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sábado, 30 de diciembre de 2023
jueves, 1 de noviembre de 2018
Amor al otro
El nuevo ciclo de cine La otra empieza el sábado a las 19:30 en IWO (Ayacucho 483)
"El problema aquí es el inmigrante,
que es probablemente la figura por excelencia de la disfuncionalidad del sistema capitalista"
por oac
El título finlandés de El otro lado de la esperanza, Toivon Tuolla Puolen, algo así como "Espero más allá de esto", es sugestivo: no termina de decir todo lo que dice o puede decir distintas cosas según el oído del que escucha. No creo que el finlandés Aki Kaurismaki, uno de los grandes cineastas contemporáneos, lo haya elegido al descuido. El tránsito de un inmigrante llegado de Alepo, Siria, que huye de una catástrofe estruendosa para ser recibido en Helsinki, en medio de otras catástrofes soterradas, es mirado con emoción austera y un poco anticuada, no exenta de gracia anacrónica ni tampoco de rabia actual. El problema al que responde Kaurismaki al filmar esta película es cómo un europeo que se resiste a la degradación generalizada de su propio mundo puede devolver una mirada amorosa y esperar sin renunciar a la conciencia de la opresión. Lo primero que él parece tener en cuenta es que en la peripecia del inmigrante se juega algo del prójimo, es decir: algo del que va a ver su película y también íntimamente suyo. Uno es otro. Hay un lazo que reúne ambos lados de los mundos delimitados por la fina línea de la pantalla, el de los personajes y el del que mira: adivinen cuál es.
El título finlandés de El otro lado de la esperanza, Toivon Tuolla Puolen, algo así como "Espero más allá de esto", es sugestivo: no termina de decir todo lo que dice o puede decir distintas cosas según el oído del que escucha. No creo que el finlandés Aki Kaurismaki, uno de los grandes cineastas contemporáneos, lo haya elegido al descuido. El tránsito de un inmigrante llegado de Alepo, Siria, que huye de una catástrofe estruendosa para ser recibido en Helsinki, en medio de otras catástrofes soterradas, es mirado con emoción austera y un poco anticuada, no exenta de gracia anacrónica ni tampoco de rabia actual. El problema al que responde Kaurismaki al filmar esta película es cómo un europeo que se resiste a la degradación generalizada de su propio mundo puede devolver una mirada amorosa y esperar sin renunciar a la conciencia de la opresión. Lo primero que él parece tener en cuenta es que en la peripecia del inmigrante se juega algo del prójimo, es decir: algo del que va a ver su película y también íntimamente suyo. Uno es otro. Hay un lazo que reúne ambos lados de los mundos delimitados por la fina línea de la pantalla, el de los personajes y el del que mira: adivinen cuál es.
6 películas de ¿amor?
Película de ¿amor? número 1: El otro lado de la esperanza (Finlandia, 2017)
Sábado 3 de noviembre de 2018. Fundación IWO.
Ayacucho 483. 19:30 hs. Proyección y análisis.
Cuando se me ocurrió poner El otro lado de la esperanza, la obra más reciente de Kaurismaki, como apertura de este breve ciclo de 6 películas de ¿amor? que va a desarrollarse los sábados de noviembre y parte de diciembre en la ciudad de Buenos Aires, no sospeché que la figura del inmigrante iba a ubicarse por estos mismos días en el tope de la agenda política argentina y sudamericana. No es precisamente para alegrarse esta coincidencia: estamos sumidos en uno de los momentos más desesperantes de nuestra historia. La decisión de buscar diversas formas de figuración del significante "amor" en el cine contemporáneo tiene para mí una clara intencionalidad política. Puede que no haya tema más político que el amor y sus modos de visibilización -o de invisibilización- en estos días. Hay por cierto enfoques más materialistas que este que aquí propongo. Sin embargo, no creo que el más riguroso materialismo logre trazar una línea de legibilidad de las diferencias irreconciliables con que el mundo actual nos desafía.
El amor y la forma en que se visibiliza. Este es un problema estético, un eje secreto de la historia del cine. También es ético, porque la visibilización del amor como lazo social problemático exige decisiones de puesta en escena, de tonalidad, de distancia y acercamiento que muestran que las formas cinematográficas son siempre las de una mirada concernida por aquello que ve, o por la línea que une lo que ve y lo que no. No es que el amor preexista para una mirada distraída, es que aparece para el que quiere mirar.
Saber mirar en la época de la imagen del mundo es un reto político. Lo habitual es que somos ciegos al imperio de las pantallas que nos nublan la mirada. El cine, ese invento del siglo xix, ha llegado hasta hoy para cobijar una posibilidad de disidencia respecto de la imposición de las imágenes.
Precisamente en nuestra ciudad de la furia estamos atravesando ahora una batalla en torno a la figura de los inmigrantes. El sistema neoliberal sabe transformar su abyección humana en impactos visuales rotulados que se distribuyen en cuestión de segundos, ya interpretados, pegan en nuestras retinas y oscurecen las conciencias. Este sistema de captura de las miradas está diseñado para volvernos primero ciegos y luego infames.
Aki Kaurismaki es un cineasta amoroso, es decir: viene de la escuela de Bresson. Esto no tiene nada que ver con la cinefilia. Implica, sí, un tratamiento amoroso de los materiales del cine y un cuidado de las formas. Un corte justo o una distancia pudorosa pueden ser respuestas sublimes a la infamia que invade nuestras prácticas cotidianas. Encuadrar de un modo que las pantallas proliferantes desconocen, detenerse en gestos casi imperceptibles, depurar el cuadro, serenar el ritmo, hacer silencio, mostrar la violencia de una manera que no busca violentarnos, tener la rabia cerca y nunca ceder al desprecio. Es difícil. Kaurismaki lo hace.
domingo, 18 de agosto de 2013
Los Renegados
Los Renegados es una banda de pop-rock de la década de 1960, de Birmingham, Inglaterra. Nunca tuvieron éxito en su tierra, pero sí en Finlandia e Italia.
Su primer single, "Cadillac", fue lanzado en Finlandia en enero de 1964 por Scandia. La propia banda se acreditó la canción, pero en realidad era un remake de "Brand New Cadillac" de Vince Taylor y sus Playboys. La banda se presentó en Finlandia por primera vez en octubre de 1964. Tenían la intención de hacer un a gira de tres semanas, pero debido al éxito se quedaron siete semanas. Editaron un cuatro álbumes en Finlandia, el último en 1966. En 1967 la banda se fue a Italia . El grupo se disolvió a final de 1960 y tuvieron sus "regresos" en 1972 y en 2000.
Aki Kaurismaki recupera sus canciones en varias escenas de sus películas.
Su primer single, "Cadillac", fue lanzado en Finlandia en enero de 1964 por Scandia. La propia banda se acreditó la canción, pero en realidad era un remake de "Brand New Cadillac" de Vince Taylor y sus Playboys. La banda se presentó en Finlandia por primera vez en octubre de 1964. Tenían la intención de hacer un a gira de tres semanas, pero debido al éxito se quedaron siete semanas. Editaron un cuatro álbumes en Finlandia, el último en 1966. En 1967 la banda se fue a Italia . El grupo se disolvió a final de 1960 y tuvieron sus "regresos" en 1972 y en 2000.
Aki Kaurismaki recupera sus canciones en varias escenas de sus películas.
Bueno, mi chica se fue en un flamante Cadillac
mi chica se fue en un flamante Cadillac
ella no va a volver nunca más.
Nena, nena, nena, por favor,
¿no ves que estoy de rodillas?
tu corazón es tan frío que se va a congelar.
Dale, dejame oirte decir...
Bueno, mi chica se fue en un flamante Cadillac
mi chica se fue en un flamante Cadillac
ella no va a volver nunca más.
Dejame cantarte, hacel fácil, dale.
jueves, 15 de agosto de 2013
La chica de la fábrica de fósforos
Aki Kaurismaki en el ciclo de cine en Bar La Tribu
Este sábado 20:00 hs. en Lambaré 873
Este sábado 20:00 hs. en Lambaré 873
Este sábado proyectamos en el Bar La Tribu (Lambaré 873, 20:00 horas) La chica de la fábrica de fósforos, una película que el finlandés Aki Kaurismaki hizo en 1990 y que forma parte de la llamada "Trilogía Proletaria". A continuación reporduzco un fragmento de una nota de la excelente publicación online Senses of Cinema que profundiza sobre los aspectos más notorios de este gran cineasta, uno de los mejores del cine contemporáneo. Siempre me llamó la atención la fórmula distintiva de su cine, un mix muy preciso entre la amargura política-social (que refleja la vida de la clase obrera como muy pocos lo hacen hoy), una sorprendente comicidad que fluye sordamente por debajo de contenidos evidentemente dramáticos y una depuración extrema de sus recursos expresivos. El nombre que surge inmediatamente para ubicar al precursor de Kaurismaki es Bresson (en quien yo siempre he encontrado una comicidad generalmente inadvertida por las crítica canónica). También me parece que Tsai Ming-liang, con todas las diferencias que se quieran señalar, maneja un contrapunto parecido entre lo terriblemente dramático y lo secretamente cómico (aunque en algunas películas del taiwanés el elemento cómico se hace más visible que en Kaurismaki y mucho más que en Bresson, por supuesto): Acá va el fragmento de la nota de Lana Wilson en Senses on Cinema (que se puede leer completa en este link).
Aki Kaurismäki
Dos finlandeses se encuentran en un bar. Después de horas de silencio, un hombre levanta su copa al otro y dice: "sheers". El otro hombre se echa para atrás "no vine acá a conversar."
El mundo de Aki Kaurismäki, sin duda, le debe mucho al semblante inexpresivo de su patria, como se demuestra en este chiste finlandés tradicional. Pero también es fácilmente identificable en cada plano de cualquiera de sus películas. La rara mezcla que forja entre el realismo social, la estilización visual, y la comedia humanista seca y a la vez cálida es algo a lo que los actores de Kaurismäki llaman "Akiland", y que los críticos estadounidenses delicadamente describen como "un gusto adquirido".
Kaurismäki es, de hecho y casi sin ayuda, responsable del rejuvenecimiento del decadente cine finlandés en la década de 1980, con una serie de comedias muy originales hechas junto a su hermano Mika. Durante los últimos veinte años, Kaurismäki se ha convertido en uno de los auteurs preeminentes de cine internacional de arte, fusionando minimalismo y melodrama para mostrar conmovedoramente las dificultades de la clase obrera de Finlandia. Sus películas, sin embargo, nunca son didácticas. En cambio, bromea contra el extremismo de las situaciones económicas que muestran, y apunta su humor negro contra la crueldad de las políticas de desempleo y la burocracia bancaria . Aun cuando la crítica social siempre está presente, se expresa con humor para suavizar el golpe. Las elegancia visual y la exquisitez colorista envuelven la cruda realidad que enfrentan los personajes de Kaurismäki en una belleza visual de ensueño (que debe mucho al director de fotografía de Kaurismäki, Timo Salminen), lo que aumenta la sensación de extrañeza de un mundo tan único como su obra. La influencia de Kaurismäki en otros cineastas es muy evidente en la obra de varios de sus contemporáneos - en particular los que se inclinan hacia una estilística inexpresiva, como Jim Jarmusch, Tsai Ming-Liang y Corneliu Porumboiu - y en la última década, la mayoría de películas de otros directores finlandeses caerá inevitablemente bajo la sombra de Kaurismäki.
En muchos sentidos, Finlandia es un país que no acaba de encajar. Está situado entre Oriente y Occidente, tanto geográfica como culturalmente, pero sigue siendo algo aparte de los ambos mundos. El idioma finlandés, por ejemplo, no se parece a ninguno de los idiomas germánicos escandinavos, pero tampoco en nada al ruso. Su más cercana (pero no mucho) relación es el húngaro. El gobierno del país oscila en un lugar incierto entre el capitalismo y el socialismo. Aunque el 20 % de los finlandeses son propensos a votar a los comunistas en las elecciones, la economía del país se está moviendo rápidamente hacia un mayor capitalismo, que ha causado innumerables problemas económicos y sociales que constituyen la base para el historias de clase trabajadora que cuentan las películas de Kaurismäki.
La mayoría de la gente sabe poco acerca de Finlandia, pero parece que hay algo de verdad en algunos de los estereotipos. Por ejemplo, muchos finlandeses beben mucho. El historiador del cine de Finlandia Peter Cowie escribe que el alcohol es una necesidad para muchos ciudadanos, ya que es "un escudo contra los rigores del clima, la soledad y la presión de la vida moderna". Un periodista escribió: "Kaurismäki bebió whisky, vino blanco y un Bloody Mary en los 40 minutos que pasé con él". De vez en cuando disfruta inquietando a su interlocutor al medir el tiempo en términos del alcohol consumido (por ejemplo, "cuando yo era joven: hace 10.000 pintas"). Al mismo tiempo, como señala Cowie, "en Finlandia un tipo borracho puede parecer sombrío, mientras su homólogo mediterráneo canta con alegría".
¿Son depresivos los finlandeses? Viven en un país enorme, con una pequeña población, escasamente distribuida a través de una enorme extensión de tierra, e incluso en zonas urbanas como Helsinki los centros de las ciudades están vacías después de que la oscuridad ha caído, lo que en invierno sucede a partir de las 15:00. La tasa de suicidio en Finlandia es casi el doble que en los Estados Unidos. Más del 20 % de la población del país vive en condiciones de hacinamiento. Estos hechos se traducen en estadísticas nefastas para la industria del cine - un país de 5,2 millones de habitantes sólo tiene 338 salas de cine, y la persona promedio va al cine una o tal vez dos veces al año. En la década de 1980, la industria del cine finlandés era prácticamente inexistente - pero entonces llegó Mika Kaurismäki y su pequeño hermano, Aki.
La chica de la fábrica de fósforos
La chica de la fábrica de fósforos (1990) es una de las películas más oscuras de Kaurismäki, pero también una de las más divertidas. (Nota del traductor: corto una parte para no revelar el argumento). Es una historia dura y triste, y así es como se ve: una luz azul helada tiñe la casa en la que Iris vive con sus padres, y la fotografía del extraordinariamente versátil Timo Salminen está secamente compuesta y enfocada con nitidez. La película se abre con una secuencia rítmica, editada con elegancia que muestra la progresión de una caja de fósforos que va siendo ensamblada por máquinas industriales, y termina con un primer plano de las manos de Iris, que revisa en forma mecánica cada caja que pasa por su puesto.
En cierto modo, Iris se parece a la heroína abusada de Mouchette de Robert Bresson (1967), pero en esa película - como en muchas otras de Bresson, uno de los más grandes héroes de Kaurismäki - las motivaciones del personaje principal no son claras, en cambio, los sentimientos de Iris son casi transparentes. Esto es en parte gracias a la información privilegiada que se nos da de su deprimente situación al inicio del film, pero también es el resultado de la depuración estética, que expresa visualmente la soledad y el aislamiento de los personajes de Kaurismäki. Mientras Bresson hacía a sus actores (o, como él los llamaba, "modelos") repetir sus líneas una y otra vez hasta que fueran drenados de toda emoción por efecto de la pura monotonía de la repetición, Kaurismäki utiliza un procedimiento opuesto para obtener un efecto similar: sus actores no saben lo que tienen que decir hasta el momento de actuar. A veces, tienen que leer las líneas en tarjetas de referencia disimuladas entre los escenarios. En las raras ocasiones en que Kaurismäki les da a sus actores los guiones de antemano, van precedidos por algo así: "las mismas oraciones cada mañana, sin pasión". Y, a pesar de que los actores dicen que Kaurismäki siempre filma una sola toma, el director admitió en una entrevista que filma el ensayo y después les hace creer a los actores que están rodando una primera toma. Lo hace porque quiere que piensen lo menos posible acerca de actuar y más sobre la dicción de sus líneas de la manera más sencilla posible. El resultado es un estilo de actuación impasible que sirve a un doble propósito: para emular la falta de compasión de la sociedad capitalista que se expone en sus películas, y también para trabajar en el contrapunto entre un contenido dramático del contenido con la comicidad de los diálogos.
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