viernes, 22 de noviembre de 2024

Missing (Desaparecido)


 Me reencontré con esta peli a principios de agosto de 2024, en La 2 de Televisión Española, cuando todavía no estaba apaciguado (¿lo está ya?) el asunto de las elecciones venezolanas del 28 de julio. No sé si, al programar entonces este film de 1982, Televisión Española nos estaba queriendo decir algo, pero lo que sí tuve seguro es que Missing, repito, de 1982, en 2024, más de cuarenta años después, no ha perdido vigencia.

Os cuento algo de su director, Costa Gavras, quien, a sus 91 años, soporta la etiqueta de autor de “cine político”, concepto que debemos urgentemente revisar y destruir, pero este es un asunto que no voy a tratar ahora. Me gusta más decir, como dice la Wikipedia en español, que cultiva el thriller político y la ficción social.

Costa Gavras, nacido en Grecia y emigrado a Francia, desarrolló en el país galo buena parte de su carrera y luego ha trabajado también abundantemente en los USA. La verdad es que este buen hombre se ha metido en todos los charcos. Os pongo algunos pocos ejemplos. En Z (1969) abordó el terrorismo de estado. En El sendero de la traición (1988), la extrema derecha rural racista en los Estados Unidos. Y en La caja de música (1989), los tentáculos del nazismo emigrado al otro lado del charco.

Costa Gavras, además de dirigir, también ha firmado el guion de muchas de sus películas y ha trabajado también con Joe Eszterhas, guionista que no es santo de mi altarcito, que me chirría mucho y que está sobrevalorado. Pero tampoco voy a abrir ahora ese melón, porque tengo que seguir hablándoos de Missing. Os hago una breve sinopsis de su argumento: Charlie Horman, un joven norteamericano que reside en Chile con su esposa, desaparece durante las primeras horas del golpe de estado de Pinochet, en 1973. Su padre, ejemplar ciudadano de los USA y orgulloso de su democracia, viaja a Chile para buscarlo.

Lo mejor de esta peli es Jack Lemon (da igual cuándo leas esta frase y da igual a qué película se refiera), aunque hay que reconocer también el mérito del guion, que construye un arco de personaje, el del padre del desaparecido, que transita fluidamente desde la confianza absoluta en las instituciones de su país al desencanto más doloroso cuando se le revela la verdad, revelación que resulta ser aun más lacerante al comprobar que no se enfrenta solo a unos pocos funcionarios y militares sin escrúpulos destinados en Chile, sino a absolutamente todo el sistema institucional y económico de los USA.

Sissy Spacek, como esposa del desaparecido Charlie, hace bien su papel, pero el personaje quizás se nos antoja hoy demasiado ñoño, ingenuo o naif.

Los funcionarios americanos están genialmente retratados. Son mentirosos, sibilinos, retorcidos. No dan la cara jamás y te vencen por agotamiento, porque construyen un muro de indiferencia y te permiten golpearte la cabeza contra él todas las veces que sean necesarias, hasta que te quedes sin cerebro.

Missing está basada en hechos reales. Charles Horman era un periodista neoyorquino que vivía y trabajaba en Santiago de Chile cuando el 11 de septiembre de 1973 un golpe de estado militar depuso al presidente Salvador Allende. Horman fue detenido en las primeras horas y ejecutado, pero este hecho le fue ocultado a su familia, para quien Charlie estaba missing, desaparecido. Su esposa lo buscó sin éxito y su padre, Edmond Horman (el personaje que interpreta Jack Lemon no se llama como él) viajó a Chile para ayudar en la búsqueda.

Así que Charlie, su esposa y su padre existieron de verdad. Ray E. Davis, el Jefe del Grupo de Asistencia Militar de Estados Unidos en Chile, existió de verdad. Y Frank Teruggi, uno de los compañeros periodistas de Charlie, también existió de verdad y también fue ejecutado, tal como nos cuenta la peli.

Missing se basa en el libro “The Execution of Charles Horman: An American Sacrifice”, escrito por su hermano Thomas (en la peli Charlie era hijo único), que fue publicado en 1978. Tras el éxito del film, cuatro años después, el libro volvió a publicarse con el título Missing.

Sé que me ha quedado una entrada poco cinematográfica, que he hablado de otras cosas más que de puro cine, pero el cine también es esto o, al menos, también nos conduce a esto. Mi excusa es que Missing acaba con Jack Lemon anunciando a los funcionarios y militares estadounidenses que tendrán que enfrentarse a la justicia de su país, que habrá un pleito, y a mí me apetecía enterarme de qué pasó con el pleito, pero no os lo voy a contar. Solo os digo que hubo un pleito y, luego, otro pleito.

Y para compensar y acabar hablando de cine, me sumerjo en la escena en la que a Sissy Spacek, que busca a su marido por todo Santiago, la pilla la noche y el toque de queda en plena calle y debe refugiarse de los disparos en la entrada de una tienda, en un escaparate. Allí, aterrorizada, llega a quedarse dormida y en su duermevela, en un momento en el que abre mínimamente los ojos, ve trotar por las calles de Santiago un caballo blanco al que persiguen a tiros, desde un carro de combate, los militares.

Y así se despide vuestra amiga

 Noemí Pastor

viernes, 15 de noviembre de 2024

La amiga estupenda. Temporada 4

Hace ya dos años traje aquí el comentario de las tres primeras temporadas de esta serie, que ocupa una categoría de honor en mi ranking y, sin lugar a dudas, es una de las mejores adaptaciones de una gran obra literaria a las pantallas a la altura de “El nombre de la rosa” o “El señor de los anillos”. La cuarta temporada, con el subtítulo La niña perdida, se basa como las anteriores en la saga homónima de la escritora italiana Elena Ferrante. En esta ocasión, se recrea la primera parte de la cuarta novela. Llegamos al momento en que las niñas Elena Greco y Lila Cerulo ya son adultas. Se abordan de manera magistral los temas de la adultez: el inevitable balance y cuestionamiento de la trayectoria vital y las decisiones propias. Viéndolo desde fuera, el espectador observa que en esta etapa ellas no actúan de forma más atinada y ni siquiera son más dueñas de sus propios destinos, pero sí van tomando conciencia de quiénes son y, en una medida muy pequeña, quizá en algún aspecto sí empiezan a elegir de forma deliberada. La amistad vuelve a ser protagonista con su cargamento de amor y admiración; y también de rivalidad, celos y envidias. La relación de Elena con su madre, hasta entonces fundamentada en una incomprensión recíproca, se torna en importante gracias al reconocimiento materno, nunca explicitado pero evidente, de la inteligencia de su hija. Y las relaciones de pareja, por supuesto, fuente de ilusiones, conflictos y decepciones; feliz motor de energías renovadas o espejo que devuelve un amargo reflejo, y en todas sus versiones con la inevitable y permanente desigualdad que coloca a las mujeres siempre en segundo término. A través de la narración en primera persona del personaje de Elena, Lenu, que es la única que ha conseguido salir de su barrio gracias a sus estudios y una exitosa novela, seguimos viendo las dinámicas mafiosas que imperan en ese pequeño ecosistema. Hay otros personajes que también han prosperado en el plano económico, pero siguen vinculados al barrio. La mirada adulta de Lenu le permite repasar sucesos del pasado con nuevos ojos. El ejercicio de introspección es exquisito y delicado en todos los detalles. El repaso a la historia reciente de Italia, magnífico. Las actrices que encarnan a Lila y Elena son Irene Maiorino y Alba Rohrwacher y resultan tan espléndidas como las cuatro actrices que les daban vida en las etapas de infancia y juventud. Me ratifico en mi opinión sobre la calidad de todos y cada uno de sus elementos: interpretación, ambientación, vestuario, música, etc… bajo la dirección de Saverio Costanzo. Aunque, si tuviera que elegir uno solo de sus aciertos, sería la fidelidad a las novelas, que supongo vinculada a la intervención de Elena Ferrante como guionista. ¡Cómo envidio a la gente que todavía no la ha visto por tener la oportunidad de descubrir esta maravilla! Almudena Fernández Ostolaza.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Elogio a la peli de la siesta

Sí, ya sé que aquí hablamos muchas veces de cine de autor, de festival, de nouvelle vague, del neorrealismo, o del expresionismo, por ejemplo, pero a mí me gusta reivindicar los "pequeños gustos" que a veces se dan en la vida. Porque a veces sólo te apetece llegar a casa, sentarte en el sofá, tomarte una cuajada, y no te importa si es de supermercado, le echas el azuquita, le das vuelta y para adentro. Y hay géneros que a veces son muy denostados, pero que acabamos cayendo en ellos, e incluso, cuando Morfeo no nos arropa entre sus brazos, hasta se descubre que lo que hemos visto no ha sido ni tan horrible, ni tan repetitivo.

Sí, ya sé lo que me vais a decir, que la mayoría de las historias provienen casi de una inteligencia artificial, que siempre junta lo mismo, dependiendo del tipo de historia:

  • Asesinos y psicópatas: novia, niñera, novio, suegra, letal y mal de la cabeza que te perseguirá más que Marc Anthony en sus canciones, mientras, sólo intentas salvar tu vida.
  • Romance, y principalmente es la urbanita contra el del pueblo (o viceversa): joven de ciudad encuentra sus raíces y acaba poniendo una floristería junto con un antiguo amor o excompañero de institiuto.
  • Catástrofes: donde cualquier buen daño une a una pareja.
  • Las de temporada: de Navidad (las más populares), de San Valentín, de Halloween, de Acción de Gracias...
  • Los cozy misteries: porque todo el mundo puede ser Poirot con colores pastel o Miss Marple pero sin quedarse soltera.
  • Las europeas: un montón de gente rubia de Suecia o Alemania se hacen pasar por ingleses en Cornualles, o bien acaban en exóticos lugares para el verano como Salamanca (¡qué rodaron allí!)
Ni el Star System te ata tanto como las pelis de Hallmark

Podría seguir, pero ya sabéis muy bien de qué estoy hablando. Sí, llega el fin de semana, habéis terminad  de comer, y toca la siesta, o la sobremesa, donde empiezas a servir café de forma industrial a toda la familia, y alguien, sabiendo que no hace suficiente ruido con la cháchara que lleváis decide poner la televisión, y entre los ronquidos de alguno de los presentes, y el sonido repiqueteador de los que hablan, siempre hay alguien que intenta seguir estas historias, y al ver de que se trata de una misión más imposible que las de Tom Cruise, apaga el televisor, para consternación del resto: los que estaban echando la siesta se despiertan sobresaltados y los que charlaban con pasión se callan y le dicen: "¡Niña! ¿para qué la apagas? ¿no ves que la estábamos viendo?". Así que vuelves a ponerla, esperando que no hayan saltado los siete minutos de anuncios reglamentarios tras 20 de película, y todos vuelven a hablar y dormir.

El jamón verifica que estaban en Salamanca, ¡lugar maravilloso!

Estoy segura de que la escena descrita o suena, ¿verdad?

En cualquier caso, estas producciones televisivas, que nos han enseñado que hay que cambiar de ruta para ir a la Facultad, porque siempre puede haber locos, que la diabetes es parte de la fantasía por mucho azúcar que lleven los cupcakes, o en toda pareja navideña, él debe vestir verde y ella rojo, son parte de nuestra vida como espectadores. Podrán ser mejores o peores (en su mayoría), con un argumento más visto que el tebeo, pero se sigue produciendo, y ya no sólo por los grandes clásicos que son Hallmark, Lifetime o ZDF (sí, los alemanes se hacen pasar por cualquier otra nacionalidad europea para conquistar nuestra siesta, y han sido hasta reconocidos por el servicio de turismo de Cornualles), pues se han añadido Netflix o Prime, y no sólo tomando películas de esas productores, si no con films propios. E incluso han aparecido canales de YouTube, plenamente legales, que emiten sus películas por la plataforma, al igula que otro lugares de streaming más desconocidos, totalmente dedicados al tema como Passionflix, cuyo catálogo no sabes si es la sección de romántica más erótica (en algunos casos) de la librería, en verdad (y no digo nada contra eso). Y mejor no hablo de las sorpresas que te encuentras, cuando a veces ves que la "película de tres y media" es ya un fenómeno plenamente global, y puedes ver algunas que llegan desde Rusia o Filipinas.

¡Por partida doble! Así que la "protagonista" puede llevar el rojo y el verde ella solita

Son películas, como ocurre también en la industria editorial, suelen ser ninguneadas por ser especialemente orientadas al público femenino y al romance, cuando si estuviéramos hablando de otra audiencia u otro tema (las películas de crímenes y misteriores, por ejemplo), parece que ganarían en calidad para la mayoría. Sin querer entrar en si hay un prejuicio generalizado, debo admitir que su producción industrial, sus elencos repetidos una y otra vez, las hacen alejarse de cualquier intento de "arte" en las mismas, aunque a veces hay sorpresas. Peor llevo aquellas producciones de presupuesto más cinematográfico que resultan ser más "peli de tres y media" que las que están hechas en exclusiva para ello (aún no te perdono "Conociendo a Jane Austen").

Naomi Watts acababa de trabajar con Lynch, pero aún era "forastera"

De todas maneras, además de compartir momentos familiares, o conseguir conciliar el sueño, estos films, por lo que he visto en algunas conocidas y parientes, especialmente aquellos que tienen una historia con final feliz, sencilla y "limpita" (es decir, quitad a los psicópatas y las catástrofes, e incluso la romántica de mayor "alto voltaje"), son lugares "felices" que les permiten aislarse de la vida real, que a veces es demasiado traumatizante, triste o carente de "delicadeza", y que les permite una evasión durante hora y media. Y esto es algo, que si ayuda, y la historia está minímamente bien interpretada, dirigida y no es una enésima repetición de la fórmula, es de aplaudir para ayudar a estas personas, o incluso al resto, cuando llegamos cansados a casa.


En cualquier caso, a veces puedes llevarte sorpresas, especialmetne cuando detectas buenos actores que comenzaron en la pequeña pantalla, u otros que aunque no han podido desarrollar una carrera como estrellas, tienen solidez, y las películas, están bien hechas. Ejemplos de esto tenemos con Danielle Pannabaker (una amish en El Desprecio), Naomi Watts (en el western El Forastero), o Katherine Heigl (en otra del oeste como es El Amor Llega Suavemente). En otras ocasiones, te llevas simplemente la sorpresa, como en mi caso, con una adaptación afroamericana de Orgullo y Prejuicio (Orgullo y Prejuicio: Atlanta), o un dulce homenaje a los fans de Jane Austen en Paging Mr Darcy. Son casos más excepcionales, pero ejemplos de que a veces, la peli de tarde no está hecha sólo para dormir.



Todos tenemos nuestras películas de evasión, de doblar la ropa, de tejer, de "desconectar", y sólo quiero concluir con la idea de que aunque una película sea de tarde, y haya unas altas posibilidades de que su calidad disminuirá en función de la pesadez de tus párpados, a veces te puedes llevar sorpresas. Hoy me ha tocado ser frívola y hablar de ellas, porque también existen. Así que finalizo preguntándote cuál es tu película de este tipo favorita o si ya tienes las de Navidad preparadas para cuando Mariah Carey comience a cantar. Pero de verdad, aún no, que sólo es la primera semana de noviembre.

Carmen R.