquina a metros de la puerta,
en la oscuridad, vimos unos indios vendiendo artesanías:
toscas figuras de madera, toscos tejidos y plumas.
Ofrecían en silencio sus productos, a la intemperie,
creciendo como un callo en la garganta de la noche,
capaces de pronunciar apenas, en un portugués
áspero y doloroso, como un callo partido,
unos pocos números. La alerta en sus ojos
empalmaba directo con una antigua trinchera
del 1500, y desde ese otro lado, con cuidado,
trajimos una mulita de madera. Ah, la mulita.
Este animal dócil, del orden de los xenarthra,
con su cuerpo todo cubierto por una armadura,
se afincó en la selva, igual que sus antepasados,
en busca de seguridad. Ah, Paraty. Los sabihondos,
con un tono doliente, me acababan de enseñar
que los indios de aquí, antaño un orden magnífico,
con su tupí-guaraní fluido, habían sido aniquilados.
A esta descendencia, muda e invisible,
como un pequeño callo en la garganta de la noche,
no estaban dispuestos a considerarla.

2005/8/18

Hu Xudong (Chongging, China, 1974-Pekín, 2021), traducido y publicado en su blog por Miguel Ángel Petrecca, el 12 de julio de 2017



犰狳 

猛地看见电脑上的日期,想起
一年前的今天,在南美的海滩巴拉奇。
那是一个被十七世纪的金子淘出来的小镇,
坐拥吞天海景和葡萄牙的凋敝。
入夜,我们携一身憨猛的云和岛屿
回到岸上,见街就逛,见古就唏嘘。
有花花红灯闪出一个诡秘的去处,往来者
皆是气质男和肉意阑珊的随便女。
我们骤然欢喜,误以为来到了
本地的风化区,进去之后才发现
此处乃是文艺天地,方圆百里的知识分子
携带成群的知识粉子,在此郑重地追忆
巴西东南沿海印第安人的血泪履历。
墙上是被装裱成艺术品的印第安人,
台前有被演说成学术绕口令的印第安人,
大厅里陌生的干柴和烈火以印第安人的名义
迅速地组合在一起。我们在那里
没有看见一个活着的印第安人,直到
走出门去,在几十米之外的街角
与几个卖手工艺品的印第安人在黑暗中相遇。
他们露宿在街头,出售做工笨拙的
木雕、草编和饰羽。他们不叫卖,
像茧皮一样硬生生地长在黑夜的喉咙里,就连
不得以说出的几个关于价格的葡萄牙语数词,
也像龟裂的茧皮一样,生疼、粗砺。
他们眼神里的警惕连成一道五百年前的防线,
从防线那一边,我们小心翼翼地买来
一只木雕的犰狳。嗯,犰狳。
性格温顺的贫齿目动物,浑身披甲,
像他们的祖先,在丛林里逐安全感而居。
嗯,巴拉奇。我刚刚被精英们沉痛地普及:
此地的印第安人原本盛大而有序,说灵巧的
图比-瓜拉尼语,后来被捕杀无遗。
精英们不愿提及那些黑夜的喉结上
一小片茧皮一样喑哑的,不可见的后裔。