Mostrando las entradas con la etiqueta Francisco López Merino. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Francisco López Merino. Mostrar todas las entradas

lunes, diciembre 16, 2019

Francisco López Merino / Mis primas, los domingos














Mis primas, los domingos, vienen a cortar rosas
y a pedirme algún libro de versos en francés.
Caminan sobre el césped del jardín, cortan flores,
y se van de la mano de Musset o Samain.

Aman las frases bellas y las mañanas claras.
Una estatua impasible las puede conmover.
Esperan la llegada de las tardes de otoño
porque, tras los cristales, todo de oro se ve.

Y vienen los domingos, a cortar rosas... Saben
que el eco de sus voces para mí grato es.
Entre las hojas quedan sus risas armoniosas;
ellas seguramente se ríen sin saber.

Mis primas, cuando llueve, no vienen. Dulcemente
aparto los capullos que el viento hará caer;
hago un ramo con ellos y pongo bajo el ramo
un volumen de versos de Musset o Samain...

[Las tardes, 1925]

Francisco López Merino (La Plata, Argentina, 1904-1928), Los mejores poemas de la poesía argentina, selección y notas de Juan Carlos Martini Real, Corregidor, Buenos Aires, 1974

Nota de Martini Real: Lirismo simbolista y a destiempo de sus compañeros agrupados en la revista Martín Fierro. López Merino -definió Ghiano- es un auténtico poeta de tono menor, con marcado aire provinciano, relacionable con aspectos de la lírica de Arrieta, de Banchs, e inclusive de Lugones.

Cultura La Plata - El Día - Poesía La Plata de José María Pallaoro - Poetas Siglo XXI - Escritas -
Hablar de Poesía

Foto: El Día

lunes, junio 10, 2013

Poemas elegidos, 17


Cecilia Romana
(Buenos Aires, 1975)

Estampa, de Francisco López Merino
Leí a López Merino por primera vez en la antología de poetas argentinos que Horacio Armani publicó en Aguilar en 1981. Después de leer estos versos del poeta nacido en 1904 y muerto de un pistoletazo en 1928, no pude dejar de buscarlo, de querer imitarlo como fuera.
Horacio Armani le regaló la antología a mi padre apenas salió. Yo tenía cinco años.
Una vez por mes acompañaba a mi padre al diario La Nación a entregar los comentarios de libros que luego salían en el Suplemento Cultural. Armani por ese entonces era el director del Suplemento. Cada vez que me veía entrar en el edificio de la calle Bouchard, aquel poeta delicado y bueno me regalaba el último ejemplar de La Nacioncita, que yo atesoraba con mi alma y defendía de la avidez de mis hermanos.
Vaya este breve poema de López Merino como recuerdo y agradecimiento a Horacio Armani, que más tarde fue mi amigo.


Estampa

Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué lago
invisible y lejano recogerá tu imagen?
Líquido estremecido por un perfil tan vago
se tornará sensible cuando los astros bajen.

Temo quebrar la magia de tus vírgenes sendas
con la torpe palabra que mi labio pronuncia.
Tendré que ser más leve para que me comprendas
o tú bajar al mundo como hoja que renuncia.

Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué brisa
se lleva tu silencio cargado de leyendas?
De paisajes soñados se nutre tu sonrisa.
Tendré que ser más leve para que me comprendas.

Francisco López Merino (La Plata, 1904-1928)