Penúltimo bloque de La otra, acá
Último bloque de La otra, acá
por Oscar Cuervo
Ilustración: Lucía Villalobos
El domingo pasado a esta hora estaba todo dispuesto para emitir La otra.-radio, previamente grabado y editado durante la semana. No pudo ser: las máquinas o algún eslabón en la cadena humana impidieron que lo que estaba listo no saliera al aire. Por el gran esfuerzo dedicado a armar el programa con la colaboración de todo nuestro staff y ante la incertidumbre de garantizar la emisión en tiempo y forma, decidí personalmente que este fuera el último programa de este ciclo. Cuando todo se aproxime a la normalidad, volveremos a pensar cómo, cuándo, dónde queremos que siga La otra.-radio. Esta contingencia es una señal para invitarnos a renovarnos, tomándonos todo el tiempo necesario.
Como algunos fragmentos del programa fueron emitiéndose en forma desordenada y sin que nuestros oyentes lo supieran a tiempo, estoy convencido de que vale la pena que se hagan accesibles en el blog: son los dos últimos bloques de un ciclo que por ahora no sigue.
El editorial político conserva su vigencia, curiosamente, a pesar de que 7 días en el mundo actual pueden hacer caducar cualquier ocurrencia de coyuntura. La base de esa columna decía y todavía dice que la pandemia y la cuarentena no interrumpen los conflictos políticos, sociales y económicos del país, a pesar de que algunos esfuerzos apelan a una deseada unidad nacional para enfrentar la emergencia.
Las decisiones políticas del gobierno de Alberto y Cristina lograron que hasta el momento la emergencia sanitaria no escale hasta lo inmanejable, como sucede en países como Brasil, EEUU, Gran Bretaña o Ecuador, para citar ejemplos donde la calamidad de la infección se vio potenciada por liderazgos políticos calamitosos y criminales. En Argentina, la pandemia no causó una crisis política. Hoy parecemos un país civilizado.
La pandemia tendrá costos económicos muy severos. Pero el gobierno y un gran consenso social sostienen la prioridad de proteger las vidas como un principio no negociable. Afortunadamente no nos gobierna alguien como Bolsonaro, Boris Johnson o Lenín Moreno. Alberto parece la persona adecuada para ponerse al frente de esta circunstancia inédita. Tenemos que estar muy agradecidos de que no esté macri al mando del Poder Ejecutivo.
Pero las clases dominantes que apoyaron con firmeza el desastre macrista ya están presionando al gobierno democrático para que su lucro incesante no se detenga ni ante el costo de las vidas. El presidente hizo un esfuerzo por cerrar "la Grieta" pero la derecha no cambió: apuesta al fracaso del gobierno. Aunque cueste creerlo, el interés de las clases dominantes, aún con sus propias contradicciones, es que la catástrofe que hoy viven Brasil o Ecuador se repita en Argentina. La derecha siempre hace política con la muerte, no es novedad. Lo infrecuente es que un gobierno no ceda diligentemente a las presiones de los rapaces. Si lo hiciera, como pasó en otras circunstancias menos difíciles, el gobierno perdería su legitimidad. La derecha aprieta y si consigue lo que reclama, vuelva a apretar por más, hasta vaciar al poder político de autoridad ante su base social.
Hace una semana los sectores más concentrados de la economía presionaban a Alberto para que levante la cuarentena. Techint tomó la delantera con 1500 despidos que sonaron a amenaza a la estabilidad social conquistada. El presidente no cedió ni piensa hacerlo, como lo manifiesta en la entrevista que ayer le concedió a Horacio Verbitsky.
La pandemia, si es que sirve para algo, es para iluminar con luz cruda los intereses inconciliables que atraviesan la historia nacional desde hace décadas y no se han interrumpido. Incluso cuando la pandemia pase el conflicto seguirá pendiente.
Carla Maglio comentó en su columna un par de textos a tener en cuenta para pensar la post-cuarentena: "¿Y después del encierro? Lo que nos espera cuando se aplane la curva del coronavirus", aparecido en el sitio español El Confidencial; y “Chinese Virus,” World Market, publicada en inglés en la revista digital n + 1
Cristian Bonomo hizo su breve y exquisita columna musical dedicada al compositor Jean Philippe Rameau, un compositor francés del siglo xviii al que Cristian considera entre los más grandes de la historia de la música. Con las piezas breves que nos hizo escuchar a Cristian no le costó convencernos de que una vez más sabe lo que dice.
Todo eso lo escuchan acá.
En el último bloque la amada Rebekah del Río nos dejó "Llorando".
Santiago Santiago Segura nos hizo escuchar una canción muy linda del grupo Monotoro del disco El extraño día que no salí de casa, título muy adecuado para la ocasión.
Finalmente, hablé de Days, la película de de Tsai Ming-liang estrenada hace pocos meses en Berlín, ultimo gran festival pre Covid-19. La película es involuntariamente una elegía al mundo previo a la pandemia. Su escena central nos muestra un contacto íntimo, erótico y amoroso entre dos desconocidos. Tsai la filma con una ternura tan triste y serena que invita a pensar que vio el mundo que hizo posible la pandemia y el que se abre a partir de ahora. Más que ningún otro cineasta, Tsai parece afirmarse como el artista visionario del siglo xxi. Ampliaré en próximo post.
Y terminamos el programa con un mensaje que nos mandó Carlos, un amigo que vive en este momento en Barcelona.
Los invito a escuchar acá los últimos minutos de La otra.-radio (por ahora).