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viernes, 29 de noviembre de 2013

Imitación a la vida

Dentro del Cine Clásico, uno de los géneros más recordados y de gran éxito entre el público de la época han sido los melodramas. Me atrevo a concretar un poco más y decir que ha sido el público femenino el que siempre ha disfrutado más de este género. Se trata de películas sin acción ni misterios. Son películas en las que la carga emocional es lo principal. Generalmente suelen estar protagonizadas por mujeres, dejando a los personajes masculinos en un segundo plano.
 
Uno de esos melodramas es Imitación a la vida (1959) de Douglas Sirk.
 

Título original Imitation of Life
Año 1959
País Estados Unidos
Director Douglas Sirk
Guión Eleanore Griffin & Allan Scott
Novela Fannie Hurst
Música Frank Skinner
Fotografía Russell Metty
Duración 124 minutos
Productora Universal Pictures 

Reparto Lana Turner, John Gavin, Susan Kohner, Sandra Dee, Dan O'Herlihy, Robert Alda, Juanita Moore, Mahalia Jackson, Terry Burnham, Karin Dicker, Troy Donahue
 
Sinopsis
Lora Meredith, una actriz viuda en paro, vive con su hija adolescente en Nueva York. Un día, conoce por casualidad a Annie, una mujer de raza negra, y a su hija, que es mulata. Las dos acaban trabajando para ella. Ese mismo día conoce también a Steve, un fotógrafo que se enamora de ella.
 
 
 
El cineasta alemán Douglas Sirk, emigró a Estados Unidos en 1937 donde se convirtió en un reputado director de cine abarcando diferentes géneros pero destacando especialmente en el melodrama con películas como Obsesión (1957), Sólo el cielo lo sabe (1956), Escrito sobre el viento (1956) o la que fue su última película Imitación a la vida (1959), que es un remake de una película del mismo título del director John M. Stahl (Que el cielo la juzgue, 1945), que en 1934 había protagonizado Claudette Colbert.
 
 

Por aquel entonces, una de las actrices más admiradas era Lana Turner. Actriz que siempre ha destacado más por su belleza y su ajetreada vida sentimental –recordemos el asesinato de Johnny Stompanato, amante de Lana, a manos de la hija de ésta- y personal que por sus dotes como actriz, había cautivado a todos en el thriller El cartero siempre llama dos veces (1946). Lana sería la bellísima Milady de Winter en Los tres mosqueteros (1948). También intervino de la maravillosa Cautivos del mal (1952) de Vicente Minnelli pero recibió su única nominación a los Premios Oscar por otro gran melodrama: Vidas borrascosas (1957).
 
 

En Imitación a la vida, Lana es, Lora, una mujer ambiciosa que antepone su carrera -modelo primero y actriz después- a todo, porque para ella el éxito es lo más importante. A lo largo de unos diez años, vamos siendo testigos de sus éxitos profesionales y de sus equívocos en su vida personal. Lora, viuda y con una hija pequeña a la que criar, por azares del destino, conoce a una mujer negra, Annie, que también está sola con una hija pequeña cuya piel es totalmente blanca. Las cuatro comienzan a convivir juntas.
 
 

Quienes conozcáis la película coincidiréis conmigo en que el personaje de Annie, tienen un lugar destacado tanto en la película como en el cine gracias a la grandísima interpretación de Juanita Moore que es la bondad, la ternura, la amistad, la maternidad y el amor todo en uno y a partes iguales, algo que la impide ser del todo feliz. Su principal preocupación es su hija Sarah Jane, que siempre ha rechazado a su madre y a su raza por tener la piel blanca y poder hacerse pasar por una mujer blanca. Al principio de la película, Annie le explica a una Lora sorprendida que Sarah Jane es hija suya pero que se parece a su padre que era ‘prácticamente blanco’.


 

 
Este es uno de los temas de los que trata la película. Hay que tener en cuenta que la película se desarrolla entre los años 40 y 50 en Estados Unidos donde los afroamericanos todavía no eran considerados como ‘iguales’ al resto. En el caso de nuestros personajes principales, el tema de la raza es algo que carece de importancia aunque vemos que en algunos diálogos sí que, sin desprecios y con respeto, se nota cierta diferencia de razas, pero el verdadero problema reside en que Sarah Jane (Susan Kohner) se hace pasar por blanca, lo que le acarreará grandes problemas consecuencia de sus mentiras.
 
 

En la novela original de Fannie Hurst y en la primera versión de 1934, Lora no era actriz sino una cocinera de éxito gracias a las recetas de su criada negra. En aquel momento, los movimientos afroamericanos a favor de la igualdad de derechos estaban en un punto clave y los productores, para evitar problemas, decidieron hacer que Lora fuere una gran estrella de cine... y Annie, su sirvienta, su consuelo, su apoyo…
 
 

¿Y quién espera ver a Lana Turner entre fogones? Lana siempre va de punta en blanco, ni un pelo fuera de su sitio, siempre bien maquilla y vestida. Siempre guapísima. ¡Toda una estrella! El vestuario que luce la actriz fue uno de los más caros de la época.
 
 

Entre los personajes secundarios destaca John Gavin (Psicosis, 1960; Espartaco, 1960) enamorado de Lora pero cuyo amor es imposible de llegar a su fin a causa de los diferentes éxitos profesionales de ella. Con el tiempo tendrá una buena relación con la adolescente Sussie a la que da vida Sandra Dee (Mamá nos complica la vida, 1958; En una isla tranquila del sur, 1959), fascinada con él desde la infancia. Y en un papel muy pequeño podemos ver a Troy Donahue (Parrish, 1961; Susan Slade, 1961), ídolo de adolescentes.
 
 

La actriz Susan Kohner recibió el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto en 1959 siendo también nominada a los Premios Oscar en la misma categoría. Juanita Moore también recibió sendas nominaciones a ambos premios.
 
Imitación a la vida, tiene uno de los finales más emotivos que se han visto. Creo que si os animáis a verla deberíais tener un clínex cerca. Melodrama destacado que recordamos por la belleza de Lana Turner y sobre todo por ese personaje de Juanita Moore al que admiramos y queremos desde el primer minuto por su incondicional amor. Amor de madre.