Mostrando entradas con la etiqueta Mircea Cărtărescu. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mircea Cărtărescu. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de octubre de 2013

Lulu, de Mircea Cărtărescu

"Mi vida se dividió a partir de entonces en periodos con Lulu y periodos sin Lulu. En los primeros, los borradores de aquellas vísceras psíquicas reaparecían siempre, no me dejaban respirar, perturbaban el rostro lúcido de la conciencia. Recuerdo el rosario de sanatorios en los que, en aburridas sobremesas, tumbado en mi cama de metal blanco, regresaba una y otra vez a aquellos acontecimientos del campamento de Budila, pensando en ellos como si de un dibujo místico, inextricable se tratara. Contemplando a través de la ventana los bosques sombríos, nevados, deformados por las venas de hielo pegadas a los cristales, escuchando distraidamente la música de los altavoces, agobiado por otros seres en pijama y batas rojas que me arrojaban a la cabeza pastillas de Novotryptin o me pedían que jugara a las cartas. Y Lulu que me miraba fijamente a los ojos, con sus pupilas dilatándose y contrayéndose lentamente, su melena de hilos de cobre, ensortijada de forma fastuosa, flotando levemente en la corriente de aquella mansión enorme, allí, bajo la bóveda, en el centro mismo de mi cráneo"

Víctor parte su vida en dos, tiene treinta y cuatro años y el hemisferio del conjunto de su existencia está marcado por un hecho que ocurrió a los diecisiete. El núcleo de la esfera, el corazón envenenado de la manzana alberga una experiencia que roza lo traumático y que se personifica en Lulu.

Victor es obligado a asistir a un campamento con el resto de sus compañeros de clase, adolescentes en plena revolución hormonal, rebeldes como se es en la adolescencia, dados a la broma fácil y a la rima de contenido sexual, últimos resquicios de la inocencia infantil que aún juega a ser adulta. Victor no encaja en tal ecosistema, tiene sueños de grandeza, sueña con ser portador de una verdad suprema y universal, autor de la gran obra literaria que dejará, tras una muerte joven, sentado a una mesa para el deleite de la humanidad. Lo único que queda del campamento es el recuerdo de Lulu, un recuerdo perturbador al que Victor se enfrenta delante del espejo que refleja el pasado, Lulu, un adolescente que bromea y se disfraza de mujer, que posee los sueños de Victor y lo acosa desde los días del campamento hasta su vida de escritor asentado y reconocido en la primera mitad de su treintena. El relato  intercala la vigilia y lo onírico, lo persigue, lo acecha, aparece y se esfuma siempre pareciendo apuntar al origen del desasosiego del protagonista. Victor deberá conciliar las dos mitades de la esfera, depurar su flujo sanguíneo contaminado por un recuerdo en un viaje hacia lo más profundo de su ser que desvelará la verdadera causa de su desazón existencial.

Un libro extremo en contenido y en estilo, las metáforas se van perfilando directas y concisas haciendo la realidad sueño y el sueño realidad: el recuerdo de una hermana que ya no existe; escenas grotescas en las que la sangre y las vísceras son parte integrante del decorado y la primera consecuencia de la hendidura de la piel hasta el "yo" más profundo, una historia de introspección más brutal que lírica y sin embargo tan descriptiva que se hace tangible, pura poesía cruda- Cărtărescu  es poeta- al servicio del autoconocimiento extremo y sus consecuencias. Un libro absolutamente recomendable si el lector se siente con ánimo de emprender tal viaje.