En su columna de domingo Martín Rodríguez se propone hacer un racconto ambicioso: los Ministros de Economía desde 1983 hasta acá.
Los nombra, creo, a todos. Pero le dedica largas parrafadas a Cavallo, Remes Lenikov y Lavagna.
A Boudou lo nombra al pasar, pero no menciona una de las medidas más transformadoras de las últimas décadas: la nacionalización de los fondos de pensión. Tampoco se refiere a la persecución política que esa medida desató y que no termina. La derecha nunca le puede perdonar al tipo que les desarmó uno de los negocios más grandes de la época. Martín Rodríguez lo pasa por alto.
Después a Kicillof lo despacha en tres líneas notablemente mezquinas: omite que es el único ex Ministro de Economía que ganó una elección y la que ganó fue decisiva para derrotar a la derecha y al resto del mundo. Kicillof ganó sin aparato, sin intendentes del conurbano, con la mueca escéptica de los peronistas de paladar violeta. Le ganó a Heidi, la favorita de la derecha, la más protegida, la que gozaba de todos los blindajes.
No conozco si hay en la historia un ejemplo semejante: un ex ministro de Economía que gana el territorio más difícil compitiendo contra la favorita. No solo ganó, sino que aportó la diferencia indescontable para inclinar la balanza en la elección nacional: si Axel no le sacaba semejante ventaja a Vidal, JxC podría haber arañado la segunda vuelta. No sé si Alberto le debe más votos a Cristina que a Axel.
La derecha canalla lo chicanea por su formación universitaria: cuando habla de la gestión sanitaria de la pandemia los alcahuetes de los poderosos dicen que su discurso es pésimo y que nunca salió de las asambleas de la facultad. Pero le ganó a la Hiena sin aparato y sin la fe de los PJ: cuando su nombre empezó a sonar como candidato a gobernador, una compañera se desalentó: "qué vocación por el fracaso". El 20 de diciembre de 2015, cuando macri recién estaba desplegando su plan mortífero, Axel empezó a dar mateadas en el Parque Centenario. Los que más se burlaban de él eran los peronistas de cepa pura. Pueden revisar las redes sociales y los blogs de esos años.
Su formación es económica pero le tocó gobernar el territorio más grande y más difícil en medio de la pandemia: cuando compartía mesa con Alberto y Larrata, un amigo cineasta tuiteaba con disgusto porque Axel estaba "desubicado" en medio del tono acuerdista que intentaba trasmitir la foto. Axel en esas ocasiones habló sin mentir de cómo encararía la pandemia y cumplió con su palabra hasta hoy. Larrata se sentaba en esa mesa y al mismo le cortaba el agua a la villa 31, para que el Coronavirus dejara de ser una enfermedad de turistas y geriátricos. Hoy el sistema de salud privado de CABA está colapsado y las clínicas derivan sus pacientes a los hospitales bonaerenses donde todavía hay lugar. Axel salva a los que Larrata tira del camión. Mi amigo el cineasta no sé si sigue pensando que Axel es el desubicado.
Martín Rodríguez quiere decir algo en favor de Martín Guzmán, no tanto porque le parezca que sus políticas son las adecuadas (Rodríguez es poeta, de economía sabe tanto como Santiago Llach). Martín Rodríguez escribe un largo artículo sobre los Ministros de Economía para inflar un poco la figura de Guzmán porque supone que Cristina está contra Guzmán. Y Rodríguez está desde hace muchos años contra Cristina.
Pero para realzar la figura del actual Ministro (al que todos queremos que le vaya bien, incluso con sus torpezas políticas), reduce al mínimo el papel que Boudou y Axel Kicillof jugaron en la política argentina de las últimas décadas. El poeta votó al Frente de Todos y escribe en el portal de derecha elDiario.ar. Los que entienden de poesía dicen que en eso es bueno.
Anoche estuvo Axel con Romina Manguel en A24. Vale la pena pegarle una mirada a la entrevista para delinear algunos aspectos que Martín Rodríguez omite en su extenso racconto: