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martes, marzo 14, 2023

Pedro Shimose / Dos poemas


La doliente quimera

Vuelvo el rostro y veo
                      la dimensión del odio.
No he venido a decirte
                      que todo es tarde para mí.
He vuelto a tu crueldad,
a sucumbir junto a la
piedra.

Veo mis ruinas en tus ojos
                          hermosos todavía.
Veo tus manos
             todavía perfectas
y emerjo
       de las brumas violentas
del pasado
          cada vez más
solo.

Vuelvo a contemplarme y todo es triste.
Todo:
     mi soledad:
                mi fuerza:
                         la montaña.
Te miro
en la mentira de mis sueños
          y te arrojo a mis
abismos.

Si me llego a encontrar con aquel
que huye de mí
volveré a tu ternura
          y empezaré a decir
lo que nunca
hubiera dicho.


Maquiavelo y las mujeres

          Si deseáis escribirme algo a propósito de las
          damas, no dejéis de hacerlo. En cuanto a los
          asuntos serios, hablad con aquellos a quienes les
          gustan o comprenden mejor que yo. Nunca me
          causaron más que contrariedades, en tanto que
          aquellas me hacer experimentar sólo dicha y placer.

          Maquiavelo: Carta a Francesco Vettori, 3-8-1514


Le gustaba la pachanga
como a cualquier hijo de vecino.

Los asuntos serios lo aburrían.

Las ñatitas, en cambio,
le dieron la felicidad que nunca
conocerán 
los poderosos.

Pedro Shimose (Riberalta, Bolivia, 1940), Antología de poesía hispanoamericana (1915-1980), Selecciones Austral Espasa-Calpe, Madrid, 1984


sábado, noviembre 05, 2022

Pedro Shimose / Barranca colorada




En la alta
ribera
un hombre espera
volver a Riberalta.
En su tierra colorada
todo es alborada.
No hace falta
la melancolía
de la tarde
en el barranco.
El cielo arde
y el amor fermenta
su melaza.
Junto a un banco
en la plaza
el totaí cuenta
lo que hicimos
y el bibosi lamenta
lo que no fuimos.
Érase que era...
En la alta
ribera
flamea la palmera.
En Riberalta
el tiempo se eterniza,
se resisten al olvido
la ceniza
y el beso estremecido.
Los ríos pasan
con sus prisas y sus muertos,
y los fuegos arrasan
jardines y huertos.
Sólo tú prevaleces,
ribera alta,
en forma de alegría.
A veces,
te llamas Riberalta:
otra, Poesía.

Pedro Shimose (Riberalta, Bolivia, 1940), Periódico de Poesía, Nueva Época número 10, Universidad Nacional Autónoma de México, verano de 1995


Foto: Babelio

martes, septiembre 09, 2008

Pedro Shimose / Los espejos llameantes

Toda grandeza tiende a soportar su horror,
su hirviente gusanera, el peso
de sus vicios,
oye su astucia y su perfidia
como golpes de martillo
sobre el fuego que se acaba.
La sangre
-de tanto amar el cielo-
negrea,
oscurecida de tanta soledad,
con la boca abierta en un grito
sofocado;
sus ojos vacíos miran mi nada
anochecida
en la tristeza de la tierra.
Yo sé
pero mi juventud no sabe.
Tienes que morir,
decrépito estertor,
charco de
llamas frías.

La carne ciega ve, por fin, su espanto.

Pedro Shimose (Riberalta, Bolivia, 1940), Antología de poesía hispanoamericana (1915-1980), Selecciones Austral Espasa-Calpe, Madrid, 1984

Foto s/d