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domingo, 28 de julio de 2024

La oligarquía frente al payaso asesino (mal conocido como La Sociedad Rural Argentina al País)

Me gusta la oligarquía porque ni ante el más arrastrado de sus sirvientes, el Payaso Asesino, dejan de plantear sus quejas y exigencias. El se arrodilla ante ellos pero ellos no están conformes. El Payaso no vino a modificar las relaciones de poder sino a endurecerlas.

lunes, 23 de octubre de 2023

Anochecer de un día agitado

DEBACLE GORILA




¿Cuál es la razón del resultado?
¿El discurso de reivindicación de Massera?
¿Las propuestas familiares de Lemoine?
¿La filosofía muy interesante de Kovadloff?
¿El olor a meo de Brandoni?
¿El exceso de paja de Marra?
¿La pérdida del embarazo de Fátima?
¿La lengua patinada de Bullrich?
¿La ruptura de relaciones con el Vaticano propuesta por el prócer del minarquismo Benegas Lynch?
¿La muerte de Conan?
¿Falló la comunicación interespecies con los perros clonados?
¿Los celos de la hermana de Milei hacia Fátima?





 

martes, 15 de agosto de 2023

Ni decir qué puerta hay que tocar


Es Alberto pero no es solo Alberto.

Alberto es un factor importante de la derrota, no el único ni el más difícil. Hay problemas que se arrastran desde antes de él, que vienen del peronismo fundacional.

Hay un avance cultural de la derecha en todo el mundo y no encuentra ninguna respuesta en los partidos populares y con planteos transformadores, hay un peronismo de las intendencias y las provincias que se volvió conservador y burocrático.

No se asumió el desafío que significó el intento de asesinar a Cristina como límite intolerable, no se armó el kilombo que tanto se cantó. Hay un problema de sectarismo de la Cámpora, que se recostó en el carisma de Cristina creyendo que ella sería eterna y siempre tendría un as en la manga. Se perdió mucho tiempo con el Cristina presidenta cuando hace meses ella avisó que no sería candidata a nada.

Pasó la pandemia que trastornó todas las mentes. Hay una vida de derecha que tiene a las redes sociales como válvula de escape y modo de expresión espasmódico.

Hay un FMI que apostó a la derrota del gobierno y ni Massa ni Cristina asumieron ese dato.

La radio nos confunde a todos, sin dinero la pasaré mal.

Hay una infantilización de la política que se expresa en el look fantoche de Milei, también en Moreno como peronismo originario o en los cristinistas que boludean con "la chica que nos gusta".

Hay una clase media que hace décadas coquetea con el fascismo.

Nadie pensó en políticas transformadoras que asuman la raíz de la crisis civilizatoria. El mundo se transformó en una película de Marvel, tanto en el Capitolio como en Brasilia o Madrid.

Hay un enamoramiento con la liturgia peronista que ya se reduce a una cáscara vacía mientras hay un 40% de pobres.

Cristina insistió en una repetida reivindicación de su gobierno que no proponía un presente.

Massa es Massa, emergente de la clase media suburbana que coqueteó con la mano dura, con echar a los ñoquis de la Cámpora, hace no muchos años. El fiscal Marijuan, que mandó las excavadoras a buscar los containers de dólares que Cristina escondía, tuvo en su momento como terminal política a Massa. Este hombre es el que propuso la Cámpora para cruzar el río.

Milei acierta en un solo punto: hay un achanchamiento de la dirigencia política, lo que incluye a casi todos los nuestros (con honrosas excepciones como Kicillof y Grabois), también incluye a la izquierda y los radicales. Son todas variantes de un mismo mundo caduco y Milei se construyó como algo nuevo, con consignas absurdas y disparatadas. No le respondimos con imaginación, creatividad y perspectiva de cambio sino con un alerta de conservación de lo que ya se perdió. No asumimos que nuestro mundo está resquebrajado y nosotros también. El sistema tuvo la astucia de construir una fachada farsesca de desobediencia que grita viva la libertad carajo pero promete anular libertades. 

Estamos en crisis y hasta que no lo asumamos seguirá castigándonos la historia. No comprendemos el nuevo horrible mundo ni sabemos cómo romperlo.

La película Joker es cinematográficamente mala pero expresa con cierta agudeza el signo de estos tiempos. Milei es Joker y lo votaron muchos Arthur Fleck que trabajan como payasos en Ha-Ha's.

sábado, 19 de marzo de 2022

Contra la falacia de la moderación: hay que ser precavidos y audaces al mismo tiempo

El hambre no se modera


por OAC

El liderazgo político de Alberto Fernández está dañado de manera irreparable. Pero es imprescindible que los plazos constitucionales se cumplan a rajatablas, porque su salida anticipada pondría en peligro la democracia y la integridad del campo popular. La fórmula del Frente de Todos ideada por Cristina fue un gran paso para ganarle las elecciones al Resto del Mundo (literalmente hablando: tengamos en cuenta el escandaloso y descomunal préstamo del FMI a macri). Esta misma fórmula tenía una falla que hoy se vuelve imposible de desconocer: Alberto Fernández, su retórica apagada, su grisura y su apariencia inofensiva eran muy convenientes para captar votos decisivos del gran sector del electorado despolitizado, el que en cada período se inclina a uno y otro lado de los proyectos políticos en pugna. Sobre la indefinición de la apariencia de Fernández millones de votantes proyectamos lo que deseábamos ver. Así logramos desalojar a macri del gobierno, a pesar del apoyo del Resto del Mundo. Fue un triunfo que agradecemos a la perspicacia de Cristina.

Esa misma indeterminación se hace insostenible ahora para un pueblo que necesita que se tomen decisiones que frenen a quienes apuestan desde hace décadas a la disolución nacional y que, después del desastroso gobierno de macri y su fracaso electoral, están particularmente ensañados en destruirlo todo: en disolvernos como pueblo.

¿Debería haber encabezado la fórmula del FdT un candidato que sumara a su votabilidad para atraer a sectores despolitizados una determinación para enfrentar a enemigos implacables? La respuesta depende de si esa persona existiera. Fernández fue peor que lo que las más pobres expectativas depositaron en su voto. No fue capaz de tomar una decisión en favor del pueblo. Dilapidó con una cadena sorprendente de errores una oportunidad histórica que Cristina le cedió. Durante unos meses, la aprobación que AF pareció conquistar fue esfumándose, cada vez más rápido. Hoy lo vemos atrapado en la misma irresolución de sus primeras semanas, cuando todavía tenía la fortaleza de desarticular la trampa que la derecha nos había tendido. Hoy parece incapaz de registrar el rechazo que produce a un lado y otro, incapacidad que una descripción benevolente caracteriza como "moderación". Políticamente AF no es moderado: todas sus decisiones aumentaron la desigualdad y cavó un abismo más profundo en la fractura social. Si quería venir a cerrar una grieta, hoy pedalea en el abismo ensanchado entre unos pocos cada vez más ricos y millones cada vez más pobres. Alberto Fernández -no conocemos su interioridad- actúa como si no se diera cuenta de que sus continuas claudicaciones le siguen restando legitimidad política.

El FdT no puede romperse hoy, cuando el campo popular aún no resolvió cómo reorganizarse para enfrentar la ofensiva de la derecha. Fue un instrumento apto electoralmente en 2019, funcionó mal como dispositivo de gobierno y en 2023 puede volverse nocivo para los mismos intereses populares. Una bi-coalición que neutralice la resistencia popular en nombre de la "moderación posibilista" nos condenaría como pueblo. No queremos permanecer en un esquema que ya no brinda resultados dignos. El arreglo con el FMI es ruinoso y compromete el futuro de una generación. La deuda no la contrajo el FdT ni AF, pero la negociación resultó un fracaso que, con un mínimo de información que nos fue retaceada, deberíamos haber impedido hace tiempo. El acuerdo implica pérdida de soberanía e intromisión del imperio en las decisiones más sensibles para el futuro popular. Un error de cálculo en los procedimientos del economista Martín Guzmán -que ya va a encontrar empleo en organismos financieros internacionales, una vez que sus hipótesis de trabajo se hayan mostrado ruinosas para el país-, una deficiencia insanable en la formación política de Alberto Fernández -que se sumará a la galería de los presidentes que no estuvieron a la altura de los desafíos históricos, Guzmán y Fernández algún día se van a ir pero el pueblo se queda. La votación en ambas cámaras legislativas del acuerdo que entrega nuestra soberanía al FMI fue posible por el entusiasta apoyo de aquellos a quienes pretendimos vencer y generó un desaliento en nuestras filas difícil, no imposible, de revertir.

Alberto Fernández gobernó con miedo: miedo al poder económico, el mismo miedo que en el siglo pasado tuvieron los presidentes radicales. Como llegó con nuestros votos, su ineptitud produjo un daño adicional. 

Un documento elaborado por un conjunto de autopercibidos "intelectuales" pretendió plantear el dilema de esta hora como una dialéctica entre "moderación" y "radicalización". Falso dilema: los resultados de las defecciones de Fernández y su equipo no son moderados sino excesivamente perjudiciales para nuestro pueblo. La "carta" pone por delante de cualquier objetivo la exigencia de unidad del Frente de Todos, pero en la práctica es una unidad cuya conducción política se inclina invariablemente por caminos impopulares. Un solo y decisivo ejemplo: el ajuste económico que Guzmán decidió en medio de la pandemia, subjecutando presupuestos, suspendiendo la asistencia estatal para damnificados por la situación, en pleno año electoral, significó la ruina para millones de familias y la pérdida de las elecciones legislativas que debilitaron dramáticamente las posibilidades del campo popular. El ajuste de Fernández y Guzmán es la explicación suficiente de la derrota electoral, mientras se negociaba un acuerdo con el Fondo cuyo resultado fue nocivo en todos los niveles. El documento de los autopercibidos "intelectuales en favor de la unidad" carece por completo de la capacidad de preguntarse para qué sirve esta unidad. Al 50% de argentinos que vive bajo la línea de la pobreza no les sirve. A las organizaciones populares que el año que viene se enfrentan a la probabilidad de ser castigadas una vez más por la derecha salvaje tampoco. Entonces, ¿qué nos proponen los que aconsejan moderación y unidad?

Poné la fecha, la puta que te parió...

El punto ciego de la falacia de la moderación es que no se interroga con quién hay que unirse ni tampoco para qué sirve la unidad. El jueves en la puerta de la Casa Rosada aparecieron el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, y Héctor Daer, integrante del Consejo Directivo de la CGT, para anunciar que la semana que viene van a ser convocados al "diálogo" para acordar las políticas del post-acuerdo con el Fondo. Si estos son los sectores a los que Fernández convoca a dialogar, ya podemos anticipar los resultados.

El análisis de los medios corporativos, verbalizado también por varios legisladores de la derecha, asumido incluso por autopercibidos intelectuales moderados, es que el problema al que se enfrenta el país es la actitud inmoderada de los que rechazamos la claudicación. Pero a una claudicación no se la puede rechazar moderadamente. Si tenemos necesidad de medir nuestra capacidad para responder a la ofensiva del poder económico, es por nuestra autopreservación, para ser capaces de dar respuestas más eficaces a los ataques reaccionarios, no por la virtud de la moderación. 

El nombre que le pone al problema argentino todo el establishment, nacional e internacional, los respresentantes del macrismo que votaron a favor del acuerdo ruinoso, sectores conservadores del peronismo e incluso los autopercibidos intelectuales de la moderación es "kirchnerismo", la "izquierda peronista radicalizada" de la que habla Georgieva, cristalina. La figura a la que hay que denigrar, demoler, si es posible encarcelar o agredir física y simbólicamente es Cristina Fenrnández de Kirchner. Integrantes del círculo que rodea a Alberto Fernández, el Grupo Callao, la derecha pejotista integrada al FdT, los gordos cegetistas, el Evita e incluso sectores mediáticos que se definen oficialistas hacen  esfuerzos extras para aislar al kirchnerismo como el obstáculo a remover para que la Argentina moderada -y sometida- se afiance. El círculo más cercano de AF opera continuamente contra el liderazgo de Cristina -destinataria de los votos que llevaron a AF al sillón presidencial- y presiona a AF a que desplace al kirchnerismo de la coalición gubernamental. Quizá un resto de autopreservación, tal vez su propio carácter timorato, hacen que Fernández no se decida a ejecutar esos consejos. Pero toda su gestualidad se empeña en agraviar a los sectores políticos y sociales que lo hicieron presidente.

La paradoja que nos desafía es que necesitamos sostener a Fernández en su cargo hasta el final del mandato, a pesar de que cada día él parece idear nuevas formas de dañar los intereses populares, incluso de mellar su propia autoridad, a la que necesitamos sostener. Es la derecha la que ansía que un gobierno salido de la voluntad popular, con un discurso electoral reparador, termine volando por el aire. Parte de esa derecha opera también en el círculo cercano a Fernández y en varias de las organizaciones que se declaran "albertistas".

Así de difícil es para nosotros este momento. La dificultad nos obliga a extremar nuestra capacidad de análisis y agudizar la firmeza de nuestros movimientos políticos. Por eso no pedimos romper todavía con el Frente de Todos. ¿Qué hacer? Resistir en las calles el ajuste pactado por el FMI, las clases dominantes, el macrismo y la derecha del peronismo. Hay identidades que no se borran fácilmente. 

Nos vamos a encontrar en las Plazas del país el próximo 24 de marzo, en una nueva jornada de repudio a la dictadura, cuyos efectos quieren prolongarse en el reciente acuerdo con el Fondo, a los que seguiremos resistiendo. 

No a la claudicación. 

No a la desmoralización de la militancia. 

Sí a la unidad del campo popular que resiste la entrega de la soberanía nacional. 

Los instrumentos electorales no son fines en sí mismos. No es solo una cuestión de elecciones. 

La suerte que corramos no espera hasta las elecciones de agosto y octubre de 2023: depende de lo que hagamos desde este mismo instante.

No nos han vencido.

martes, 16 de noviembre de 2021

¿Quién ganó?






No hubo debacle. El Frente de Todos fue derrotado a nivel nacional por la oposición de derecha pero recuperó varios puntos, lo que le permitió mejorar su desempeño de hace dos meses. El resultado está lleno de matices que no se dejan resumir en una sola frase. Quizá la conclusión más precisa sea que el Frente de Todos ganó tiempo para enfrentar la crisis económica y política que vive nuestro país y la región; y más internamente: la crisis dirigencial del peronismo que vendrá después del largo liderazgo de Cristina. No se produjo el derrumbe final del gobierno democrático, vanamente anticipado por los deseos gorilas. Hay una resistencia material que proviene de una época en la que las cosas eran tangibles. La tecnología blanda no termina de lograr el retiro de las espaldas duras y eso los saca de quicio. Sobre todo: Cristina sigue siendo aquello que el establishment no puede eliminar ni neutralizar, aunque ella esté preparando lentamente su retirada. Será ella y no ellos quien elija cuándo y cómo. Ahora hay que ver si este tiempo ganado se aprovecha bien: es tarea sobre todo de Alberto Fernández asumir la potestad para la que fue elegido. El conjunto de esa cosa llamada peronismo -a falta de un nombre más preciso- tardó décadas en acostumbrarse a existir sin Perón y finalmente lo logró. Por ahora no puede existir ni sin ni con Cristina. Ella desvela tanto a AEA como a la CGT y al Evita. El domingo se mostró que con una carta pudo reanimar y levantar a una bestia desarticulada.

Algunos apuntes:

- Además de la composición de las Cámaras de Senadores y Diputados, el domingo se jugaron varias internas. Entre ellas, la del FdT. El kirchnerismo quedó mejor parado que lo que el establishment y la derecha peronista soñaban. Quienes operaron en los últimos dos meses para que el revés electoral sirviera para desplazar ¡finalmente! a Cristina -Béliz, Pérsico, Chino Navarro, Daer, gobernadores perofilomacristas como Schiaretti, Bordet, Uñac- fueron derrotados otra vez por el tiempismo de ella. Para hacer anticristinismo, los votantes los prefieren macristas o radicales y no perucas traidores. Incluso Manzur bajó el copete: no hay más que un Menem por siglo. El sueño de un interinato cordobesista se esfumó en el calor de noviembre: idea ridícula barajada dentro y fuera del peronismo, no soportó el contacto con el aire exterior. Ahora el cordobesismo tiene que encontrar una razón de ser para una provincia que adoptó al macrismo con fervor. Cristina y Axel salieron fortalecidos. Ellos y no los gobernadores le dan aire al gobierno todista. El miércoles casi todos irán a Plaza de Mayo.

- Los principales motivos de la derrota son errores pequeños y grandes e indecisiones del propio presidente y su círculo áulico -la foto del cumpleaños y el corte de las IFE en plena pandemia, la falta de reacción ante los abusivos aumentos de precios, su lentitud o indecisión para hacer cambios necesarios, su abulia para explicar, sus concesiones al enemigo. Los cambios de gabinete y políticas que se hicieron a partir de la carta de Cristina en la semana post-PASO resultaron claves para la remontada. El domingo el kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires puso la parte del león en el aumento de los votos, hasta arañar el empate. Los gobernadores que alentaban que Alberto gobierne sin Cristina perdieron frente al macrismo. No son ellos los que puedan ofrecerse como garantes de la gobernabilidad. Alberto necesita ahora más a Cristina que antes y, si cede a los antikirchneristas, queda desguarnecido ante la ofensiva opositora.

-EL FdT se fortaleció en dos meses con los cambios de Feletti y el gabinete de Provincia. Kicillof resultó el gobernador con más votos, a pesar de todo peronismo de paladar violeta. Capitanich e Insfrán revalidaron títulos. También sale fortalecido Katopodis y Mayra Mendoza.

- Se confirmó que buena parte de los que votaron el domingo y no habían votado en septiembre fueron al Frente de Todos, sobre todo en provincia de Buenos Aires y Chaco, no se pasaron al macrismo.

- La tercera fuerza nacional no es el neonazismo porteño sino la izquierda trosquista: en Jujuy el PJ paga el precio de su complicidad con la persecución de Morales a Milagro Sala. Se hace justicia.

- La derecha gorila tiene su propia interna. Larreta quedó posicionado pero con gusto a poco. Tiene a Macri ahí soplándole la nuca. El discurso de Larreta fue "no más grieta", mientras veía su escenario triunfal invadido por quienes quieren limarlo y abajo los macristas cantaban "el que no salta es un radical". También se vio el domingo a la noche que Milei representa un problema para Larreta.

-La interna de la derecha es muy dura. Vale la pena detenerse a leer algunos pasajes de esta nota de La Nación, de la que aquí reproduzco algunos párrafos:

Tenso clima en el Pabellón 6: el desánimo larretista, la furia de Bullrich y el pedido desesperado de Macri

Llamativo desánimo

El desconcierto se trasladaba a los militantes que esperaban los discursos en el playón sin señales claras de la cúpula. Hasta los ministros porteños que caminaban por el “vip” lucían desorientados. “¿Tenemos que festejar o no?”, le preguntó un funcionario a un alfil de Pro. Otros hablaban de un triunfo “digno”. Es que, antes de las generales, Larreta y Vidal apuntaban a llegar al 50% de los votos para garantizarle al espacio al menos 8 de las 10 bancas que ponía en juego en la Ciudad. Incluso, Vidal se había puesto la meta de arrebatarle al kirchnerismo la presidencia de la Cámara de Diputados. El alcalde también repitió antes de las elecciones generales que no veía motivos para que los bonaerenses cambiaran su voto, pese al “plan platita” y que los intendentes peronistas movilizarían el aparato.

La remontada del Gobierno en su principal bastión llevó nerviosismo a Costa Salguero. “Ganaste muy bien en los dos distritos más importantes, pero el problema fue que sobrevendiste una expectativa”, analizaba un jerarca radical. Entre los “halcones” también vinculaban la sensación de traspié con un error en la estrategia política y de comunicación de la Ciudad. “Dijeron que ganaban por ocho y terminaron pidiendo la hora. Tendrías que haber dicho que el Gobierno lo daba vuelta y que era muy difícil ganar en la provincia”, comentaron los “duros” de Pro. [...]

Cruces y tensión

La convivencia entre “halcones” y “palomas” no fue sencilla en el búnker opositor. A diferencia de las PASO, los integrantes de la mesa nacional de Juntos por el Cambio no tuvieron un comando propio en Palermo, sino que se juntaron en Costa Salguero. La idea era exhibir una postal de unidad, sin vencedores ni vencidos. Sin embargo, hubo tensiones entre los radicales y el larretismo por la organización. Desde los problemas para acreditarse en los ingresos hasta el operativo de seguridad privada. “Esto no es una boda”, bramaron cerca de Valdés. El gobernador de Corrientes se enfureció cuando el personal de seguridad no le permitía subir al escenario, donde hablaban Vidal y Larreta, escoltados por Macri y Bullrich. Cornejo y Pichetto, quienes tampoco pudieron treparse al escenario, mascullaban bronca por los celosos protocolos. “¿Querían que estuviéramos?”, se quejaron fuentes radicales. Cerca de Macri también deslizaban críticas.

El conflicto más tenso de la noche en el Pabellón 6 estalló apenas terminaron los discursos de Vidal y Larreta, quienes nacionalizaron su mensaje. El larretismo activó la conferencia de la exgobernadora y pidió demorar la presentación de la mesa nacional hasta que se conocieran los resultados de la provincia. Recelosa por la actitud de Larreta, Bullrich se enfureció con los emisarios del alcalde. Y dijo que no aguardaría para salir a celebrar el triunfo nacional de la alianza. “La elección se terminó”, bramó. Cornejo, Pichetto y Valdés se sumaron al reclamo.

[...] Los “halcones” de Pro sospechaban que el larretismo buscaba “neutralizar” el éxito en todo el país de la alianza, ante la imposibilidad de celebrar los resultados en la Capital y la provincia. “Nos quieren correr con el aparato y prepotear. Se piensan que van a manejar la política con tipos de la seguridad”, bramó una espada de Pro. Finalmente, después de un acalorada discusión, y con el respaldo de Cornejo y Pichetto, Bullrich irrumpió en la sala de conferencia y frustró los planes del larretismo de demorar la presentación de la mesa nacional. “Si no nos dan lugar acá, lo hacemos en la vereda”, amenazaron. [Las negritas son todas de la nota original. Fin de la cita de La Nación, nota completa acá]

martes, 21 de septiembre de 2021

Operación de arena

La respuesta de Muñeca Brava y César González al libelo de Mayra Arena 


Unos amigos me recomendaron que leyera la carta de Mayra Arena, un supuesto análisis de la derrota reciente del FdT. Me decían que era la lectura más precisa sobre las causas de esta derrota política desde el punto de vista de una integrante del campo popular. La carta se replicó por varios medios y fue reproducida con regocijo por, nada menos, Infobae. Quedé preocupado no por el FdT ni por Mayra Arena sino porque este guiso recocido del cualunquismo más reaccionario puede ser aplaudido hasta por mis amigos. 

El panfleto de Arena es extenso, reiterativo, reduccionista y muy retrógrado. Atribuye la derrota del FdT a "la agenda igualitaria". Coincide palabra por palabra con la "Fuerte advertencia de un arzobispo cercano al papa Francisco", también difundida por Infobae. El arzobispo Víctor Manuel Fernández que le da "poco tiempo" al Presidente por “entretenerse con el aborto, la marihuana y el lenguaje inclusivo”. Se parece mucho a los delirios de la Pastora que encarna Mercedes Morán en El Reino. Pero Arena también coincide con Larreta, Vidal, López Murphy, Lousteau y Milei en el reclamo por la flexibilización laboral, aunque sobre esta cuestión no es tan reiterativa como contra las políticas por la ampliación de derechos. Solo lo desliza subrepticiamente en dos párrafos, como al pasar. Lo que más me asombra es que estas posturas de la derecha patriarcal y explotadora sean abrazadas por algunos militantes del campo popular que o leen distraídamente o en verdad no han pensado a fondo en el concepto de "justicia social".

Afortunadamente no todos son tan papamoscas. La compañera Muñeca Brava y el amigo César González sí comprendieron el embrollo ideológico de Arena enunciado desde el supuesto sujeto "Grandes Mayorías". En Alemania de la década del 30 también había "Grandes Mayorías", así que habría que ser menos atolondrado al usar las palabras y al leerlas. Acá reproduzco las respuestas de Muñeca Brava y de César González al balurdo de Arena.

Atenas, de César González

por Muñeca Brava (@claricechurros en Twitter)

El domingo 12 de septiembre el peronismo hizo su peor elección legislativa en casi 12 años. Perdiendo alrededor de 4 millones de votos, con una pandemia de un año y medio a 99 días de asumir (parece que no se repitió lo suficiente esta parte), los cambios de gabinete no tardaron en llegar. Los análisis políticos, sin embargo, llegaron mucho antes. Muchxs atribuyeron la pérdida de caudal de votos a la “mala gestión” de la pandemia, muchxs a la inflación, muchxs a la poca recomposición salarial derivada de la inflación y de la mala gestión de la pandemia; hubo una línea de análisis político que me llamó la atención porque es con la que quiero polemizar ahora y con la que me siento también en condiciones de discernir porque me toca a niveles personales y afectivos. La línea de análisis que le achaca al gobierno concentrarse en “la agenda de las minorías” y no “en el hartazgo producto de la mala gestión de la pandemia, la inflación, la poca recomposición salarial”. Estoy glosando cosas que les leí en twitter a muchxs compañerxs, y es por eso que ahora me interesa entablar un diálogo lisa y llanamente con compañerxs peronistas, más allá o más acá de que se identifiquen como feministas. Con la gente de derecha no tengo mucho que hablar.

Antes de ir al carozo del asunto, me gustaría hacer un excurso para preguntar qué entienden por “agenda de minorías”. Porque pareciera que reconocer que hay una identidad que no es ni la femenina ni la masculina en el documento, en términos civiles, supone una conquista de una minoría y no una cuestión de derechos. Reconocer que existen otras identidades no implica “darle un gustito” a una “minoría”, sino empezar a darle entidad institucional a un grupo -no necesariamente minoritario en términos cuantitativos — que antes no la tenía. Me gustaría preguntarles a lxs que se la pasan hablando de que la justicia social excluye a los derechos identitarios de las personas que no nos identificamos ni con la F ni con la M (alo, no son solamente lxs nobinaries, acá entramos también las lesbianas y eso ya lo dijo Wittig en otro siglo y no tenía nada que ver ni con el Ni una menos ni con nada parecido a lo que mucha gente entiende por feminismo argentino ahora) si tienen, en términos concretos, es decir numéricos, es decir, materiales como les gusta a ellxs, un número que diga que somos minoría. Quizás si la expectativa de vida de las travas no fuera menor de 40 años dejaríamos de ser registradxs como minoría. Quizás si no hubiera sido hace menos de 20 años que aprobaron el matrimonio igualitario, el Estado podría haber llevado hace más tiempo una cifra más específica de la cantidad de parejas homosexuales que hay en nuestro país. Quizás si no tuviéramos miedo de salir a la calle por la violencia homolesbotransodiante y muchas veces nuestras relaciones amorosas quedaran para adentro, el mundo empezaría a registrar un poco más que no somos minoría. Quizás si desde pendejxs no hubiéramos sido socializadxs desde la más profunda heteronorma dejaríamos de ser leídxs como una minoría. Disculpen, compañerxs, pero nuestra identidad, nuestra dignidad no es un “tema de agenda”, ni es una cuestión que le debería competer solamente a un gobierno (del partido que sea), ni las personas que no nos identificamos según sus valores heteronormados somos una minoría. Hagan la prueba de preguntarles a sus amigxs. Cuántxs de ellxs muchas veces no se identificaron ni como hombres ni como mujeres, cuántxs sintieron que los mandatos de género se les hacían pesados, dogmáticos, opresivos. Cuántxs de ellxs sintieron atracción por alguien de su mismo género o se preguntaron cómo sería una vida por fuera del matrimonio heterosexual. A veces está bueno preguntar un poco más y suponer un poco menos.

Ahora, sigo mi rumbo. Cuatro días después de las PASO Infobae publicó una nota de Mayra Arena que se titula “Derrota electoral del Gobierno: no conciben que un pobre no los banque ideológicamente”. En la nota se esgrime este mismo argumento como cabal en la pérdida de la gran cantidad de votos que se perdió. Voy a empezar a citar para poder responder punto por punto específicamente. Dice Arena: “el precio de sentirse inclusivo se paga caro: dejás afuera a muchos que todavía no resolvieron demasiados quilombos como para seguirte el tren. No me terminó de cerrar el feminismo y ya me estabas corriendo con la movida no binarie.” Uno de los grandes debates del feminismo en los últimos años fue las diversas acepciones del término “inclusivo” (a propósito del lenguaje no binario o género sensitivo, popularmente conocido como ‘lenguaje inclusivo’). La pregunta es en realidad una pregunta por el sujeto político del feminismo, y más que por la inclusión es una pregunta por lo que menciona al instante Mayra: la exclusión. ¿Quién incluye a quién, y en dónde? ¿Qué se supone que hay que resolver antes de qué cosa? ¿A qué tren se refiere? Por otro lado, decir “la movida nobinarie”, es bastante parecido a decir “el lobby lgbt”, nuevamente aparece esta idea de “las agendas”, como si — otra vez- no se tratara de la vida de las personas, como si las personas que no tienen para comer no fueran también travas, trans, maricas, lesbianas o nobinaries, como si la inclusión no fuese multifacética. No sé qué imaginario tienen sobre “aquellos que todavía no resolvieron los quilombos como para subirse al tren del feminismo”, pero les aseguro que — en términos generales — conozco más gente rica o clase media que pobre que deslegitima la identidad de género como poco prioritarias y como una cuestión ajena. Como si identificarse con el género asignado al nacer no fuera, también, elegir una identidad. No: lxs unicxs que la elegimos somos lxs que luego, con el devenir de la vida, elegimos una diferente. Pero el acceso a derechos civiles forma parte de la buena vida de lxs sujetxs en sociedad, no es asunto ni de ricxs ni de pobres ni de cis ni de travas. Obviamente una x en un DNI no le da de comer a nadie. Pero la “f” y la “m” en el DNI tampoco. Justamente: van por carriles diferentes aunque forman parte de las cuestiones que hacen a una vida digna en sociedad. Decir “justicia social” creyendo que hay cosas que son más justas o prioritarias que otras supone que hay una jerarquía en las precariedades de las existencias; de todas, no solamente de las que ustedes consideran ‘minoritarias’. Y si hay algo en lo que creo fuertemente, es que la política debería ser un tema universal, como lo son todos los derechos humanos. A nadie se le ocurriría decir que para luchar por la memoria, la verdad y la justicia tenés que ser hijx de desaparecidx o nietx recuperadx. A nadie se le ocurriría decir que solamente lxs judixs podemos indignarnos por el antisemitismo. Hay una — mala- lectura de la bibliografía sobre políticas identitarias que tuvieron preponderancia del 2010 a esta parte en la academia yanqui que hace creer que los derechos son solamente asuntos del sector que todavía no accedió a ellxs. Yo soy clase media blanca universitaria porteña y aún así me indigna que cada compatriota mío no pueda llegar a fin de mes, no hace falta ser pobre o haber nacido en una villa para que me indigne la miseria, para luchar por una sociedad más justa. Entonces, ¿por qué les cuesta tanto? Según Mayra, la sociedad se divide en dos grandes grupos: ‘los comunes’ y ‘las minorías especiales’. Cito: “Una población que viene empobreciéndose hace años en picada, enojada por la falta de escuela, destruida por las restricciones de la pandemia viendo cómo las políticas siempre parecen tocarle a gente “especial” o minoritaria. ¿Y yo, que soy común, para cuando?”. No es muy distinto a los discursos conductistas de reconversión, basados en la idea de que hay ‘gente común’ y ‘gente especial’ (por favor, el léxico capacitista…) y ahí estaría para contestarles como Susy Shock: “y que otros sean lo normal”. O lo común.

Pero no, o sea, la amo a Susy, pero no. Porque ¿saben qué? Yo también quiero ser lo común. Y quiero que mi hermane sea lo común. Y que llegar a fin de mes sea lo común. Y que tengamos todxs una vida digna, en todos los aspectos, porque lo material y lo simbólico nunca van separados.

Dejándonos en el lugar de lo no-común, viene la gran muletilla de lxs que nos tildan de exageradxs cuando nos enojamos por querer ser, aunque sea, un poquito comunes: “la corrección política”. Necesito, por favor, que alguien, quien sea, me defina el término “corrección política” y por qué lo usan peyorativamente, y por qué en todo caso querer que alguien tenga para comer a fin de mes es “políticamente incorrecto”. ¿Qué es lo correcto y lo incorrecto? ¿Quién y cómo lo juzga? ¿Dónde está el manual que señala las normas de la política para ver qué entra en cada casillero? Porque, si no, me parece un pelín arbitrario. Cuando la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito empezó a hacer rosca para que se apruebe la ley todo el mundo decía que no era prioridad. “La gente no tiene para comer, mirá si un gobierno se va a concentrar en que las mujeres puedan decidir si ser o no ser madres”. Lo recuerdo bien en mis reuniones de formación política de una orga profundamente peronista. Pasó en 2013, no en 2015 post primer Ni una menos. Lo que pasa es que es muy fácil dejar en ridículo al otrx en lugar de escuchar un poco por qué reclama lo que reclama. A mí también me pasaba. Es una posición que se pretende profunda y crítica, pero que lo único que hace es traficar un extremo conservadurismo. Mismito argumento que usaba Pola Oloixarac cuando decía que cómo iban a aprobar la Ley de Identidad de Género antes que la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que eso era invisibilización de las “mujeres de verdad con útero” (suena parecido a ‘las personas comunes’, ¿no?). Así como se dice “corrección política” peyorativamente también se dice “moralista” de forma despectiva, como si la moral no fuera asunto de todxs, como si todxs y cada unx de nosotrxs no tuviera su propia moral. ¿Acaso creen que Milei se cree amoral? ¿Creen que Videla no creía que hacía lo que hacía por el ‘bien moral’? ¿Creen que hay gente común por fuera de la moral, y después estamos lxs de izquierda peronistas feministas nobinaries hincha pelotas no-comunes que estamos ‘dentro’ de la moralidad? ¿Qué definición de moral usan? No soy especialista en derecho ni en filosofía política ni en ética, y no estoy pidiendo definiciones académicas, sino teórico-políticas que vengan a cuento de esta discusión. Porque la moral no tiene nada que ver con cuestionar que se siga leyendo a tal autor o escuchando a tal músico con denuncias, y en todo caso pensar que es la agenda twittera de la ‘cancelación’ (¿la persecución sistemática a funcionarios kirchneristas no era cultura de la cancelación?) la que define elecciones. Y acá viene la parte que más me llamó la atención de toda la nota: “Y acá entra algo incómodo para muchos pero que es necesario decir: las grandes mayorías no tienen agendas ideológicas. Las grandes mayorías no quieren que les rompas las pelotas, y tampoco te las quieren romper a vos”. En primer lugar, no entiendo: ¿a quién le habla? ¿quiénes son las grandes mayorías y quiénes son ‘vos’? Y ¿no es un poco el efecto de la ideología creerse por fuera de la ideología? ¿No es un poco condescendiente pensar que existe algo como ‘una gran mayoría’ que ‘no tiene una agenda ideológica’? ¿Qué sería una ‘agenda ideológica’? ¿Querer tener para comer no es ideológico? ¿Las condiciones materiales estructurales están por fuera de la ideología? ¿Y qué tiene que ver ‘la ideología’ con ‘cancelar artistas’ o con ‘la movida nobinarie’? ¿No será que están metiendo todo en una bolsa para no hacerse cargo de que en realidad les chupa un huevo la existencia de las personas “no-comunes”? ¿Creer que ‘las grandes mayorías’ —hay que ver qué es- no se pueden ocupar de cuestiones ‘simbólicas’ —de nuevo veamos qué es, porque a mí recibir un título secundario o universitario, por ejemplo, con tu nombre y tu género me parece bastante concreto- porque están demasiado ocupadxs leyendo el ticket del chino para comer, no es un poco condescendiente, por no decir simplista?

Yendo a la parte de economía, y porque ya me estoy extendiendo un montón, Mayra sigue: “Si la progresía se vuelve norma es natural que la resistencia sea conservadora, pero además ¿pensaste qué quiere un pibe de veinte años? Quiere muchas cosas, pero ante todo descular cómo ganar plata para lograr esas cosas. Al mundo lo mueven los sueños, pero a esos sueños les faltan financistas”. Otra vez, desmontemos un poco la frase: ¿qué sería ‘la progresía? Y perdón que insista pero: ¿desde cuándo es norma? Si fuera ‘la norma’ entonces no haría falta la x ni se indignarían tanto porque está ahí. Nadie se indigna por la senda peatonal, es simplemente una norma de tránsito, la naturalizamos completamente, a nadie le interesa discutir que el rojo del semáforo signifique parar y el verde avanzar. Eso es lo normativo. Y “resistencia conservadora” es un oxímoron y, de nuevo, otra vez, escucho gente hablar por otra gente, y el siempre caballito de batalla: la juventud. Desde que tengo memoria, incluso antes de ser joven y siendo niña o adolescente, escucho a gente no mucho más grande que yo achacarle cosas, atribuirle cosas a la juventud. Lxs jóvenes que se embarazan por un plan. Lxs jóvenes que ni estudian ni trabajan. Resulta que ahora lxs jóvenes solo queremos ganar plata para “realizar nuestros sueños”, ¿hay algún slogan más liberal que ese? ¿“Follow your dreams”? ¿Posta? ¿Qué es esto? ¿El lobo de Wall Street? ¿El Gran Gatsby? ¿Ricardito de Okupas diciendo que la universidad no sirve para nada? ¿Ahora resulta que todxs lxs jóvenes argentinxs queremos el sueño americano y lo que necesitamos es un suggar-daddy-Estado que nos lo financie? ¿desde cuándo el Estado nos “debe” cosas a la juventud?

Voy a ir al último apartado sobre educación porque ya sé que para este punto nadie va a estar leyendo. Cito, les prometo, por última vez: “Por suerte, no me corrió con lo que te corre la militancia sorda: “clases siempre hubo”. ¿Para quién? Para los que pudieron adaptarse al cambio, para los que tenían más de un celu por familia, para los que tienen Wifi. Habrá muchos niños héroes que se las arreglaron para seguir sin nada de eso, pero la educación es un derecho, no una actividad para niños extraordinarios.” De nuevo, voy a destripar estas oraciones. Al parecer, lxs docentes que piden que se les reconozca su laburo de un año y pico es ‘la militancia sorda’. Es cierto, no se resolvió el problema de conectividad ni de accesibilidad a internet. Es cierto, muchas familias tuvieron que malabarear con teléfonos e internet para poder seguir las clases por zoom. Ahora, no hay nada de heroico ni de extraordinario en eso justamente porque es un derecho y como tal debería ser accesible para todxs. Las fallas estructurales en la reorganización de las clases o la adaptación de las clases a distancia no hizo otra cosa que seguir mostrando la desigualdad material en términos de conectividad, digitalidad o incluso alfabetización digital (lo cual también corre para otras profesiones). Lxs docentes han sido históricamente un colectivo que, tal como “las minorías no comunes” siempre recibe los latigazos. Recuerdo el año 2017, cuando María Eugenia Vidal proponía -ante un reclamo de mejoras salariales que se encarnó en un paro por tiempo indefinido — reemplazarlxs por voluntarixs. El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta ajustó, siguiendo la línea de Macri años antes, año a año el presupuesto destinado a educación. En el año que todas las escuelas estuvieron cerradas y se ahorraron todos los gastos infraestructurales y de logística (luz, gas, lxs nodocentes, etc) no se invirtió un solo peso en darle computadoras a lxs estudiantes ni en asegurarse de que todxs tuvieran un buen WiFi. obviamente es facil echarle la culpa, otra vez, al gobierno nacional, primero de poner x en los dnis, luego de querer detener lo más posible la actividad que más circulación en las calles genera: la movida de llevar a todxs lxs estudiantes al colegio y usar el transporte público que- dicho sea de paso — tampoco se invirtió un solo peso en mejorar. No por el incordio que generaba armar el sistema de burbujas y los protocolos que ponían más foco en el alcohol en gel que en la distancia y la ventilación. Si no por el hecho de que quedó demostrado en absolutamente todas las partes del mundo que la escuela es la actividad que más gente hace mover y que más gente acumula y aglomera. Obviamente no es inocuo tener a pibxs y adolescentes aprendiendo por zoom un año. Pero nada en esta pandemia es inocuo. No entiendo, ¿creen que para algunxs es más traumático que para otrxs? ¿que en algún lugar del mundo no se sufrieron consecuencias en todos los planos de la existencia -social, afectivo, económico, educativo, psicológico—individual y colectiva debido a la pandemia? En los lugares que se abrieron los colegios a los 2 meses se tuvieron que volver a cerrar ante las nuevas variantes. Incluso hasta el día de hoy Francia e Israel tienen cierres y aperturas intermitentes.

Nuevamente el argumento conservador de que “las cosas estaban mejor y solo pueden ser como eran antes” y las clase solamente son clases cuando están los 32 alumnxs aglomeradxs en un aula con unx docente a cargo. Nunca —y acá culpo también a los funcionarios del gobierno, que son a quienes votamos para esto- nunca se les ocurrió pensar alternativas que propusieran nuevos modelos educativos que no requieran volver a lo que pasaba antes, ¿por qué todo se vive en términos dicotómicos? ¿presencialidad vs. virtualidad? Nunca nadie habló de modelos mixtos, o de que desde el siglo XIX Sarmiento señalaba el problema de que tantxs chicxs juntxs en un aula era perjudicial para un acompañamiento íntegro de las trayectorias escolares.

Lxs feministas como lxs docentes siempre somos tildadxs o de vagxs o de exageradxs o de algún mote peyorativo que deslegitima nuestros reclamos y hace quedarnos como fuera de lugar. A esto se le suma ahora lo nuevo: “moralistas” y “políticamente correctxs”. Históricamente ha sido así, ya se debatía a principios de siglo XX cuando estaba en boga el considerar a las mujeres ciudadanxs, y en las primeras asambleas por el voto femenino. Muchxs sindicalistas veían a las sufragistas como unas fantoches de clase media que solo abogaban por la “agenda de las minorías [en ese entonces] pequeburguesas”. La diferencia: las sufragistas se decían abiertamente feministas cuando lxs sindicalistas, aún practicando el feminismo, no se identificaban como tales. El voto femenino terminó incluyendo a todxs por igual, pero aún así se sigue reproduciendo la lógica de que hay ciudadanos de primera (‘los comunes’, ‘los que tienen las necesidades básicas irresueltas’ y de segunda, ‘los que entran dentro de la agenda de las minorías’).

Propongo volver a los términos a su acepción más primitiva, solicitando por favor no se me acuse de obtusa. Que “agenda” se use solamente para hablar del cuadernito que usamos para anotar las tareas, y que digamos ‘minoría’ solamente si tenemos en términos concretos un número que respalde esa palabra. No me interesa ningún tipo de dogma, pero a veces está bueno hacerse cargo de que algunas palabras ofenden y por qué ofenden, sobre todo según el sentido que adquieren en determinados contextos argumentativos. Salvo que no les importe ser ofensivxs.

Cierra, y no entiendo tampoco por qué dice esto que dice: “A la crisis económica se le responde con acciones y a la crisis de identidad política se le responde con los brazos abiertos: basta de echar gente porque no coincide en alguna cuestión irrelevante. ¿A dónde se vio que el peronismo excluya a los que no se van aggiornando a la época?”. ¿Cuáles serían las cuestiones irrelevantes que van excluyendo gente al punto de que se erosionó el caudal de votos como se erosionó? El gobierno de Alberto Fernández demostró perder su poder mucho antes de estas elecciones. No fue hace tanto que quiso decretar una nueva fase 1 en todo el AMBA por tener todas las alarmas en términos de circulación del Covid (camas de terapia intensiva ocupadas y cantidad de contagios x habitantes) y suspender las clases por 15 días, cosa que no pudo hacer porque la Corte Suprema le dio aval a un amparo presentado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que deslegitimaba esta medida de cuidado.

Aprovecho la nota de Mayra, quien se considera militante peronista, para dialogar con todxs lxs compañerxs peronistas. No necesitamos un peronismo menos feminista, necesitamos un peronismo más feminista, es decir que todxs lxs compañerxs peronistas sientan como propias las banderas del feminismo y no al revés. No le otorguemos el nombre de “resistencia” a quienes no hacen otra cosa que sostener y seguir alimentando su conservadurismo. Necesitamos más progresismo, no menos progresismo. En algo coincido con Arena: lo peor que podría sucederle al país es cuatro (¿y por qué no ocho?) años de gobierno de derecha en las elecciones de 2023. Fallamos si tenemos compañerxs repitiendo que el feminismo es parte de la agenda de las minorías y no una de las cuatro patas que sostienen a la gran mesa de la Patria Peronista además de las otras 3 que al parecer ya forman parte de nuestra senda peatonal, ya las naturalizamos, las masticamos, digerimos y no las cuestionamos para nada: justicia social, soberanía política y una economía libre de buitres y usureros.

 * Publicado en el blog Muñeca Brava

Atenas, de César González

Agrega en Twitter César González: "Como villero quiero dar mi punto de vista sobre la nota de Mayra Arena. Creo que el primer inconveniente es aglutinar a la fuerza a todes les habitantes de los barrios populares bajo una supuesta ideología total que rechaza las conquistas civiles por no ser económicas. 

"Doy fe de que la agenda feminista tiene un fuerte arraigue en los barrios populares. Por ej. La ILE fue ampliamente debatida y celebrada por miles y miles de mujeres villeras, que eran, sobre todo, las que terminaban abortando en atroces circunstancias. 

"Conozco muchas pibas de los barrios populares que usan el lenguaje inclusivo, que creen y militan por la justicia social, injustamente planteados en su nota como ámbitos excluyentes. Conozco muchas villeras travestis, trans, felices por el acceso al DNI, por los cupos laborales. 

"La fuerza y contundencia de la agenda de derechos para la mujeres e identidades no binarias de nuestro país es un orgullo transversal a las clases. Pero en lo concreto para los barrios populares ha sido una herramienta que ha empoderado y generado conciencia en miles de pibas. 

"La realidad de los barrios populares es contradictoria, no hay un canto monocorde que rechaza el lenguaje inclusivo. Existen ambos polos, a las generaciones nuevas le resulta ya familiar. Y como en el resto de la sociedad también surgen temores conservadores ante lo nuevo. 

"Lamento su postura tan punitivista, como si los barrios ya no estuviesen inundados de fuerzas de seguridad que violentan permanentemente a lxs pibes. ¿Qué hay de nuevo en su posición de indignarse por una supuesta defensa institucionalizada del delincuente?  

"Roza el lombrosismo cuando habla de "La baja de la talla en los delincuentes, cada vez más flacos, más petisos, más aniñados, ha generado que mucha gente se resista a los robos y se resuelva todo en un mano a mano". No cuestionarla solo por ser pobre es por culpa pequeñoburguesa. 

"También me resulta muy triste su cliché "Antiplaneros" tan afín al sentido común más reaccionario, como si desconociera las irrisorias cifras monetarias de esos planes, que así y todo si no existiesen más miseria habría en nuestra patria. 

"Por último y a título personal digo que en los barrios populares las mejores condiciones de vida, tanto a nivel material como simbólico, las han generado siempre los gobiernos de centro-izquierda, aun con todas sus cobardías y falencias".