viernes, 25 de noviembre de 2022

La Ciencia Ficción según Nolan

Cuando generalmente hablamos de Nolan, pensamos casi de inmediato en el director Christopher Nolan, olvidnado en muchas ocasiones a su hermano Jonathan, que también contribuyó de forma sólida al éxito del cineasta. Así, la conocida Memento, que fue su película revelación a nivel mundial, fue obra de ambos, pues el guión se basaba en una historia corta de Jonathan.

Nos guste o no, Memento es una obra muy interesante para saber lo que el director traería después: personajes solitarios (sus parejas están fallecidas o desaparecidas), que no se fían de la realidad que les rodea, porque el mundo es un lugar ajeno y desconocido, tan poco fiable, como sus propias mentes. Algo que veremos repetirse una y otra vez, incluso en adaptaciones de personajes tan populares como el de Bruce Wayne, en la maravillosa trilogía del Caballero Oscuro de Gotham.

Suponemos que movido por las presiones de la introducción de Christopher en Hollywood, Jonathan no colaboró ni en Batman Begins ni en Imsomnio, pero sí en el resto de la trilogía de Batman y en el Truco Final, ese guiño a la magia y al engaño protagonizado por Bale, Johansson y Jackman. Volverían a colaborar en Interestellar, una entrada en la ciencia ficción espacial, que viviría de gozosos momentos en estos años con The Martian, Arrival o Gravity ,entre otras obras.

Para la fecha de esta última colaboración fraternal (de momento), Jonathan Nolan, llevaba ya varios años como productor, de una serie que el mismo había creado: Person of Interesest (Vigilados), emitida por una canal generalista como es la CBS, donde se pueden ver otros "procedimentales" como NCIS o el CSI. Person of Interest, avalada por la producción ejecutiva de J. J. Abrams (el "niño de oro" del momento) se unía a esta parrilla con una propuesta sencilla como la de las series anteriormente nombradas: se ayudaba a alguien en el episodio y se pasaba página hasta la semana siguiente. Pero Person of Interest, aunque superficialmente parecía hacer eso, era otra cosa muy distinta. Estaba perfectamente protagonizada por Jim Caviezel y Michael Emerson, dando vida a Reese y Finch, dos personajes complementarios: el primero era un operativo militar desencantado y caído en desgracia, y el segundo, un genio de la informática, que se había cansado de lo que había visto en este mundo, y que había creado una Inteligencia Artificial (La Máquina) para predecir crímenes a través de las imágenes y sonidos captados por las cámaras de seguridad. Finch, que odiaba que no se ayudara a la gente corriente, contrataba a Reese (con una vida traumatizada desde el 11S) y socorrían, cual Equipo A, a las personas de la calle. Así que teníamos una trama con una especie de Batman atormentado, con su Alfred Pennyworth en un papel más activo, a la que se unía la tenaz detective Carter (inolvidable Taraji P. Henson) y otros secundarios espectaculares. Pero todo era una tapadera.

Según fueron avanzando los capítulos y temporadas, la historia pasó de tratar de crímenes de la mafia, de familias o incluso políticos, a la aparición de una agencia misteriosa, complots mundiales y la evolución de la Máquina, así como de la aparición de otra Inteligencia Artificial. El relato de crímenes de la cadena CBS, se había convertido en una serie de ciencia ficción muy alejada de sus otras producciones, que hablaba de los poderes que no se ven, el sentido de la privacidad y la ilusión de la libertad en el siglo XXI, en un relato esperanzador pero a la vez crudo, sobre la lucha entre el bien y el mal, y el sabor agridulce de la derrota y el sacrificio por la humanidad. La ficción fue un caballo de Troya perfecto de Nolan, aunque CBS acabó guillotinándolo en su quinta última (y reducida) temporada.

Lo que vino a continuación fue Westworld para la televisión por cable HBO, y por tanto sin tantas cortapisas de censura de un canal generalista. Esta vez produjo junto a  su esposa Lisa Joy, (guionista en Criando Malvas o Último Aviso). Basada en la obra de Michael Crichton, planteaba desde sus primeros episodios, una clara discusión moral entre el "alma" un grupo de robots que creen que son personas, y los humanos reales, que se comportan como entes vacíos de cualquier espíritu o pensamiento elevado. En este caso, y confesando que sólo he visto la primera temporada, me pareció un planteamiento inteligente, aunque por lo que he leído, parece que las siguietnes temporadas fueron perdiendo fuelle, debido al excesivo retorcimiento de tramas (algo muy propio de Nolan y que se acusaba desde la primera temporada), y el desgaste del producto, pese a un casting muy espectacular que comprendía a Evan Rachel Wood, Thandie Newton, Jeffrey Wright, James Marsden, Rodrigo Santoro, Ed Harris, Anthony Hopkins, Ben Barnes, Clifton Collins Jr. o Tessa Thompson.

Tras la producción de Reminiscencia, dirigida y escrita por Joy, con Hugh Jackman y Rebecca Fergunson, y que pasó con más pena que gloria, el matrimonio vuelve ahora, en este caso sólo a producir, la última apuesta de ciencia ficción de Prime Video: The Peripheral, una serie basada en la novela cyberpunk de William Gibson, creada por Scott B. Smith, y que nos trae un relato en dos mundos sobre una mujer (interpretada por Chloë Grace Moretz) intentando ayudar a los suyos, interfiriendo en un mundo real, pero que a ella se le presenta como virtual. La serie de momento, parece entretenida y pese a la complejidad, prima la acción sobre las discusiones más filosóficas (que también las hay), y nos preguntamos si en esta ocasión, la plataforma alcanzará el éxito que ha buscado tras los intentos de Night Sky u Outor Range, y el descalabro de Los Anillos del Poder.

¿Qué tiene por delante Nolan? Pues seguirá con la ciencia ficción y la adaptación del videojuego Fallout con el competente Walton Goggins, o la miniserie The Son con otro estupendo actor: Jake Gyllenhaal. Pero veremos si más que adaptar, vuelve a sorprendernos con una historia más personal como fue Person of Interest, o una nueva colaboración junto a su hermano, en la que notemos claramene su sello.

Carmen R.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Irma Vep

Llevaba una temporada huérfana de series. He empezado varias que no he llegado a terminar y no encontraba con qué calmar este apetito insaciable que siento hacia este género. Algo leí en algún sitio sobre Irma Vep, que está en HBO, y decidí probar. Gran acierto. He disfrutado mucho y, además, es corta (8 capítulos) y no admite nuevas temporadas. Eso me parece muy de agradecer, porque esta costumbre de estirar las series como chicles hasta que han perdido todo el sabor es muy lamentable. Un ejemplo de esto es El cuento de la criada que hubiera debido quedarse en dos temporadas para dejarnos la buena impresión del principio. El director de esta serie es Oliver Assayas, del que he visto alguna peli que no me entusiasmó, como La red avispa. Por lo visto, el tema de Irma Vep le tiene fascinado porque en el 96 rodó otra con el mismo título. El asunto nace de una obra de 1915 dirigida por Feuillade que se llamaba Los vampiros. Era una película muda de 480 minutos divididos en 10 episodios y protagonizados por Musidora, una actriz y directora de la que no sabía nada y que da para hacer otra serie por la vida tan fascinante que tuvo. Los vampiros trata sobre un grupo que bajo ese nombre se dedica a robos, secuestros y asesinatos. Su jefe es el Gran Vampiro y su compañera es Irma Vep, un anagrama de vampire.
La película del 96 de Assayas la protagoniza una actriz china, Maggie Cheung, y narra el rodaje de un remake de la obra de Feuillade que resulta un fracaso y es una reflexión sobre el cine francés y sus problemas. Todo esto según he leído, no he visto esa versión. En la serie actual vemos a Mira Harberg (Alicia Vikander), una famosa actriz de Hollywood que está harta de interpretar películas comerciales y a la que persiguen para que haga anuncios de perfume. Su vida personal no va mucho mejor y decide que le ilusiona rodar Irma Vep, en contra del parecer de su agente. El director de la serie, René Vidal (maravilloso Vincent Macaigne), es un hombre con montones de problemas psicológicos, de modo que las aseguradoras temen cubrir sus películas, y que tiene una obsesión con la historia de los vampiros, Musidora y el cine de Feuillade.
Como veréis, es muy meta todo, el cine que habla del cine, que habla del cine, pero resulta muy bien. Es posible que los toques de humor eviten que se convierta en un producto pretencioso. El rodaje de la serie es un verdadero infierno. Dan mucha pena las personas que trabajan en producción, que tienen que lidiar con un director chiflado, actores drogadictos, otros que temen que no se les reconozca tanto como a sus colegas. Miles de problemas se suceden, y da la sensación de ser bastante real. Pensé que no me gustaría nada trabajar en el cine. Será apasionante, pero dudo que sobreviviera al estrés.
El rodaje de la serie se mezcla con imágenes de la película de Feuillade y de las memorias de Musidora. A la vez seguimos las historias personales y amorosas del director, la actriz, su asistente, su antiguo novio y otros personajes relacionados con el rodaje. Existe también un relato sobre la magia del cine, los fantasmas que pueblan los platós y poseen a actores y directores y que son imprescindibles para que sus historias nos conmuevan a nosotros, el público. Imagino que un rodaje ha de ser un mundo muy especial, muy intenso, donde se dan toda clase de emociones, luchas de egos, problemas de relación, enamoramientos y envidias. Y al terminar, todo se desvanece, ese mundo desparece como si no hubiera existido y solo queda la obra, que vive por sí misma. Resultan también muy interesantes las sesiones del director con su terapeuta, que ayudan a explicar parte de sus fantasmas personales y sus obsesiones. Los actores están todos fenomenal, las imágenes de la versión antigua dan muchas ganas de ver más y leer las memorias de Musidora. Además, quiero un mono de terciopelo negro y tener algunas de las capacidades de Irma Vep. Ya me veo, andando por los tejados. Claro que, lamentablemente, debería ponerme una faja enteriza para que me abrochara el mono, pero soñar es gratis.

viernes, 11 de noviembre de 2022

El desconocido del lago (2013)

Hoy traigo una rareza. Una peli francesa de 2013 que podría pasar por película de miedo para adolescentes típica de los norteamericanos si no fuera porque no está diseñada para que una jovencita lo pase mal y huya del asesino, como nos enseñaron en Scream. Es esta película faltan las jovencitas. Sólo hay varones que practican el sexo ocasional con otros varones en perezosas jornadas estivales a la orilla de un lago hasta que pasa algo inquietante. 

La peli juega con la dualidad eros/thanatos. Esto es, el sexo y la muerte. Es una peli donde el sexo, entre varones homosexuales, tiene su peso. Se narra con mucha naturalidad. Es un elemento más de la cinta.  Parece que todo va a quedar ahí, pero, no.

Cruising como un elemento más de la narración.


El desconocido del lago (l'inconnu du lac), que así se llama la peli, tiene como protagonista a Franck, un hombre joven que acude al lago  donde se practica el nudismo a refrescarse y, de paso, a practicar cruising. Allí conoce a Henri, un cuarentón al que acaba de abandonar la esposa. Ambos inician una relación amistosa. Por allí se pasea un hombre guapísimo, Michel. 

Sexo furtivo.


Michel es guapo y atlético. Enseguida Franck se siente atraído por ese Apolo anatómicamente  bien dotado. Por cierto, esta peli no escatima en desnudos y en mostrar sexo explícito. Michel tiene un novio que le monta algunas escenas de celos. Una tarde, a última hora, cuando ya no queda casi nadie, Franck ve cómo Michel ahoga a su novio.  (El spoiler es necesario y no rompe el clímax).




Franck se debate entre el miedo y el deseo. Todo ello proyectado hacia Michel. La policía, como no puede ser de otra manera, encuentra el cadáver y comienza a hacer preguntas. Franck, calla. La cosa se pone fea cuando Henri se encara con Michel y empieza el verdadero miedo. 

Franck ha hecho un amigo (Henri), pero quiere algo más excitante

El final de la peli es inquietante porque ¿Realmente es un final? Franck tiene miedo de Michel que lo busca. está solo a la intemperie. A su alrededor todo es oscuridad y ruidos del lago. Y hay un asesino rondando...



viernes, 4 de noviembre de 2022

Un poco más sobre The Crown


Yo no sé cómo lo hago que siempre (o casi siempre) llego tarde a las series. A mí nunca me pasa eso de ser la primera en ver o descubrir una serie estupenda que luego recomiendo a todo el mundo y se hace viral. No. Jamás me ha ocurrido semejante cosa. Casi siempre llego tarde.

A The Crown llego también evidentemente tarde: años después de que se estrenara, en 2016, y meses después de que mi compañera Troyana, en febrero de 2022, escribiera un magnífico artículo sobre la serie en este blog que nos une.

Tarde, pues, pero ordenadamente, comienzo a ver The Crown por la temporada uno, con ansia viva por llegar a la cuarta y de momento última, que es la que narra los acontecimientos de mayor salseo (como decía Troyana) y más papel couché y diría también que seguro que ha sido la más difícil de hacer; de hecho, cuanto más frescos y recientes son los acontecimientos narrados, más complicado se hace recrearlos en la ficción, pues la cercanía enmaraña la repercusión. Así y todo, siendo la temporada más delicada y la más ardua, para mí ha sido también la mejor.

Quiero destacar de entrada a dos auténticas diosas de la interpretación: la primera, Helena Bonham-Carter, pues reinventa genialmente a Margarita de Inglaterra, esa figura trágica y mediática, buen precedente de Diana de Gales; la segunda, Gillian Anderson, casi irreconocible, una vez adaptados el cuerpo y el alma de Margaret Thatcher. La interpretación de Anderson es un poco bastante deudora de la de Meryl Streep en The Iron Ladypero, así y todo, me quedo con ella, pues creo que comunica mucho mejor que Streep la personalidad fascinante, complejísima y una pizca psicópata de la tremenda señora Thatcher.

Una vez nombradas esas dos monstruas, no quiero dejar de citar a Olivia Colman, quien encarna a la reina Isabel II en su edad madura. Su interpretación no tiene más remedio que ser contenida y de no gran lucimiento, pero resulta muy adecuada.

No pasa desapercibida la escena de sororidad entre ambas mandamasas, una vez que Thatcher es traicionada por los señoros de su partido. Cuando dos mujeres están en la cumbre, cosa que ha pasado muy pocas veces en la historia, la misoginia popular acostumbra a inventar enfrentamientos, rencillas, envidias y malos rollos entre ellas y el relato de los medios dominantes apuntala tales rumores, los propaga y los intensifica. Por eso me parece destacable y clarificadora la escena del encuentro final entre ambas dirigentas. No doy más datos. Si habéis visto la serie, sabéis a qué me refiero. Si no la habéis visto, la veis y punto.

Por cierto, The Crown cumple sobradamente con el test de Bechdel. Quién nos iba a decir que sucediera tal cosa en un ambiente tan rancio como el de una monarquía (o LA monarquía) europea.

Acabo este articulito contándoos por qué me ha gustado The Crown, aparte de por el salseo y por las actrices excelsas que os he nombrado en los párrafos anteriores. Primero, porque sin ser yo de nunca una amante de la historia (echo balones fuera y digo que me la enseñaron mal, solo datos y fechas, y no me la explicaron ni me hicieron apreciarla), la serie me ha obligado (bendita obligación) muchas veces a echar mano de la Wikipedia para contextualizar acontecimientos que narraba, como, por ejemplo, la catástrofe de Aberfan o el atentado contra Lord Mountbatten. Creo que con The Crown he aprendido más historia del siglo XX que en toda mi enseñanza básica y bachillerato juntos.

Y la otra cosa que me ha enganchado y pasmado de The Crown es su total atrevimiento, su valentía al tratar asuntos verdaderamente delicados de la familia real británica. El príncipe Carlos, por ejemplo, aparece como un vulgar maltratador psicológico de su exmujer: no tiene escrúpulos a la hora de mostrarla al mundo como una desequilibrada y manipula y retuerce sus argumentos para que Diana sea la malvada y él la víctima. Carlos es un verdadero villano; solo lo salva la dignidad de su amada Camilla Parker-Bowles.

Otro asunto fastidiado que aborda sin tapujos es el de las primas de la reina Isabel: dos hermanas con cierto grado de discapacidad, encerradas de por vida en un psiquiátrico y dadas oficialmente por muertas.

Me pregunto cuántos siglos deberán transcurrir antes de que se produzca una exposición semejante de la familia real española. Me pregunto incluso si se producirá alguna vez y me inclino a decir que no.

Leo que ya está filmada o a punto de rematarse una quinta temporada de The Crown, que se lanzará en noviembre de 2022, y ya estoy impaciente. Más impaciente aun, cuando leo que con mucha seguridad habrá una sexta. Es la mayor satisfacción (si no la única) que me ha dado la monarquía en toda mi vida de republicana convencida.

Noemí Pastor