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viernes, 2 de agosto de 2019

Juzgando por la cubierta

La semana pasada el lóngevo periódico La Vanguardia publicaba en su sección “Lectores Colaboradores” un artículo llamado “Machismo, Orgullo y Prejuicio” sobre la obra de Jane Austen. En un ejercicio del famoso refrán que dice que el “atrevimiento es la madre de la ignorancia”, se daba espacio escrito a un texto con algunas faltas de ortografía y forma, pero que realmente destacaba por su contenido prejuicioso.

 Sentí con el artículo el mismo miedo de Lizzy aquí
Como administradora de El Sitio de Jane/El Salón de Té, un espacio web sobre la escritora inglesa, no pude evitar leerlo, al igual que los comentarios que generó. Durante el la mañana del sábado 26, fans de la escritora mostraban su horror en redes sociales, y voces más ilustres como las escritoras Espido Freire y Nieves Abarca, el periodista Carlos Mayoral o la editora Belén Bermejo, entre otros, también lo comentaron, incluso sin enlazarlo, esta carta más propia de un blog personal o una publicación de un muro de Facebook.

La otra versión más conocida, pero quizá demasiado larga para la autora del artículo
Sobre el texto, aunque lo mejor sería ignorarlo como haría Mr Darcy con Lydia Bennet cuando danzaba medio loca con los integrantes de la milicia, he de decir que además de sorprenderme por ser compartido desde un medio serio (que al final es el responsable de su publicación) lo que me deja más asombrada es el hecho de juzgar una obra literaria del pasado a través de sus adaptaciones. Hay en esto una doble lectura que nos permite plantear lo siguiente: ¿se puede juzgar un texto del pasado desde una mentalidad del presente? ¿Es una adaptación un medio válido para valorar una obra literaria? Lo que voy a intentar hacer desde esta entrada es responder a ambas preguntas

El tiempo pasa y hace que sea un factor a la hora de juzgar un libro. Cosas que emocionaron en el siglo XVIII puede que nos suenen trasnochadas ante nuestros ojos posmodernos. Por ejemplo, el novelista de folletín Georges Ohnet fue un superventas a finales del XIX, y hoy en día, salvo alguna obra reeditada, es difícil que este señor aparezca en los anuarios de la literatura francesa. Y es que se habla de la eternidad de una obra, cuando apela a sentimientos y emociones atemporales, y así, puedes ver una representación de Elektra cuando la civilización griega está a cientos de años, o de la misma manera, Shakespeare o Lope de Vega, se siguen representando o filmando, unos 500 años después. La clave es justamente ir al relato de los mitos y leyendas, grabado a fuego en nuestro cerebro a lo largo de los siglos, de pensamientos universales, de algo que no esté tan pegado al momento, que llega en cualquier ocasión.

Adaptación de Elektra con Irene Papas
Hoy en día, sobre todo en los últimos años, donde se juzga descarnadamente sobre el pasado con un punto de vista ideológico, sentir esa historia común, sin filtros, es muy complicado si así no se desea. Y de ahí que se juzgue una obra antigua con esas gafas del futuro, y se pidan, en esta época de linchamientos virtuales y sociales, que se miren las obras de forma inquisitorial, lo que hace que algunos temamos que aparezca gente con sus antorchas cibernéticas a prender fuego a esos clásicos que, en esa visión actual, se alejan de la corrección política de este presente. No hay nada más temible en una sociedad libre y moderna que se haga un Fahrenheit 451 o una nueva quema de libros de caballerías en una plaza pública de Castilla, por el bien común.

Lamentablemente, ésta es una tendencia del ser humano, la de juzgar por su propio contexto y aplicando sus reglas. Por ejemplo, al respecto, John Fowles se burlaba de los victorianos a través de una narración moderna, de los años 60, en La Mujer del Teniente Francés, sabiendo que luego en el futuro, pasará lo mismo con su generación. Así, debemos evitar esa mirada unilateral que ciega y sólo pone al descubierto nuestra ignorancia. Por eso, con sentido y sensibilidad, se debe entender la obra que nos disponemos a disfrutar o evaluar, ver en qué momento de la historia se escribió, y comprender si es una obra cuyos valores más profundos se acercan a nuestra visión de la vida o no, o si nos entretiene aunque esté lejos de nosotros.

La adaptación de la Mujer del Teniente Francés, ejercicio cinematográfico ante un libro complejo narrativamente
Miedo me dan todas aquellas obras que sean evaluadas de la manera que se hizo en el artículo: si no son aplicables para mi vida tal cual, no merecen la pena. En ese caso, más que a las obras, a esas personas les auguro un triste futuro en el que no podrán leer nada que no sea de su tiempo (nada más allá de los últimos 10 años), en la que ocurran actos censurables (que no se les ocurra coger de la biblioteca A Sangre Fría de Capote), sus convicciones morales o éticas (iguales que los que censuraron a Joyce con El Retrato del Artista Adolescente o a Marjanne Satrapi con Persépolis) o incluso su día a día (la fantasía o la ciencia ficción vetadas). Y al sólo estar envueltos en sus libros “políticamente correctos” serán como el caracol que no sale de su concha, disfruta en su pequeño entorno, pero no sabe que hay un mundo más allá de allí. El problema es que pretenden que su visión se imponga, y si no, a encerrar obras escandalizadoras (como le hizo la sociedad inglesa al provocador de Oscar Wilde).

Si ahora nos vamos a la segunda pregunta, mucho más cinéfila, en toda reunión de aficionados a la literatura y al cine, suele aparecer la eterna cuestión: ¿esta adaptación responde a lo planteado por la obra? Y la respuesta es muy difícil, porque hay que contextualizar que el medio audiovisual es diferente al escrito y las herramientas de ambos son distintas. Se suele decir que una película es más cercana a la obra mientras más partes del texto original recoge (algo especialmente cierto en el teatro). Así, con Orgullo y Prejuicio, se dice que la serie de la BBC del 95 es mejor adaptación, pues tiene más tiempo para desarrollar la historia que la de 2005, o es más cinematográfica que la teatral serie de 1980. Pero si elegimos otro ejemplo austeniano, con Sentido y Sensibilidad, la mejor de todas las versiones (en general, todas buenas), es justamente la que deja más texto fuera, pero mejor juega con el lenguaje cinematográfico: la de Ang Lee de 1995.

Se podría decir que haciendo una mezcla de lo que se coge del original y lo que se aplica del medio, se encontraría la adaptación perfecta, que tampoco lo es al 100% y dependerá de los gustos del momento: la cinematografía de la Jane Eyre con Orson Welles no es la misma que la de Fukunaga, aunque ambas sean unas adaptaciones más que correctas para la época en que se hicieron (aunque podrían considerarse incompletas para fans de la versión de Toby Stephens o la de Timothy Dalton).


Cada una es hija de su época

También hay que decir que hay veces en las que la adaptación se mueve en el espacio y el tiempo, y se obtienen maravillas que pueden convertirse en un complemento ideal del texto original, y en la mejor versión del mismo, aunque no sucedan o se recreen en el mismo momento histórico, lugar o se utilice el mismo el sexo o género de los protagonistas. Ejemplos así tenemos con Abismos de Pasión (Cumbres Borrascosas mexicanas), Apocalipsis Now (El Corazón de las Tinieblas en Vietnam), Crueles Intenciones (Las Amistades Peligrosas en el Upperside de Nueva York), Ran (El Rey Lear en el Japón feudal) o Clueless (Emma en Beverly Hills). Obras que toman la esencia del texto base en menor o mayor grado, y hacen una obra audiovisual muy diferente en la forma pero muy apegada en el fondo.

Juzgar una obra literaria por su adaptación es un ejercicio peligroso. Es una doble medición de dos elementos artísticos con raíces comunes, pero el ver uno no habilita para explicar el otro. Imaginad, con ejemplos sencillos, explicar lo bien que cantaba Lola Flores en la Sevilla de Morena Clara para hacer una crítica del Pygmalion de Shaw, o las balas que se disparaban en Romeo y Julieta porque se ha visto a DiCaprio con camisa estampada en medio de Florida.

En Hot Fuzz se representa a Romeo y Julieta como en el film de Luhrmann y se canta el Lovefool de The Cardignas

Así pues, no podemos juzgar una obra por su cubierta, o incluso por su adaptación. Hay que meterse dentro de ella, entender su contexto, el momento en que fue forjada, librarnos de todo prejuicio y usar el raciocinio. Como dijo Espido Freire en una publicación posterior sobre este pequeño tumulto austeniano, “gente muy diversa ha leído y admira a esta autora tan importante <…> yo prefiero fijarme en quienes sí han ofrecido ideas interesantes y bien fundadas sobre #OrgulloyPrejuicio". Efectivamente, miremos las obras con ideas con fundamento, al igual que disfrutemos las versiones audiovisuales en su contexto y como arma de amplificación del libro. Siempre hay que ir con una mentalidad objetiva, sin vanagloriarnos en el orgullo de nuestro prejuicio.

Si de algo ha servido este artículo, ha sido para abrir los ojos, y esperamos que para que otros lo hagan también. Y con esto me despido, deseando un buen verano a nuestros lectores y que disfruten de los libros, películas o series, que escojan.

Carmen R.

viernes, 1 de junio de 2018

Políticamente correctos

En los últimos años a través de las redes sociales, especialmente de forma virulenta en los últimos meses, hemos visto llegar una fiebre de corrección política. Lo que en un principio parecen reivindicaciones justas y de sentido común, pueden derivar, como todas las tendencias, en una sobreprotección de la parte a defender en perjuicio de un equilibrio común entre el total de la población.

Esta idea presentada arriba podría derivarse en un ensayo social, pero al ser esto Zinéfilas, lo que presento a continuación, es el impacto de estas tendencias en el mundo del cine y la televisión.

¿Cuál es la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto? Esto está muy ligado a los valores de la sociedad en un momento determinado. La puritana generación que salió con el Macartismo en los años 50, vivía en los valores clásicos estadounidenses y capitalistas, en una lucha constante con el comunismo. ¿Hubiera aceptado films de los años 30 provenientes de directores europeos como Fritz Lang? ¿se hubiera podido hacer una película como Metrópolis en ese momento? Las respuestas son complicadas, pues en un contexto social que se volvió enfermizo, el haber expuesto ciertas ideas te hubiera conducido al ostracismo social y laboral.



Recientemente, en una época de derecho y respeto, vemos cómo algunos films pueden llegar a ser censurados. Es algo que en occidente nos puede sorprender, pero se puede comprender, pues no todos los países comparten los mismos valores. Por ejemplo, Irán consideró que Zoolander promovía los derechos de los gays y no permitió su exhibición en este país.



¿Pero qué pasa cuándo la censura se produce en países con libertad de expresión, de los considerados "buenos" y "abiertos" por sus ciudadanos o vecinos? Es aquí donde puede llegarnos la preocupación. Y no me refiero a la censura de que 50 Sombras de Grey fuera para mayores de 18 años en EEUU y sólo para los de 12 en Francia. A lo que se va a aquí es a una "limpieza" por corrección política.

Por supuesto, la falta de corrección no se debe confundir con la provocación. Hay multitud de ejemplos de mayor o menor gusto (Salo (120 días en Sodoma), Ninfómana, el Centípedo Humano, por ejemplo), que se mueven entre las expresiones de arte más extremas o la provocación morbosa, para generar una reacción en el espectador. Aquí la provocación no es exagerada, es más sutil e incluso subconsciente, para cambiar el punto de vista cotidiano del individuo, o subvertir su pensamiento.

Como en aquellos tiempos anticomunistas o los de la censura franquista por ejemplo (¡oh, esas películas redescubiertas al verlas sin censura!, como Resplandor en la Hierba), en la actualidad, se está haciendo una censura más fina, de tres maneras, a saber:



- Por un lado, en países como Estados Unidos, se pide la eliminación de aquellos films que en los ojos actuales pueden resultar no correctos. Un ejemplo de esto era una petición para eliminar "Lo que el Viento se Llevó", por su trato hacia la gente de color (pese a que Hattie McDaniel lograría un Óscar por su interpretación de Mami), o la visión de la Guerra de Secesión de este país.

- En otros, como en Reino Unido, se hizo el "smoking ban", y así, a partir de 2007, no se podían mostrar a personajes fumando. Cuando los personajes iban a fumar, salían de la pantalla. Todo esto se hace por el bien "de la juventud". Pero ¿cómo quedarían los personajes de Bogart y Bacall en El Sueño Eterno sin sus cigarrillos? Claro está, que el film podría pasarse a "mayores de 18 años", como si el ejercicio de exhalación de humo se pareciería al uso de otras drogas como las de Trainspotting, pero no lo juzgaré aquí




- El último movimiento es la autocensura de algunos estudios y televisiones por la corrección política. Personajes clásicamente blancos interpretados por actores de color como Sophie Okonedo en The Hollow Crown o Samuel L. Jackson con Nick Fury en el universo Marvel, aunque en estos casos, más que corrección, podemos afirmar sin género de dudas, que es por solvencia profesional.



En este último punto, se podría incluir el uso que hace de Disney de castings multiétnicos en sus sagas galáticas o marvelianas, aunque se entiende, porque son films de proyección mundial y es por tanto, muy normal, que se incluya gente de todos lados, aunque se siga prefiriendo a actores blancos, en la mayoría de los casos, como protagonistas.



También cabrían aquí, quizá guiados por la corrección política del momento las versiones de "sólo mujeres". No hablo del test de Bechdel para saber si hay mujeres, y están bien representadas en las películas, hablo de adaptaciones femeninas, como la última Cazafantasmas, o la próxima Ocean's 8. Personalmente, se puede entender que en un film como "Master & Commander", la cuota femenina sea baja, debido al lugar donde se plantea, y no creo que se llegará a hacer una versión femenina de esta gran película.



¿Cuándo es lícito hacer versiones femeninas? ¿Es ésta realmente la pregunta correcta? ¿Debemos seguir haciendo cosas de chicas basadas en éxitos de chicos? ¿No tenemos nuestras propias historias que contar? Porque se ha demostrado por activa  y por pasiva, que sí las tenemos, incluso en campos supuestamente sólo masculinos como la acción (por ejemplo, en televisión con Peggy Carter en Agente Carter o Emma Peel en Los Vengadores) o en el cine (con Ellen Ripley en Alien y Sarah Connor en Terminator)

Creo que en una película, la cuestión no es que un estudio quiera llenarse los bolsillos en base a "regalar" o aprovecharse de un colectivo supuestamente marginado (mujeres, gays, el que toque...), lo que se debe pensar es en dar oportunidades a los miembros de esas comunidades, como si sólo fueran personas con buenas ideas, capaces de crear películas emocionantes y a la vez, rentables. Y actualmente, esto se podría hacer aumentando la diversidad para lograr películas diferentes pero que puedan ser interesantes, y de paso, rompan con la repetitividad de temas que vemos en nuestras pantallas.

Sé que el mundo del cine es un negocio al final y no tiene corazón. Es por ello que lo que pido por aquí es que olvidemos la corrección y demos más oportunidades a todos. Hay grandes historias que quizá obliguen a encender un cigarrillo, tramas que puede que no relaten lo más bonito del ser humano, pero que hagan que sintamos a sus protagonistas, personajes de color, de sexo o género, en situaciones de ventaja o no, que se comen la pantalla. Demos oportunidad a que estas historias valientes y quue estos personajes con carisma se desarrollen, no por cuota, sino por ingenio, y estoy segura de que serán rentables, porque el público sólo verá protagonistas con los que empatizar y películas con las que emocionarse. Quizá esto último no sea muy políticametne correcto, pero sí más de justicia y sentido común.

Carmen R.

Fuentes: 
http://cinemania.elmundo.es/noticias/prohibiciones-por-el-mundo-10-peliculas-censuradas-por-motivos-absurdos/
https://larepublica.pe/espectaculos/855449-50-sombras-de-grey-los-adolescentes-en-francia-si-podran-ver-el-filme-erotico
https://www.theguardian.com/film/2015/jun/25/us-critic-deniably-racist-gone-with-the-wind-should-be-banned-from-cinemas
https://www.theguardian.com/books/2017/jul/07/smoking-ban-movie-cigarettes-legislation-work-public-tobacco
https://www.express.co.uk/showbiz/tv-radio/667894/Sophie-Okonedo-Undercover-The-Hollow-Crown-Benedict-Cumberbatch-Dominic-Cooke



viernes, 12 de enero de 2018

Quería que fueras tú. Quería tantísimo que fueras tú - Reflexiones sobre la comedia romántica

Hace algunos años, una compañera de universidad, tras oírme hablar sobre la escritora inglesa Jane Austen, y ver que le había dejado la serie "Orgullo y Prejuicio" a un amigo común, decidió leerse la novela del mismo nombre. Cuando menos me lo esperaba, me lo comentó, añadiendo con una cara que rondaba entre el sarcasmo y el desprecio:

"No me gusta. Es en como todas las comedias románticas: chico conoce a chica. Se detestan. Luego se enamoran. Nada nuevo."

via GIPHY - Mi reacción, en serio...

Era curioso que hablara de una novela de hace casi 200 años en aquel entonces, restándole la originalidad propuesta por Miss Austen. Quizá, la escritora inglesa no hubiera inventando nada nuevo (ejem, admiraba mucho a Shakespeare, ejem), pero había creado de una manera más o menos oficial, la primera versión, en forma escrita, de la comedia romántica actual, entre las muchas virtudes de su obra. Y este esquema se repetiría con mejor o peor fortuna en el medio cinematográfico.

No pretendo en este artículo hacer un compendio sobre la historia de la comedia aderezada con gotas de amor, pero haré un pequeño comentario sobre algunos de sus títulos, que estoy segura que comenzaron en los orígenes del cine. Sólo resta decir, que antes de adentrarnos en esto, quiero dejar un par de reflexiones sobre el género, que van en su título y hacen que se miren de reojo en nuestro cínico momento posmoderno:

- Comedia: muestra el mundo bajo un prisma de color, de forma que, subjetivamente, provoca la risa con diferentes medios. Y crear la carcajada del público suele ser más difícil que conseguir su llanto.

- Romántica: exaltación de los sentimientos, y en esto, cada uno tiene los suyos, por lo que se necesita la complicidad con el espectador.

Y para más inri, las comedias románticas suelen tener lo peor que algunos piensan: ¡TIENEN FINAL FELIZ!



via GIPHY - ¿Quién lo iba a decir?

Sí, salvo alguna contada excepción, estas películas, como las obras de la escritora inglesa, anteriormente citada, suelen acabar bien, con los enamorados juntos, algo que para algunas personas cínicas y serias, puede ser el final más triste de una película. Yo, por mi parte, cuando me acerco a una comedia romántica, ya sé lo que me voy a encontrar, y lo único que pido, es que historia y personajes sean tratados con sencillez, inteligencia, humor fino y que no se me tome el pelo.

A continuación, cito algunas comedias de este tipo:

- En el cine mudo, las comedias románticas derivaban directamente de obras de vodevil, pero resultaban difíciles de trasladar debido a la falta del medio hablado, o el posible exceso de cartulinas con texto. Cuando llegó el sonido, llegaron multitud de obras de este estilo, con divertidos y chispeantes diálogos, creando la famosa "screw-ball comedy". En estas películas, según se mire, o prima la comedia o bien el romance. Del primer tipo, tenemos "Bringing up baby", "Ninotchka", y del segunda, joyitas como "The Shop Around the Corner", "The Philadelphia Story" o "It happened one Night".


- Con el paso de los años, e influenciada por la sociedad del momento, Hollywood continuó haciendo delicias románticas, que en su mayoría acentuaban el papel de la mujer por y para el matrimonio, y su partenaire masculino, como un "macho" proveedor, que sucumbía y no tenía una inteligencia muy despierta (como ya sucedía, entonces y ahora, es un género de mayoría femenina, y se buscaba la complicadad con las mujeres, de este modo). De esa clase de films, tenemos a una insistente Eleanor Parker con Robert Taylor en el western "La Novia Salvaje" (Many Rivers to Cross) o Shirley McLaine en "Todas las Mujeres Quieren Casarse" (Ask Any Girl).


- Pero en los años 50, hubo autores que mostraban una historia de amor de una forma un poco más subversiva, como la de las buscafortunas de "How To Marry a Millionaire" o "Gentlemen Prefer Blondes", o cualquiera del genio de Billy Wilder, que nos trae delicias (alguna agridulce en el planteamiento clásico) como "Sabrina", "Ariane", "7th year Itch", "The Apartament", o "Irma, la Douce". Si las habéis visto, no siguen el patrón habitual, no muestran en algún caso a la protagonista como casta y pura, o incluso, no sabemos si hay boda al final.


- En 1959, se unió el trío, sí trío, que más definió la comedia romántica con sus tres películas: Doris Day, Rock Hudson, y sí, Tony Randall. Los tres films: "Pillow Talk", "Lover, come back" y "Send me no flowers". Las dos primeras son casi calcos, y muestra a una mujer independiente pero sin suerte en el amor, extremadamente trabajadora, caer en las redes de su zangano partenaire, que acabará también cayendo en los lazos amorosos de la protagonista...y nuestro tercer vértice, será siempre testigo de los hechos, provocando también las carcajadas. En la tercera película, se cambia algo la fórmula, pero la frescura sigue ahí. Simplemente os las recomiendo, aunque teniendo en cuenta que la corrección política actual puede chocar con las reglas de aquel momento, pero no con la inteligencia que se desprende en los diálogos.


- Supongo que el pop de los 60 y el sentimiento de los 70 nos trajo más obras cómico-amorosas, pero yo ya me muevo hasta los años 80 y principios de los 90, donde la fantasía inunda la pantalla y nos llegan maravillosas historias como "The Princess Bride" o "The Groundhog day". Pero volviendo a historias más "reales" hay que quedarse con "Moonstruck", donde la protagonista debe luchar contra su familia, su barrio, y por supuesto, contra ella misma, y como no "When Harry met Sally", de la especialista Nora Ephron.


 - "When Harry met Sally", no sólo funciona porque tuviera a la novia de América del momento (Meg Ryan), o al popular Billy Crystal, o a la famosa escena del sandwich orgásmico, es maravillosa porque retrata de una forma vívida, todo lo que pedimos en una comedia romántica, pero desde un punto de vista muy real, con el cual, aunque hayan pasado más de 30 años, te puedes seguir identificando. La confesión final es una hermosísima declaración, y una lección de que por mucho  que insistamos, debemos ser sinceros con nosotros mismos y nuestro corazón.

 
- Nora Ephron seguiría regalándonos joyas en los 90, como "Sleepless in Seatle" o el remake de "The Shop Around the Corner": "You've got mail" (el título de esta entrada recoge una cita de esta película). Pero los 90, es que fueron muy fecundos en este género, desde su versión de adaptaciones literarias ("Much Ado About Nothing" de Branagh, "Clueless", "10 Things I hate about You"), hasta la de las comedias amorosas que ya son clásicos ("While you were Sleeping", "Notting Hill, "4 Weddings and a Funeral"). Es curioso, pero Working Title, productora inglesa, se llevaría la palma en este género con modificaciones transgesoras de la fórmula, pues aparte de Notting Hill y 4 Weddings, también traería "Bridget Jones's Diary", "About a Boy", "High Fidelity", o el considerado culmen del amor, "Love Actually". En cualquier caso, el patrón que se repite es Hugh Grant, que sacaría dinero de sobra para la universidad de sus hijos, que en aquella época ni se planteaba en tener...



- A partir de esa época la inundación de obras de este tipo es enorme, y la corona de "Novia de América" pasa de Meg Ryan a Sandra Bullock, Jennifer López, Katherine Heigl, Kate Hudson o la siempre permanente Julia Roberts. La calidad de las obras "rosas", casi chick-lit en movimiento, va decayendo, y las películas se vuelven más repetidas, copias unas de otras con poco que aportar, salvo excepciones, que para mi gusto pueden ser "Two Weeks Notice", "Music and Lyrics", "27 dresses" o "Austenland" (que se burla, de forma muy inocente, de los fans de este género, y en especial de las de Jane Austen). Todas las que cito, provocan una sensación de felicidad al terminar su visionado, incluso si sus protagonistas no son perfectas, algo también que se perpetúa en este género y que provoca la complicidad con el público, siempre y cuando, no lleguen al extremo de cargante.





- Y en los últimos años, llenos de remakes y superhéroes,  las comedias románticas se han vuelto  o bien enrevesadas con finales dignos de drama, o de  humor más básico o de trazo gordo, algo zafias y soeces, hasta casi desaparecer en la cartelera actual. Eso no me hace olvidar excepciones como la agridulce "Eternal Sunshine of a Spotless Mind" o la muy despidada "Crueldad Intolerable", pero ahora que caigo, ¡ya tienen más de 10 años!, así que espero que me contradigáis en los comentarios, y me pongáis que hay comedias románticas inspiradas e inteligentes de última generación.
¡No hay que perder la esperanza!




Espero que esta entrada os haya gustado y recordad: es un nuevo año y exigimos un final feliz y una comedia romántica en nuestras vidas.

Carmen Romero

viernes, 15 de mayo de 2015

La telaraña de Jane Austen (y cómo Colin Firth cayó en ella)

Resulta sorprendente que, habiendo completado tan solo siete novelas sea Jane Austen una autora tan sumamente adaptada al cine y a la televisión.

Dicho así y aunque probablemente todos podamos recordar algunas adaptaciones más o menos recientes, quizá parezca que no existen tantas adaptaciones, pero si consultáis esta exhaustiva lista del sitio Jane Austen en Castellano, es fácil cambiar de idea.

Sin embargo, es posible que al pensar en adaptaciones a la pantalla (pequeña o grande) de obras de Austen, todos pensemos en las que se produjeron hacia mediados de los noventa. y es que resulta curioso (o quizá no tanto) que cada cierto tiempo, se "pongan de moda" las adaptaciones de determinados autores.


El más misterioso caso es, por lo menos para mí, el de las adaptaciones (casi) simultáneas de "Las relaciones peligrosas" de Choderlos de Laclos, que conllevó el (lógico) fracaso total de taquilla de la que se estrenó en segundo lugar: "Valmont" de Milos Forman.

Si "Las amistades peligrosas" (pinchad en el enlace, por favor) de Stephen Frears  supuso un viaje directo al estrellato de sus protagonistas a nivel mundial y de forma duradera, y hasta pudo hacer que John Malkovich pasara por un hombre atractivo durante un tiempo (la magia del cine, lo llaman), no supuso ninguna variación profesional de importancia al protagonista masculino de Valmont, Colin Firth, y no le concedió ni el estatus de estrella y de candidato idóneo para papeles de héroe romántico, que le aguardaba poco después.

(Apunte frívolo: aunque por lo menos le sirvió para conocer a su compañera de reparto, Meg Tilly, con la que mantuvo una relación y con la que llegó a tener un hijo.)

Aún más curioso que Colin Firth no fuera considerado un galán y sí, Malkovich, es que una versión posterior (y actualizada) de la obra de Laclos, "Crueles Intenciones" creara otra pareja, mucho más duradera, entre los actores que interpretaban a Valmont y Tourvel, Reese Witherspoon y Ryan Phillippe.

Por cierto que en este caso, por segunda vez, la adaptación poco, o nada, hizo por la carrera de Witherspoon, por la de Ryan Phillippe... por esa carrera nadie podía hacer nada.

Pero me estoy desviando del tema principal, que es cómo la obra de Jane Austen conoció su enésimo momento de esplendor en los años 90, gracias sobre todo a las películas Emma, Sentido y Sensibilidad y la miniserie de la BBC "Orgullo y Prejuicio".

Vayamos por partes.

Sentido y Sensibilidad, fue un buena adaptación aunque como cualquier adaptación , tuviera que simplificar tramas, cambiar algunos personajes y sacrificar un poco de aquí y un mucho de allá para conseguir reducir a un metraje comercial una novela de unas 400 páginas.

En su momento corrieron ríos de tinta (toda la vida llevo intentando colocar este tópico de alguna manera, en algún sitio, y por fin lo he conseguido, ¡Gracias de nuevo, Jane Austen!) así que solo añadiré que el único reproche que tengo que hacerle al título de Ang Lee, es su literal traducción de su título al castellano, todo un ejemplo de un "false friend" que desde entonces persigue a la obra y hasta se ha extendido como una gripe mal curada a varias ediciones posteriores.

Emma, fue una muy correcta adaptación de época de una de las novelas más abiertamente humorística de la autora británica. La protagonista que da nombre a la historia es una joven que guapa y afortunada económicamente, que conoce el halago de cuántos la rodean desde niña y que se cree capacitada para dar consejos a cualquiera, y qué ¿he dicho ya que el papel principal lo interpretó Gwyneth Paltrow?

No creo que haga falta decir nada más.

Aunque por supuesto que no he visto todas las adaptaciones cinematográficas de "Orgullo y Prejuicio", y pinchando en el enlace de Jane Austen en Castellano es fácil saber por qué, creo que a este título le falta una gran adaptación cinematográfica, una versión canónica en cine.

Aquí confesaré que tengo pendiente de revisar (la recuerdo muy vagamente) una súper producción del año 40 "Más fuerte que el orgullo",  protagonizada por Greer Garson (otra habitual de las películas de época) y Lawrence Olivier, por lo que no puedo decir si podría tratarse de ese título referente.

Sí he visto la versión del 2005 con Keira Knightley y su eterno mohín como pareja protagonista (otros que viven una gran historia de amor) y a su favor diré que consiguió que me cayera bien Gwyneth Paltrow.

Sin embargo, existe una versión en forma de mini-serie de la BBC de los 90 que en "la secta de los Austinianos" (gracias Javier por el término) es la mejor de todas las habidas y por haber.



Dejemos a un lado sus, muchos, valores como adaptación, y vayamos a lo realmente importante: Colin Firth.

Rodada unos seis años después de Valmont, Firth que es un habitual en producciones de época, se convirtió en el Mr Darcy favorito de las austinianas del mundo y le convirtió en el galán que no consiguió ser con Valmont.

Curiosamente él no solo no estaba interesado en más producciones de época, sino en concreto en este personaje, ni autora, como podréis leer en el blog especialista en el tema Hablando de Jane Austen, donde os recomiendo que os empapéis de las muchas referencias a esta serie.


Al margen de que la adaptación es realmente impecable, hay que reconocerle a Firth el hecho de comprender el personaje de Mr Darcy mejor que nadie, ya que en otras adaptaciones es habitual encontrar un Darcy permanentemente enfadado, temible, casi.

Como el poco afortunado de Matthew Rhys en la reciente adaptación para televisión de "La muerte llega a Pemberley".

La tela de araña de las adaptaciones de Jane Austen es más amplia y tupida de lo que pueda parecer, y no solo afectan a Firth, aunque probablemente sea el mejor ejemplo.

La más obvia consecuencia de su Mr Darcy televisivo, fue el Mark Darcy de "El diario de Bridget Jones", esa versión más o menos libre de "Orgullo y Prejuicio", papel que evidentemente consiguió como consecuencia de la serie de la BBC.

No he mencionado la segunda parte "Bridget Jones, sobreviviré", porque íbamos a hablar de películas basadas en novelas de Jane Austen. Y no está basada en una novela, ni siquiera en un guión.

Volviendo a la alargada sombra que la autora británico ha proyectado en la vida de Colin Firth, le ha perseguido incluso en producciones tan alejadas del mundo de Austen, como "Un sueño para ella", una comedieta al servicio de la estrella cómica juvenil Amanda Bynes, que no merecería ni una línea si no fuera porque el personaje de Colin Firth se apellida Dashwood, como las hermanas protagonistas de Sentido y Sensibilidad.

Por cierto que si alguien cree que "Un sueño para ella" es la película más ... menos... del ganador del Oscar, es quizá porque no ha visto "Supercañeras - El internado puede ser una fiesta", peliculita que, advierto que al margen de contener una mentira flagrante en su título, sigue siendo mucho mejor que la segunda parte de Bridget Jones. Que tampoco era difícil, por otra parte.

Volviendo a su compañera de reparto en la citada mini-serie (y de nuevo pareja en la vida real durante un tiempo), Jennifer Ehle, aunque ha tenido una carrera mucho menos prolífica, sí que trabajó en una producción que, por lo menos para mí, tiene algo que ver con Austen y su mundo.

El drama de época Posesión, o para ser exactos, en la parte "de época", de Posesión, en la que coincidió con otro habitual de películas de época, y ¡oh, sorpresa! protagonista masculino de Emma, en su versión de los noventa anteriormente citada

Y en la parte "moderna", la protagonizaba la más irritante que nunca Emma en persona, G. Paltrow.

En fin, rastrear las huellas de Jane Austen en un terreno, en principio, tan acotado, como el cine comercial de los últimos años es casi imposible, y nos recuerda la vigencia de la autora y lo inagotable de su corto legado.

Y no solo de adaptaciones de época vive el hombre, no hay que olvidar las muchas, muchísimas adaptaciones más o menos libres de sus obras, como la apreciable "Clueless", o directamente pastiches como el citado "La muerte llega a Pemberley", o "La joven Jane Austen".

Incluso alguna loca se atreve, hoy en día, a mancillar su buen nombre - desde la admiración - perpetrando alguna obrita que recoja su mundo, para darle una vuelta de tuerca (o dos, o tres) . Una loca como una servidora de Dios y ustedes, de la que podrán saber aquí, y aquí, y aquí.


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Este libro se publica 198 años después de que Jane Austen saliera al jardín de su casa de Hertfordshire y, frente al espectáculo del sol de otoño poniéndose tras las colinas que coronaban la bella campiña inglesa, exclamara: «¿Será posible? ¡Si me he vuelto a romper una uña!»

Por cierto, y hablando de una vuelta de tuerca ¿sabíais que Firth también apareció en una adaptación de la citada obra de Henry James?

Próximamente "Películas (de época) en las que no aparece Colin Firth, ni que tengan nada que ver con Jane Austen", será más corto.

Loque