Bueno, en frasco chico viene el veneno
Te lo traen el Wosito y Trueno
Y ahora quieren tirar, no nos pueden parar
No me caigo, no tengo jefe ni horario
No acepto ofertas de ningún mercenario
Yo me forjé en la jornada de barrio
Llegaban los guachos, ropa sucia, olor a escabio
Soy de barrio, yo soy mi jefe, mi horario
Siempre ando con mis ñeri, con mis warrior
Vos tenés calle, yo tengo escenario
Llegamos con los guachos, ropa sucia, olor a escabio
Esos que nunca nos tendieron una mano
Nos tiran sobras y piden que agradezcamos, vamos
¿Por qué se hacen los honestos
si la torta que tienen la hacen a costa del resto?
Te exigen paz, mientras vienen a pisarte
y la gorra corrupta nunca duda en dispararte
Hay autores de la calle que llegan a todas partes
convertimos la esquina en una galería de arte.
Dímelo, dímelo Wos,
por el lado que lo mires vos, somos los primeros dos
Somos la cara del pueblo haciendo que corra la voz
Eh, y mejor avísenle a Inglaterra que vamos con micrófono por la segunda guerra
Llegamos con los wachos con la ropa hecha mierda
Pero cuando escribimos los políticos tiemblan
Si Diego pone el centro, Batistuta mete el gol
Te guste o no te guste somo el nuevo rock and roll.
Como una continuación de la nota "Hay que salir de la burbuja sensible: la música popular argentina no es el tango ni el rock, es la cumbia".
Dice Nahuel Salguero: "¿Tiene futuro eso que llamamos rock (punk, hardcore, metal, grunge, progresivo, etc) en este siglo XXI? Tanto en actitud frente a la vida como en estética, ¿tiene algo nuevo que aportar al mundo? ¿Es realmente bueno que vivamos en un mundo tan líquido donde las identidades se diluyen en una confluencia amorfa? El trap y el hip hop en su versión comercial ¿se comerán todo? ¿Qué onda la generación de los treinticuarenta (mi generación) en su vinculo con los adolescentes? ¿Será que construimos nuestro arte pensando solo en nosotros (creyéndonos Prometeos que traían luz al nuevo siglo), en nuestra propia generación y nos desvinculamos de lo que vendría después y ahora no tenemos nada que brindar? ¿o solo nos queda hacer trap porque garpa o tocar para los mismos amigos de toda la vida, decadentes y cada vez mas conformistas y obsoletos como nosotros? ¿Qué onda en las demás expresiones artísticas? ¿Pasará algo parecido? ¿Tengo que rodearme de adolescentes a mis 33 años para crear algo que no sea solo del gusto de minorías cultas que me validen desde sus pedestales?
Yo: "La juventud como sujeto con sensibilidad propia es un invento de la posguerra, lo que se llamó el baby boom, unas pocas décadas de aparente prosperidad anteriores a la restauración neoconservadora de los 80. No es casual que todos los héroes del arte juvenil, como los Beatles, Dylan, Hendrix, los Stones en el rock, Spinetta, Manal, Nebbia, Moris, o los nuevos cines, Godard, Truffaut, Fassbinder, Herzog, Glauber Rocha, Favio, casi todos ellos nacen alrededor del 45, todos eran jóvenes en los 60 o 70. Es un momento único de explosión de creatividad: si rompiste el cascarón por ese entonces podrías llegar a creer que esa ebullición es algo perpetuo o el estado natural de la historia humana. Supongo que si hubieras nacido en Atenas en el siglo V antes de Cristo podrías pensar que la humanidad va a a tener un Sócrates cada treinta años y si vivís hasta viejo te vas a dar cuenta que no hubo más que un Sócrates. Los Beatles a partir de Rubber Soul o Godard con Vivre sa vie, o Spinetta con "A estos hombres tristes" eran rupturas drásticas con lo que se hacía 5 años antes, lo que se había vuelto rápidamente obsoleto y pasaba a formar parte de una prehistoria. Los Beatles sacaban uno o dos discos por año. Fassbinder filmaba entre 3 y 5 películas. La publicidad empezó a dirigirse a "los jóvenes" para venderles jeans, bebidas y también música. Mayo Francés en el 68 y en Argentina la militancia se vuelve por primera vez un fenómeno joven y masivo. Paul preguntaba "Will you still need me, will you still feed me when I'm sixty-four?". Hoy tiene 78 y sigue concitando la atención del mundo. Pero a fines de los 60 tener 20 años era un atributo, mejor que tener 30. Tener 40 ya era una vergüenza. El lema de esos años: "Vivir rápido, morir joven y dejar un cadáver hermoso". La muerte de Janis o de Hendrix no se vivieron tanto como acontecimientos luctuosos -como sí pasó en los 90 con Cobain o en el siglo xxi con Amy Winehouse, sino como el toque fúnebre que otorga intensidad a un movimiento artístico, un modelo de existencia.
Unos pocos años más tarde, Neil Young canta, pasados sus 30, "Its better blow out than fade away" y habla de la muerte reciente de un Elvis prematuramente viejo y de la irrupción del punk en la misma estrofa. Lennon protesta: "Si Neil Young piensa eso de verdad, que se mate, yo quiero morir peleando como un viejo soldado". Los punks del 76 en adelante despreciaban a los rockeros de 30 como viejos patéticos. A mediados de los 70, poco antes de ser asesinado, Pasolini había advertido a los jóvenes pelilargos como cultores de una falsa desbediencia que -se la vio venir- era la nueva obediencia promovida por el tardocapitalismo.
Ya a principios de los 90 un cuarentón genial como Tom Waits cantaba "I don't wanna grow up". Y lLos Ramones hicieron un cover del tema en su ocaso: tipos grandes que no pueden dejar de ser adolescentes. El tema de la juventud empieza a ser para el rock un trauma desfasado. Se había automatizado ir contra la generación anterior. "Mi generación hoy se caga en tu opinión" a comienzos de los 90 en la voz de Dárgelos ya no dice lo mismo que cuando los Who cantaban "Why don't you all f-fade away7 talkin' 'bout my generation". Nadie se baña dos veces en el mismo río y Duchamp no mea dos veces en el mismo mingitorio. Una cosa eran los jóvenes que escuchaban Pescado Rabioso enfrentados a los padres que escuchaban a los Chalchaleros o Julio Sosa y otra es declarar caducos a los Beatles: después de ellos, por más esfuerzos de ingenio que se hicieran no se movió el paradigma. Lennon se había dado cuenta rápido. "Dream is over" dijo en el 70, él tenía solo 25. El equívoco de la juventud eterna quedó a cargo de los Stones, cada vez más arrugados. Sus últimas canciones recordables son de fines de los 70. El elogio que empezaron a buscar ya no era hacer todo el tiempo algo nuevo sino seguir haciendo siempre lo mismo. Se empezaron a celebrar las corridas de Jagger por el escenario con 40, 50, 60, 70, años.
Todo esto ya se vuelve insostenible con la reacción neoconservadora de los 80, con Reagan, Thatcher. La banda de sonido es el pop de Madonna y Michael Jackson, una juventud abiertamente conformista y consumista, algo que ya no se movió de ahí. Madonna y Jackson declinan on stage y son remplazados por otros que duran menos que ellos. En los 90, el grunge de Nirvana y esa especie de rock prog electrónico de Radiohead eran versiones aggiornadas de lo ya explorado: sus referencias son Neil Young, el punk, los mismos Beatles. Puesto que romper se vuelve imposible, se procura recuperar aquella intensidad o un destello de eso al menos. El suicidio de Cobain es la última impugnación al statu quo, a un precio impagable, definitivamente desplazado por el joven que pide ser parte del jet set. Nirvana, hace ya... ¡30 años! es el último gesto del inconformismo, potente y suicida.
La juventud deja de tener sentido contracultural y se vuelve primero un modelo publicitario y finalmente entrepreneur. Hoy los influencers de la alt right son jóvenes, políticamente "incorrectos" y los rockeros son viejos. La versión monstruosa del tardocapitalismo altera el signo de la singularidad cultural de los 60 y la sustituye por un gesto macabro. Hoy ya los jóvenes no cantan la posta. No hay razón para esperarlo. Esto para los que aún quieren encarnar los valores del viejo rock es traumático. Imposible autopercibirse como "música joven".
Otras cosas pasaron: en USA la cultura negra callejera surge en los 70 ajena al rock, no como invento de las productoras. Son verdaderos artistas de la calle, tan pobres que no podían tener sus instrumentos y se ponían a rapear en la esquina. La cultura hip hop creció en masividad y creatividad pero su origen callejero no evitaría que la industria se la engullera.
En Argentina algo equivalente a ese plebeyismo es la cumbia que se afinca como música del conurbano y de los barrios pobres a partir del 55, inevitable pensarla como relevo cultural del peronismo. Llega al puerto antes que el rock y por lo visto echa raíces sin recibir su bautismo académico. No necesita de sobrevida asistida para seguir sonando en las barriadas. Pero en el siglo xxi también llega, como eco del rap, el freestyle, la lengua poética de los muy jóvenes. Con una jerga propia y una actitud para la que los ademanes del rock ya no significan mucho. ¿Son mejores o peores que los jóvenes de ayer? Esa pregunta es tonta. Un jazzero no se hace problemas por tener 50 o porque no convocan a los de 20. El rock tuvo un ciclo muy largo, es probable que ya no tenga nada nuevo que ofrecer. Podría dejar de pensarse como música joven porque no lo es bajo ningún parámetro. 65 años es la edad del rock. ¿Por qué no asumirse como una música de señores maduros y viejos ya? ¿Por qué esperan que lleguen los de 20, si andan en otra?
Cuando el año pasado Trueno, un rapero del barrio de la Boca se junta con Wos, un pibe de familia de artistas, tienen el tupé de cerrar una estrofa con "Te guste o no te guste somo' el nuevo rock and roll". Los viejos rockeros se sienten escandalizados, ¿cómo no?