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miércoles, 23 de enero de 2013

Doctor Domaverso (o cómo ser invisible)

No es fácil ser invisible. Uno pone su nombre en Google y aparece así, sin más. De algún modo, aparece; o quizá no, hay quien no, pero si ese alguien está metido en asuntos de corte literario lo más normal es que sí. Lo más probable es que sí. Las letras llaman a las letras del mismo modo que el dinero llama (o llamaba) al dinero. Que si linkedin, que si twitter, que si Facebook, que si google +, que si tu propio blog, que si el blog de tu amigo que publica tus cosas, que si ese espacio grupal en el que colaboras asiduamente, que si ese otro en el que lo haces de modo esporádico, que si esas doscientas webs que has ayudado a poner en marcha, que si esa antología que recoge tu relato, que si ese desconocido que se ha hecho eco de tu poesía, que si por dios bendito mamá deja de hablarle de mí a tus amigas. Que si el mundo no gira si no es por ti. 

Llama la atención que en estos tiempo de hiper-vinculación e hiper-comunicación haya quien, queriendo ser público, no acabe de salir del anonimato. Esto es como lo de querer llegar a la terraza sin pasar por la cocina. No se puede. En el caso de una editorial esto se traduce en ser visible, ser accesible, ser fácilmente localizable, identificable, catalogable, pero sobre todo estar a un clic y ofrecer la posibilidad de que ni eso, esto es, llegar más allá, adelantarse a los deseos del lector, meterse a través de sus ojos en su cabeza. Es una desgracia como otra cualquiera que nos salten más a la cara quienes menos lo merecen.  

* * * * * * * * * 

Yo no sé cómo es que descubro la editorial llamada Doctor Domaverso. De verdad que no lo sé. Tengo el recuerdo vago de una amiga diciéndome que tenía por leer un libro llamado “El valle de los avasallados”, pero entonces yo no sabía que el libro era de ellos. Su error fue hablarme también de una supuesta relación de este libro con Leolo, la película, por lo que mi personal desinterés por lo segundo contagió al primero quedando todo en nada. 

Algún tiempo después, en septiembre de 2012, salió un artículo en Quimera llamado "La soledad del editor de fondo" en el que hablaban con Jaime Rodriguez Z tres jóvenes editoriales: Gallo Nero, Capitán Swing y el que nos ocupa, Doctor Domaverso. La entrevista empezaba con Francisco Navas (1962), editor de ésta última, hablando precisamente de "El valle de los avasallados". Copipasteo de la web de Gallo Nero (que cada uno asuma sus faltas): 

«JRZ: Empecemos por hablar de los proyectos editoriales, cómo funciona cada uno y si realmente trabajáis solos. 
Francisco Navas: En principio sí, de momento no se ha apuntado nadie, así que me toca a mí todo el peso. Mi día a día es revisar pruebas, ir dejando notitas por ciertos puntos dónde están tus libros, hablar con la prensa… 
JRZ: ¿Cómo se te ocurrió montar una editorial sin tener una infraestructura? 
FN: Pues la cosa empezó a funcionar muy bien, todo empieza a ir de maravilla. Contacté con los gerentes de los derechos de Ducharme para publicar El valle de los avasallados, que es el libro que me dió en el olfato: un libro que tú quieres leer en castellano y no está en castellano y dices, esto tiene que haber mucha gente que lo quiera leer y así ha sido, es el primer libro que saqué, en 2009, el que mejor ha funcionado y el que según los libreros tendría que ir por la séptima edición. 
Yo en principio no tenía ni distribuidor, empecé a contactar con las librerías y las librerías aceptaron, sobre todo La Central. Es por ellos que empezaron a venir más libreros. Todo fue ir haciendo amistades pero siempre vas con el contrato pisándote los pies ¿no? Al principio distribuía yo, pero ha medida que voy creciendo empiezo a necesitar uno. Hablo con amigos editores, gente que me anima, como Constantino Bértolo.» 

Seguramente todo empezó con esta entrevista. Inmediatamente después de leerla (un mes después de su publicación) me hice con el libro. Lo leí en pocos días, a mediados de octubre del año pasado. Lo disfruté como un enano. Tanto me gustó que hasta vi la película dichosa. Por razones que no vienen al caso nunca llegué a escribir reseña, un error que nunca he dejado de lamentar y que espero subsanar, al menos en parte, en el siguiente paréntesis.

Abro paréntesis.
Tómese este punto como la reseña y no se me pidan mayores esfuerzos. El Valle de los avasallados, es, resumiendo muy mucho, una novela deliciosa, absolutamente maravillosa, escrita con un lenguaje demasiado poético para lo que me suele gustar, tanto que me extraña no haber vomitado setenta veces siete antes de terminarlo. Sorprendentemente y contra todo pronóstico, me ha fascinado. Al fin un estilo al "servicio de". Un poco lo de poner los efectos especiales al servicio de la historia o la historia al servicio de los efectos especiales. Pues lo mismo pero por escrito.
Probablemente pecaré de injusto diga lo que diga de esta novela, sin querer dar a entender con ello que me parezca la octava maravilla. Es posible que con el tiempo haya idealizado la lectura (aunque yo sea más bien de todo lo contrario) pero creo sinceramente que es una estupenda historia que refleja muy acertadamente lo que debe ser sentir y el pensar de una niña un tanto hiperactiva (cuando empieza la novela la protagonista, si no recuerdo mal, tiene algo así como nueve años) en el entorno hostil de una familia bastante atípica. Es una novela en la que la fantasía y la realidad se entrecruzan al punto de hacerlas indistinguibles, algo que se va aclarando a medida que la protagonista se va haciendo mayor. Resumiendo, es una hermosa novela sobre una tempestuosa mujer que sólo quiere amar y ser amada.  
«Necesito que alguien me apacigüe, que alguien me meza, que alguien me mime. No estoy hecha para morir virgen y mártir. Soy una ménade en trance. Tengo una necesidad de cariño sobrehumana y monstruosa. Nunca más podré permitirme dar o recibir la más mínima caricia, sin ahogarla en cinismo. Reacciono ante una gota de miel con un mar de hiel.» 

Cierro paréntesis.

Pues bien, es durante la lectura de esta novela que me empiezo a interesar por la editorial y como hombre de mi tiempo dedico la pausa de un café a buscarla en red. Y la busco. Y la busco. Y la sigo buscando. Levanto piedras, mueblo armarios pero nada, no aparece. Al quinto café me pregunto si soy yo, que no miro bien, o es ella, que no se deja encontrar. 

Doy con un email, no sé cómo, y les (entonces yo no sabía que Doctor Domaverso estaba formada por un único ser humano) escribo preguntándoles si hay algún modo de acceder a algún catálogo en el que encontrar información ampliada de sus productos. Unos días después me responde Francisco Navas quien, además de hablarme de la inminente publicación de “La Oceanada” (1) -también de Ducharme- me dice lo siguiente: 

«[Para visualizar nuestro pequeño catálogo] Accede a esta página (www.udllibros.com) y en la barra de "Filtrar por editorial" pincha en la "D", luego en Doctor Domaverso, y en la siguiente página sobre cualquiera de las dos pestañas de "LISTAR" y te aparecerán nuestros seis títulos a cuyas fichas puedes acceder, así como a algunos artículos seleccionados.» 

Impresionante, sí. Al catálogo se llega, claro que se llega, (con su propio buscador, mucho antes) pero no son maneras, por Dios. Yo creo, vaya. Algo falla. Alguien falla. Francisco Navas, falla. Y él lo sabe. Aquí otro momento de la entrevista de Quimera: 

«Por el momento creo que mi fallo como editor es la prensa, tengo que trabajar todavía mucho más en prensa. Para mí es difícil porque tienen poco espacio, mucho trabajo y están siempre con los minutos contados, tú llegas como nuevo, con la voz apocada, no quieres molestar… Si te abren, entras, con unos tienes mucha suerte y con otros cuesta más.» 

Cierto, los de la prensa son todos unos impresentables (sí, todos) pero una cosa es que no te saque la prensa en la foto de navidad y otra que no haga uno por salir en ninguna parte, empezando por Facebook, por ejemplo, y siguiendo por una web o, en su defecto, por un blog, al más puro estilo Jekill and Jill o, como hacía hasta hace muy poco, Automática Editorial. Es un paso muy sencillo. Seguro que blogger o Wordpress incluyen tutoriales entre sus ayudas. Luego es pegar fotos, extractos… qué sé yo, lo que sea, algo a lo que aferrarse, algo que sirva para que un lector más o menos casual sepa cuándo y dónde  comprar qué

No quiero dar a entender que todo lo publicado por esta editorial sea bocata di cardinale, entre otras cosas porque sólo he leído un libro y medio, pero sí que por lo menos, la apuesta de Francisco Navas es mas interesante que muchas otras. Contradiciendo a Senabre, que recomendaba no hace mucho a Ferré que podase la frondosidad de su discurso para llegar a un público más amplio -o a Care Santos que hacía lo propio con Pablo Martínez Sánchez- Francisco Navas dice para El Cultural (18/5/2012) que él sigue apostando «por que la imaginación alcance en Literatura cotas tan altas como en las demás artes. Sin tal temeridad no existe avance y no nos gusta pensar que los autores y sus obras deban bajar el nivel al estándar de la industria del entretenimiento». 



Termino con un ejemplo. Durante la redacción de este post tropecé con un libro de este Doctor Domaverso llamado “Apocalix15lano” de un tal j. daimiel (así, en minúsculas) que, como poco, llama la atención por lo irrepetible (!), irreverente e irrefrenable de la propuesta (Fuente: promesa editorial) y que salió a la venta hace siete meses. Y, ojo, que tampoco es que me lo haya encontrado tirado en la calle: doy con él porque, en cierto modo, (me) lo he buscado. 

Da como pena, que pasen estas cosas; que frente a la omnipresencia de los libros de mierda de unos esté la secreta existencia de otros. A mí, por lo menos, es algo que me jode, aunque tampoco es que me quite el sueño. De momento me conformo con anotar en el whislist de Amazon el libro de daimiel -que espero leer algún día- y me doy el gusto de publicar este post tan de pegar un grito.



(1) “La oceanada” lo empecé y lo dejé (y lo devolví a la biblioteca), no porque me pareciese malo sino porque era un poco más de lo mismo pero en pañales. Me explico: “La Oceanada”, aunque se publicó después de “El valle…”, está escrito antes y eso se nota y se nota porque la protagonista parece la misma pero en contenido y a los personajes que la rodean les falta interés, les falta vida, les falta un poco de personalidad. Volveré a alquilarlo y volveré a intentarlo pero antes he de quitarme de la cabeza la pasión incontenible de la niña de “El valle de los avasallados”, que es un poco la niña de mis ojos y frente la que no hay comparación posible.