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viernes, 31 de mayo de 2024

Samurai de Ojos Azules


Hoy os traigo una serie de animación emitida por Netflix durante el año 2023. Tras escuchar a una buena amiga hablar de ella, decidí darle una oportunidad, y me alegra mucho haber podido verla.

Creada por el matrimonio formado por Amber Noizumi y Michael Green, se realiza en el estudio de animación Blue Spirit, situado en París.

Samurai de Ojos Azules, cuenta la historia de un "outsider", una figura solitaria y de pocas palabras, que va por el Japón del periodo Edo, buscando la venganza. Como en un clásico relato de "samurai sin señor", que hemos visto en producciones niponas a lo "Lobo Solitario", o bien en los más famosos westerns (como en el Jinete Pálido). Es alguien que no tiene a nadie, y cuyo pecado es de nacimiento, no puediendo jamás borrarlo. Y pese a que el misterio rodea a nuestro protagonista, al contrario que en otros relatos donde este tipo de personaje goza de una de un aspecto "semidivino" y se sabe poco de él, en este caso, la historia, nos va a relatar, mediante flashbacks, la vida de Mizu, y cómo en su camino de la venganza, hará una serie de descubrimientos, que provocarán que sus creencias vayan cambiando.

Mizu irá cruzándose con diferentes personajes como Ringo (un inocente cocinero discapacitado), Taigen (un futuro samurai arrogante y cabezota), Akemi (la hija rebelde de un Lord), el Maestro de espadas Eiji, o Abijah Fowler, un irlandés que quiere imponer su voluntad, entre otros. En general, todos estos personajes tienen algo que no se ve mucho hoy en día: están desarrollados, tienen sus motivaciones y sus deseos, y sus propias agendas, y se irán entrecruzando hasta llegar a la gran final.

He intendo haceros una sinopsis de la manera más "críptica" posible, pues no quiero desvelaros puntos importantes de la trama, o las sorpresas. Y sólo debo decir que tanto la historia como los protagonistas, podrían caer bajos las alas de la "diversidad" que tanto se exige actualmente, pero esta historia no va de esto, aunque los personajes principales puedan ampararse en "minorías" de diverso tipo, o la venganza se diriga hacia "hombres blancos". Si habéis leído alguna review sobre esto, y viendo que se distribuye por Netflix, y tenéis miedo de que sea la clásica producción "contemporánea" metida en un envoltorio de época, sólo puedo deciros que no temáis nada, pues en general, y pese a que es una serie actual, se suele respetar bastante bien, el ambiente en el que se desarrolla.

A todo esto, debo aclarar que la serie no es "real", si no, animada. Que sean "dibujos animados" no quiere decir que sea para menores de edad. De hecho, está muy cargada de sexo y violencia desde su primer capítulo. Es animación para adultos y cuenta una historia brutal en tiempos un poco "salvajes" pese al empaque del Japón Feudal.

La primera temporada consta de ocho episodios, de los que podemos decir que no hay ninguno de relleno. Y todos homenajean el estilo de las producciones japonesas y en particular hay guiños al cine de Kurosawa. Uno de los que más destacan, es aquel donde la historia hace un flashback y paralelismos al teatro japonés y a sus formas de expresión.

Dicho esto, si os gusta la animación para adultos, y podéis aguntar unas ciertas dosis de violencia y sexo, si os va el Japón feudal y las historias de venganza, tenéis que darle una oportunidad a este "Samurai de Ojos Azules". Aquí ya estamos eseprando su segunda temporada.

Carmen R


sábado, 23 de marzo de 2024

Se les fue la mano, aunque sea de hierro

No quiero repetirme, pero lo debo hacer una vez más. En mis últimas contribuciones he venido hablando de las series para plataformas de televisión y su gran momento. Hay una especie de edad de oro de las series, pero eso también significa que, entre tanta producción, suela haber bastante ejemplar mediocre. Yo deseaba poder hablar aquí de una seria epatante, pero acabo de ¿consumir? algún que otro gato que me habían vendido como liebre.

Destaca el gris...En todo.


Cierta plataforma televisiva  ha estrenado, y publicitado, una serie de acción española, trufada de grandes nombres en su reparto. El tráiler es trepidante, pero la serie pierde gas desde el primer capítulo. La sinopsis es la siguiente: Joaquín Manchado, also known as "el manco" (Eduard Fernández) es un hombre hecho a sí mismo, como nos demuestran los recurrentes flashbacks, que es el que maneja a su antojo el puerto de Barcelona, tanto en negocios legales como ilegales. No pasa nada en su puerto que él no sepa. Su familia convive y trabaja con y para él, desde su hermano Román (Sergi López), sus hijos (Enric Auquer y Natalia de Molina) y su yerno (Jaime Lorente).

La serie lleva el nombre de su personaje, pero no el peso.


La trama es tan clásica que sabes lo que va a pasar y eso le quita interés. Cada personaje, masculino, por supuesto, ya que las tres o cuatro mujeres que tienen letra en la serie hay poca cosa que reseñar, y es que en este campo de nabos las mujeres no dejan de ser una mera comparsa y se limitan a ser: la hija del jefe (Natalia de Molina), la hija y hermana de un gángster mexicano (Giannina Fruttero),  la puta de lujo a la que babosea el hermano  gregario del jefazo (María Belmonte), una secundaria misteriosa que tiene alguna escena al final de la serie inacabada (Melina Matthews), o el papel que se queda a medias de personaje importante que hace su aparición con cuentagotas (Ana Torrent)

Sergi López hecho un cristo.


Así que entre explosiones, tiros, sangre, palizas, puñaladas literales y de las figuradas, también, flashbacks fallidos que intentan explicar el por qué de la violenta situación actual, ambas tan falsas como una sonrisa de vendedor profesional, la serie va perdiendo fuelle. 

Las subtramas no están demasiado logradas. Chino Darín en plan ONG.


Hablando de flashbacks, sitúan los inicios del imperio del joven advenedizo que será "mano de hierro" en un puerto de Barcelona irreal que convierte a los estibadores en mafiosos que viven en una especie de gueto chabolista (Que quieren hacer pasar por lo que fue can Túnis, actual zona donde se aposenta "Mercabarna"). Entiendo que quieran mostrar un pasado oscuro y peligroso de un puerto corrompido, pero es que no da el pego.

Sicarios mexicanos, bueno, Raúl Briones, sí, su hermana, Giannona Fruttero es de bastabte más al sur.


En resumidas cuentas. Hay un conflicto con un cargamento que entra a puerto en el que se ven envueltos el mafioso local que tiene untado al picoleto que comanda el cuartel (Se agradece ver a Salva Reina en un registro que no es el habitual), a los mafiosos italianos, a los sicarios mexicanos (Aunque la peligrosa mexicana sea chilena) y a los arribistas que quieren dar el golpe de su vida. Nada demasiado original, que, además cumple con la estafa, no ya de dejar algún cabo suelto para una segunda parte, sino de no resolver absolutamente nada dejando muy descaradamente todo inacabado, lo cual es indignante. 


viernes, 9 de octubre de 2020

Dar cera, pulir cera: Cobra Kai never dies!

En este verano del 2020, ya extinto y con nulos viajes, he podido ponerme al día con alguna que otra serie, y aunque no soy espectadora de lo nuevo, me llegó la noticia de que Cobra Kai iba a estar a estar en una de las plataformas que tengo, y me recomendaban verla.


No había nada que me diera más pereza: el enésimo intento de vivir de la nostalgia ochentera, de la gloria de una época que nunca fue lo que nos intenta recrear, de una niñez ya perdida entre las arrugas que acompañan a los que ya tienen canas o han pasado la cuarentena. Así pues, me acordaba cuando en esa década maravillosa, se exaltaban los años 50, con su Duo Dinámico y sus chicas de la Cruz Roja a nivel nacional, y con el Rockabilly, los rebeldes sin causa y todo lo que el instituto de Hill Valley te podía traer en lo internacional. Así, que la historia es cíclica, y ahora vivimos la alabanza a los cardados y a las hombreras.

Cobra Kai recogía un éxito de ese momento, Karate Kid, que ya había sido explotado hasta la saciedad con múltiples continuaciones e incluso cambio de protagonista (de Ralph Macchio a Hillary Swank), y una posible resurrección en el año 2010, con Jackie Chan y Jade Smith, producida por el padre del último, el conocido Will Smith. Y Will, aunque no logró reiniciar la franquicia para su hijo, sí que decidió volver al pasado a través de una producción de Sony/YouTube Originals (ahora Netflix), la ya nombrada Cobra Kai.

No sabemos si el éxito de la nostalgia de Stranger Things es lo que hizo que se le diera la oportunidad, pero debemos admitir, que incluso para el más escéptico, la serie es un gran entretenimiento, que recoge el espíritu del cine adolescente, movido a los cánones actuales, donde los personajes se comportan con continuidad, y en una evolución esperada.

Ralph Macchio y Will Zabka recuperan sus antagónicos roles, y gracias al paso de los años, logran darles una mayor profundidad que lo mostrado en los films originales. Con múltiples guiños a los mismos, pero sin necesidad de conocerlos previamente, y a través de algún flashback, se vuelve a establecer la continuidad necesaria, a la vez que se incorporan nuevos personajes que levitan alrededor de los mismos.

Los protagonistas, especialmente Zabka, están esplendidos recuperando este mundo que ya parecía perdido. Daniel LaRusso, el héroe, el triunfador, perdido ante la llegada de Johnny Lawrence su vida de forma inesperada, que no sabe si dar segundas oportunidades a quien fue su "terror" en el instituto. Johnny, un hombre eternamente metido en su momento de gloria de la adolescencia, que no ha sabido llevar más que una vida perdedora, que se arrastra en el día a día, hasta que se da cuenta de que puede ser algo más.

Acompañados, por tres adolescentes principalmente (la hija de LaRusso, el hijo de Johnny, y Miguel, un vecino del mismo), también nos vemos imbuídos en una trama juvenil, que es tan necesaria en esta recuperación sentimental de la década de los 80. Estos, y sus compañeros de clases, se verán imbuídos en el nuevo Dojo de Lawrence: Cobra Kai (que da nombre a la serie), y en la recuperación de la filosofía karateka de Daniel, que quiere ser un sensei para alguien como lo fue Miyagui para él.

La nostalgia no estaría completa, si además de las tramas, no hubiera múltiples guiños al cine del momento, con una banda sonora que se plega a los éxitos de entonces, que resultan originales ahora.

Lawrence, en particular, es un ejemplo de hombre sin tiempo, que parece sacado de 1985, y el shock con el mundo actual (internet, feminismo...), es otro de los grandes éxitos en los que se sustenta la serie, pues junto a LaRusso y su mujer, hay un choque generacional muy agradable y agradecido, que anima a que pueda ser vista en familia, sin importar ser padre, madre, hijo, hija o abuelos.

La evolución de los personajes, y la eterna contienda entre el bien y el mal sustenta la serie, junto a la oportunidad de cambiar o de mejorar.

En general, pese al drama adolescente que empieza a inundar la segunda temporada, Cobra Kai es una serie muy disfrutable, un entretenimiento escapista y una vuelta al cine adolescente de artes marciales, que conoció sus días de gloria hace más de 30 años.

¡Os la recomiendo!



viernes, 12 de julio de 2019

Folletín heroico

Cualquiera que sea un poco aficionado al mundo de los tebeos, sabrá que en su mayoría, su distribución es similar a la de un folletín del siglo XIX. Semana tras semanas, los protagonistas se enfrentan a diferentes peligros, crecen sus dificultades y cierran un ciclo de cómics. Los fans, al igual que aquellos caballeros y damas victorianos, esperan su ración semanal de aventuras, y a veces se compran un libro que recoja toda la historia.

Sí, hoy toca hablar de los Vengadores y Marvel

Como ya se supo desde la época de Dumas, Conan Doyle o Galdós, los folletines eran un buen negocio, pues los editores de los capítulos se aseguraban ventas y consumo habitual entre su clientela, lo que implicaba unas ganancias fijas. 
Replicar este comportamiento en otras esferas fuera del mundo editorial, ha sido un objetivo del mercado radiofónico y audiovisual durante décadas. Desde las radionovelas o culebrones, que se basan en la nostalgia o cariño del público, hasta la simple explotación de personajes.

El Conde de Montecristo, ésta es una mala adaptación, pero imaginad el libro
El mundo del cómic, como he dicho, nunca fue ajeno a este formato, y desde la llegada del Superman de Donner, y su éxito, se decidieron generar secuelas. Algo que se repitió con los Batmans que inició Burton. La aventura de la editorial DC a través de Warner, había generado un éxito considerable, y creación de sagas. El modelo, una vez superados los problemas técnicos y de falta de presupuesto, fue imitado por Marvel, a través de diferentes productoras cinematográficas, con los X-Men del ahora repudiado Singer, o el icónico Spider-Man de Raimi, que se tradujeron en una recaudación de taquilla generalmente estupenda y en la implantación del género de superhéroes a lo largo de lo que llevamos de siglo.

 Uno de los grandes momentos (de los muchos) de Spider-Man 2

Pero Marvel quería más. Como ese villano que quiere dominar el mundo, quería no ser un socio más del film, quería llevar la voz cantante. Y es cuando el proyecto más grande y la operación empresarial más importante en el mundo del cine de los últimos años aparece: el universo MCU.

La editorial había vendido los derechos de sus joyas de la corona a otros estudios como Fox o Sony, y ¿qué personajes podía usar si quería hacer su propia aventura cinematográfica? Más bien pocos, desconocidos, ignorados o denostados. Pero era el momento de apostar fuerte, y si el personaje no era muy popular, si el presupuesto se limitaba debido a que se iba en efectos especiales, ¿qué hacer? El productor Kevin Feige lo tuvo claro: escoger al actor adecuado. Y dicho intérprete era conocido, pero había pasado por su propio infierno particular y no estaba en lo más alto de Hollywood, todo lo contrario, le pasaba como a Tony Stark, había caído a los infiernos: era Robert Downey Jr.

Él es Iron-Man. Acierto total de casting para este personaje

La llegada de Iron-Man y la planificación de la conocida Fase 1, es, vuelo a repetir, una de las operaciones de planificación empresarial más importantes de comienzos de nuestro siglo XXI en el mundo del espectáculo, y una copia de lo ya realizado en los tebeos. No, no se trataba de hacer una saga, se iba a hacer a hacer un universo. Escoger personajes “menores” de la editorial Marvel, darles un comienzo, ver la respuesta y unirlos en una película, al igual que con los cómics. Cada película actuaría de entrega de ese folletín que se implicaba en esa Fase. Era cuestión de dar a conocer al público dichos personajes, darles una aventura para que tuvieran una base, soltar pequeñas gotas de las historias en papel, pero también de las otras películas que saldrían, y acabar con un gran evento o fin de fase.

 Marvel mezcla y remezcla. Una vez que estás en su universo, puedes aparecer donde sea

El dinero empezó a llegar en cantidades industriales. Disney apareció. Las películas explotaron globalmente a todos, porque en general, si te gusta el género, siempre hemos querido héroes, independientemente de donde vengamos. Todos los films siguen un patrón parecido: héroe con problemas que aprende algo en su film, con gotitas de humor, una violencia ligera, un romance blanco para toda la familia, actor poco conocido o con papeles previos que lo cancelarían como el protagonista (el caso de los tres Chris: Evans y su Antorcha Humana, Pratt antes de su transformación física, Hemsworth y su origen desconocido), aparición de secundarios de lujo pero de capa caída/o en  (pre)jubilación (Robert Redford, Anthony Hopkins…), y Samuel L. Jackson para unirlos a todos.

 No sé si una de las variables de la fórmula es llamarse Chris

En fin, que gracias esta fórmula, ya llevamos más de 20 películas y tres fases o folletines, unidos entre sí. Y con esta prueba de paciencia para el seguimiento del culebrón MCU. En algunos casos, las películas sobresalían, quizá especialmente a los directores o guionistas, saliéndose de esa media que quería controlar el estudio. Ejemplos así son el gran film de acción y thriller que es Capitán América: El Soldado de Invierno (un personaje que no imaginamos que haría el arco que hizo), Thor: Ragnarok (su directork Taika Waititi, nos devolvió los films de héroes más coloridos y divertidos), o Guardianes de la Galaxia (sin ser personajes conocidos, James Gunn puso un poco más de mala uva de la habitual, y nostalgia, que encandiló).

 El comienzo ideal cuando quieres ser el Indiana Jones espacial

Como espectadores, se llega a un nivel, para algunos, en los que se abandona o se ve sólo las de aquellos héroes que gustan, y ahí estaba yo, viendo Endgame y preguntándome cómo la película que era la culminación de otras veinte, llena de guiños a esas pelis, homenajes o continuaciones de cosas que sucedieron ya hace 10 años, podrían ser seguidas por un público normal, no fan, no comiquero. ¿Estaba funcionando la película si no se tenían referencias previas? ¿Se podía disfrutar de la misma? ¿Se puede leer el capítulo final de un folletín sin haber leído el resto? ¡Si había guiños a series como Agente Carter que no todo el mundo había visto! Sí, porque Marvel también, visto el éxito alcanzado, extendió su producción al canal ABC con Agente Carter y Agentes de Shield, para un público familiar, y se lanzó de lleno a uno relativamente más adulto con las historias neoyorkinas de Daredevil, Jessica Jones o Luke Cage en Netflix (estos no se incorporaron al film por no confundiar al público no fan).

Hay que ver todo el vídeo: la escena original (Soldado de Invierno) y el guiño (Endgame)

Pues en eso estaba yo al ver esta película, pensando en esa culminación de más de 20 películas. Una operación a largo plazo, que es el sueño de cualquier productor cinematográfico y que se seguirá extendiendo, mientras el público lo acepte y no se canse de ello. ¿Qué entendería acerca de Vengadores: Endgame un espectador que la viera por primera vez sin saber nada de lo anterior? Supongo que se adaptaría, incluso ayudado con el cambio del tono del film respecto al a aventura precedente (de acción algo seria superheróica, a una aventura con humor y viajes en el tiempo). Pero está claro que estaría leyendo un número más de un folletín, que podría disfrutar si es de su gusto, aunque perdería el hilo argumental de las  tramas que convergen ahí. Es entonces cuando caes en que además de la lectura referencial que le darán los fans más acérrimos del mundo de las viñetas, habrá una segunda lectura de la cultura popular que ha seguido este culebrón a lo largo de los años, y otra para el espectador ocasional.

Un montón de gente. Un montón de historias y una gran idea

No es la primera vez que una película se interpreta en diferentes capas según las experiencias del espectador,  y el ejemplo más claro es ver una adaptación juvenil de Shakespeare, pues estará el erudito y amante del dramaturgo inglés y el otro espectador, que desconozca, quizá, su obra o persona. Igualmente aquí, habrá varias capas, y en todas ellas, los productores sacarán beneficio. Me pregunto, eso sí, cómo se verán dentro de 50 años, como una colección clásica de buen cine o sólo como un ejercicio inteligente de mercadeo hollywoodiense. Ahí está también la cuestión.

Carmen R.

viernes, 8 de julio de 2016

The Americans


Nunca me gustaron las pelis de espías
Así es. Nunca me gustaron porque nunca las entendía. Siempre me hacía un lío con el contraespionaje. Nunca me quedaba claro de qué lado estaban unos y otros, si estaban con dios o con el demonio, y eso era algo que mi cabeza cuadrada no podía concebir. 
También me sucede que las pelis de espías me provocan un desasosiego que es el que siempre me ha provocado y me provoca el cine. No puedo evitarlo. No puedo tragarme las pelis friamente. De sobra sé que son un constructo, una ficción, todo mentira, incluida la lluvia. Me digo: "Noemí, por dios, que es una peli." Pero no hay manera. Me muero de los nervios solo de pensar que van a atrapar a los espías protagonistas y los van a ejecutar, por más que sepa que eso no va a suceder, porque ¿cómo, si no, van a rellenar cuatro temporadas?
Así y todo, vaya usted a saber por qué, me animé con The Americans. Y no me arrepiento. Vi el episodio piloto (magnífico, deslumbrante; echaron el resto, sin duda) y supe que quería seguir viendo.

De qué va más o menos The Americans
En los USA de la década de 1980, bajo el mandato de Ronald Reagan, en plenas tensiones con la Unión Soviética, habita un suburbio residencial de Washington la familia formada por Elisabeth y Philip Jennings y sus hijos Paige y Henry. Elisabeth y Philip son espías soviéticos encubiertos, del KGB. Llevan quince años viviendo en los USA con identidades falsas. Mantienen, pues, una doble vida: tienen una agencia de viajes y, además, se dedican a todo lo que supone el activismo, incluidos secuestros, asesinatos, disfraces, terceras y cuartas falsas identidades…
Lo más curioso de todo esto es que lo que cuenta la serie es absolutamente real. Durante la Guerra Fría los espías soviéticos se infiltraban hasta niveles inimaginables en las agencias de inteligencia americanas y europeas. Llegaron incluso a casarse con empleadas de estos organismos para obtener información por directísima vía conyugal. De hecho, los episodios más rocambolescos y extraños de la ficción televisiva son los más fieles a la historia, basada fundamentalmente en un libro de Vasili Mitrojin, antiguo agente del KGB.
Y no estamos hablando de hechos demasaido remotos, pues todavía en  2010 (¡hace seis años!) detuvieron en USA a varios miembros del KGB que vivían como ciudadanos americanos normales y corrientes.

Qué tiene de bueno The Americans
La serie posee una estructura episódica clásica con tramas de continuidad, pero nos ofrece, a la vez, las fuertes vueltas de tuerca tan en boga en los guiones contemporáneos.
La narración se salpica con breves flashes al pasado soviético de los protagonistas, cuando no se llamaban Elisabeth y Philip, sino Nadezhda y Mischa, cuando la una vivía con su madre viuda y no tuvo nunca novio; cuando el otro tuvo que abandonar a una novia (que luego reaparece tambien en los Estados Unidos) y empezar a adiestrarse como superespía, junto a su recién conocida compañera, en una especie de centro de superrendimiento y entrenamiento para superespías.
La ambientación en los 80 es todo un puntazo: la ropa, los productos de consumo de entonces (beben Tab, aprovechando su regreso al mercado en 2015), la era Reagan, en la que se asentaron los pilares de la crisis global con la que nos codeamos hoy, el retrato de Ronald presente en todos los despachos y, sobre todo, la música ochentera, brillando esplendorosa desde el episodio piloto.

Un párrafo aparte merece el asunto tecnológico: la tecnología de entonces (qué antenones, qué aparatejos de radio, qué sistemas de transmisión, qué libretitas y bolis, qué computadoras, qué viejuno todo, qué risas el día que Philip Jennings se hace pasar por periodista y visita a un profesor de universidad que le explica en qué consiste un proyecto que dice que será el futuro de la información y la comunicación que se llama Arpanet. El bueno de Philip sale de la entrevista cabreado como una mona: “¿Qué demonios dice este hombre de nodos, nubes y redes? ¡No he entendido ni una palabra!”


Guiños

The Americans está plagada de guiños y referencias extratextuales a otras series y películas americanas en las que trabajaron los protagonistas.

Así, Noah Emmerich, que en The Americans es un agente de contraespionaje del FBI, empuña en una escena un pack de cervezas, exactamente como lo hacía con fines publicitarios en El show de Truman.

Noah Emmerich empuña el pack de cervezas en “El show de Truman”


Noah Emmerich empuña el pack de cervezas en "The Americans"


Además, en The Americans Emmerich se dedica a cazar espías, que es exactamente lo que hacía en otra peli, “Caza a la espía”.

Otro guiño: la niña hija de los Jennings (que no sabe nada de la personalidad oculta de sus padres, pero empieza a sospechar)  se llama Paige, como la sobrina de padre en la ficción, Matthew Rhys, en la teleserie "Cinco hermanos".

Y un último guiño: John Carroll Lynch, actor secundario en Fargo, posa largamente en cierta escena ante el primoroso cuabro enmarcado de un pajarito, como los que pintaba su personaje en Fargo. He buscado el fotograma, pero no lo he encontrado. Sorry.

Y, sin más, os dejo con la ficha técnica de la serie. Vedla y divertíos, que para eso está. 
Y recibid un saludo de vuestra amiga


Noemí Pastor

viernes, 15 de abril de 2016

Mi nombre es Bourne, Jason Bourne

La saga Bourne

Vayan por delante unos pocos datos, por si alguien no conoce esta saga, que lo dudo.
Se compone, por el momento, de cuatro títulos:

La franquicia Bourne
Todo empezó con las novelas del norteamericano Robert Ludlum (1927-2001), escritor prolífico donde los hubiera, pues llegó a publicar 27 thrillers en 40 países y 33 lenguas diferentes. Se calcula que las tiradas de sus libros oscilan entre los 290 y los 500 millones de ejemplares. Y eso solo si nos referimos a lo que publicó como Robert Ludlum, porque también utilizó los seudónimos Jonathan Ryder y Michael Shepherd.
Las novelas de Ludlum suelen estar protagonizadas por un héroe que lucha contra malvados y poderosísimos enemigos (corporaciones globales, oscuras fuerzas militares, intrigantes agencias gubernamentales) que no dudan en utilizar todos los mecanismos políticos y económicos a su alcance para extender el imperio del mal.
A menudo se inspiran en teorías conspiratorias para recrear episodios tanto históricos como contemporáneos. Así, por ejemplo, en El pacto de Holcroft y El círculo Matarese los terroristas no son bandas aisladas de fanáticos extremistas, sino mercenarios al servicio de gobiernos o instituciones privadas que pretenden así afianzar su autoridad.

Las pelis Bourne
La primera entrega de la saga, (“The Bourne Identity” (2002); en español,“El caso Bourne”), fue dirigida por Doug Liman; Paul Greengrass participó en el guion. Greengrass dirigió la segunda y la tercera, pero fue retirado del proyecto de la cuarta y por eso se apartó Damon también. Así, se pensó en un film con otro actor y otro director. El director no fue tan otro, porque resultó ser Tony Gilroy,  que había sido guionista en entregas anteriores y en esta cuarta también.
La cuarta entrega, El legado de Bourne, no es exactamente una “precuela”, aunque así la definió Damon en una entrevista. Tampoco es un “reboot”. Digamos que las tres anteriores películas son el detonante de lo que sucede en esta cuarta, en la que Jason Bourne es una mera referencia, pero no está desaparecido, sino presente en otro plano paralelo de la narración.
El actor sí que fue bastante otro: se trató del desconocido Jeremy Renner, que interpretó al superagente Aaron Cross. No diría yo que la elección de Cross fue un acierto de casting. Sí lo fue, en cambio, la de Rachel Weisz como “chica Bourne”, a la altura de la anterior, la estupenda Franka Potente.
En 1988 la factoría Bourne produjo también una miniserie, “The Bourne Identity”, interpretada por los televisivos Richard Chamberlain y Jaclyn Smith.

La quinta entrega Bourne
En julio de 2016 se estrenará el quinto de los filmes de la saga, todavía sin título. La novedad es que vuelve como protagonista Matt Damon y como director Paul Greengrass. Parece ser que el argumento enlaza directamente con el final de “El ultimátum”, obviando por completo “El legado”. Aunque en un principio se publicó que Jeremy Renner volvería a interpretar a Aaron Cross, al final se lo han guardado para un sexto film.También se frustró el fichaje de Viggo Mortensen como antagonista.
En el reparto definitivo están finalmente de nuevo Julia Stiles y se incorporan Alicia Vikander como “chica Bourne”, Tommy Lee Jones como jefazo de la CIA y Vincent Cassel como malo malísimo.
Esta quinta entrega tendrá como escenarios Londres, el barrio berlinés de Kreuzberg,  los Constitution Gardens de Washington DC, Grecia y Las Vegas.

Qué me gusta y qué no me gusta de la saga Bourne
Creo que lo que más me gusta son los escenarios internacionales, sobre todo los europeos. Me encanta que Bourne hable absolutamente todas las lenguas: cuando decida abandonar el espionaje de élite, puede trabajar la diversidad lingüística en las instituciones europeas.
Me gusta que las acompañantes de Bourne no sean simples gatitas sexy; me gusta que den patadas y sean antipáticas, que su papel no se reduzca a la historia de amor con el héroe.
No me gustan las peleas y persecuciones interminables; siempre he preferido las escenas  rápidas, sencillas y limpias; que se entienda lo que sucede, que la velocidad y la elipsis no enmascaren una chapucilla del guion.

El resto de la filmografía de Ludlum
Ya os he hablado de las pelis de Bourne con y sin Damon y de la miniserie de Richard Chamberlain, pero, además,  Ludlum produjo literatura que fue llevada a la pantalla grande y a la pequeña en bastantes más ocasiones. Os dejo, como despedida, la lista, para que la disftutéis:
·         1977 – The Rhinemann Exchange, miniserie con Stephen Collins y Lauren Hutton
·         1983 – The Osterman Weekend, film protagonizado por Rutger Hauer y dirigido por Sam Peckinpah
·         1985 – The Holcroft Covenant, film con Michael Caine
·         1997 – The Apocalypse Watch, miniserie con Patrick Bergin
·         2006 – Covert One: The Hades Factor, miniserie con Stephen Dorff
·         2010 – El director Marc Forster compra los derechos de The Chancellor Manuscript  para convertirla novela en una peli protagonizada y dirigida por Leonardo DiCaprio 

Y esto es todo, amigas. Esperando que os haya gustado esta entrada, se despide hasta la próxima
     Noemí Pastor

lunes, 11 de noviembre de 2013

Chocolate con "leches"







Atención amantes del cine de artes marciales, abstenerse los amantes del buen cine con un buen argumento. "Chocolate" (2008) de Prachya Pinkaew, es una gran película de artes marciales que cojea en... todo lo demás...


Una niña autista, fruto de las relaciones clandestinas de dos clanes mafiosos rivales, aprende artes marciales a través de las películas y los videojuegos y gracias a una escuela de Muay Thai que hay al lado de su casa.

Cuando su madre enferma de cáncer, su primo descubre que hay gente que le debe mucho dinero. Él, junto con la, ya adolescente, chica autista, irán a reclamar el dinero para poder costear el tratamiento de su madre; pero el jefe del antigüo clan de mafiosos al que pertenecía la madre aún no le ha perdonado a ésta que le engañara con un miembro del clan rival. 



Y cualquiera le niega el dinero a JeeJa Yanin.



Esta mujer de, ahora 29 años, tercer dan de Taekwondo rodó todas las escenas al antiguo estilo, sin efectos especiales. Al final de la película se pueden ver los múltiples accidentes ocurridos mientras se rodaba la misma. 
Mucho me temo que el presupuesto destinado a los efectos especiales fue destinado a bolsas de hielo, tiritas y camillas.



Aunque su especialidad es el Taekwondo, JeeJa Yanin se formó en Muay Thai para la realización de esta película.





El argumento de la película se ofrece "rapidito" al principio para dar paso a unas impresionantes coreografías de artes marciales que duelen hasta al más "pintao". Más de una vez me he encontrado a mi misma tapándome la boca durante el visionado de la película. Ni mi querida Uma Thurman a.k.a Betrix Kiddo hubiera tenido nada que hacer aquí...


Si nos ponemos a analizar la película, es cierto que no hay por dónde cogerla. Que ninguna niña autista ni no autista va a luchar así por ver películas de artes marciales, que el malo malísimo y el clan de la mafia parecen sacados de una película de Almodóvar y que la relación de padre-hija del final de la película no se sostiene ni con pinzas. Quitándo lo que viene siendo el argumento, la película se deja ver.


Lo más destacable es la escena de lucha final en la fachada de un edificio, bastante original aunque muy aprovechada para hacer publicidad.



Siesta de rigor después de matar enemigos





No sé si volveré a ver una película de este director, y JeeJa Yanin no es que sea buena actriz, ni siquiera sé si muy bien si merece dicho adjetivo, pero si sale ésta señorita dando leches, yo me trago las bazofias que haga falta, oigan.


Saludos, 

Bruja Truca.

viernes, 8 de marzo de 2013

Lady Snowblood (Shurayukihime) (1973)


En 1873, a las afueras del pueblo de Koichi, una banda de cuatro estafadores asesina brutalmente a un joven profesor que obstaculizaba sus planes. También matan al pequeño hijo del profesor y a su mujer, Sayo (Akaza Miyako), la torturan y violan durante días. Pero Sayo consigue matar a uno de sus torturadores y por ello es enviada a prisión y condenada a cadena perpetua (¡toma ya la justicia!)
Una vez en prisión Sayo jura vengarse de los tres asesinos de su familia que aún quedan y para ello comienza a tener relaciones sexuales con todo hombre que encuentra por la cárcel (otros presos, guardias...) con la intención de quedarse embarazada de un niño que será el instrumento de su venganza. Lo consigue y una fría y nevada noche da a luz a una niña. Poco después Sayo muere.
La niña, Yuki, será criada por su comadrona, Otora (Kusuda Kaoru) y cruelmente entrenada para matar desde su más tierna infancia por el maestro Dokai (Nishimura Ko).  El único objetivo de la vida de Yuki será asesinar a unas personas a unas personas a las que ella ni siquiera conoce.
Este es más o menos el resumen del primer capítulo de los cuatro en los que se divide esta película de Fujita Toshiya basada en el manga de Koike Kazuo (conocido también por su manga “Lobo solitario y su cachorro”) y el dibujante Kazuo Kamimura.

Si os gustan los mangas, os recomiendo este. Buenísimo.
Quentin Tarantino se basó en esta historia de venganza femenina para  su “Kill Bill”, aunque no sólo la historia le sirvió de inspiración, también la estructura en capítulos de la película, ciertas escenas (como cuando el personaje de Uma Thurman y el de Lucy Liu luchan en la nieve), incluso una de las canciones de la banda sonora de “Kill Bill” , “the Flower of carnage” ("Shura no hana" en japonés o "La flor de la matanza" en español), es la canción principal de “Lady Snowblood” y está interpretada por su protagonista, Meiko Kaji. Esta canción es maravillosa y en este vídeo la podéis escuchar y ver algunas imágenes de la película:





Esta es la traducción de la letra:
La nieve cae como si estuviese de luto por la mañana muerta,
Los aullidos de un perro callejero y los pasos de Geta atraviesan el silencio.
Camina con el peso de la Vía Láctea sobre sus hombros,
Pero lo único que tiene es un parasol que abraza la oscuridad.
La mujer que camina por el camino de la vida
Dejó atrás sus lágrimas hace mucho tiempo.
En el río que hay ante ella ve cómo desaparecen en la distancia los faroles de los viajeros,
Las grullas heladas que no se mueven, el viento y la lluvia que caen,
Su pelo sin arreglar, reflejado sobre la congelada superficie,
Y un único parasol, pero ni una sola lágrima.
La mujer que camina por el camino de la venganza
Dejó atrás sus sentimientos hace mucho tiempo.
Justicia y compasión, lágrimas y sueños,
Ayer y hoy, palabras que ya no la confinan.
La mujer que se dejó arrastrar por el río de la venganza
Se dejó a si misma atrás hace mucho tiempo.

Cuando Tarantino hizo su musa a “Lady Snowblood” los que amamos está película desde siempre tuvimos dos sentimientos encontrados. Por un lado, nos alegró que por fin está gran película que llevaba años pasando desapercibida, empezara a tener su merecido reconocimiento, pero esto mismo, nos pareció algo triste ya que esta fama no se debió a sus méritos propios, sino a Quentin Tarantino.


Cómo podéis comprobar hay mucha inspiración, copia,
homenaje, o como queráis llamarlo, de "Lady Snowblood" en "Kill Bill"



Hablábamos antes de Meiko Kaji, su protagonista,una de las diosas del cine explotation japonés,  que ya era muy conocida en Japón, por su trabajo en la película “Female Prisoner Scorpion” (1976), pero a la que el papel de Yuki, convirtió en estrella, sobre todo en Occidente. Y es que su interpretación es magnifica.


Cartel de "Joshuu 701-gô: Sasori" ("Female Prisoner Scorpion"), 1972

“Lady Snowblood” fue un éxito tremendo de taquilla, y el mismo equipo estrenó al año siguiente la secuela titulada “Love song of Vengeance”, que no es una genialidad como la primera, pero tiene un pase. La secuela se centra demasiado en el ambiente político de Japón a finales del siglo XIX, lo que la hace un poco aburrida en mi opinión, aunque si que me pareció muy interesante ver el desarrollo del personaje principal, Yuki, una niña engendrada por el deseo de venganza, educada para vengarse y cuyo único objetivo en la vida es la venganza, ¿qué fue de ella una vez que cumplió su misión?



En 2001 se estrenó su remake “The Princess Blade”, que aunque no pierde ese enfoque manga, está mucho mas encaminada hacia la ciencia ficción, con lo cual pierde la esencia de “Lady Snowblood” que no deja de ser una clásica película de samurais, con escenas violentas, incluso gore, pero tremendamente elegantes. Espero que no me seáis tiquis-miquis con las escenas en las que aparecen los geyseres de sangre, que este efecto lo inventó Akira Kurosawa para “Sanjuro” (otra peli IMPRESCINDIBLE), a ver si va a resultar que cuando algo así aparece en una película cualquiera es una animalada, pero en una de Kurosawa es algo divino.






“Shirayukihime” significa Princesa Blancanieves, y así se llama en Japón la película de Disney, pero si le cambiamos una simple letra, “Shurayukihime”, lo que nos sale es algo así como “la sangrienta princesa de nieve”, más adecuado a esta película (jejeje)
En resumen, “Lady Snowblood” es una impactante combinación de violencia, feminismo, venganza y una gran lección de historia que en mi opinión ha envejecido bastante bien.