La última versión |
El pasado festival de cine de San Sebastián vi la película Ha nacido una estrella de Bradley
Cooper. Está protagonizada por el mismo Cooper y Lady Gaga. A mí me gustó, qué
queréis que os diga, igual soy una simple, pero no recordaba para nada los anteriores
(aunque estaba segura de haber visto la de Barbra Streisand y Kris Kristofferson), me pareció que Lady Gaga lo
hacía fenomenal, vi que Bradley Cooper lo mismo vale para dirigir que para
actuar o cantar y pasé un buen rato.
Después se me ocurrió ver las otras versiones de la película y hacer una
comparación. Idea que, después he comprobado, tuvo medio mundo porque está
lleno Google de cosas en plan “lo mejor y lo peor de las cuatro versiones”. No
me importa, yo he conseguido ver las cuatro pelis y ahora os lo cuento sí o sí.
Porque no ha sido fácil, encontrarlas y verlas me ha llevado un tiempo. Quizás
hubiera sido mejor que hubiera dedicado todas esas horas a empezar a aprender
portugués o hacer el curso “Encaje de bolillos I”. Lo primero que me viene a la
cabeza es por qué hay tantas versiones de esta historia. No está mal, tiene su
interés, pero ¿cuatro películas? Yo creo que con un par el tema estaba
ventilado, pero bueno, para gustos los colores. Os las comento por orden
cronológico:
En la ceremonia de los Oscar, antes daban cena |
En 1937 William A.
Wellman dirige la primera versión. Basada en un
argumento creado por el mismo director y Robert Carson (no sabían ellos qué
idea tan buena habían tenido) con un guion en el que colaboró Dorothy Parker,
cuya biografía me fascina y hace que le dé un punto positivo a la película. La protagonizan Fredrick March y Janer Gaynor. Por
lo demás, a esta versión le pesan un poco los años. Resulta ingenua y un
poquito ñoña. Le salvan algunos toques de humor en los diálogos (para mí que se
nota la mano de Dorothy Parker). Después de ver esta película pensé ¿qué más ha
dirigido este buen hombre? A lo mejor todos lo sabéis, pero yo, de las pelis
que vi de pequeña, solo recuerdo a los actores (y no he mejorado mucho, ahora
me tienen que haber gustado por lo menos tres películas para aprenderme el
nombre). Bueno, pues este hombre hizo mogollón, entre otras, Caravana de mujeres, Las aventuras de Buffalo Bill, Más allá del Missouri o Callejón sangriento con la mismísima
Lauren Bacall y John Wayne.
La mejor versión |
En 1954, George Cukor decide hacer la segunda versión con
Judy Garland y James Mason. Para mí, aquí podían haber acabado este asunto
dignamente. Es la que más me ha gustado. Eso sí, dura tres horas. Si no sois
amigos del musical, absteneos. Pero en mi opinión es la versión más completa en
cuanto a actores y como musical. Ha envejecido mejor y transmite más emociones.
La verdad es que de tanto ver la película casi me he aprendido diálogos. Hay
partes que se repiten en todas las versiones y algunas frases muy buenas, muy
agudas.
Algo que me llama la atención de estas dos primeras
versiones es que, o es cosa del tecnicolor, o todas las actrices usaban
pintalabios naranja, cosa que me sorprende porque no lo veo un color
favorecedor.
Para que veáis que no miento. Todas con ese pintalabios |
Luego llegó la de Frank Pierson, en el año 76. No creo haber
visto nada más de este director y esta película tampoco hará que me apresure.
Le pasa como a las fotos antiguas, vemos las de nuestras madres y nos parece
que están divinas, vemos las nuestras con pantalones de campana y damos un
grito. Pues eso, la estética setentera no mejora mucho una historia que ya
empezaba a aburrirme. Hay que reconocer que Barbra Streisand canta fenomenal y que Kris Kristofferson está bastante
bien sin camiseta, pero por lo demás no me parece que aporte mucho a la
historia del cine. De hecho, casi me parece la peor de las cuatro. Porque la
primera, por lo menos, tuvo la idea original.
Kris Kristofferson luciendo torso |
La verdad es que
tanto dar vueltas sobre la misma historia, trajo a mi memoria la conversación
que tuvimos con mi hija a la salida de la última versión. A las dos nos había
gustado —durante el festival se agradece mucho una película comercial—., pero
mi hija opinaba que era una historia machista: hombre famoso lleva a una chica
humilde a la fama y la convierte en princesa. En ese momento me pareció que las
nuevas generaciones son de la línea feminista Mao Tse Tung y que en todo hacen
una lectura de género exagerada. Pero ahora, cuando casi puedo escribir una
tesis sobre Ha nacido una estrella,
empiezo a pensar que tenía razón. No tanto porque él sea el famoso que la lanza
al estrellato (aunque también,) sino por el papel que juega el amor en el personaje
femenino en cualquiera de las versiones. Siempre nos encontramos a una mujer
fuerte, decidida, con una ilusión y mucho talento que lo sacrifica todo por
amor. El amor como ideal, como máximo logro en la vida, frente al cual
cualquier otro deseo o ambición pierde importancia. Ufff, qué peligro. Y ese
mensaje sigue vivo. Más les vale a nuestra hijas ser de la línea Mao Tse
Tung...