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viernes, 3 de octubre de 2014

Man on The Moon. La persona y el personaje.

Milos Forman es un director con una trayectoria como mínimo, curiosa. Ha conocido el éxito más abrumador (Amadeus, Alguien voló sobre el nido del cuco) y el fracaso más doloroso (Hair, Valmont).

Rueda bastante poco y en los últimos años, parece que ha sido olvidado por el gran público.
Para mí, sin embargo, sus trabajos más interesantes son dos películas que rodó a finales de los 90 en las que abandona las grandiosas recreaciones de época: El Escándalo de Larry Flynt y Man on the Moon.

Estos dos títulos constituyen algo así como un díptico, o eso creo yo, no solo por haber sido dirigidas en tan solo tres años, un período corto para el director, sino el tema tratado: en concreto dos biografías atípicas cuyos hechos principales suceden básicamente en las décadas de los 70-80. Sin embargo, también hay muchos puntos, sobre todo de enfoque, que separan ambas cintas.

Podríamos decir que El escándalo de Larry Flynt pretende desmitificar a un hombre con una imagen pública desastrosa, o contarnos quién es la persona detrás de una (demonizada) personalidad pública.

No tanto justificándolo o haciéndole parecer mejor, sino convirtiéndolo en una persona más, desmitificándolo tanto para lo bueno como para lo malo. Y sobre todo describiéndolo como una persona con una voluntad de hierro para seguir defendiendo su causa ante todo.

Aunque su causa sea editar una revista de pésimo gusto de mujeres desnudas, que todo hay que decirlo.

Man on The Moon, por su parte, se centra en la vida de Andy Kauffman, actor norteamericano que alcanzó un gran éxito con la telecomedia Taxi pero cuya labor creativa iba mucho más allá de interpretar un personaje cómico en una serie popular.

Al igual que lo que me interesa de la película protagonizada por Woody Harrelson (un actor al que detesto pero que funciona perfectamente en este título) es la defensa de la libertad de expresión, mucho más que lo que al final expresa el pornógrafo, desconozco la obra de Andy Kauffman de Man on The Moon, e ignoro si congenio o no, con su humor.

Esta es otra de las virtudes de Man on the Moon, puede ser vista por los fans del cómico americano y por los que desconocíamos por completo su figura.

La película no es un biopic al uso (gracias Milos Forman!) ni mucho menos una hagiografía, ni una bonita recreación de una época y unos episodios bien conocidos de la vida de un triunfador (como De-lovely) sino que pretende llegar al núcleo de lo que Andy Kauffman fue como artista.

O mejor dicho de lo que fue como persona y como artista, pero planteándolo como un todo indivisible, ya que gran parte del interés de Kauffman se encuentra en que - al parecer - ambas facetas de su vida no se podían dividir.

Crear un personaje para amparar la personalidad real, o incluso que te lo creen y solo te toque interpretarlo en la vida, es un gran riesgo en el que han caído personas de lo más variadas a la hora de afrontar una vida pública. Desde el patético concursante de Gran Hermano que comienza a hablar de sí mismo en tercera persona, a un actor tan ilustre como Cary Grant, que afirmó que él mismo también quería ser Cary Grant.

El problema de Kauffman, o por lo menos del Kauffman que yo conozco, el cinematográfico, o sea, que ya es un personaje, fue el jugar ¿demasiado? con los personajes que había creado, al parecer de forma totalmente voluntaria, pero que en ocasiones degeneró en momentos privados tan lamentables como el protagonizado con sus padres y hermanos cuando... mejor no desvelar más.

Aunque la narración sea convencional, uno de los grandes méritos de la película está en seguir con este juego del protagonista e introducir ciertas escenas equívocas entre el propio Kauffman y su amigo y colaborador Bob Zmuda, interpretado por Paul Giamatti.

Igualmente es interesante que George Shapiro, el gerifalte de la telecomedia americana que le permitió a Kauffman dar el gran salto en su carrera, aparezca en esta película, pero sin interpretarse a sí mismo, ya que el que interpreta a Shapiro, es Danny DeVito, que a su vez fue compañero de Kauffman en Taxi y por lo tanto conoció de primera mano a Shapiro, y a Marilu Henner otra compañera de la serie, que sí se interpreta a sí misma y que ¿os habéis hecho un lío con tanto "que a su vez"? Pues de eso se trata.
Kauffman (con mono blanco) y el reparto de Taxi


Desgraciadamente, esta película incomprensiblemente  "hereda" de El Escándalo de Larry Flynt a una de sus ¿actrices? Courtney Love. Que si bien no realiza un mal trabajo, no puedo dejar de preguntarme si no había cientos de actrices más capacitadas para interpretar a la novia de Kauffman.

Capítulo aparte merece la interpretación de Jim Carrey, un actor que consigue redimirse de todo lo que tenga que redimirse gracias a esta papel que me parece que interpreta con un cariño y una sinceridad especiales. Una elección de casting sumamente acertada, no solo por el talento que despliega sino porque si hay alguien que sepa de éxito y fracasos clamorosos, de vivir marcado por un personaje y por el encasillamiento, es Carrey.

Respecto a Paul Giamatti, no destacaré su magnífico trabajo, como es habitual en él, sino que me sirve como otro nexo de unión con el título que comentaré próximamente American Splendor.

Y aprovecho para decir que este "próximamente" significa en unos mesecitos, tiempo que necesito por razones personales y porque quiero someterme a un tratamiento para dejar de decir cosas como "mesecitos"

Loque

Imágenes de Filmaffinity y de Wikipedia