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lunes, 9 de julio de 2012

Siddhartha, de Hermann Hesse

“No obstante, el mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral. Jamás un hombre o un hecho es del todo Sansara o del todo Nirvana, nunca un ser es completamente santo o pecador. Creemos que así es porque tenemos la ilusión de que el tiempo es algo real. Y el tiempo no es real.”

A veces, las expectativas con las que nos enfrentamos a una  novela juegan un papel muy importante. Tenía ganas de descubrir a Hermann Hesse y me decidí por esta obra, quizá no la más representativa aunque sí de las más célebres. Vi mis expectativas cumplidas, es un buen libro con mucho contenido filosófico e idealístico, muy bien escrito, con un estilo fácil, directo y ameno y sirve además como puerta de entrada al conocimiento básico de la filosofía hindú.

Siddhartha es una novela alegórica que narra las vivencias de un joven del mismo nombre que vive en tiempos de Siddhartha Gautama, el Buda con el que se encuentra en una ocasión. Al principio de la historia conocemos a Siddhartha, hijo de un Brahman con un ansia de conocimiento sin igual y a su fiel amigo Govinda. Juntos inician un camino en busca del conocimiento supremo que los llevará a unirse a los Samana y más tarde a separarse cuando Govinda decida permanecer con el Buda.

Llegamos así al primer punto clave de la novela, Govinda, que venera a su amigo Siddhartha es instado por este a abandonarlo y a unirse a las enseñanzas del Buda mientras él sigue su camino en busca de la verdad suprema. Siddhartha tiene una grave crisis existencial y no cree poder alcanzar su meta a través de las enseñanzas de meditadores y sabios.

“El saber es comunicable, pero la sabiduría no. Puede hallarse, puede vivirse, nos sostiene, hace milagros; pero nunca se puede explicar ni enseñar. Esto es lo que ya de joven sospechaba, lo que me apartó de los profesores.”

A partir de aquí, Siddhartha intentará aprender de la experiencia y acatará nuevas formas de vida que lo irán guiando en su peregrinar: conocerá a Kamala, una cortesana, con la que aprenderá los secretos del amor, Kamaswami, un rico hombre de negocios que lo acercará a los placeres mundanos y Vasudeva, un barquero con el que Siddhartha convivirá y volverá poco a poco a sus raíces. Este esbozo de la trama es sólo la línea que describe las paradas más importantes de su peregrinaje. En cada una de ellas Siddhartha vivrá experiencias que le servirán de reflexiones profundas sobre la vida hasta una segunda parte con un efecto cíclico en la que veremos a Siddhartha reflejado en su propio hijo.

“Esta piedra es una piedra, al mismo tiempo es animal; también un dios, también un buda; no la venero ni la amo por lo que algún día podría llegar a ser, sino porque ya es y siempre ha sido todas estas cosas, desde siempre. Y precisamente esto que ahora se me presenta como una piedra, que ahora veo en forma de piedra, merece mi amor por ser lo que es. Le doy valor y sentido a cada una de sus líneas y huecos, a sus colores, a su dureza, al sonido que produce cuando la golpeo, a la sequedad o humedad de su superficie.”
Como vemos, el libro cuenta con una importante carga filosófica y reflexiva, se dice que Hesse tenía intención de curar "la enfermedad de su vida" mediante la creación de esta novela. Antes hablé de las expectativas al comenzar un libro y tenía muchas y muy altas con este, me gustaba la línea argumental y todos los apuntes filosóficos que preveía que se iban a ir desgranando de la trama, sin embargo, he de confesar que hubo un punto que me decepcionó un poco: la conclusión final de la novela. Disfruté de cada pasaje, del estilo poético y a la vez claro y sencillo que describían las andanzas de los personajes pero la verdad final, el saber supremo y la conclusión de la obra me parecieron simplistas, previsibles y me dieron la impresión de que no cuadraban con el estilo de la novela, más aun  teniendo tan altos cometidos como curar la enfermedad de la vida del autor.

Hermann Hesse (1877-1962), autor de Siddhartha
y de importantes obras como El lobo estepario y
Nobel de Literatura en 1946 por su trayectoria literaria

Recomiendaría esta novela a todo el mundo aunque si yo la leyera otra vez le prestaría más atención a la maravillosa historia y a todos sus pasos en vez de tener tan en mente cuál podría ser tal verdad absoluta o suprema. La trama y el estilo son magníficos y es un libro difícil de dejar a un lado una vez que se empieza. Dejo al lector descubrir cuál puede ser esa verdad suprema que, a título muy personal, me decepcionó un poco pero que puede que para muchos tenga un significado especial y con mucho sentido.