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viernes, 18 de octubre de 2013

El chico que construyó el Hollywood de los 70



El chico que conquistó Hollywood (“The Kid Stays in the Picture” Brett Morgen, Nanette Burstein, 2002) es un documental basado en el libro autobiográfico del mismo título  escrito por Robert Evans, el famoso productor de Hollywood.

¿Famoso? ¿Realmente alguien conoce a algún productor? No se vale que también haya sido director o actor.
¿Productor? En Imdb apenas aparecen 18 referencias, y varias de ellas sin acreditar.
The Kid Stays in the Picture (2002) Poster
En realidad lo que a Evans le convirtió en el chico que conquistó absolutamente  todo en el mundo del cine durante aproximadamente una década fue su trabajo como directivo de un estudio cinematográfico, estando detrás de películas tan comerciales como Love Story y de títulos que forman parte de la historia del cine como  El Padrino, Chinatown, La Semilla del Diablo, Marathon Man, Cotton Club ..

¿Directivo de estudio? ¿quién conoce a un directivo de Hollywood? ¿no son los malos de la  historia de cualquier película?

 “Los directivos del estudio mutilaron horriblemente el metraje antes de su estreno” se lee a menudo. ¿Hay algún director que no haya aducido los recortes presupuestarios  o de otro tipo, de tan viles personajes que consiguieron hundir su obra de arte?

“El chico que conquistó Hollywood” es la oportunidad para conocer la versión de los hechos del malvado directivo cinematográfico y cuál fue su verdadero papel en las películas citadas, los directores (en este caso nada más y nada menos que Coppola  y Polanski)  tendrán las suyas y seguro que las han contado muchas veces, pero este es el momento de conocer la otra cara de la moneda.

Advierto que todo lo que se cuenta en dicho documental proviene única y exclusivamente de Robert Evans y lo que cuenta de sí mismo, no existe pues objetividad ninguna, aunque sí un punto de vista muy interesante.
Evans se muestra a sí mismo, no como un simple financiador de proyectos, sino como un creador mucho más implicado y responsable del producto final que ningún otro participante en una película, incluidos director y guionistas.

Una frase es definitiva para resumir su parte en la autoría de los títulos citados “Yo trabajé en Chinatown dos años, Polanski nueve meses”.

Sus argumentos son claros: el proyecto surgía del estudio y posteriormente se buscaba un director adecuado, como se podría buscar un electricista o un encargado del vestuario.

Así explica que Coppola fue escogido para dirigir un proyecto que le era ajeno (El Padrino) no por sus éxitos como director, que al parecer eran escasos en aquellos momentos, sino únicamente porque Evans buscaba a un director siciliano para una película sobre la mafia. Entendiendo por  “siciliano” a  alguien como Coppola nacido y criado en los Estados Unidos, hijo a su vez de padre y madre estadounidenses, aunque nieto (al parecer) de un napolitano.

Incluso sugiere que varios libros fueron escritos por su mediación afirmando que El Padrino (novela) no existía antes de que él interviniera “Mario Puzo me presentó un borrador de 20 páginas”
Todo esto es muy discutible, pero en todo caso “El chico que conquistó Hollywood” es una película recomendable para los que decidan que quieran conocer otro punto de vista sobre la gestación de una película.

Preguntaba si alguien conoce a algún directivo de un gran estudio. Sinceramente yo, además del personaje de Tim Robbins en El Juego de Hollywood, solo recuerdo a Irving Thalberg, y eso gracias a Groucho Marx.

Thalberg  fue, probablemente, uno de los hombres más influyentes de la época dorada del cine americano y el número de grandes títulos de los 20 y los 30 en los participó es sencillamente apabullante, sobre todo teniendo en cuenta que murió a los 37 años.

Hago hincapié en su juventud y en la época en la que triunfó, cuando los directivos eran como mínimo de medina edad  mientras él tenía 20 años (como dice Evans “No tenía edad para firmar un cheque”)  y ya organizaba un gran estudio.

Comentaba que conocí de su existencia gracias al homenaje que le rinde Groucho Marx en “Groucho y yo” su imprescindible (y divertidísima) autobiografía, en la que le reconoce como uno de los artífices del éxito de los Hermanos Marx en el cine. Y digo “en el cine” porque los Marx eran grandes estrellas (de muy largo recorrido) en los escenarios, pero hasta que Thalberg no redefinió sus películas, no alcanzaron el éxito cinematográfico.

Irónicamente el protagonista de este documental, Robert Evans, entró en el cine de la mano de Thalberg, para ser exactos, interpretando al exitoso ejecutivo.

Después de haber sido actor (radiofónico) infantil y haber intentado, sin éxito, actuar en el cine ya siendo adulto, hacia el final de los años cincuenta  disfrutaba de  una próspera carrera como directivo de una rentable empresa familiar de ropa en Nueva York (“nosotros pusimos de moda los pantalones de mujer” ).

Hasta que un día, durante un viaje de negocios en Los Ángeles, decide darse un baño en la piscina de su hotel y una mujer se le acerca y le pregunta si es actor. La mujer era, ni más ni menos que la viuda de Thalberg, Norma Shearer , una gran estrella en los primeros años del sonoro (probablemente hoy poco conocida) que a menudo representaba el papel de mujer fuerte y poco convencional, que no se dejaba dominar por ningún hombre (sí, hubo un momento en que ese tipo de personaje femenino triunfaba en Hollywood)

Así pues, Shearer propuso a un este desconocido para representar el papel de su marido en  la película basada en la vida de  Lon Chaney “El hombre de las mil caras” 

A partir de ese golpe de suerte, Robert Evans participó en Fiesta película basada en la novela de Ernest Hemingway que, por algún motivo, se negó en redondo a que Evans interpretara el papel del torero, así como (casi) todos los actores del film (Ava Gardner, Tyrone Power…) que juntos firmaron una petición al productor, Darryl F. Zanuck, para que le echaran de la película. Cuando Zanuck (otro productor/directivo mítico) se presentó en el rodaje, al parecer tomó un megáfono delante de todo el equipo artístico y les dijo, muy claro, que el reciente actor se quedaba en la película y al que no le gustara, podía irse.

En ese momento, Evans  lo vio claro: no sería un actor siempre pendiente de un nuevo contrato, sino el que coge el que decía quién trabajaba y quién no. Y en esta película nos explica cómo llega a serlo.

Así pues, esta película es imprescindible para los que quieran saber qué hay detrás de un rodaje, pero también una película sumamente divertida y apta para cualquier amante de las historias rocambolescas, llenas de giros sorpresa, golpes de suerte (o mala suerte), sucesos increíbles y por lo tanto reales.

Y por último, no  decepcionará a los que quieran conocer anécdotas jugosas sobre famosos como Jack Nicholson (el hombre que consiguió que le devolvieran su casa), Steve McQueen (que no consiguió caerle mal aún después de fugarse con su mujer), Frank Sinatra, Mia Farrow…