Había puesto yo muchas esperanzas en este mes. Demasiadas. Al final ha resultado ser flojete. No tanto por la calidad de las lecturas (de esto no me quejo) como por la cantidad. Pero el tiempo es el que es.
Empezó con dibujitos, concretamente con la magnífica y estupendísima "Asterios Polyp" de David Mazzuccheli (sin sentido). Anótenla como primera recomendación. Asterios Polyp es un comic de unas 300 páginas que se lee en dos sentadas. No podrán evitarlo. No me ocurre todos los días que no soy capaz de soltar un libro. La cosa va de dualidad (no me obliguen a escribir ahora la reseña): un engreído y narcisista arquitecto de unos cincuenta años que ejerce la enseñanza y que no ha visto materializarse ni una sola de sus creaciones toca fondo. Su vida ya era un desastre cuando se le quema la casa por lo que se larga, sin decir nada a nadie (¿a quién se lo iba a decir?), a un pueblucho de mierda donde comienza a rehacer su vida y desde donde asistimos a la reconstrucción de su pasado a golpe de recuerdo. Incluye una tierna historia de amor de las que no hacen vomitar. Anoche empecé su relectura. Ya les contaré con más detalle.
Lo siguiente fue la para muchos esperadísima nueva novela de Eduardo Lago, "Siempre supe que volvería a verte, Aurora Lee" (Malpaso). De esta ya escribí reseña. La pueden consultar, está por ahí. (clic). Inmediatamente después empecé y terminé "Las enseñanzas de Don B." de Donald Barthelme (Automática) es… bueno, es Barthelme. ¿Qué puedo decir? Humor y tal. Hay un mínimo de calidad garantizado. Tengo la reseña pendiente de escribir pero antes quiero volver a echarle un ojo al libro. En diciembre les cuento.
"El ruletista" de Mircea Cartarescu (Impedimenta). Recomendadísimo y efectivamente muy interesante relato corto de uno de esos eternos candidatos al premio Nobel, en este caso rumano. No les haré perder el tiempo ahora porque de este sí hay una reseña escrita que, si nada lo remedia, será la siguiente que salga.
Después fue el turno de "La casa de hojas" de Mark Z. Danielewski (Pálido Fuego y Alpha Decay). Miento, en realidad empecé “Jota Erre” de William Gaddis (Sexto Piso), pero lo interrumpí en la página doscientos y pico, primero por cuestiones prácticas (tomazo) y segundo por puro enganche a la de Danielewski. Con “Jota Erre” estoy ahora mismo y de “La casa de hojas” me niego a decir ni una sola palabra más. Ya tienen, si quieren, una aproximación aquí (clic) y una reseña aquí (clic-clic).
Para descansar la vista, volví a los dibujitos. Después del buen sabor de boca que me había dejado el mes pasado la inquietante “No cambies nunca” de David Sánchez me atreví con la que es, era, creo, su primera obra, “Tú me has matado” (Astiberri). Bueno, tengo que decir que me gustó bastante menos. Visualmente es clavadita, pero argumentalmente no tiene la fuerza de la otra, seguramente porque se entiende mejor, que es una cosa que a veces desmerece el resultado.
A continuación "Historias de barrio" de Gabi Beltrán con dibujos de Bartolomé Seguí (Astiberri), que me fue recomendado un poco por casualidad y otro poco no, es una recopilación de “anécdotas” de Gaby Beltrán de jovencísimo. Es el dibujo de un lugar (un barrio) muy concreto y de una época también muy concreta que a la vez es todos los lugares y todas las épocas. Normalita, tirando a interesante. Ideal para nostálgicos.
"El consejero" de Cormac McCarthy (Mondadori), es el guión (no una novela) de la película de Ridley Scott de reciente estreno. Es infumable. La película no lo sé, pero el libro, seguro. Mala no, lo siguiente. Una chorrada como un piano. No me voy a extender. En unos días saldrá la reseña.
Y ahora, diciembre.
Avance de DICIEMBRE
Acabaré enseguida. El mes se presenta tranquilo. Dudo mucho que la media de lectura de diciembre llegue a las mil páginas, por lo tanto, cualquier previsión que haga deberá ser interpretada como una fantasía.
El plan es terminar (jajaja) “Jota Erre” de William Gaddis pero, tal como comentaba antes, no es un libro especialmente cómodo y yo soy mucho de leer en cualquier parte. Por lo tanto, para esos momentos de caña y terracita me llevaré “La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytoon, “Las bellas extranjeras” de Mircea Cartarescu y el que empecé ayer: “Pobres magnates” de Thomas Frank.
Tengo también empezado “Memorias del subsuelo” de Dostoievski, la reedición de Sexto Piso con ilustraciones de Jorge González, pero acompaño su lectura con la parte en que se hace referencia a esta novela en el tercer tomo de la biografía de Joseph Frank y claro, esto va a llevar su tiempo porque una cosa me está llevando a la otra y no sé dónde voy a acabar.
En el apartado dibujitos, tengo por casa “Ice Haven” de Daniel Clowes, para los momentos tontos. Por otro lado, mi hija me ha pedido por favor por favor por favor que le cuente Moby Dick. Que me lea el libro, de una vez, por favor, papi, y se lo resuma. No sé qué perra le ha entrado con Moby Dick ahora pero el caso es que, para evitar su lectura (este mes, quiero decir), he pensado echar mano de la versión gráfica que publicó Sexto Piso no sé cuándo y que hoy, sin falta, sacaré de la biblioteca (se trata de “Moby Dick” de Jean Rouaud y Denis Deprez).