miraculum: prodigio, portento, maravilla; milagro
milagro: suceso que no se puede dejar de mirar, de ad-mirar
I
El verdadero prodigio ocurre a nado:
concurso de gotas que se precipitan,
agua de vida breve, fugaz semilla,
audaz espuma de río que se obstina,
rompe un dique
y encuentra el mar.
Un solitario delfín cumple su proeza:
es ya meteoro acuático,
remoto rayo presentido apenas
lejano latido, corazón lejano,
ritmo: música que ya palpita.
Nueve meses después se consuma el milagro:
lleno de vaho, diminuto y grisáceo,
el improbable delfín
por primera vez respira aire.
II
Adormilado entre sus nubes, el mediodía abre sus solares ojos
ante la maravilla, el salón se llena de silencio
(para admirar se precisa silencio):
rosácea, como día que empieza,
montando tu barca violeta,
sonriendo, como quien regresa,
dormida, raptada de tu cueva,
sirena
el salón se llena de tu canto,
se llenan de dioses los pasillos,
de luz se llenan las ventanas.
Algo de luz tendrá tu nombre,
de chispa, de faro, de linterna,
de luciérnaga, de llama.
Bombilla, vela, mediodía,
aurora, incendio.
Milagro. Súbita aparición de Dios:
gota diáfana.
José Saed Ayub (Ciudad de México, 1983), "Inéditos", Periódico de Poesía N° 98, Universidad Autónoma de México (UNAM), abril de 2017
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Foto: José Saed Ayub Facebook