viernes, 17 de enero de 2025
En Thérapie
viernes, 15 de noviembre de 2024
La amiga estupenda. Temporada 4
viernes, 27 de septiembre de 2024
Presunto inocente, la serie.
viernes, 14 de junio de 2024
Las largas sombras
viernes, 3 de mayo de 2024
Anatomía de una caída
viernes, 8 de marzo de 2024
Emily
viernes, 26 de enero de 2024
Caballos lentos tercera temporada: Tigres de verdad
viernes, 17 de noviembre de 2023
Volar en círculos
viernes, 6 de octubre de 2023
Las dos caras de la justicia
viernes, 30 de junio de 2023
Sherwood
viernes, 19 de mayo de 2023
Caballos lentos
CABALLOS LENTOS Esta serie británica dirigida por James Hawes y Jeremy Lovering es una fiel adaptación de las maravillosas novelas de Mick Herron, que representan una renovación del género de espías. Recogen la tradición de las magníficas historias de John Le Carré –por cierto, mencionan a Smiley en un capítulo de la serie– con nuevas tramas acordes a los conflictos y medios actuales. En la jerga británica del contraespionaje, los caballos lentos son agentes del MI5 que por algún motivo están medio apartados. A veces, por un fallo imperdonable en alguna operación, otras, por algún vicio incompatible con su labor de espías (alcoholismo, etc...). En lugar de despedirlos los destierran a la Ciénaga, que es la oficina más cutre que en el mundo ha existido, gobernada por Jackson Lamb (Gary Oldman) un agente veterano repulsivo en todas sus facetas, incluida la voz en la versión doblada al español. La contraposición a la Ciénaga es el mundo triunfador que encarna la agente Diana Taverner, “segunda mesa”, interpretada magistralmente por Kristin Scott Thomas, y su ultramoderno y bien equipado edificio en Regent´s Park. La rivalidad Taverner contra Lamb se repite en el siguiente escalón de la jerarquía entre James Web (Freddie Fox), un triunfador que recuerda un poco a Draco Malfoy, y el agente reprobado River Cartwright (Jack Lowden). Los dos son brillantes cachorros de la alta sociedad en el comienzo de sus prometedoras carreras, pero, a raíz de un incidente que los involucra a ambos, Carwright acaba castigado a la Ciénaga mientras Web sigue su camino ascendente hacia el éxito. River Cartwright es el protagonista de la serie. Debe su nombre a la etapa hippie de su madre, en constante rebeldía contra su propio padre: una leyenda del espionaje. El joven Cartwright adora a su abuelo y se ve a sí mismo siguiendo sus pasos y convirtiéndose en un gran agente, por lo que no se resigna cuando lo apartan y a lo largo de la saga hace todo lo posible para recuperar su estatus. En la primera temporada, basada en la novela CABALLOS LENTOS, la acción arranca con el secuestro de un estudiante musulmán a manos de un grupo británico de ultraderecha xenófobo e islamófobo. Aunque la misión de los caballos lentos es no hacer absolutamente nada, se ven involucrados de lleno en el caso y no tendrán otra opción que recuperar sus antiguas habilidades para el espionaje. La trama es compleja, ágil, inteligente y tiene giros sorprendentes. En la segunda temporada, basada en la novela LEONES MUERTOS, se resucitan fantasmas enterrados de la guerra fría, con más peso para los agentes veteranos y las viejas historias de la lucha contra la KGB en los tiempos del telón de acero. Se despiertan las “cigarras”, no revelo qué o quiénes son. Se descubren destellos el pasado brillante de Lamb y de la, en apariencia, anodina agente Catherine Standish (Saskia Reeves). Standish recuerda a aquellas humildes mujeres oficinistas a las que recurría Smiley cuando necesitaba recordar un nombre o una fecha, porque, en realidad, eran auténticas computadoras humanas con todos los datos en su cabeza. Esta segunda temporada es tan buena como la primera o mejor, ya que añade esa vuelta a los escenarios clásicos del espionaje con una trama completamente actual. Por último, elogiar también que cada temporada se base en una novela: se nota que son historias completas de principio a fin, y no esos añadidos para estirar el número de temporadas que suelen resultar tan decepcionantes. La tercera, basada en el libro TIGRES DE VERDAD ya está lista, pero no se ha emitido. Esperamos impacientes. Almudena Fernández Ostolaza
viernes, 24 de marzo de 2023
Causa propia
viernes, 10 de febrero de 2023
Tuya
viernes, 9 de diciembre de 2022
Calderero, sastre,soldado, espía
viernes, 28 de octubre de 2022
The Split
viernes, 16 de septiembre de 2022
INTIMIDAD
jueves, 2 de junio de 2022
La amiga estupenda
viernes, 22 de abril de 2022
Cuatro horas en el Capitolio
Este documental, dirigido por Jamie Roberts, muestra
el asalto al Capitolio por los seguidores de Trump, el 6 de enero de 2021, con
el fin de impedir la certificación oficial del resultado de las elecciones y la
designación de Joe Biden como nuevo presidente.
La película recoge parte del discurso que Trump
pronunció ese mediodía en un acto multitudinario en el Mall (a 2,5 km de
distancia del Capitolio). Dirigiéndose a miles de personas llegadas de todas
partes del país, insistió en acusar a los demócratas de robarle las elecciones.
El presidente derrotado, legítimamente derrotado por las urnas, dijo: “...Nunca
nos rendiremos. Nunca cederemos. Ni hablar: uno no cede si ha habido robo...
Ahora le toca al Congreso lidiar con este indignante asalto a la democracia y
después nos manifestaremos, y yo estaré con vosotros hasta el Capitolio...Nunca
recuperaréis nuestro país siendo unos débiles. Debéis mostrar fortaleza...
Lucharemos...Y si no os empeñáis a fondo vais a perder este país...”
Como dice uno de los manifestantes entrevistados: “Todos
los ingredientes estaban ahí para lo que pasó”.
Ya antes de que comenzara el discurso, un numeroso
grupo de seguidores concentrado en el cercano monumento a Washington emprendía
la marcha hacia el Capitolio. Entre sus consignas, “¿De quien son las calles? Nuestras”, “Somos
la nueva policía” y “1776”, en alusión a la rebelión que provocó la
independencia de Estados Unidos.
Sobre la una, los políticos celebraban la sesión de
certificación bajo la dirección la presidenta de la cámara de representantes,
Nancy Pelosi, ajenos a la batalla que comenzaba en el exterior: los
manifestantes atacaban con cualquier objeto a la policía que, poco a poco,
retrocedía, en evidente inferioridad. Hacia las dos, consiguieron entrar
rompiendo los cristales de las ventanas. Sorprende la reacción de algunos de
los asaltantes, en una situación de tal tensión, quedándose maravillados por lo
bonito que es el edificio. Dos horas más tarde el número de manifestantes no
paraba de crecer y otro grupo también logró acceder por otra entrada, tras una
lucha cuerpo a cuerpo con los policías que la defendían.
El documental narra lo que sucedió durante esas
horas dentro y fuera del edificio. Los intentos desesperados de la policía por
contener a una masa que les superaba por cientos, enfurecida y decidida a
entrar por la fuerza. En el interior, los esfuerzos por proteger a
congresistas, senadores y personal del Capitolio. Algunos llegaron a esconderse
debajo de las mesas, en silencio, temiendo por su vida. Era especialmente
delicada la situación del vicepresidente Pence –que no secundó a Trump en sus
denuncias de fraude electoral y estaba dispuesto a verificar la certificación– y
de Nancy Pelosi, a quienes los manifestantes iban buscando coreando sus
nombres. El agente Eugene Goodman, que hoy es considerado un héroe, hizo de señuelo
echando a correr para que los asaltantes le siguieran y consiguió alejarlos de
la entrada del senado, lleno en aquel momento de políticos entre los que se
encontraba Pence precisamente.
Es sorprendente la cantidad y calidad de los vídeos,
en su mayoría grabados por los propios asaltantes con sus móviles. Si no fuera
por la gravedad de los hechos, resulta hasta grotesca la cantidad de teléfonos
que aparecen en algunos planos, comparable con la escena en la que se fuman
unos canutos para vivir ese momento tan especial y también lo graban, claro.
Otras imágenes son grabaciones de periodistas que estaban en el edificio y
tomas del exterior de cadenas de televisión. Las escenas en directo se van
alternando con entrevistas a algunos de los protagonistas grabadas después para
el documental: policías, políticos, asistentes e, incluso, asaltantes.
La existencia de tal cantidad de imágenes permite que
se muestre lo que sucedió sin añadir muchas explicaciones dejando al espectador
formarse su propia opinión.
Hay muchas preguntas que son inevitables: la
responsabilidad de la preparación y provocación del ataque; del peligro que
corrieron cientos de personas y que se saldó con la vida de cinco de ellas y más
de cien heridos; de la escasez de policías para el evento, cuando se sabía que
podía ser muy conflictivo, y la lentitud de los refuerzos; de la tardanza de
Trump en dirigirse a los asaltantes y pedirles que desistieran; y, por
supuesto, de las consecuencias políticas que podrían haberse derivado si los
asaltantes hubieran logrado su objetivo de impedir la certificación. Las pruebas que se han ido conociendo a raíz
de la detención de más de setecientos implicados y los primeros juicios que se
están celebrando apuntan a que no fue una revuelta espontánea, sino que el
asalto estaba mucho más planificado de lo que se ha pretendido aparentar.
Habiéndose dictado ya las primeras condenas, serán
los tribunales los que tendrán que seguir esclareciendo todas esas
responsabilidades.
Almudena Fernández Ostolaza
jueves, 3 de marzo de 2022
Los Testigos (miniserie)
viernes, 21 de enero de 2022
Luis Miguel: la serie
Nada
que ver con el fenómeno fan. La serie –dirigida por Natalia Beristain y
Humberto Hinojosa– atrapa desde el principio porque la biografía del
protagonista es tan sorprendente y está tan bien contada que casi lo de menos
es que sea cantante o famoso.
Y
es que, en realidad, son muchas historias en una. La figura del padre,
interpretado maravillosamente por Oscar Jaenada, daría por si sola para una
serie. Es el típico vividor, con algún discreto éxito como cantante en el
pasado, que ve el cielo abierto cuando descubre el talento de su hijo, y con
una codicia desmedida y cero escrúpulos se dedica a explotarlo sin dudar en
traspasar todos los límites para prosperar, todos.
La
relación del cantante con su madre es distinta. Ella, mucho más juiciosa y
sensata, intenta poner un poco de cordura en su vida, aunque con escaso éxito.
En el centro del drama está la evolución del propio Luis Miguel, un niño
prodigio que se convierte en ídolo en Latinoamérica. Aunque parece disfrutar de
su don, su ritmo de vida y la fama arrasan su niñez y adolescencia, le alejan
de sus hermanos y hacen imposibles sus relaciones de pareja. Su actitud de divo
tampoco ayuda. Todo esto en un contexto de conciertos, giras, discos,
grabaciones... aderezado con excesos, drogas, mentiras y traiciones.
Luis
Miguel está interpretado por los actores Izan Llunas, Luis de la Rosa y Diego
Boneta en las etapas de niño, adolescente y joven. Los tres no solo cantan y
actúan de maravilla, sino que, además, tienen un increíble parecido físico con él.
El resto del reparto, familiares, productores, amigos, novias, un agente del
Mossad... están todos a la altura. Me ganó, por entrañable y extraño a la
vez, el personaje de Doc –hay que verla
para entenderlo–.
La
estructura narrativa es otro acierto. En cada capítulo dos líneas temporales
paralelas contribuyen a crear expectación y suspense; pero, sobre todo, la
dosificación de la información –cada vez un poquito más lejos y vuelta atrás,
como en olas suaves– está tan bien medida que sabes antes de ver y, aun así,
estás deseando ver para confirmar si es cierto.
Lo
más insólito: la errática y estrafalaria investigación criminal, de la que por
razones obvias no debo comentar nada.
La
pregunta que me hacía, mientras no me cansaba de ver capítulo tras capítulo,
era cómo es posible que el cantante haya podido autorizar (y producir) una
biografía en la que sale tan mal parado, con sus luces y tantas sombras, por
decirlo de una forma suave. Y para mi satisfacción, la serie da la respuesta.
Almudena
Fernández