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viernes, 22 de noviembre de 2024

Missing (Desaparecido)


 Me reencontré con esta peli a principios de agosto de 2024, en La 2 de Televisión Española, cuando todavía no estaba apaciguado (¿lo está ya?) el asunto de las elecciones venezolanas del 28 de julio. No sé si, al programar entonces este film de 1982, Televisión Española nos estaba queriendo decir algo, pero lo que sí tuve seguro es que Missing, repito, de 1982, en 2024, más de cuarenta años después, no ha perdido vigencia.

Os cuento algo de su director, Costa Gavras, quien, a sus 91 años, soporta la etiqueta de autor de “cine político”, concepto que debemos urgentemente revisar y destruir, pero este es un asunto que no voy a tratar ahora. Me gusta más decir, como dice la Wikipedia en español, que cultiva el thriller político y la ficción social.

Costa Gavras, nacido en Grecia y emigrado a Francia, desarrolló en el país galo buena parte de su carrera y luego ha trabajado también abundantemente en los USA. La verdad es que este buen hombre se ha metido en todos los charcos. Os pongo algunos pocos ejemplos. En Z (1969) abordó el terrorismo de estado. En El sendero de la traición (1988), la extrema derecha rural racista en los Estados Unidos. Y en La caja de música (1989), los tentáculos del nazismo emigrado al otro lado del charco.

Costa Gavras, además de dirigir, también ha firmado el guion de muchas de sus películas y ha trabajado también con Joe Eszterhas, guionista que no es santo de mi altarcito, que me chirría mucho y que está sobrevalorado. Pero tampoco voy a abrir ahora ese melón, porque tengo que seguir hablándoos de Missing. Os hago una breve sinopsis de su argumento: Charlie Horman, un joven norteamericano que reside en Chile con su esposa, desaparece durante las primeras horas del golpe de estado de Pinochet, en 1973. Su padre, ejemplar ciudadano de los USA y orgulloso de su democracia, viaja a Chile para buscarlo.

Lo mejor de esta peli es Jack Lemon (da igual cuándo leas esta frase y da igual a qué película se refiera), aunque hay que reconocer también el mérito del guion, que construye un arco de personaje, el del padre del desaparecido, que transita fluidamente desde la confianza absoluta en las instituciones de su país al desencanto más doloroso cuando se le revela la verdad, revelación que resulta ser aun más lacerante al comprobar que no se enfrenta solo a unos pocos funcionarios y militares sin escrúpulos destinados en Chile, sino a absolutamente todo el sistema institucional y económico de los USA.

Sissy Spacek, como esposa del desaparecido Charlie, hace bien su papel, pero el personaje quizás se nos antoja hoy demasiado ñoño, ingenuo o naif.

Los funcionarios americanos están genialmente retratados. Son mentirosos, sibilinos, retorcidos. No dan la cara jamás y te vencen por agotamiento, porque construyen un muro de indiferencia y te permiten golpearte la cabeza contra él todas las veces que sean necesarias, hasta que te quedes sin cerebro.

Missing está basada en hechos reales. Charles Horman era un periodista neoyorquino que vivía y trabajaba en Santiago de Chile cuando el 11 de septiembre de 1973 un golpe de estado militar depuso al presidente Salvador Allende. Horman fue detenido en las primeras horas y ejecutado, pero este hecho le fue ocultado a su familia, para quien Charlie estaba missing, desaparecido. Su esposa lo buscó sin éxito y su padre, Edmond Horman (el personaje que interpreta Jack Lemon no se llama como él) viajó a Chile para ayudar en la búsqueda.

Así que Charlie, su esposa y su padre existieron de verdad. Ray E. Davis, el Jefe del Grupo de Asistencia Militar de Estados Unidos en Chile, existió de verdad. Y Frank Teruggi, uno de los compañeros periodistas de Charlie, también existió de verdad y también fue ejecutado, tal como nos cuenta la peli.

Missing se basa en el libro “The Execution of Charles Horman: An American Sacrifice”, escrito por su hermano Thomas (en la peli Charlie era hijo único), que fue publicado en 1978. Tras el éxito del film, cuatro años después, el libro volvió a publicarse con el título Missing.

Sé que me ha quedado una entrada poco cinematográfica, que he hablado de otras cosas más que de puro cine, pero el cine también es esto o, al menos, también nos conduce a esto. Mi excusa es que Missing acaba con Jack Lemon anunciando a los funcionarios y militares estadounidenses que tendrán que enfrentarse a la justicia de su país, que habrá un pleito, y a mí me apetecía enterarme de qué pasó con el pleito, pero no os lo voy a contar. Solo os digo que hubo un pleito y, luego, otro pleito.

Y para compensar y acabar hablando de cine, me sumerjo en la escena en la que a Sissy Spacek, que busca a su marido por todo Santiago, la pilla la noche y el toque de queda en plena calle y debe refugiarse de los disparos en la entrada de una tienda, en un escaparate. Allí, aterrorizada, llega a quedarse dormida y en su duermevela, en un momento en el que abre mínimamente los ojos, ve trotar por las calles de Santiago un caballo blanco al que persiguen a tiros, desde un carro de combate, los militares.

Y así se despide vuestra amiga

 Noemí Pastor

viernes, 19 de enero de 2024

Chicas malas y peores

En esa moda del reciclaje continuo en el que vivimos, hemos visto llegar un nuevo género del remake, precuela o secuala, en su versión musical. El avispamiento de los productores les lleva de la película original, al musical de teatro, y en un nuevo paso e invención, a la vuelta a la película pero en su versión cantada, porque si dos cosas tienen éxito (la primera película y su spin-off teatrero), la combinación de ambas debería estar abocada a un triunfo por la llegada del público de ambos medios, y por tanto, a un nuevo rédito económico.

Así, hemos visto como el clásico Matilda saltaba del libro de Roadl Dahl, a la película de éxito de los 90, y de ahí al West End y Broadway en 2010, para finalmente ser producida en un formato híbrido por parte de Netflix, aunque el éxito no fue como los anteriores.

De igual manera, hoy hablamos del musical de Paramount de "Chicas Malas" (Mean Girls),  que se ha estrenado de forma tan discreta como reservada fue también su llegada a través de un trailer que anticipaba más un remake para la Generación Z del clásico firmado por Tina Fey (que también guioniza aquí), y en la que no se sospechaba que pudiera haber canciones....aunque la película de 2004 tenía su musical desde 2017 (como muchas otras películas de éxito como Una Rubia Muy Legal).

Así que lo primero que llama la atención es que la película no diga lo que es realmente, que ignore lo que debería aportar al universo de las "Chicas Malas" o "Plásicas", y por tanto, esconda su verdadera esencia, porque ¿qué otra cosa aporta esta nueva "versión"? Sinceramente, poco más aporta aparte de las canciones, porque aunque sigue conservando cierto nivel de crítica a la época del instituto, aunque de forma muy descafeinada en comparación con la original, no da nada nuevo al espectador (a no ser que el espectador no haya visto jamás le película protagonizada por Lindsay Lohan y Rachel McAdams).

Las nuevas Chicas Malas tienen un barniz de Generación Z frente a la original Millenial, que ni siquiera es realmente bien aprovechado. Porque aunque actualiza en temas de inclusión o diversidad (los personajes son de diferentes razas, y ya no hay que esconder las preferencias sexuales), hay escenas que son verdaderas copias plano por plano, y cuando se producen ligeras modificaciones, tampoco se aprovecha el momento para hacer una crítica al adolescente de 2024 o el mundo que lo rodea actualmente. Es por tanto, claramente artificial en ese sentido. Creo, sin llegar a equivocarme, que el primer film, el de 2004 es una de las mejores representaciones de su generación en el género de cine de adolescentes (y sobretodo del universo femenino). Pocas veces se consiguen este tipo de clásicos, y pienso que como Clueless (de 1995), ha podido salir de su "momento histórico", y son películas tan bien contadas y actuadas, que pueden ser vistas 20 o 30 años por una adolescente actual, y sentir que han sido escritas también para ella.

Respecto a la parte musical, da la sensación de que parece una puesta de escena más de teatro o televisión, que un verdadero film para la pantalla grande. Hay una continua sensación de agobio, porque casi todo sucede en el instituto, y no hay espectacularidad alguna en las escenas de baile, por mucho que se mueva la cámara para dar sensación de dinamismo. Y las canciones, pues tampoco es que resulten espectaculares (quizá se salva Sexy, interpretada por Avantika o Someone Gets Hurt por Renée Rapp), y el cast actual haga todo lo posible por hacer lo mejor que pueden. Sobre el elenco, es otro caso más de actores/cantantes que hacen lo que pueden con el material que tienen, y no lo hacen mal, pero acaban palideciendo con respecto a los del film de 2004 (además de Lohan o McAddams, estaban Lizzy Caplan o Amanda Seyfried entre otros, que bordaban su papel).

Quizá, si no conoces otra cosa, el film te puede llegar a gustar y resultar entretenido, pero para el que ha visto (o adora la original y la ve cada 3 de octubre), puede serle difícil (a no ser que se sea "Feymaniaco" ;)). Además de lo dicho anteriormente, se nota mucho lo poco que se han aprovechado a los actores (clama al Cielo lo de John Hamm), la suavización de las tramas (desaparición de los chistes políticamente poco correctos en la actualidad como el de "África", por ejemplo), rebaja de personajes (hay algunos que son poco más que un cliché, como los chicos, si es que no desaparecen (los padres)). Y como en todo producto de nuestros tiempos, se produce una "suavización" de los villanos, dando a entender que las Plásticas también tienen su corazón, y no que son sólo unas "víboras", algo que la original nunca se permitía, lo que también influía en las motivaciones de la protagonista: la Cady de 2004 se unía a la venganza de los marginales no sólo por estar despechada en lo amoroso, también había una relación de "amor-odio" con Regina Georges, la gran arpía del cine adolescente del siglo XXI, que era tan "bruja" como "atrayente", y que era magníficamente interpretada por McAdams. El querer que no haya una "villana", que también sea una "víctima", de igual modo impacta en el significado de la película, porque el acto de "redención" tanto de la protagonista, como de su némesis, quedan ninguneados con esta "humanización".

Con esto ya concluyo y quiero sólo decir, que hay que estar muy seguro de poder crear algo original cuando se pasa al género músical un film que es un auténico clásico, y ni las referencias, ni los guiños o los cameos, pueden "levantarlo", si no hay algo más, aparte de la clara intención de aprovechar la nostalgia de la generación anterior y la novedad de la siguiente.

¡Nos vemos en el cine, perdedores!

Carmen R


viernes, 7 de julio de 2023

Imitación a la vida


 No soy yo precisamente una superfán del melodrama. Lo considero un género terriblemente arriesgado. Para que me guste, tiene que ser mesurado y a la vez incisivo; debe conseguir un equilibrio verdaderamente difícil entre la emoción y la ausencia de ñoñería y, en mi humilde opinión, pocas producciones lo logran.

Esta, del gran Douglas Sirk, es ya un clásico, así que no me voy a poner yo ahora tiquismiquis con si se le va o no la mano con todas las dosis que requieren un pesaje estricto. Sirk merece un respeto y una admiración. Sí os diré, en cambio, que es otra cosa la que me ha impresionado desde siempre de Imitación a la vida.

¿Qué es? Pues que, sin dejar de ser un melodramón tremebundo, plantea uno de los asuntos raciales más bestiales que haya visto yo jamás en la ficción. En colores rutilantes, con estrellas destelleantes en el reparto, vestuarios carísimos, escenarios lujosos y todo el glamur del Hollywood de los años cincuenta; sí, pero superbestia.

Me acordé de esta peli recientemente porque releí la novela Un extraño en mi tumba, de MargaretMillar, una obra muy recomendable en la que, al igual que en Imitación a la vida, son protagonistas dos pares de mujeres: madre e hija y madre e hija.

La buena de Millar hace aparecer en esta novela, publicada en 1960, a una madre y una hija blanquitas y de clase más o menos media que viven en California y, por otro lado, a otra pareja de madre e hija, estas chicanas, mexicanas, que viven en la misma ciudad californiana, son bastante más pobres (menuda sorpresa) y han llevado una vida bastante más azarosa y novelesca.

Los caminos de ambas parejas se cruzan y entrecruzan y luego va a resultar que ni la vida de las unas era tan perfecta ni la de las otras tan canalla. Bueno. Leed la novela, que merecerá la pena.

Como digo,  este esquema me trajo a la memoria la historia de Imitación a la vida, película estrenada por parecidas fechas (1959) y protagonizada por una madre y una hija blanquitas y rubitas y otra madre y otra hija de raza negra. Ambas madres se conocen un día por casualidad y, desde entonces, unen sus vidas, ocupando, eso sí, cada una su lugar: blanquita ama y negrita sirvienta.

Una novela me llevó, pues, a revisitar Imitación a la vida, que está basada en otra novela, del mismo título. Es una novela bastante desconocida, al igual que su autora, Fannie Hurst, quien en su tiempo gozó de cierto crédito, ya que, basadas en sus novelas, se rodaron, entre los años 20 y los 70 del siglo pasado, un total de quince películas.

Entre esas quince debo destacar una anterior versión de Imitación a la vida, de 1934, también con cambio de preposición en español, Imitación DE la vida, dirigida por John M. Stahl y protagonizada por Claudette Colbert.

No he visto esta primera versión, pero seguro que Colbert lo hacía mejor que Turner. De hecho, una pega que le pongo a esta peli es que su protagonista, Lana Turner, nunca fue una buena actriz, con lo que queda un personaje principal que podía dar mucho de sí, pero se queda en poco más de la preciosa estampa de la bellísima Lana.

Y, ya que cito a Lana Turner y a su hija en la ficción (la inefable Sandra Dee), que en Imitación a la vida se enamora del pretendiente de su madre, no puedo dejar de ver cierto paralelismo con la historia real de la verdadera hija de de Lana Turner y el asesinato del gángster Stompanato, amante de su madre, es decir, de Lana Turner, por si os he liado.

No creo que nadie desconozca esta historia, pero, por si acaso, os la resumo.

El 26 de marzo de 1958, en la casa de Turner en Beverly Hills, esta y su amante Johny Stompanato, que la había agredido más de una vez anteriormente, comenzaron a discutir en el dormitorio. Stompanato amenazó con matar a Turner y a su hija Cheryl. Cheryl, que tenía quince años y estaba en la casa, en una habitación contigua, temió por la vida de su madre agarró un cuchillo de cocina, apuñaló a Stompanato en el estómago y lo mató.​ En el juicio Turner y su hija fueron exoneradas de cualquier delito.

Esto sí que es un melodramón. O más que un melodramón, una historia muy negra, un escandalazo en la época y una constante fuente de chismorreos que no ha dejado de manar durante décadas. Así y todo, creo que nunca se ha adaptado al cine y tampoco le conozco ningún tratamiento literario digno de mención. Y, si me equivoco, corregidme, por fa.

Y esto es todo, amigas. He comenzado con un cierto cuestionamiento del melodrama y he acabado constatando que la vida misma es todavía más melodramática. Recibid un cariñoso saludo de vuestra amiga

 

Noemí Pastor

viernes, 16 de junio de 2023

Spider-Man: a través del multiverso y del tiempo


Se ha estrenado hace nada la continuación de Spider-man: Into the Spider-Verse, ganadora más que merecida del Óscar de animación en su momento, y una propuesta original en un universo, el nuestro, que parece más que desgastado para superhéroes en general, y para el Hombre Araña en particular. Y es que desde que Sam Raimi nos trajo su versión interpretada por Tobey Maguire en 2002, hemos visto en pantalla al personaje diez veces en películas propias, sin contar cameos o apariciones prestadas. Por no decir que ha tenido las caras de Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland en las películas de "carne y hueso". Cualquier diría que ésos son suficientes "Spider-Men" para varias generaciones, pero admitamos que la historia del "empollón" convertido en héroe de masas, aunque incomprendido, siempre nos ha atraído.

Realmente, a mí me sorprendió muchísimo que Sony se lanzara a seguir "exprimiendo el limón" mediante la animación, y ni siquiera le presté atención, pero aquella "Into the Spider-Verse", escrita por Phil Lord y Rodney Rothman (los que habían resucitado 21 Jump Street de forma maravillosamente divertida), hacían lo imposible, que un personaje que estaba más que "explotado" nos volviera a resultar atractivo, con una película con mejor guion que la mayoría de superhéroes de aquel 2018. Y lo mejor es que lo hacía no a través de Peter Parker, el clásico Hombre Araña, esta vez era Miles Morales, el protagonista, aunque rodeado del mismísimo Peter Parker, Gwen Stacy (Spider-Woman), Spider-Ham, Peni Parker (con su robot) y un Spider-Man Noir. Mezclar la fantasía del multiverso era una idea que había rondado por las cabezas de los responsables de las películas de superhéroes, puesto que era una herramienta habitual en los tebeos, pero sin mucha suerte hasta ese momento (estábamos más interesados en "juntar" diferentes personajes como habían mostrado The Avengers).

La película, además de por aquella historia que era un claro guiño y homenaje a los lectores de los cómics, además, permitía, al ser animación, una maravillosa puesta en escena que hacía que más que una película de dibujos tradicional, sintieras el vértigo de lo que se expone en el papel, pero con el movimiento que permite el cine. Y además de imagen e historia, se escogieron a unos buenos actores para todos los personajes (Shameik Moore, Hailee Steinfeld, Jake Johnson, Liev Schreiber, Nicolas Cage y más) y se acompañó con una maravillosa banda sonora, cuyos temas originales y orquestales estaban compuestos por Daniel Pemberton (al que yo descubrí en Operación UNCLE, cuya BSO es genial).

Dicho esto, el éxito de la película permitió a Sony, y la productora Amy Pascal, volver a reinar en la propiedad que es el Trepamuros, y por supuesto, no soltarlo por mucho que Marvel/Disney insistieran. Además, aprendieron la lección e hicieron lo imposible, trasladar con éxito el concepto del "multiverso" a su Spider-man real en el éxito de 2021 Spider-man: No Way Home, que demostraba que pese al Covid y los servicios de Streaming, los espectadores querían seguir teniendo un espectáculo, y ahí se lo dieron: cerraban la trilogía (de momento) de Tom Holland, sin romper el universo creado con sus préstamos de personaje a Disney, y tiraban con fuerza del efecto nostalgia con la aparición de Tobey Maguire y Andrew Garfield (que incluso se redimía de aquellas películas que vivió), incluyendo a los villanos de los films de estos dos. ¿Cómo no iban a tener éxito si estarían Willem Dafoe y Alfred Molina con ellos también?. Y para más inri, el Spider-man de Holland dejaba de ser el "Iron-boy" "nerd" y guay, con su traje de fantasía, y por fin abrazaba el camino de la madurez de lo que significa ser Peter Parker y Spider-Man.

 

Naturalmente, con los 384.3 millones de dólares que generó Into the Spider-Verse, frente a los 90 que costó y superando al mayor éxito de animación de la compañía que era Hotel Transylvania 2, la secuela se puso en marcha. ¿Y qué puedo decir de esta película que ya vi este fin de semana? Pues sinceramente que hace lo imposible, que es que visualmente supera a la primera, con la que se conecta bien, que es aún más un homenaje a los tebeos, a los fans y al mundo del Hombre Araña, pero que también, resulta que su historia no está tan bien hilvanada, y sientes que te han dado demasiada "madeja" para el resultado que ves al final. Y es que aquí está el problema, al acabar con un "cliffhanger" que no se resolverá hasta la próxima película (Spider-Man: Beyond the Spider-Verse, que llegará en marzo del año que viene), tienes la sensación de que ha habido demasiado desarrollo para tan poco resultado, y sientes que la película ha sido algo inflada. Pese a esto, la sensación de espectáculo continua y es muy disfrutable.

¿Deberías verla? Si eres fan del Trepamuros, o te gustó la primera o bien disfrutas de una animación espectacular, o una película para no dejar de mirar en ningún momento porque es increíble en ese aspecto, es una de las buenas opciones que tendrás este verano, aunque eso sí, ya me han dicho que la evites doblada al español, pues ahí no han hecho las mejores elecciones. En cualquier caso, disfrutad del aire acondicionado de las salas en los próximos meses de calor, a ver qué clásicos, independientes o blockbusters vemos.

Carmen R

viernes, 26 de mayo de 2023

"Live Action" o las "Dead Ideas" (*)

Ya he dicho más de una vez entre mis amistades, que los últimos diez años nos están regalando un periodo de aburrimiento terrible en lo que se refiere a la originalidad del cine más comercial, y todo lo que es la clásica industria del entretenimiento que se extiende a través de la televisión. Vemos una y otra vez remakes, adaptaciones de lo mismo, precuelas continuaciones (¡esos Fast & Furious que llevan 22 años en marcha y no se quedan sin gasolina!), y en un ejemplo de apogeo máximo, el género de "superhéroes" ya sea en la pequeña o gran pantalla, que está quemado especialmente desde los últimos tres años.

Nota "pureta": poned más gente en el cartel,
que va a parecer un video de No me pises que llevo chanclas

Pero hoy no quiero hablar de esto, y aunque me voy a centrar en Disney, una de las grandes industrias que vive de esto, especialmente gracias a sus universo de Marvel (que incluso se podría extender al de Star Wars), mi punto de mira se centra en los llamados "live action" que pueblan su catálogo de "streaming" y que nos venden en sus últimos estrenos cinematográficos (siendo el último La Sirenita, que se estrena hoy en España).

Disney, que hace unos años parecía Sauron y había conseguido acaparar bajo su poder a Lucasfilm o Marvel (Pixar siempre fue algo suya), parecía prosperar con estas nuevas divisiones de productos, pero hacía tiempo que no resaltaba tanto con sus clásicos animados. De hecho, la por entonces independiente Pixar (creativamente hablando), siempre iba por delante, excepto cuando apareció la omnipresente Frozen (aunque Enredados ya apuntaba alto). No sé sabía muy bien el motivo, pero la animación más "moderna", y también el ataque Dreamworks, entre otros, parecía impactar a esos clásicos de "ayer y hoy" y no recibían tan buena taquilla (aunque su calidad fuera más que correcta con casos como "Hermano Oso", por ejemplo).

Hermano Oso, una joyita incomprendida por algunos en su día

Supongo que fue entonces cuando alguien pensó que las películas familiares de "carne y hueso" de Disney seguían teniendo éxito, y había que volver a los clásicos de otra manera, y esa forma era el "live action", o volver a hacer una película animada pero con escenarios, personas y animales reales. Quizá se pensó en el éxito que fue 101 Dálmatas con Glen Close en los 90, y se le dieron las "llaves del reino" en 2010 a la Alicia en el País de las Maravillas y a Tim Burton, con una película que resultó decepcionante, tanto como adaptación, como versión del clásico de Disney e incluso como producto "burtoniano", aunque curiosamente tendría una continuación dirigida por James Bobin. Pese a esto, la taquilla funcionó y en 2014 Angelina Jolie recoge el testigo con Maléfica. Esta vez, no sólo era volver a contar el cuento o la película, también habiá que darle un nuevo aire. Y Maléfica lo consiguió, con la posmoderna costumbre de "justificar" al villano a través de una historia trágica e injusta (algo que ya resulta hasta "cansino" más que sorprendente).

La "Maléfica" Angelina en todo su esplendor.

Durante un periodo de nueve años, Disney nos ha traído más de 15 películas de una calidad ciertamente dudosa, pese a los grandes nombres en la dirección o en su elenco. Films que han tenido la suerte de llegar a la gran pantalla o, suponemos que por los resultados de los tests con público, han ido directamente al streaming de la compañía del ratón Mickey. Curiosamente, se han visto envueltas en la polémica, debido a la gran base de fans del film animado original, o del cuento en el que se basan, y de unas elecciones de cambio de historia verdaderamente controvertidas, especialmente los últimos años, debido a las políticas internas de Hollywood y de esta compañía en particular (por ejemplo, la aparición de "niñas perdidas" en Peter y Wendy (porque no podía ser Peter Pan solamente),para que hubiera diversidad, creando el problema de que las "niñas" resultan tan tontas como los "niños" y por tanto, también se caían de sus cunas).

Ahora se me viene a la cabeza, otra adaptación de "Peter Pan", la de 2003 de P.J. Hogan. Éste es un ejemplo de "live action" hecho con cariño y destreza, que convive a la perfección con la obra literaria e incluso con la adaptación de Disney. Es un film que funciona, cosa que parece que no ocurre con estos "live action", que o bien resultan irrelevantes, o de una controversia machacona, forzada y extenuante.

Isaacs y Sumpter en la maravillosa versión de 2003 del clásico de Barrie

Si los cambios creados para generar originalidad en sus propuestas no son aceptados por el público (que obviamente, debe tener espíritu crítico), y no se nos aporta nada nuevo que sea realmente reseñable en la historia, ¿para que nos sirven estos "live action"? ¿para qué querer poner las historias en "carne y hueso cuando al final están llenos de CGI, pantallas de Chroma y ordenador? ¿No sería mejor gastar esos presupuestos en nuevas ideas que generen "nuevos clásicos"? ¿en adaptaciones de cuentos que nunca se han realizado?

Realmente, no me salen las cuentas, pero si una película animada tiene una gran base de seguidores que la adoran porque representa su infancia, más que originalidad de forma forzada, hay que aportar un homenaje cariñoso y respetuoso al original. Así será como ganarás a ese público que sabes que la va a ver siempre (no sólo porque sea el nuevo estreno de Disney, aunque hay gente para todo). Si haces otra cosa, será como volver a un restaurante al que te llevaban de pequeña y que te sirvan tu plato favorito de forma que no reconoces, y peor aún, que te resulta imposible de digerir. La decepción será mayúsucula y cambiar la sensación será realmente muy difícil, por mucho que nos quieran obligar a comer una y otra vez. Y ese hartazgo es el que me produce ver nuevas versiones de Disney, que lo único que demuestran es que "las ideas están muertas".

Carmen R

(*): "película en vivo" o las "ideas muertas".

viernes, 10 de marzo de 2023

Tropic Thunder: una guerra muy perra

Hoy quiero recuperar y reivindicar una de las últimas comedias gamberras que nos hizo el Hollywood de los últimos años, y que no se ajustaba a ningún "algoritmo", como yo suelo decir. Porque últimamente nos vemos llenos de productos que van de "rompedores" y "desvergonzados", pero que parece que son siempre los mismo chistes de mal gusto, gestionados con una historia que hemos visto cientos de veces....y "Tropic Thunder" (subtitulada en España, "Una Guerra muy Perra"), es difícil de meter en un tipo de comedia determinada, salvo que hablemos de una "brutal" y "desvergonzada" que sucede en la guerra, mientras hace lecturas del propio mundo de Hollywood, con más gracia que otras sátiras de la meca del cine (Babylon, te miro a tí).

Actualmente, este film lleno de "irreverencia" que ya resultaba alborotador en su estreno de 2008, podría ser incluso más "perturbador" para aquellos que siente que la ofensa les puede hacer daño, pero aquí vamos a concentrarnos no en las cuitas de la "corrección", si no en la sátira y descortesía de un film firmado y protagonizado por Ben Stiller.

Derek Zoolander junto a Bowie y su competencia

Sí, ya sé que hay gente a la que al bueno de Ben le puede resultar demasiado "chusco", y esta película no es una excepción, aunque vaya también firmada por el director Etan Cohen o el actor Justin Theroux, e incluso podríamos decir que no sabemos muy bien, quién de los tres es el mayor responsable de este ejercicio travieso. En cualquier caso, el film bélico-satírico es una burla al mundo del cine de manera similar o incluso más exagerada, que la divertida Zoolander era del mundo de la moda.

Tropic Thunder comienza contándonos el desastre que está siendo una adaptación en la selva asiática de una historia "real" de la época del Vietnam, donde su verdadero protagonista (encarnado por Nick Nolte) es asesor. Tras un accidente con los explosivos que destruye el presupuesto, el director (Steeve Coogan), se deja seducir por el "cuentista" de Nolte y un técnico de efectos (Danny McBride), que cree que la culpa de todo es de los actores y necesitan una lección. Será ahí, cuando todos acaben en la selva, y la realidad supere a la ficción, siendo la historia de la película real un reflejo de lo que también habla la película original y ficticia.

¡Esto es la guerra!

Y los actores son desde luego, culpables de la situación del rodaje, y un ejemplo de lo que se mueve en Hollyowood. Tenemos cinco "actores" que son personajes bien definidos e interpretados con gracia y talento por sus "actores reales":

- Ben Stiller es Tugg Speedman, una antigua estrella de acción en un delicado momento personal y profesional, pues se siente solo y sus películas ya no recaudan como antaño, e incluso intenta reconducir su carrera con este papel bélico o el protagonismo de "Simple Jack", donde da vida a alguien con inteligencia "menor" como tantos otros actores que quieren hacerse respetar y ganar premios.

- Jack Black es Jeff Portnoy, un cómico drogadicto a la deriva con un sentido del humor basto y escatológico (similar al Profesor Chiflado de Eddie Murphy).

- Robert Downey Jr. es Kirk Lazarus, un intenso actor australino del "método", que llega a decirnos que cuando se mete en un papel, no sale hasta "los comentarios del DVD". Empieza con controversia pues interpreta a un personaje afroamericano, por lo cual se somte a una "alteración de la pigmentación".

- Jay Baruchel es Kevin Sandusky, un actor novato y aun no "ensuciado" por Hollywood, que incluso se ha leído el libro y el guión e interpreta la inocencia en el film.

- Brandon T. Jackson es Alpa Chino, un rapero "muy macho", que está intentando entrar en el mundo de la actuación, mientras promociona anuncios.

Una patrulla de combate

Meter a este grupo en una selva, pensando que están rodando una película, y en realidad, se van a ver envueltos en una guerra real, es realmente divertido y más se si se comparan con los "personajes" del film que interpretan y cómo evolucionan sus personajes, porque todos ellos van a ir creciendo a lo largo de la película de una manera u otra, a través de una trama rocambolesca que nos contará además las miserias de las producciones cinematógraficas.

Y hablando de estas producciones de cine, también hay que hablar de los personajes de Matthew McConaugh (que reemplazó a Owen Wilson debido a los problemas personales de éste) y de Tom Cruise, en uno de sus pocos papeles cómicos. McConaugh es el representante de Stiller, que hace lo que sea por su cliente y es de las pocas personas que parece apreciales. En cambio, Tom Cruise como Les Grossman no tiene cariño por nadie, e irreconocible en este papel, nos regala una visión del Hollywood más caníbal, rastrero y terrible que puedas ver, donde sólo cuenta el dinero, la taquilla y poco más.

El peor "lado" de Hollywood

El film está lleno de guiños, de mala "idea", de todo lo bajo en lo que pueda caer la gente, pero a la vez, no puedes evitar apoyar a ese "atajo de perdedores egoístas" para que sobrevivan, en una situación delirante, mientras se supone que están haciendo una película. Tiene dos partes muy diferenciadas, que son las del mundo de Hollywood, totalmente enloquecido y sin mojigatería, muy de principios de la década del 2000, donde las estrellas brillaban o se apagaban por su popularidad (sin redes sociales) o su "arte", mientras eran perseguidos por paparazzis, y sus vidas se veían en los programas de entretenimiento, con sus clichés y una visión "malvada" del sueño americano. Luego está la parte de la "selva" y la "guerra", donde el glamour es reemplazad por la brutalidad y violencia, pero a la vez no puedes parar de reir.

Stiller no sólo protagoniza y firma el guión, si no que también dirige y lo hace de una forma vertiginosa y dinámica, con guiños a clásicos bélicos, con gracia delante y detrás de las cámaras. Y la película comienza con una serie de falsos trailers y anuncios, que nos contarán como son los protagonistas y el tono de lo que nos vamos a encontrar a partir de ese momento.

De nuevo, sólo quiero volver a reivindicar, mientras no nos la censuren, esta divertídisima obra que va contra sus propios protagonistas, una mayoría egoísta o inútil, pero a los que debes acabar apoyando porque están llenos de humanidad, pese a todos sus "pecados". Realmente divertida y para echar unas risas hasta que se te salten las lágrimas, que es lo que a veces necesitamos.

Carmen R

viernes, 24 de febrero de 2023

Reeducación para jóvenes homosexuales (Un drama y una comedia)

La semana pasada echaron por la tele una película de 2018 titulada "la (des)educación de Cameron Post". Un drama adolescente sobre una chica norteamericana que, ante las primeras sospechas de homosexualidad, ella, criada en una comunidad ultracristiana es enviada a un centro para reeducarse en la heterosexualidad gracias a Dios. La peli me recordó mucho a una vieja parodia descacharrante llamada "but I'm a cheerleader", por eso, porque se parecen mucho, vamos a hablar de ellas.





La cinta está basada en una novela ambientada en los años 90. Cameron Post es una chica huérfana que vive con su tía. Criada en una comunidad cristiana  donde se le machaca con la culpabilidad de los actos y la rectitud moral, Cam, a pesar de tener noviete, siente una atracción por una amiga y ese es el detonante de su envío a un centro cristiano de reeducación. Dios te salvará de tu homosexualidad. Allá conocerá a otros jóvenes como Jane Fonda, criada en una comuna hippy o Adam, que es un nativo americano al que han enviado a curarse la homosexualidad porque su padre, para medrar en política se ha convertido al cristianismo. He aquí a unos adolescentes a los que todo el mundo les marca el camino y a los que continuamente les dicen que están equivocados. Hasta el reverendo que "les sirve de guía" vio la luz en un bar gay. 




La película cuenta sin grandes dramatismos esta historia de búsqueda de una misma. La peli consiguió en 2018 el premio del jurado del festival de Sundance. La directora, Desirée Akhavan  proviene de una familia que emigró desde Irán a los EEUU. 







Sin duda, esta peli recuerda muchísimo a la parodia desaforada "But I'm a Cheerleader" donde Matasha Lyon es otra rubia adolescente, y animadora, novia de la estrella del equipo de fútbol del insti. Sus padres, su novio y sus amigas sospechan que Megan (Lyonne) es lesbiana, y por eso la envían a un centro de reeducación, no tan religioso como el de la otra peli, pero formador en valores netamente americanos y segregador de sexos.




Esta peli está dirigida por Jamie Babbit y es un guión original, a diferencia de la peli de "la deseducación". Al contrario que la cinta "indie", a esta comedia llena de alegres colores pastel y que tanto recuerda a las cintas de John Waters, le llovieron bastantes críticas, quizá porque nadie la ha sabido entender como lo que es: Una parodia. A pesar de las alabanzas a la primera y los palos a la segunda, y aunque se lleven casi veinte años de diferencia, tienen bastantes similitudes. Ambas presentan a una joven que se enfrenta a u montón de gente que les dice cómo deben ser. La diferencia está en que en la comedia todo es disparatado. En ambas hay una mujer que dirige el internado correctivo con mano de hierro y el terapeuta gay que se ha curado. Cuesta reconocer a Ru Paul con gorra de béisbol y bigote.

Mike el orgulloso hetero (Ru Paul en un registro diferente)


En ambos centros  hay internos que llevan mejor o peor su estancia en pro de la curación. Los compañeros del centro tendrán cierto peso en la evolución de las protagonistas, contando aspectos de sus propias historias. En ambas cintas sus protas acaban tomando una decisión sobre sus vidas enfrentándose a la realidad y a las mentiras que esas "curaciones" les ofrecen.

viernes, 27 de enero de 2023

Tom, la última estrella del cine

Hace un par de días salieron las nominaciones a los premios de la Academia, o sea, los "Óscar" de toda la vida. Como ya sabemos, estos premios desde hace unos años no son un reflejo del cine, sino de lo que "toque" en el momento. Así, fueron hace unos años una muestra del poder del ahora caído en desgracia Harvey Weinstein, cuando Miramax dominaba la gala, mientras que en los últimos tiempos, hemos visto como se volvían "políticamente correctos", algo que no sólo les afectó a estos premios, provocando galas tan "afines" a la política correcta, que aparte de la polémica del reparto de premio, hacían que la fiesta se volviera larga y tediosa...la verdad, es que quien supo retratar mejor que nadie esta época que vivimos fue Ricky Gervais en su última presentación de los Globos de Oro (verlo en los premios de la Academia hubiera sido impensable).

Entre las nominaciones, ha habido sorpresas, y una de ellas, ha sido el "supuesto" reconocimiento de los miembros a los "blockbusters", con nominaciones a las secuelas de Ávatar y Top Gun, dando valor a que son los films, independientemente de su valor cinematográfico, que han logrado mover a los espectadores a las salas de cine tras la terrible pandemia.

Me quedo con la secuela de Top Gun, porque de las dos, es la que he visto, y siempre he sentido reticencia por ese James Cameron "Zen" que nos contó Pocahontas con seres azules. Y me quedo con este "Maverick" para hablar de su protagonista: Tom Cruise.

Y es que Top Gun: Maverick, al contrario que la original que fue una hija de su generación (clásico producto videoclipero y ochentero de Tony Scott), se nos ofrece un espectaculo básico pero más atemporal, que cae directamente sobre los hombros de Cruise, al que considero la última "gran estrella" del cine actual, una "rara avis", que se pone encima el peso y control de la producción para ofrecer al público un espectaculo, que aunque sea una secuela, rompe las reglas del Hollywood actual (superhéroes, corrección), mientras que por otro lado, sigue la estela del mismo (continuaciones, nostalgia), con una historia poco "original" que emociona si te dejas llevar por ella, como en todo buen blockbuster.

Tom sigue estando aquí, aún a sus 60 años, como la "estrella" con la que tienes cierta seguridad que si entras a ver una película, disfrutarás. Con una carrera bien asentada, y con roles de lo más diversos y emblemáticos, desde los años 80, mayoritariamente como héroe (La Tapadera, Mission Impossible, Algunos Hombres Buenos), alguna experimentación (Magnolia, Eyes Wide Shut) o con villanos emblemáticos (Entrevista con el Vampiro, Collateral), sabemos que podemos confiar en él, como en esos héroes que nos regala los últimos años, para rescatar el cine.

Aunque eso no quiere decir que su trayectoria no haya tenido batacazos en los últimos años como ese intento de resurrección del "Universo de los Monstruos" con su temible Momia, sus Jack Reachers; al final ganan ahí sus momentos de ciencia ficción como Oblivion, o Al Filo del Mañana, donde además, se reía de su faceta de "all American heroe", protagonizado a un cobarde que sólo quiere sobrevivir, al menos al principio. Y es que quizá, la comedia más pura es lo que vemos menos en la carrera de Cruise, y eso que lo intentó con un cruce con su clásico "héroe" en la divertida y ligera Noche y Día de Mangold (que quizá aquí a algunos les gusta poco por lo que le vuelve a hacer a Sevilla tras Mission Impossible II). Lo que está claro es que sus mejores momentos cómicos han sido el cameo de "Austin Powers: Miembro de Oro" o su secundario Les Grossman en la descacharrante Tropic Thunder (que quizá sea una buena representación de lo que se esconde en el Hollywood más oscuro y babilónico).

Tom es por tanto, y casi siempre, el valor seguro para ver al héroe y la aventura, y sobretodo cuando lo vemos hacer sus propias secuencias de acción, que nos hacen dudar de su cordura, como nos ha mostrado en los últimos rodajes de Mission Impossible (que personalmente espero con ganas, ya que su colaboración con McQuarrie ha conseguido que esta saga sea lo que James Bond debería ser en el siglo XXI sino viviera con traumas). Su locura por el cine y por el espectador, como el mismo ha explicado muchas veces, es su motivación, por dar lo que quiere el público cuando coge sus palomitas y su refresco al entrar en una sala de cine y pasar un momento emocionante. Esto llego a ser muy claro cuando se hizo público un enfado del último rodaje de esta saga, en la que explicaba las implicaciones de paralizar un rodaje (por no respetar lo acordado en medidas contra el Covid), de cara a la industria y al público.

Tom podrá gustar o no, podremos juzgarlo a nivel personal, o lo que queramos, pero lleva 40 años como la promesa que se hizo el héroe, el actor y la que espero que no sea "la última estrella del cine". Como le recriminan en Top Gun: Maverick: "El fin es inevitable, Maverick. Tu especie se va a la extinción", a lo que él responde: "quizá así sea. Pero no hoy".

Y así lo espero yo.

Carmen R

sábado, 14 de enero de 2023

El día que murió la música

 El tres de febrero de 1959 es recordado como "el día que murió la música". Fue un hecho trágico. Un accidente en el que perdieron la vida cuatro jóvenes, tres de ellos, músicos de éxito de la corriente del efervescente rock and roll. El mayor de ellos, justo el que no tiene película biográfica, apenas contaba 29 años. El más joven, 17. Ellos fueron leyenda del rock justo cuando empezaba su carrera. Sus cortas vidas dieron para sacar muy celebrados temas de rock  que se han hecho famosos en el mundo entero y a Don McLean le dio para parir un himno en 1971, "american pie". Un himno cuya partitura en subasta se vendió por más de un millón de dólares. Pero volvamos al cine. Hoy dos biografías rockeras que acaban en tragedia: "La historia de Buddy Holly" (1978) y "la bamba" (1987).


"The Buddy Holly Story" (1978) 

Esta peli fue rodada para televisión y está protagonizada por el rubio Gary Busey. Busey hace de Charlie Hardin Holley, que fue un joven y talentoso músico texano conocido familiarmente como Buddy. Buddy Holly nació en una familia texana muy melómana. Desde muy niño dominaba varios instrumentos y solía tocar con sus hermanos piezas estilo country. 

Gary Busey es Buddy Holly, detrás el antiguo doble de Troy Donahue.

Buddy y un par de amigos, Don Stroud, que, por cierto, comenzó en el cine haciendo de doble de Troy Donahue, y Charles Martin Smith (El contable bajito de "los intocables de Elliot Ness"), fundan "The crickets" (Los grillos) Un conjunto con aires de música para jóvenes, es decir, menos country y más rock. 

Camino hacia el éxito

El trío va haciéndose conocido, no sin dificultades, ya que a la gente mayor el rock le parece una abominación y acaban grabando y teniendo éxito. Ello les lleva a Nueva York donde les ficha un productor para que toquen en el teatro Apollo. El santuario de la música afroamericana. Ahí está la gracia porque, por la radio, creyeron contratar cantantes negros y corrieron un riesgo para tocar en un lugar donde nunca antes había tocado un blanco. Momento de éxito. En la actuación aparecen otros artistas. Uno de ellos, del que hablaré después, ya que, curiosamente aparece en las dos pelis, y el grandioso cantante Sam Cooke. Del que se hacen colegas y con el que se van de gira.

Sam Cooke a la derecha con los Crickets detrás.

Estabilidad y consolidación:

Tras desavenencias en el trío, Holly decide quedarse en Nueva York y el resto de los crickets se vuelve a Texas. Holly ha conocido a una empleada de la casa de discos con la que se casa. Graba, compone y sale de gira por todo lo largo y ancho de los EEUU, porque el rock es un éxito y se hinchan a dar conciertos.

Buddy y María


Tragedia:

Invierno en el frío del medio Oeste. El rock por la noche hace que suba la temperatura. La música suena genial pero el traslado se hace en un autobús cuya calefacción está estropeada. Fletan una avioneta para que tres de sus músicos puedan viajar rápido y dormir en una cama en un hotel en el destino siguiente. En principio, Big Bopper (El músico del que no conozco biopic) no iba a viajar, pero, como iba afectado por una gripe, Waylon Jennings, de la banda de Holly, le cedió su plaza. La última escena de la peli es Holly  dándolo todo en su último concierto la noche anterior a su muerte. Todo un éxito. Sobre su imagen sonriente y satisfecha un letrero que nos cuenta el fatal accidente aéreo que acabó con su vida.

Último concierto.


"La Bamba" (1987)

Recuerdo que se hizo promoción de esta peli y de su banda sonora interpretada por Los Lobos. esta peli sí llegó a estrenarse en los cines de manera internacional. Cuenta la historia del adolescente Ricardo Valenzuela, conocido universalmente como Ritchie Valens. En la peli el nombre del actor aparece al final del reparto como " Y presentando a Lou Diamond Pillips como Ritchie Valens". En esta peli quienes tiene peso específico son la madre del prota (Rosanna de Soto) y Bob, el hermano mayor, con sus conflictos (Esai Morales). Ritchie era un chaval californiano de orígenes mexicanos. Un loco de la guitarra que aún va a la escuela. La peli comienza con una escena un poco desasosegante. Unos chavales jugando en el patio de un insti al baloncesto y dos avionetas que se estrellan en el aire. es una pesadilla de Ritchie de la que luego nos cuentan más, pero ahí está la fatalidad del destino.

Un adolescente californiano

Camino al éxito:

Un día prueba con un grupo,"The shilouettes, y es admitido como guitarrista. El líder tiene una reacción recelosa porque percibe que es bueno. Valens acaba cantando y componiendo. Un cazatalentos le pone a grabar. Valens se empieza a hacer una celebridad, menos para el padre de su novia del insti, aunque lo pintan más como celoso de la seguridad de su hija negándose a que salga con un músico que como racista. Tampoco es que les diera mucho tiempo a sus dieciéis o diecisiete años.

Concierto en la tele


Estabilidad y consolidación:

Valens es un joven que crece en una familia coya madre es muy importante. Tiene un hermano buscavidas que es como el personaje antagónico con el que mantiene una relación de altibajos. Valens tiene miedo al avión pero debe cogerlo para ir al este a cantar en la tele y dar conciertos en Nueva York. Por ahí sale un amuleto que le da un chamán para que lo proteja (La superstición como elemento infalible). Su progresión es exitosa y se suceden los conciertos. Si en la peli de Holly salía Sam Cooke, en la de Valens sale Jackie Wilson.

Big Bopper y Valens a punto de subirse a la avioneta

Tragedia:

La gira del rock de invierno por el medio oeste es dura. Hace frío y media caravana está incubando la gripe. En esta peli Valens es aceptado a pie de avioneta como pasajero jugándosela a cara o cruz. Es Buddy Holly el que tira la moneda. Por otro lado, en una bronca navideña, peleando con su hermano Bob, este arrancó el amuleto protector de Ritchie sin querer. Ya sabemos que eso, en el cine, es científicamente catastrófico. Llanto inconsolable en el pequeño universo de Ritchie enterados del accidente por la radio. Llora su cuñada, sus compañeros del insti, su manager, su novia Donna y, sobre todo su madre abrazada a su hermano. La escena final es la de un Bob abatido gritando el nombre de su hermano dándole un puntito dramático, al ¿verdadero prota? de la peli.

Ritchie y su hermano Bob de resaca en Tijuana


Curiosidades:

En la peli de Buddy Holly, al final sale un tipo morenito con unas maracas, quizá es Valens. Big Bopper sale un poquitín más y tiene frase. En la bamba, Holly sale tocando un segundo y tiene frase en la escena del avión. Big Bopper sale también en esta segunda. El personaje, leyenda del rock, que sale en ambas con sendas piezas de rock cantadas es Eddie Cochran. Fatales casualidades de la cochina vida Cochran murió un año después en un accidente de tráfico en el Reino Unido, cuando estaba de gira europea.

Esta ha sido la historia de dos leyendas del rock que fallecieron prematuramente cuyas vidas dieron para sendas pelis....Y el resto es rock and roll.


Juli Gan. (En los enlaces azules hay pelis y, sobre todo, música)

viernes, 21 de octubre de 2022

The Offer: no se puede rechazar

Hace tiempo leí que el canal Paramount + iba a hacer una serie basada en el "rodaje" de un clásico del cine, que ellos mismos produjeron, y que ese film al que se haría homenaje iba a ser "El Padrino", una de las grandes obras del séptimo arte. En un época con tan poca imaginación y en la que los tributos resultan ejercicios más de egocentrismo por parte del que los hacen, me temía lo peor, especialmente, tras el último de los Óscar de este año a este gran film, con unas canciones que no hacían justicia ni a la BSO de Nino Rota ni al universo de Coppola y Puzo. Pero pasó el tiempo, y aquí estamos y "The Offer", es quizá una de las miniseries más interesantes que he visto en mucho tiempo de "cine dentro del cine", o en general, debido a la sobresaturación de la industria audiovisual con productos repetitivos, carentes del ingenio de esta serie.

"The Offer" es un ejercicio dinámico sobre el proceso de creación artística basado en las memorias del productor  Albert S. Ruddy, en la que como buena ficción que es, habrá mucho de imaginación unido a interesantes datos reales. El papel principal, el de Ruddy, fue a caer a manos de Milles Teller (segunda opción tras el desgraciado asunto alrededor de Armie Hammer, que perdió el papel), y la verdad es que toma al personaje en sus manos con brío y fuerza, pero es que lo primero en lo que te fijas en esta serie, es lo bien elegidos, en general, que están los actores, y lo espectaculares que resultan para sus roles. Juno Temple está maravillosa como Bettye McCartt, la secretaria que es mucho más que un florero como veremos, Dan Fogler, es un bajito pero correcto Coppola, Burn Gorman está esplendido como el directivo Charles Bluhdorn, con su eterno acompañante Barry Lapidus, repelentemente interpretado por Colin Hanks. Tampoco se pueden olvidar los mafiosos de la obra como son Giovanni Ribisi (Joe Colombo) y Jake Cannavale. Pero resalta sobretodo un espectacular Matthew Goode, como el productor y directivo de Paramount, Robert Evans, un papel goloso para cualquiera, que Goode hace totalmente suyo, aportando con genio, las posibles luces y sombras de este hombre del espectáculo. Y quizá lo tienen mucho más difícil, los actores que hacen de actores, como Justine Chambers (Brando) o Anthony Ippolito (Pacino), que deben inteprretar unos actores que conocemos de sobra a lo largo de los años, y son parte de nuestro imaginario colectivo.

¿Pero merece la pena una serie sobre cómo se hizo una película aunque quizá no llegue al nivel de la misma? Evidentemente sí, y supongo que la disfrutarás más si no eres fanático del Padrino. Si ya conoces los entresijos de este rodaje, quizá pongas en tela de juicio alguna libertad creativa que se hayan tomado los guionistas. Si como yo, conoces poco de las relaciones "mafiosas" con esta película, de la liga de la defensa italiana, seguramente te sorprendas, pero no sólo hay eso. Esta serie va mucho sobre lo que era Hollywood entonces, en ese momento de cambio, donde los grandes estudios habían perdido el control de la época dorada, y formaban a ser parte de conglormerados industriales. También de lo que es hacer una película y tener que coordinar los dramas que surgen entre los miembros del equipo (no sólo actores), y a la vez, tener que controlar el presupuesto, mientras tu vida, se puede ir al garete, porque te pasas más tiempo fuera que con tu pareja. De la amistad improbable que puede salir de un interés, y las diferencias entre personas de mundos muy diferentes...Si adoras el "cotilleo", aquí tendrás grandes momentos, entre personajes reales y su buena o mala relación. Hay quizá un poco de todo para todos: cine, morbo, mafia, sentimiento de familia, el deber, y el hacer negocios, en un envoltorio que no es perfecto como "El Padrino", pero sí notable.

Para mí, esta miniserie de Michael Tolkin, ha sido un auténtico disfrute en 10 episodios. Algo hecho para adultos, pero no porque haya sexo o violencia, si no porque hacía tiempo que no me trataban como un espectador mayor de edad. Vivimos en una época sin imaginación, con productos bien formulados desde salas de juntas, basados en parámetros casi escupidos por un ordenador, sin ingenio, hechos por guionistas que se basan en un algoritmo y ya no saben crear, y que se olvidan rápidamente. Parece que el conglomerado ha ganado. Es todo lo contrario a lo que veremos en esta historia, que nos viene a decir que sólo si se es valiente se puede llegar a hacer algo que perviva, aunque los burócratas economistas y la "industria" se ponga en tu contra. No sé si "The Offer" vivirá por los menos 50 años como su homenajeado "Padrino", pero sí puedo decir que, si te gusta el cine, es una "oferta que no se puede rechazar".

Carmen R.

viernes, 30 de septiembre de 2022

Ellas dan el golpe, la peli del 92

 En una de esas plataformas que producen series como si fueran churros, algunas, buenas y otras, no tanto, están pasando una serie basada en una peli que fue un gran éxito allá por los rutilantes años 90. La peli es redonda como una bola de béisbol, la serie no lo es tanto  porque pierde el objetivo principal que es el béisbol por otros asuntos más mundanos.  Así que, por mucho que la serie para televisión esté de moda, yo voy a traer al blog la película. Para todas ustedes “Ellas dan el golpe”.

Penny Marshall

La peli de hoy es una de las pocas pelis exitosas de Hollywood dirigida por una mujer, Penny Marshall. Dirigió poco y quizá un pelín comercial pero, si no hubiera sido así quizá no hubiera seguido rodando en una industria donde las mujeres son minoría siempre. En la interpretación, porque las actrices tienen menos papeles que los actores, quizá porque los guionistas, mayoritariamente masculinos, escriben por y para varones, la realización, porque la pasta también está mayoritariamente en el lado masculino, y  la dirección, no iba a ser menos.


Penny Marshall charlando con Madonna

Penny Marshall  desde el final de los 80 rodaba una peli cada 2 años.  Se estrenó con una divertida peli de espías, “Jumpin’ Jack Flash”, para mayor gloria de la prota, que era Whoopi Goldberg, 1986. Luego rodó uno de los primeros éxitos  del actor Tom Hanks, “Big”, 1988. Más tarde, una peli con un contenido Robin Williams y Robert de Niro, “despertares”, 1990 para que la siguiente fuera una campanada, “ellas dan el golpe”, en 1992.


We can do it!!

Cartel de los 40 animando a las mujeres a trabajar igual que los hombres, pero de "sustis".

La peli está basada en un hecho real. En aquella época en que EEUU, siempre tarde, pero seguro de ganar, se metió en la segunda guerra mundial, las mujeres, de manera excepcional, sustituyeron a los hombres en las fábricas, porque había que producir, y hasta en el espectáculo deportivo. Así, las mujeres pudieron jugar al béisbol. Porque el “we can do it” era para todo…mientras los varones jugaran a la guerra.

Las Rockford Peaches

Ellas dan el golpe fue el título con el que se estrenó en España, lugar muy dado a cambiar los nombres de las pelis por mensajes de lo más variopinto. “A league of their own” se podría haber llamado “su propia liga”, que sería lo más correcto, pero ¿Por qué hacerlo fácil si “after hours” se llamó “jo, qué noche”.

De izquierda a derecha: Stilwell, Evelyn, Betty, Doris, Mae y Jimmy.

Un reparto estelar.

Dottie Hinson (Geena Davis) preparada para batear.

Geena Davis hacía bien poco que se había hecho mundialmente famosa por haber interpretado a la Thelma de Thelma y Louise junto a Susan Sarandon.  Tom Hanks estaba en los inicios de su fulgurante carrera. Si bien, dos años antes, había estado nominado a los óscars con otra peli de Penny Marshall (Big), Hanks, en “ellas dan el golpe” hace un papel que evoluciona desde el ex jugador estrella y borracho que no cree en las mujeres del béisbol hasta el entregado entrenador. Madonna era, ya por entonces, todo un icono del pop, pero no lo dudó a la hora de defender su papel de Mae Mordabito. Hay que decir que las actrices realmente estuvieron entrenando para quedar bien en las escenas de juego y Madonna, perfeccionista, se esforzaba al máximo.

 


El valor del equipo:

Dottie Himson (Geena Davis) es una atlética mujer campesina a la que le gusta jugar al béibol en su pueblo. Su hermana menor, Kit Keller (Lori Petty), también es aficionada aunque se siente un poco a la sombra porque su hermana es tan buena que se frustra con facilidad. Un avispado ojeador (Jon Lovitz) llega con el fin de reclutarlas. Por el camino recogen a una bateadora excepcional, Marla Hooch (Megan Cavanagh) y llegan al lugar donde serán seleccionadas para jugar en los equipos que se están creando para entretener al público mientras los hombres luchan en la guerra. 

Al final, Jimmy Dugan acaba siendo un entrenador comprometido, hasta echando la bronca a Evelyn Gardner.

El equipo se acaba completando con Mae Mordabito (Madonna)  una empoderadísima italoamericana, Doris Murphy (Rosie O’Donnell) que habla por los codos, Evelyn Gardner, una mujer que tiene que hacerse cargo de su hijo, Stilwell,  porque el padre no tiene ninguna pretensión testicular en hacerlo, Ellen Sue, miss Alabama, Alice, la supersticiosa, Betty, Beverly y Shirley Baker, la chica analfabeta que aprende a leer gracias a las lecturas que le proporciona Mae Mordabito a base de novelas picantes. Todas ellas conforman el equipo de las Rockford Peaches, entrenadas por una vieja gloria pasada de alcohol llamada Jimmy Dugan. Juegan en la liga montada por el magnate de las chocolatinas, señor Harvey, interpretado por el director de cine y hermano de la directora de esta peli, Gerry Marshall y planificada por el señor Lowenstein, (David Strathairn).


David Strathairn y Gerry Marshall, hermano de Penny Marshall.

La peli no ahorra en sentimentalismo porque empieza y acaba en 1992 y, mediante un flashback que es casi toda la peli, nos envía a los años 40, al béisbol femenino jugado con ropa que, lejos de ser cómoda para practicar deporte, es un modelito para que los varones miren cacha, a las clases para refinar a las señoritas, no vayan a ser todas unas marimachos que escupen tabaco y a los noticieros de los cines con comentaristas graciosetes de voz engolada.

Dottie y Kit, las hermanas que rivalizan.

They could do it (Ellas pudieron hacerlo)

Juli Gan.