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viernes, 7 de julio de 2023

Imitación a la vida


 No soy yo precisamente una superfán del melodrama. Lo considero un género terriblemente arriesgado. Para que me guste, tiene que ser mesurado y a la vez incisivo; debe conseguir un equilibrio verdaderamente difícil entre la emoción y la ausencia de ñoñería y, en mi humilde opinión, pocas producciones lo logran.

Esta, del gran Douglas Sirk, es ya un clásico, así que no me voy a poner yo ahora tiquismiquis con si se le va o no la mano con todas las dosis que requieren un pesaje estricto. Sirk merece un respeto y una admiración. Sí os diré, en cambio, que es otra cosa la que me ha impresionado desde siempre de Imitación a la vida.

¿Qué es? Pues que, sin dejar de ser un melodramón tremebundo, plantea uno de los asuntos raciales más bestiales que haya visto yo jamás en la ficción. En colores rutilantes, con estrellas destelleantes en el reparto, vestuarios carísimos, escenarios lujosos y todo el glamur del Hollywood de los años cincuenta; sí, pero superbestia.

Me acordé de esta peli recientemente porque releí la novela Un extraño en mi tumba, de MargaretMillar, una obra muy recomendable en la que, al igual que en Imitación a la vida, son protagonistas dos pares de mujeres: madre e hija y madre e hija.

La buena de Millar hace aparecer en esta novela, publicada en 1960, a una madre y una hija blanquitas y de clase más o menos media que viven en California y, por otro lado, a otra pareja de madre e hija, estas chicanas, mexicanas, que viven en la misma ciudad californiana, son bastante más pobres (menuda sorpresa) y han llevado una vida bastante más azarosa y novelesca.

Los caminos de ambas parejas se cruzan y entrecruzan y luego va a resultar que ni la vida de las unas era tan perfecta ni la de las otras tan canalla. Bueno. Leed la novela, que merecerá la pena.

Como digo,  este esquema me trajo a la memoria la historia de Imitación a la vida, película estrenada por parecidas fechas (1959) y protagonizada por una madre y una hija blanquitas y rubitas y otra madre y otra hija de raza negra. Ambas madres se conocen un día por casualidad y, desde entonces, unen sus vidas, ocupando, eso sí, cada una su lugar: blanquita ama y negrita sirvienta.

Una novela me llevó, pues, a revisitar Imitación a la vida, que está basada en otra novela, del mismo título. Es una novela bastante desconocida, al igual que su autora, Fannie Hurst, quien en su tiempo gozó de cierto crédito, ya que, basadas en sus novelas, se rodaron, entre los años 20 y los 70 del siglo pasado, un total de quince películas.

Entre esas quince debo destacar una anterior versión de Imitación a la vida, de 1934, también con cambio de preposición en español, Imitación DE la vida, dirigida por John M. Stahl y protagonizada por Claudette Colbert.

No he visto esta primera versión, pero seguro que Colbert lo hacía mejor que Turner. De hecho, una pega que le pongo a esta peli es que su protagonista, Lana Turner, nunca fue una buena actriz, con lo que queda un personaje principal que podía dar mucho de sí, pero se queda en poco más de la preciosa estampa de la bellísima Lana.

Y, ya que cito a Lana Turner y a su hija en la ficción (la inefable Sandra Dee), que en Imitación a la vida se enamora del pretendiente de su madre, no puedo dejar de ver cierto paralelismo con la historia real de la verdadera hija de de Lana Turner y el asesinato del gángster Stompanato, amante de su madre, es decir, de Lana Turner, por si os he liado.

No creo que nadie desconozca esta historia, pero, por si acaso, os la resumo.

El 26 de marzo de 1958, en la casa de Turner en Beverly Hills, esta y su amante Johny Stompanato, que la había agredido más de una vez anteriormente, comenzaron a discutir en el dormitorio. Stompanato amenazó con matar a Turner y a su hija Cheryl. Cheryl, que tenía quince años y estaba en la casa, en una habitación contigua, temió por la vida de su madre agarró un cuchillo de cocina, apuñaló a Stompanato en el estómago y lo mató.​ En el juicio Turner y su hija fueron exoneradas de cualquier delito.

Esto sí que es un melodramón. O más que un melodramón, una historia muy negra, un escandalazo en la época y una constante fuente de chismorreos que no ha dejado de manar durante décadas. Así y todo, creo que nunca se ha adaptado al cine y tampoco le conozco ningún tratamiento literario digno de mención. Y, si me equivoco, corregidme, por fa.

Y esto es todo, amigas. He comenzado con un cierto cuestionamiento del melodrama y he acabado constatando que la vida misma es todavía más melodramática. Recibid un cariñoso saludo de vuestra amiga

 

Noemí Pastor

viernes, 25 de octubre de 2019

Agua de otra época: Un día de Lluvia en Nueva York

Existe gente que va a ver películas de Woody Allen como un ritual: van cada año, no importa cual.

Hay otros que siguiendo el ritmo de la política social del momento: las boicotean, sin molestarse.

Otros mostramos interés, y si conviene, vamos.


Con esto dejo claro, que Woody Allen es un director de referencia para mí, pero desde hace ya bastantes años, me cuido de, al menos, saber ligeramente de qué va a ir lo que voy a ver. Aún recuerdo con espanto aquella pesada Melinda y Melinda, o el nihilismo irritante de Si la Cosa Funciona...y viendo que pocas cosas suyas pueden volver a tener la magia de antaño, salvo excepcionalmente Midnight in Paris, me las planteo como películas de sobremesa, y voy si parece que vayan a resultarme entretenidas, como ya me sucedió con Magia a la Luz de la Luna. Así, un sábado por la tarde, en un día frío y lluvioso, muy común donde vivo, pedí mi entrada para la última del realizador neoyorkino: Un día de Lluvia en Nueva York, un título que presagiba que seguiría con humedad dentro del cine, pero al menos sin necesidad de mojarme los pies.


Woody volvía a Nueva York después de una tournée obligatoria por tierras extranjeras. Aunque había visto su serie de Amazon, que sucedía en la Gran Manzana de los años 60, parecía que esta última cita con su ciudad, nos iba a ser vetada porque vivimos en tiempos feroces, y a veces justificados, del #MeToo, y sin entrar en polémicas con una persona que incluso ha ido a los juzgados, finalmente el film ha sido estrenado en Europa.


Rodeado de un casting solido con el nuevo It-Boy de Hollywood, Timothée Chalamet, rodeado de Elle Fanning, la otrora niña-actriz Selena Gómez, y los más veteranos Liev Schreiber, Jude Law, Diego Luna y la habitual Rebecca Hall, Allen nos cuenta una historia sencilla, sobre dos jóvenes universitarios (Chalamet y Fanning), que con inocencia deciden ir a Nueva York por una entrevista que ella debe hacer, y pasar un día en la ciudad.


Lo que comienza de forma sencilla, con un protagonista masculino que es la clásica reencarnación de Woody Allen, y un personaje femenino que es parte de los tópicos de la rubia poco inteligente, nos hacen viajar a un mundo extraño, porque se ve como el actual, pero su corazón quizá está más en los años 50, con un balance que se mueve entre la ingenuidad y el candor, hasta cierto gusto a antaño, que resulta poco habitual en las pantallas de hoy en día.

Esto no resulta negativo, si no más bien lo contrario, pues nos aleja de lo que normalmente nos encontramos en el cine. Es una especie de fabula irreal, de cuento dulce con algún golpe un poco amargo..


Los personajes no son muy profundos, y muchas veces son retratados con brocha gorda, cayendo dentro del tópico. Quizá se escapan de esta imagen, como se puede suponer claramente, el protagonista, Gastby Welles, que con ese nombre homenajea al chico de barrio rico que es, con mucha imaginación y cierta propensión a despreciar sus orígenes, pero sin dejar de aprovechar sus privilegios en cierto grado, como incluso le recrimina la protagonista femenina, una antigua conocida, que también es el otro personaje que está bien retratado: Shannon, que es un buen descubrimiento, porque aunque crees que será la "Manic Pixie Girl" de turno, acaba siendo mucho más profunda e intersante.


¿Es consciente Allen de estos hechos?¿Son sólo ellos los que merecen un retrato con más detalle mientras que el resto son más una imagen lluviosa que sirven a la acción solamente? Eso nos parece, porque aunque regalan buenos momentos y alguna divertida línea, no son más que medios al servicio de lo que se quiere contar. Es curioso pues, que al final del film aparezcan dos personajes femeninos secundarios (uno esperado a lo largo del film y otro fortuito), que tienen carisma e impactan en la historia.


El retrato de Gastby y sus vivencias, nos recuerda un poco a su homónimo literario, y como hemos dicho, parece pertenecer a un mundo que no existe. Un mundo entre la realidad de esa "upper class", la universidad elititista, y la neurosis del mundo del cine que se muestran en la historia.

Sólo puede decir una cosa negativa, y es que quizá hay un pequeño problema que se siente a lo largo del film, y es que llama la atención lo poco actual que son los jóvenes que aparecen en el mismo. Ninguno es adicto a las redes sociales o teléfonos, y esto hace que resulten poco reales, pero especialmente, el protagonista, pues es bastante difícil de creer que alguien de su edad, de la generación, ya Z, parezca de tan otra época, tenga una cultura tan basta de cosas de los años 40, porque aunque sepamos que pertenece la élite, eso no explica esa pasión por el pasado.


Pero bueno, si obviamos ese hecho, que no sabemos si es una cosa hecha a conciencia por el director, o simplemente, el reflejo de que el mismo tiene más de 80 años y no está conectado con el mundo más moderno, la película es un buen entretenimiento con poquísimo drama y una reflexión acerca de lo que creemos ser y lo que finalmente somos.

No digo más, sólo que vayais a verla. Os la recomiendo.

Trailer
Carmen R

viernes, 13 de julio de 2018

Sólo quiero ver una peli, pues elige: El Regreso del Heroe - Yo, Tonya - La Sociedad Literaria - The Disaster Artist

Como ya he dicho en más de una ocasión, hay veces que no queremos ver un supuesto éxito de taquilla. Hay días en que queremos algo más íntimo y sencillo, no diseñado para encabezar lo más recaudado del año, para pensar a la vez que disfrutar.


Porque tampoco estoy diciendo que sean días de cine de autor, de películas intelectuales rodadas en idiomas ininteligibles, si no más bien, días en las que apetece ir al cine para reír, o no, para disfrutar de una historia o una actuación, sin necesidad del exceso de efectos especiales, o sin que la película haya tenido que rodar por varios festivales sin fortuna comercial y tenga una larguísima lista de financiación (esto sí pudiera ser).

Y como estamos en verano, voy a hacer algo ligero: 4 micro reseñas de las películas que he visto en lo que llevo de año, que cumplen ese rol, de no ser excesivamente independientes, y contar una historia basada en el trabajo de sus actores y un guión más que eficiente: El Regreso del Héroe, Yo, Tonya, La Sociedad Literaria y el Pastel de Piel de Patata y The Disaster Artist.


El Regreso del Héroe (Le Retour du Héros) - Laurent Tirard - 2018
Con Jean Dujardin y Mélanie Laurent.

Cine cómico francés y de época. Un híbrido entre la comedia de maneras y la picaresca clásica que también hay al otro lado de los Pirineos.

Partiendo de premisas muy conocidas en las historias galas (héroe que vuelve de la guerra inesperadamente cuál Martin Guerre, o una correspondencia basada en el engaño para hacer feliz a un tercero), se forma un entramado lioso y "cuasi-amoroso", con un personaje principal de corte de los bribones seductores a lo Jean Paul Belmondo, y con una inteligente y brillante protagonista femenina. Ambos por supuesto, puede que caigan en romance imposible, pues como no, se detestan.

¿Conseguirá el seductor Capitán Neville, recien llegado de las batallas napoleónicas, volver a su vida normal, cuando su futura "cuñada" Elisabeth, se ha encargado de encumbrarlo como un héroe, para hacer feliz a su hermana Pauline? ¡Ah, lo tendréis que ver!



Yo, Tonya (I, Tonya) - Craig Gillespie - 2017
Con Margot Robbie, Allison Janney y Sebastian Stan

Yo, Tonya, es un biopic de la patinadora Tonya Harding dirigido por Craig Gillespie, en forma de film independiente, muy inteligentemente elaborado, con imágenes brutales, dinámicas y viscerales, en la que el director nos da golpes de efectos visuales, con un guión que salta hacia adelante y hacia atrás, hasta el momento más conocido de la patinadora y sus consecuencias.

Pero obviando la estética de videoclip mezclado con reality, el filme tiene su valor en Margot Robbie, que está en estado de gracia, junto a Allison Janney, que también se come la pantalla como su madre, creadora de la estrella del patinaje, Saturno que la devora, pese a que Tonya no llegue ni a considerarse un monstruo de Frankenstein, pues siempre huye hacia adelante, y acaba cayendo en una relación tóxica con el "tonto" de Jeff Gillooly, también grandísimo Sebastian Stan,

Una película que muestra lo peor del ser humano: la maldad y sobre todo, la tremenda estupidez.

Aunque resulte dura de ver, debido a su origen real, es una gran historia, que merece ser vista.




La Sociedad Literaria y el Pastel de Piel de Patata (The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society) - Mike Newel - 2018
Con Lily James, Matthew Goode, Glen Powell, Michiel Huisman, Katherine Parkinson, Tom Courtenay y Penelope Wilton

Volviendo a la ficción más total, no podemos olvidar aquellas películas que tienen su origen en una obra literaria. Y aquí está el caso de esta película dirigida por el eficiente Mike Newell (Cuatro Bodas y un Funeral, por ejemplo), que parte de una emotiva y sensible novela dramática escrita por Mary Ann Shaffer y Annie Barrows.

Con una base así, tendría que tener muy mala suerte, para que la película acabase siendo una mala historia. Y efectivamente, pese a que, en caso de conocer la novela, se noten ciertos puntos donde no se llega a la profundidad del libro, es una bonita obra.

La trama, llena de amor, y bien interpretada por una serie de solventes actores, se sigue con cariño, y nos recuerda a aquellos años en los que el cine, sólo necesitaba una bonita historia para emocionar.






The Disaster Artist - James Franco - 2017
Con James Franco, Dave Franco, Allison Brie, Seth Rogen y Ari Graynor.


Termino esta lista con una película que debería haber sido más reconocida en la última gala de los premios Óscar, pero acabó siendo oscurecida por unas acusaciones de acoso a su director y protagonista, James Franco, lo cual es una pena, porque la obra es una maravillosa visión del cine dentro del cine.

Franco, junto a su hermano Dave, dan vida a Gregg Sestero y Tommy Wiseau, y nos cuentan su amistad hasta "prepetar" una de las peores películas de la historia reciente, ahora con estatus de culto debido a su mala calidad: The Room. Sestero, acabó escribiendo un libro de no ficción, hablando de toda la bizarra historia de este proceso y de su relación con Wiseau. Y en este libro, se basa el film.

Una gran película, divertida, amena, bien dirigida, llena de cameos y apariciones inesperadas (los Franco deben de tener la agenda del teléfono sin memoria, viendo la cantidad de actores que pasan por la pantalla), y sobre todo, que se une a la tradición de contarnos lo que pasa entre los focos, con sus miserias y cosas absurdas. Una joya para ver sin prejuicios.

Y desde luego, muestra que la relación entre los hermano Franco debe ser maravillosa, viendo la complicidad al sacar un film así.


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Ahora eso sí, llegado el verano y el cine palomitero, pensemos que también queramos disfrutar de lo que Hollywood nos manda, y soltémonos el pelo para disfrutar de superhéroes como Ant-Man y La Avispa o secuelas muy esperadas, como la de Los Increíbles. Porque también tenemos días así. Igual que cuando llegue más frío, quizá queramos historias más íntimas, que también nos llegarán.

¡Pasad un buen verano!


Carmen R.