Ella se sienta en el parque. Su ropa es anticuada.
Dos niños riñen y lloriquean, tiran de su falda.
Un tercero traza absurdos dibujos en el barro.
Ha pasado alguien a quien una vez amó – demasiado tarde
para fingir indiferencia ante aquel ademán casual.
"Qué alegría" et cetera. "La vida da grandes sorpresas."
De la bonita cabeza de él se eleva sin duda
un pequeño globo... "pero gracias a Dios...".
Permanecen un rato en la vacilante luz, repitiendo
los nombres y fechas de cumpleaños de los niños. "Qué ternura
produce oírlos hablar, verlos crecer y prosperar",
dice ella a la sonrisa de él, que ya se aleja. Después,
mientras alimenta al niño más pequeño, sentado a sus pies,
dirigiéndose al viento, dice: "Me han comido viva".
Gwen Harwood (Taringa, Australia, 1920 - Hobart, Australia, 1995), Selected Poems, Penguin, Hawthorn, 2001
Versión de J. G.
IN THE PARK
She sits in the park. Her clothes are out of date.
Two children whine and bicker, tug her skirt.
A third draws aimless patterns in the dirt.
Someone she loved once passed by – too late
to feign indifference to that casual nod.
“How nice” et cetera. “Time holds great surprises.”
From his neat head unquestionably rises
a small balloon…”but for the grace of God…”
They stand a while in flickering light, rehearsing
the children’s names and birthdays. “It’s so sweet
to hear their chatter, watch them grow and thrive, ”
she says to his departing smile. Then, nursing
the youngest child, sits staring at her feet.
To the wind she says, “They have eaten me alive.”
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