Tenía gran expectación por ver la última película de Isabel Coixet.
Con un metraje de 108 minutos, la directora catalana más internacional que sabe rodearse de actores de gran talla,nos deja con "Nadie quiere la noche" una historia de singular belleza que terminó ganando tres galardones en la última ceremonia de los Goyas 2016: mejor música original, maquillaje y peluquería y diseño de vestuario.
Isabel Coixet con un guión de Miguel Barros (Blackthorn), cuenta para el papel protagonista con la actriz francesa Juliette Binoche, la legendaria intérprete parisina, internacionalmente reconocida por títulos como 'La insoportable levedad del ser' (Philip Kaufman, 1988), 'Herida' (Louis Malle, 1992) o 'El Paciente Inglés' (Anthony Minghella, 1996), que le valió el Oscar y con la japonesa Rinko Kikuchi, que ya trabajó con Coixet en Mapa de los sonidos de Tokyo .Además,completan el reparto :Gabriel Byrne (Los 33, El tiempo de los amantes,serie En terapia) y Matt Salinger (Aprendiendo a conducir, Bigger Than the Sky).
La película nos narra la historia de Josephine (Juliette Binoche), que emprende una expedición al Polo Norte para reunirse con su marido :el explorador Robert Peary,personaje (que no aparece en escena ni en una sola ocasión.)uno de los hombres que se propuso a principios de siglo XX ser el primer estadounidense en colocar la bandera de su país en el PoloNorte.
En la Groenlandia de 1908,. Josephine Peary (J.Binoche) durante su larga travesía coincide con una mujer esquimal ,Allaka (Rinko Kikuchi), que esconde un secreto que la víncula a Josephine.Su relación con ella pasa del prejuicio e incluso el resentimiento a la sororidad más insospechada promovida por unas condiciones clímatológicas completamente adversas y prácticamente insalvables: la tundra. Toda diferencia cultural y social pierde relieve y se diluye,y será su unión el último eslabón que puede mantenerlas con vida en una cadena de sucesos más a merced de la naturaleza que de su propio control.
Es un punto de partida puede que sencillo, pero la película cuenta con un telón de fondo hermoso y aterrador,que es el habitat del Polo Norte,que la dota de un misterio casi inabarcable.Una tierra inhóspita,cruel,inexpugnable que acompaña el designio de estas dos mujeres perdidas,abandonadas prácticamente a su suerte.
Es el encuentro y la relación de estas dos mujeres tan abismalmente distintas ( una neoyorkina, la otra nativa inuit ,esquimal). lo que más me ha gustado de la película de Coixet.
La directora,tan acostumbrada a no ver fronteras en el cine,se salta también esas barreras que levantamos con el extranjero,el indígena,también las frías barreras que se alzan entre estas mujeres que de alguna manera al principio una se siente rival de la otra.
La evolución del personaje de Josephine es asombrosa, pasa de ser una mujer burguesa y soberbia a convertirse en un ser humano golpeado por la adversidad y despojado de arrogancia (Juliette Binoche aludía a la transformación de Josephine de pavo real a perro) pero es el personaje que interpreta la magnífica Rinko Kikuchi,Allaka, quien nos deja la lección de vida más generosa y abnegada,es en el personaje de la mujer indígena donde encontramos un código de ética y de moral muy superior al que representa la civilización más moderna en el personaje de Josephine y por extensión, el mundo de los exploradores colonos en general.
Y no desvelaré lógicamente el desenlace,pero a veces las personas más humildes, las que irrumpen sin apenas levantar polvoreda,son las que terminan con su sensibilidad,su bondad y su lucidez dejando una huella indeleble en nuestro camino.
Estupendas interpretaciones de Binoche y de Kikuchi,un duelo interpretativo fascinante al servicio de una historia de mujeres que luchan por sobrevivir, un retrato de pérdida,dolor y sufrimiento,pero también de amor y generosidad,de cómo hay personas que con su corazón limpio y puro como la nieve,son capaces de transformar quienes somos y cambiarnos la vida para siempre.
Féliz fin de semana,zinefil@s,
Troyana