Yo soy una zinefila
de pacotilla porque, para cuando me he aprendido el nombre de un director,
tengo que haber visto tres o cuatro películas. Esto resulta muy incómodo porque
puede llevarte a ver ladrillos por no recordar un director que aborreces o a perderte
una perla de alguien a quien admiraste. Doy gracias a Dios que ha grabado en mi
memoria que no soporto a Lars Von Trier, lo que me librará de futuros
sufrimientos y porque, al fin, me he aprendido el nombre de Frederick Wiseman.
También es cierto que me lo he aprendido cuando el hombre tiene ya 83 años y no
sé si querrá jubilarse, pero también he visto que me quedan un montón de sus
documentales por ver (no sé cómo de fácil será) y, por lo tanto, me quedan
muchas horas de disfrute pendientes. La primera que vi fue La dance y la elegí porque me gusta el ballet.
Me gustó mucho,
pero, además, me sorprendió. No se trata solo de hacer un buen documental sobre
el mundo de la danza, es algo mucho más profundo. Te mete en todos los rincones
de la Ópera de París, sigues a los bailarines, a los directivos, al personal
que trabaja en vestuario cosiendo lentejuelas y cintas de raso a las
zapatillas… Pero, como he ido viendo con posteriores documentales, el montaje
es un proceso muy complejo.
La dance |
Wiseman estudió Derecho,
pero, sorprendentemente, en vez de montar uno de esos despachos tipo The good wife, decidió dedicarse a
dirigir documentales. Además, sus obras son largas, complejas y siempre
comprometidas (imagino que poco del gusto de muchos políticos). Pues, pese a
todos estos elementos en contra, ha conseguido vivir de ello, ser un referente
mundial y rodar más de 40 documentales.
Yo me he visto tres
y creo que cada uno me ha asombrado más que el anterior. Y eso que, a priori,
este hombre no parecería encajar con mis gustos. Como sabéis, soy una ardiente
defensora de las películas de 90 minutos, formato casi en desuso. Pues la
última que vi de Wiseman duraba 197 minutos ¡y no me aburrí! No solo son
largas, son complejas sin parecerlo. Su forma de trabajo es ir al lugar que le
interese y rodar de 4 a 6 semanas. Junta horas y horas de material y luego hace
un cuidadoso trabajo en el montaje. Él ha visto algo que nos quiere transmitir
y para ello utiliza lo que precisa. Tuve la suerte de ver su última película Ex libris en el festival de San
Sebastián donde había un coloquio con él tras la proyección. Le pregunté por
qué no optaba por un formato como las series. Si disfrutábamos tanto con sus
películas, me daba pena pensar en lo que nos perdíamos. Me dijo que no, que todo
lo que no aparece no tiene interés “es muy aburrido”, añadió. Sus obras me
recuerdan a los trabajos de investigación cualitativa, donde recoges montones
de material que has de leer y releer para encontrar el sentido al discurso que
encierra. Y eso es muy difícil. Requiere inteligencia, paciencia, capacidad de
abstracción y honestidad. En mi opinión,
Wiseman tiene todas esas cualidades.
El segundo documental que vi fue National Gallery. Desde entonces tengo una verdadera perra con visitarla. También 180 minutos paseando entre cuadros, restauradores, los que tienen que conseguir el dinero, los diferentes públicos. Y todo ello compone una historia. No estoy segura de captar todo lo que quiere contarnos, pero os aseguro que disfruto mucho. Es como con la poesía, a lo mejor no entiendes el significado profundo, pero solo la música ya te hace feliz.
National Gallery |
El segundo documental que vi fue National Gallery. Desde entonces tengo una verdadera perra con visitarla. También 180 minutos paseando entre cuadros, restauradores, los que tienen que conseguir el dinero, los diferentes públicos. Y todo ello compone una historia. No estoy segura de captar todo lo que quiere contarnos, pero os aseguro que disfruto mucho. Es como con la poesía, a lo mejor no entiendes el significado profundo, pero solo la música ya te hace feliz.
Ex libris: The New York Public Library |
Por eso fui a ver Ex libris: The New York Public Library
completamente entregada a la causa. En esta Wiseman quiere enseñarnos lo mejor
de Estados Unidos (dijo que lo peor ya lo conocemos: Trump). Y desde luego, no
sabéis cómo lamento no tener una sede de la National Library en mi barrio. Como
dice alguno de los que aparece “una biblioteca es mucho más que un depósito de
libros”.
Y ahora tengo que
explorar por Amazon a ver si voy encontrando obras suyas. Me encantaría ver la
primera que dirigió: Titicut Folies,
sobre una prisión psiquiátrica en Massachussets. Estuvo prohibida en varios
estados por la crueldad con los reclusos que mostraba; High School, que muestra los abusos de poder en una escuela
secundaria; Model; que intuyo que
muestra el mundo de la moda despojado de bastante glamour; At Berkley, sobre la famosa Universidad. Pero vamos, cualquiera que
consiga la veré. A ver si me culturizo un poco.
Os dejo los trailes para que os hagáis una idea
Laura Balagué