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domingo, 20 de octubre de 2013

Nota de urgencia sobre “Zurita”

He aquí lo que Raúl Zurita dijo en una ocasión acerca de la poesía: «Me da lata. Una profunda lata. La encuentro tan alejada de la experiencia. Si llegara un marciano, y la única información con que contara sobre el siglo XX fueran los libros de poesía, es probable que ese marciano llegara a la conclusión de que aquí no ha pasado absolutamente nada. Los datos básicos son dos: primero, tu existencia, que estás vivo, y segundo, que estás vivo en un mundo. Pero gran parte de lo que entendemos por poesía refleja lo que llamamos experiencia interior, donde están solamente los ecos, pero no el sonido».

Lo del marciano me ha gustado especialmente porque me da la razón en muchas cosas. Ya sólo por esto Zurita me cae lo bastante simpático como para echarle un vistazo a su libro y animarme a escribir esta nota de urgencia (que es casi lo mismo que una aproximación pero salpicada de buenas intenciones).

Supongo que mi desprecio hacia la poesía (un desprecio que ansío total e irreversible) tiene mucho que ver lo poco que me interesa el mundo interior de los llamados poetas o el mundo interior de todo aquello que le parezca interesante a los llamados poetas o cualquier otra interioridad. No me interesan sus excesos de poesía ni de metáforas; no me interesa lo que tienen que decir aquellos que sólo escriben para sí mismos o para los que son como ellos. No me interesa el mundo ficticio y falsificado de los poetas. Seguro que hay muchas otras razones (la forma de peinarse, la mirada perdida…), pero esto es una nota de urgencia, no la consulta de un psiquiatra. Es por ello, por este confesable desprecio del que tan orgulloso me siento y que deseo perpetuar en el tiempo, que no podré nunca jamás en la vida reseñar nada que tenga que ver con la poesía sin meter la pata hasta el fondo. Un poco lo de todos los días pero en verso.

Lo que no es imposible es una nota de urgencia, que en este caso concreto es una excusa para decir estoy leyendo esto y no lo voy a reseñar así me muera. Pero estoy leyendo esto


ESTOY LEYENDO ESTO

Total, que estoy leyendo ZURITA, que es un libro que tiene una portada cojonuda de puro sencilla. ZURITA (cuando lo escriba en mayúscula estaré refiriéndome al libro) es un poemario de casi 800 páginas. La poesía gusta de espacios en blanco y esto ayuda avanzar en la lectura porque de otro modo lo iba a leer su padre. Con todo, Zurita —supongo que un poco por joder y otro poco por llamar la atención— parece no gustar mucho de la imagen clásica de un poema, lo suyo es más de pequeñas parrafadas, unas veces más prosadas que otras, a veces demasiado mucho, y otra veces demasiado poco. Tampoco es que esto sea muy original pero a los que no acostumbramos nos ayuda a llevar mejor el peso de la lírica.

Fuera de contexto ZURITA puede ser un auténtico coñazo. Lo digo por experiencia. Fuera de contexto, el siguiente poema (lo primero que leí, antes de meterle mano al libro), no pasa de artefacto de cierta belleza. Contextualizado (el título da una pista) la cosa cambia. Y cambia mucho. La cosa, por lo menos, llama la atención.


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ZURITA está divido en tres partes (atardecer, noche y el amanecer). La “historia” comienza el día 10 septiembre de 1973 en Chile, unas horas antes del golpe de estado. El libro es autobiográfico y el narrador el propio Zurita (por más que aquello sea un continuo fluir de voces) y los hechos narrados tienen muy poco que ver con el valor o con lo que le pasa por la cabeza cuando una mariposa aletea en su estómago. Nada que ver con la belleza, desde luego (no al menos más allá de sus formas) y sí mucho con el horror. A ver, tampoco es como una novela aunque algunos afirman que acaba siendo tal. Aquí cabe todo. Adiós narración lineal, eso para empezar. ZURITA es algo así como un estado que nace de un recuerdo. Cosas de poetas, qué sé yo.

Poco más puedo decir puesto que apenas he leído trescientas páginas (que ya no está mal) de poemitas en los que apenas he destacado fragmentos. A medida que voy a avanzando se va confirmando la sensación de que la historia que se cuenta tiene más sentido a vista de pájaro. Con todo, tiene su mérito: inri es de los pocos poemas que me han llamado la atención (y ya) lo bastante como para darle una oportunidad al resto del libro. Un libro de 800 páginas, les recuerdo.

Pero.

Pero es poesía, y aquí odiamos la poesía y a los poetas y no queremos tener nada que ver con ellos, mucho menos lamentar sus infortunios o reírles las gracias. Por eso no puedo recomendar ZURITA. Por eso no voy a recomendarlo. Lo que sí voy a hacer es leerlo y seguramente, acabarlo, signifique esto lo que signifique.