El drama y el sadomasoquismo intiman y conviven a la perfección en esta historia con tintes góticos de terror.
What ever happened to Baby Jane?, estrenada en 1962 y dirigida por el controvertido Robert Aldrich, reunió a dos viejas glorias del Hollywood dorado: la invencible Bette Davis y a la diva sin complejos Joan Crawford, dos de las actrices más aclamadas en el cine de los años 30 al 50 e incluidas entre la lista de las diez mejores actrices de todos los tiempos.
Vivían en el eclipse de sus carreras, damas del cine destinadas al silencio del olvido, triste final para dos luchadoras natas contra un sistema que fulmina sin dolor a lo que deje o parezca dejar de ser un surtidor de millones de dólares.
Si eres mujer, envejeces con más crueldad aún.
Pero cuando una vieja gloria ha vivido en el cielo, parece difícil anticiparse y activar el “abandona antes de que te abandonen”. Nueve días después del final del rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane? Bette Davis publicó un anuncio homérico en la revista Variety, que por supuesto ha pasado a la historia de las grandes anécdotas del cine.
Así se las gastaba Bette. Curioso, ¿no? |
Era la primera vez que estas dos actrices compartían escenario, y les perseguía la historia de una rivalidad que resultaba además perfecta para excitar la imaginación calenturienta de prensa y público. Morbo añadido que benefició a la película. Dieron (cuenta la leyenda), muchos quebraderos de cabeza, sobre todo por sueldo y beneficios comparativos, pero las escenas se tejían con sentimientos reales que ambas experimentaban una contra la otra.
Es de las pocas películas que se nos entrega con dos prólogos antes del arranque de la historia.
Situémonos:
El primero nos hace vivir un viaje en el tiempo hasta 1917, un flashback que nos convierte en espectadores de un teatro infantil donde una niña con tirabuzones dorados canta y baila acompañada por su padre (de catadura moral más que dudosa y cegado por la avaricia) ante un público entregado que disfruta y se enternece con una de las canciones estrella de la pequeña Jane: I’ve written a letter to daddy.
Julie Alfred interpreta el papel de Baby Jane niña |
Esta canción se va a convertir, junto con otros elementos, en un vínculo eterno ligado a un pasado de esplendor durante el desarrollo de la historia, retorciéndose en una melodía desagradable, que nos introducirá de lleno en la mente de una enajenada Baby Jane. Mientras ella triunfa, es observada entre bambalinas por su madre y su hermana mayor. La primera, con una mezcla de sentimientos en su rostro apagado: con trazas de orgullo y al mismo tiempo triste y resignado; la otra, con una mirada oscura y penetrante colmada de hartazgo, celos y sed de venganza acumulada.
Gina Gillespie se introduce magistralmente en el papel de Blanche Hudson de niña |
Aparece otro recurso visual de peso: la imagen de una muñeca que es la reproducción de Baby Jane, que nos acompañará durante el resto de la película aportando siempre la unión a la estela de un pasado ajado que evolucionará hasta un presente macabro y envuelto en horror. Los muñecos han formado parte del universo infantil, contagian el espíritu mágico del niño, aunque a veces se conviertan más en una conexión perpetua que no permiten olvidar pasajes de nuestra historia aunque estén envueltos de una toxicidad asfixiante.
Este primer prólogo termina con la discusión entre padre e hija por un helado, la contestación tirana y maleducada de Jane y el desprecio más absoluto del progenitor por su otra hija.
Dave Willock interpreta a Ray Hudson, el padre |
Entre sollozos y confesiones de madre e hija, Blanche decide no olvidar sus palabras. Las grabará en su mente hasta el final de sus días.
Anne Barton es la madre de las Hudson |
El segundo prólogo nos lleva hasta 1935. El mundo ha girado 180 grados empujado ¿por el azar o el destino? Eterno dilema.
Blanche es ahora la que triunfa, la estrella de moda, rica y poderosa, alabada por el público y por una industria que le consiente todo por ser un buen producto comercial. Mientras culmina su objetivo, todo el mundo es testigo del declive de su hermana, no solo en lo profesional sino en lo personal, abocada a un abismo que irá recorriendo durante la cinta.
Acaba con la escena de un misterioso accidente, entre gritos y sollozos, en el que únicamente se encuentran las dos hermanas. Y la imagen de una muñeca con el rostro destrozado, preludio del destino final de las hermanas Hudson.
Y ahora comienza nuestra verdadera historia...
*************
Me llamo Blanche Hudson.
Vivo atada a una silla de ruedas y confinada en el primer piso de una casa que sólo alberga oscuridad y desesperanza. Comparto agonía y espacio con mi hermana Jane. Condenadas a permanecer juntas.
Joan Crawford como Blance Hudson |
Hoy he vuelto a sonreír: han repuesto una de mis antiguas películas en la televisión. Es algo nuevo para mí. Entrar en las casas de mis antiguos fans es algo que me da el único aliento en una vida que solo proporciona una rutina injusta y desmedida. He visto una escena que se quedó corta... ¡Así lo dije! Pero sigue siendo una buena película...
Toco insistentemente el timbre. La he escuchado hablar con alguien, pero ya oigo sus pasos, rotundos, que suben por la escalera.
Depender de ella y de sus sentimientos es algo que me produce angustia a diario. Aunque sé que ella también depende de mí. Nos conocemos bien. Somos hermanas.
Vivimos en una espiral de vinculación mutua en la que ya sólo muestra ira hacia mí. Ella me hiere y yo lo consiento porque recuerdo las palabras de nuestra madre y no me permito olvidarlas.
No puedo borrar lo que mi hermana hizo por mí en los primeros años. Jamás.
La he cuidado desde entonces, incluso en mi contrato. Por cada película que yo hacía, ella también tenía su oportunidad, aunque era una verdadera pena que el público ya no se interesase por ella. Pero yo no tenía la culpa. Bebía mucho.
Sólo me queda el consuelo de Elvira, nuestra asistenta. El único ser humano que se preocupa por mí y con la que quiero vivir cuando nos mudemos, a pesar de casi exigirme que busque un lugar para mi hermana donde pongan tratamiento a su trastorno. Elvira piensa que ha empeorado en este último mes.
Maidie Norman es Elvira, la asistenta |
Aunque yo quiero estar segura de que hago lo más conveniente para ella...
He de comunicarle que la casa debe venderse, no tenemos dinero y no encuentro el modo de conseguirlo. La noto cada vez más irascible y agresiva hacia mí.
Oigo como canta esa antigua canción que no logra sacar de su enajenada cabeza y sus horrorosos gritos. Ha vuelto Baby Jane.
Estoy incomunicada. El teléfono no funciona. He pensado en pedir ayuda a nuestra vecina. Escribiré una nota explicándole mi desesperada situación para que avise al doctor y le rogaré que no se entere mi hermana. Lanzo al mundo lo que puede ser mi única salvación.
Todo ha salido mal y desde entonces empiezo a pagar las consecuencias. El miedo me atenaza. Moriré de hambre si sigue jugando conmigo de forma tan macabra. No me atrevo a probar bocado. Su crueldad no tiene límites.
Ya no depende de mí. Creo que por fin se va a atrever a vivir sola.
*************
Me llamo Jane Hudson. Baby Jane para mi público.
Siempre atraje la atención de la gente. Tenía el público a mis pies; llenaban teatros sólo para verme y escucharme.
Para mi padre era un objeto valioso, pero para mi hermana sólo era un ser aborrecible, siempre me ha envidiado. En un momento de nuestras vidas las cosas comenzaron a irle bien a ella (desconozco el motivo) y, por el contrario, los productores se olvidaron de mí.
Una fatídica noche marcó nuestro destino. Sólo recuerdo mis llantos y mis gritos.
Bette Davis como Jane Hudson |
Ahora que Blanche Hudson ha regresado a la pantalla, reponiendo sus películas, es de justicia que también Baby Jane vuelva a sus días de gloria. Sé que tengo una oportunidad para recuperar lo que fui, ahora que mi hermana va a dejar de ser un estorbo.
Necesito un trago.
Mi hermana piensa que la necesito, pero está muy equivocada. No sabe lo equivocada que está.
Canto mi canción favorita a solas, y recito lo que mi padre me enseñó:
Cuando soy una niña obediente
y no hago ninguna travesura,
mamá dice que soy un ángel
y papá que soy una hermosura.
Pero cuando me vuelvo mala
y soy respondona y descarada,
mamá dice que soy un diablillo
y papá que no le gusto nada.
Que ustedes me expliquen desearía
porque yo soy una niña todavía.
Mi hermana tiene un plan para mí: vender la casa y buscar un sitio tranquilo donde poder cuidarme. Pero se arrepentirá: no venderá esta casa ni saldrá de ella tampoco.
He puesto un anuncio en el periódico para encontrar un pianista que me acompañe en todas mis actuaciones, y volveré a brillar como una estrella a su pesar.
Elvira, la asistenta, se está convirtiendo en un obstáculo. Le he dado unos días libres, pero ha vuelto para desbaratar mis planes, así que he tenido que poner remedio y hacerla callar.
Se ha presentado en casa un pianista.
Victor Buono es el pianista Edwin Flagg |
Cualquiera diría que es un fracasado y no tiene donde caerse muerto, pero me podría servir para resucitar a Baby Jane.
Sin embargo, también ha resultado ser un entrometido, curioseando donde nadie le llamaba. Ha conocido a una moribunda Blanche Hudson amarrada en su cama y...
Ya no tengo otra opción que huir con mi hermana. Siempre juntas, hasta el final.
Hemos llegado a la playa. No puedo más y tengo que soltar a mi hermana sobre la arena. Entonces ella, con un hilo de vida, me dice: «He amargado tu vida haciéndote creer que había sido culpa tuya. Yo la tuve. Tú no conducías esa noche. Estabas borracha y te dije que abrieras la verja. Yo aceleré pero te echaste a un lado. Fuiste tan cruel en la fiesta imitándome y haciendo reír a todo el mundo que sólo quería aplastarte. Entonces no eras fea, yo te hice fea. Hasta eso hice.»
Por Mª Ángeles Lorente
Gracias a Zinefilaz por permitirme colaborar en este maravilloso blog.
Me despido de ellas y de vosotros, aunque las seguiré como hasta ahora.
Hasta que el tiempo nos encuentre.