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lunes, 29 de junio de 2015

Autorretrato, de Édouard Levé

"En las fronteras me siento igual de bien que si no estuviera en ninguna parte"

"Cuando me siento feliz, tengo miedo de morir, cuando me siento infeliz, tengo miedo de no morir"


"Incluso si se trata de un regalo extraño, agradezco a mi madre y a mi padre el haberme dado la vida"

"No podría haber sido la misma persona en otro cuerpo"

"No consigo pensar en la muerte de un ser querido, cuando muere, me siento doblemente desprovisto: ha muerto y lo impensable ha ocurrido"

"Cuando algo maravilloso llega por sorpresa, intento reproducir las circunstancias de su aparición para que se manifieste de nuevo aunque eso sería confundir la causa y la gracia del accidente"

Todos nos hemos sentado a una mesa, cuartilla y lápiz en mano, para intentar plasmar, como si se tratara de un espejo, lo que refleja la conjunción de papel y tinta a medida que avanzamos en la búsqueda de un "yo" frente al mundo, de un "yo" frente a un "yo" oculto que apenas conocemos  por estar bajo las interminables capas que imposibilitan, en el día a día, el contacto piel con piel con uno mismo.

Otra forma de llegar al "yo" recubierto por el fruto carnoso de nuestras propias circunstancias sería la que propone Édouard Levé en este librito: la búsqueda del "yo" por fragmentación. Frases cortas, separadas por puntos y seguido, inconexas, banales, profundas, que fluyen de la misma forma que fluye el pensamiento cuando se libera y pulula sin coacciones. Opiniones, vivencias, recuerdos y de nuevo, opiniones contrarias a las ya expresadas, sentimientos alterados por el estado de ánimo y vivencias recordadas de manera casi opuesta: pocas cosas son tan mentirosas como la memoria.

Edouard Levé se atomiza para autorretratarse, como fotógrafo que era, intenta mirarse, percibirse desde todos los ángulos, busca una miríada de impresiones de sí mismo que luego plasma en el papel con la concisión que dicta la máxima "una imagen vale más que mil palabras". Más que a un texto asistimos a una serie de fotografías en el número justo de sílabas, no hay ni una de más ni una de menos. 

Édouard Levé era un artista polifacético: escritor, pintor y fotófrafo. En Autorretrato deja ver que en ninguna de las disciplinas busca el lirismo o el embellecimiento, siente especial inclinación por la percepción, representación y creación de de lo que es tal y como existe. Un ser tratando de comprenderse retratando cada uno de sus ángulos, que se autodefine para conocerse y que deja entrever el trágico final de su vida semanas después de haber publicado otro pequeño volumen complementario de este llamado Suicidio.


lunes, 18 de mayo de 2015

Al envejecer, los hombres lloran, de Jean-Luc Seigle

" Y descubrió que la felicidad no era ese estado de beatitud que había imaginado, la felicidad era un presagio, el presagio del bien, de la misma forma que la desdicha era el presagio del mal"

"Conocía a un tipo, Armand Delpastre, que había vivido con una bala alemana en el cerebro y que decía todo el tiempo "A mí, el metal me conoce bien" y luego se marchaba riéndose a carcajadas mostrando sus dientes de oro. Un tipo gracioso, Delpastre. Todo fue bien hasta que el día en que la bala, ya en tiempos de paz, terminó su trayecto. Un solo milímetro bastó para matarlo mientras dormía. En Albert, una bala imaginaria se había instalado cerca del corazón"

"A decir verdad, no le gustaba más la abundancia que la penuria. Sabía que la tierra daba en medida de lo que se la trabajaba, ni más ni menos. Entonces, cuando el cerezo que su abuelo había plantado se cubrió de cerezas hasta poder hartar en dos semanas tanto a hombres como a pájaros, fue el único que comprendió que el árbol no tardaría en morir"


9 de julio de 1961, el calor abrasa a los ciudadanos de una pequeña aldea francesa en la que todos se conocen. Albert Chassaing, protagonista de la novela trabaja en una fábrica de neumáticos, su mujer cose para la calle. La actitud ante la vida de ambos es opuesta. Suzanne está inmersa en un bovarismo latente que espera aflorar. Albert recuerda el caso de quien vivió durante años con una bala insertada a unos milímetros del cerebro y siente tener una  bala similar alojada a un milímetro del corazón. La idea de suicidio presiona la bala más cerca del centro neurálgico del órgano vital y amenaza con penetrar el lugar certero que le quitará la vida. Pero Albert quiere hacer las cosas bien.

La idea de progreso es también distinta para ambos y aparece representada en forma de un televisor; el primero en llegar al pueblo. Albert, acostumbrado a la rutina de la fábrica y la vida en el campo se muestra escéptico, parece que el televisor abre una veda por la que Albert no puede caminar. Se produce así la expresión de inadaptación del protagonista ante un mundo nuevo que le inquieta. A pesar de todo, Albert quiere hacer las cosas bien.

Una reunión organizada por  Suzanne entre los más allegados de la aldea con el propósito de ver a su hijo, alistado como soldado en Argelia provoca que Albert, ante las imágenes, recuerde el deshonroso episodio que le tocó vivir en la línea de Maginot y que compare las personalidades tan distintas de sus dos hijos: el que lucha en Argelia en una guerra absurda y sin propósito y el que cada noche, bajo las sábanas, devora libros y se apasiona por Balzac. Albert no llega a entender la atracción por la literatura de su hijo pero trata de comprenderla, intenta una vez más hacer  las cosas bien.

En este pequeño libro que transcurre en un solo día, la figura de Albert Chassaing es determinante, un idealista rudo con manos manchadas de grasa y de tierra que intenta comprender pero que se siente alejado de la realidad que le toca vivir, que es capaz de admirar la pasión por lo que nunca ha experimentado sin llegar a comprenderla del todo, de manos fuertes y nervudas capaces de atrapar un pájaro sin que este perciba el mínimo atisbo de fuerza sobre su plumaje, y sin embargo,  Albert  alberga  una bala encajada muy cerca del corazón que los hechos van acercando letalmente hacia el centro . Hasta el final, Albert hará las cosas bien.

lunes, 20 de octubre de 2014

Paludes, de André Gide

<<Ese día escribí para Titiro:
     "ni siquiera me siento melancólico, soy Titiro y solitario y me gustan los paisajes y los libros que no me distraen de mis pensamientos. Porque mi pensamiento es triste, es serio y cuando estoy con otros incluso sombrío. Mi pensamiento es lo que más amo de todo y es porque cuando lo atravieso busco sobre todo llanuras, estanques sin sonrisa, landas. Lo atravieso despacio" >>
"Cuando un filósofo responde, ya no comprendemos  en absoluto lo que habíamos preguntado"

"La percepción comienza en el cambio de sensación"

"La aceptación del mal lo agrava, señores- se convierte en un vicio que empieza a deleitarnos"


Cierto es que el primer acercamiento a Gide con El inmoralista y con La Sinfonía Pastoral no estuvo a la altura de mis muy, lo confieso, altas expectativas. No sé muy bien qué me llevó a la lectura de Paludes, las sinopsis que encontraba hablaban sobre todo de una historia relacionada con el Titiro de las Bucólicas de Virgilio, lo cual es cierto pero hay mucho más en este librito, segundo en la bibliografía del autor, que referencias intelectuales que pueden parecer a priori densas o signos inequivocos de rasgos de estilo pretenciosos.

El protagonista del libro es un escritor sin nombre en plena creación de una suerte de diario, Paludes,  que narra "la historia de un soltero que vive en una torre de la que no sale nunca" Poco más hace nuestro protagonista, además de reunirse con Angèle, que no ve sentido a la obra del escritor y relacionarse con la élite literaria del París de finales del siglo XIX.

Hay por lo tanto un fuerte contraste entre la contemplación bucólica del Titiro que habita la torre en la obra del escritor y sus encuentros mundanos con los intelectuales de la época. El escritor se bifurca, se vierte en reflexiones e ideas en su libro a la vez que intenta vincularse al entorno que por su posición le corresponde.

No ocurre demasiado más. La acción es casi inexistente porque esta antítesis representada en el escritor, el mundo frente a su obra, sirve de brillante sátira sobre las convenciones sociales y el mundo interior de quien, arrastrado por la ataraxia social, sigue escribiendo por tener algo que hacer, por crearse un propio mundo del que él mismo tiene las riendas, por alejarse de lo que se espera de él con una determinación   que ni siquiera las duras críticas de Angèle lograrán quebrantar.

Monólogos interiores, diálogos que rozan lo cómico... una novela de contrastes escrita durante un periodo en el que Gide pasaba por una época depresiva. Parece como si el propio Gide intentara refugiarse en su escritor creado que a su vez se refugia en su torre, en su soledad, apartado de lo mundano.

 Gide llega a la profundidad existencial mediante reflexiones que oscilan desde líneas narrativas que disertan sobre la insignificancia de la vida, las relaciones humanas o incluso la infidelidad entremezclando el tono introspectivo con diálogos de un humor agudo. Los diálogos entre Angèle y el protagonista en los que suele resurgir el pragmatismo inconsciente de Angèle, que el escritor no llega del todo a comprender, son el mejor ejemplo.

Una novela corta, muy corta pero con mucho jugo, diferente a las otras dos que he leído del autor y que recomiendo muy encarecidamente por su originalidad.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Las cosas y Un hombre que duerme de Georges Perec

Las cosas

"Jérôme y Sylvie son una pareja de clase media que vive en París. Ambos son psicosociólogos, esto es, llevan a cabo encuestas sobre el consumo de productos por la población. No les interesa su trabajo y sueñan con una vida grandiosa llena de riquezas y de cosas bellas pero su sueldo no les permite cometer locuras, sin embargo, en cuanto ahorran lo más mínimo lo gastan en ropa inglesa muy cara"

Jérôme y Sylvie no tienen mayor importancia en el relato, son el mero complemento agente del verdadero protagonista, sujeto indeterminado de la acción, genérico abstracto que  toma la voz activa: las cosas.

Las cosas aparecen en el pensamiento, en el ansia de vivir, dándoles sentido, las cosas se amontonan y brillan visibles en un horizonte, fuera del alcance de las manos que anhelan tocarlas, poseerlas, aparecen en un futuro indefinido al que se corre pero nunca se llega.

El día a día es insoportable, la carencia de cosas amarga el carácter, provoca discusiones, hace tambalearse la relación; las cosas tienen más fuerza, cuadros, vajillas, zapatos, muebles. Ir recopilándolas supone un paso más a la felicidad, ir recopilándolas revela que se debe tomar las riendas para conseguir una meta. Un cambio de ciudad, un cambio de país, un ambiente extraño al que es imposible aclimatarse y comienza a perfilarse en un recoveco de la mente las palabras de Nietzsche "en última instancia lo que amamos es nuestro deseo, no lo deseado"

Un texto lleno de descripciones sobre los verdaderos protagonistas de la historia: las cosas. Una crítica al consumismo, al materialismo y a la realización personal a través de la gratificación inmediata.


Un hombre que duerme   

"Tienes veinticinco años y veintinueve dientes, tres camisas y ocho calcetines, algunos libros que ya no lees, unos cuantos discos que ya no escuchas. No te apetece acordarte de nada más, ni de tu familia, ni de tus amigos, ni de tus amores, ni de tus vacaciones ni de tus proyectos. Has viajado y no has traído nada de tus viajes. Estás sentado y solo quieres esperar, esperar hasta que no haya nada más que esperar: que llegue la noche, que suenen las horas, que los días se vayan, que los recuerdos se difuminen"

Je-m'en-foutisme o la indiferencia de Bartleby à la française

Un joven universitario decide no asistir a un examen y ahogarse en la indiferencia ante la vida. A partir de esa mañana pasará horas en su habitación ignorando las llamadas de sus amigos, bebiendo café, fumando y aprovechando la noche para deambular por París sin rumbo. Un narrador en segunda persona omnisciente observa cada paso, analiza cada acción, predice la débâcle existencial autoimpuesta por un personaje sin nombre que se aleja de sí mismo, de las convenciones de la rutina diaria en un retiro emocional contemplativo. Asistimos, pues, a como el protagonista mata los incentivos y se deja vivir en una inercia a bajas revoluciones. Más que el recurrente grito existencial encontramos un silencio indiferente, una calle angosta, oscura que suponemos sin salida pero que oculta al otro extremo un desenlace irónico, desmarcado del Bartleby de Melville; un atisbo de reconciliación.

Me parece oportuno leer ambas novelas en el orden reseñado por el contraste existencial que presenta Perec en estos dos relatos experimentales. Aquí encontraréis un breve comentario y valoración sobre la versión cinematográfica de Un hombre que duerme.

lunes, 21 de octubre de 2013

La buena novela, de Laurence Cossé

"La literatura es una fuente de placer-dijo (Van), es una de las pocas alegrías inagotables de la vida aunque no es solo eso.. Todo está en ella, por eso no me gusta usar la palabra ficción. Toda sutileza de la vida es material literario. Volvió a insistir ¿Te das cuenta de que hablo de novelas? La novelas no contienen solo situaciones excepcionales, elecciones a vida o muerte, pruebas extremas, también tienen lugar las dificultades diarias, las tentaciones, las decepciones cotidianas y, en respuesta, cada actitud humana, cada modo de comportamiento, del más elevado al más despreciable. Hay libros que lees por los que te preguntas ¿Qué habría hecho yo? Es una pregunta que debes hacerte a ti mismo. Escucha con cuidado: es una forma de aprender a vivir. Algunos adultos dirán que no, que la literatura no es la vida, que no enseñan nada. Se equivocan, la literatura representa la vida, instruye y prepara para vivir"

Libros sobre libros, sobre el placer de leer. Resulta irresistible en el lector buscar cierto tipo de justificación  a su pasión, compartir sus impresiones con quien las vive de igual modo, con la misma intensidad y ¿por qué no? hacer esa fascinación extensible a los escépticos que aún no se han iniciado en los placeres de la lectura o a los otros muchos que no han encontrado un camino de letras apropiado a seguir.

La buena novela es, en principio, una novela negra y está estructurada como tal. Van, un apasionado y voraz lector y Francesca, su mecenas, idean la creación de una librería que no es del gusto de todos. El procedimiento es, en principio sencillo: pedirán una extensa lista de libros elegidos para figurar en las estanterías del nuevo establecimiento a escritores reputados, un total de ocho, con la única imposición de que los títulos seleccionados hagan justicia al nombre de la librería, que no es otro que La buena novela.

Pero ¿qué es una buena novela? ¿Son las de lectura masiva, aquellas que encontramos apiladas en mesas instaladas con el propósito de hacerlas resaltar sobre el resto, aquellas que lee todo el mundo, aquellas de las que no podemos dejar oír hablar aunque queramos? Van y Francesca no son de esa opinión. encontraremos debates que hablan del fondo sobre la forma o viceversa, novelas que cambian una vida o la manera de concebir el mundo... las referencias literarias que ofrece Laurence Cossé son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la obra. Una vez lanzado y llevado a cabo el proyecto, una vez que nuestros protagonistas están disfrutando de las mieles del éxito cosechadas a traves de un público fervientemente entusiasta, la situación se complica. El proyecto , en inicio, pacífico e inofensivo es tomado por muchos como un ataque elitista. Periodistas, editoriales y escritores a los que ha llegado la consagración de público aunque no de crítica se sentirán aludidos y expresarán de manera manifiesta su oposición a un proyecto tachado poco menos que de pedantería. El tema  es escabroso ¿existen obras de buena o de mala calidad? ¿basta con un simple "pues a mí me gusta", sin entrar en análisis o matizaciones para calificar una novela como buena? Pronto tanto el comité como Van y Francesca serán atacados, física y psicológicamente y tendrán que recurrir a la ayuda del policía Heffner para llegar al fondo del asunto.

Dudo que hubiera llegado a esta novela si no fuera por la recomendación expresa de @CuentalibrosML
Previniéndome de los fallos con que cuenta la novela me dijo que me gustaría mucho con poco riesgo de equivocarse y así ha sido. He disfrutado mucho de estas páginas, de las reflexiones sobre el arte y la literatura. Hubo detalles que no me convencieron del todo: hay una trama de carácter romántico que sobra por completo y un final algo apresurado e injustificado pero disfruté mucho leyendo sobre lo que de verdad importa, sobre diversos puntos de vista de los que, sin dudarlo, elegí un bando, me gustó mucho encontrarme con tantas referencias literarias de autores con los que he disfrutado tanto, en resumen, con una opinión formada, elaborada y defendida a ultranza. El libro no figuraría nunca en las estanterías de la librería parisina, no es una buena novela como tal pero me ha regalado algún rato entretenido.


lunes, 7 de octubre de 2013

La vida: instrucciones de uso, de Georges Perec

"Para empezar, el arte de los puzles es en apariencia un arte breve, delgado, contenido al completo en una enseñanza de la Gestalttheorie: el objeto en cuestión -ya se trate de un acto perceptivo, de un aprendizaje, de un sistema psicológico o, en el caso que nos ocupa, de un puzle de madera-no es la suma de elementos que haría falta en principio aislar y analizar sino un conjunto , es decir, una forma, una estructura: el elemento no precede en existencia al conjunto, no es ni más inmediato ni más antiguo que este, no son los elementos los que determinan el conjunto sino el conjunto el que determina los elementos: el conocimiento del todo y de sus leyes, del conjunto y de su estructura no podría deducirse del conocimiento separado de las partes que lo componen: esto quiere decir que se puede contemplar una pieza de un puzle durante tres días y creer que lo sabemos todo sobre su configuración y su color sin haber avanzado nada en absoluto: solo cuenta la posibilidad de unir esta pieza a otras y, en este sentido, existe algo en común entre el arte del puzzle y el arte del go: solo las piezas unidas tendrán un carácter legible, tendrán un sentido."


Aislemos nosotros, para empezar, el plano de la forma del del contenido para contemplar las piezas por separado. Dirijámonos a una mesa amplia, una mesa en la que quepan un puzle y un tablero de ajedrez y contemplemos las fichas una a una, Imaginemos que podemos abrir la tapa superior del libro de Perec y que, en lugar de páginas encontramos un recipiente lleno de piezas, 195 piezas exactamente, el número de personajes que aparecen en la historia. Asidos a la luz parecen figuras inexpresivas, inertes, es imposible establecer relaciones de unas con otras pero Perec nos enseña cómo insuflarles vida. Vayamos al tablero de ajedrez y busquemos el caballo: el movimiento en forma de L nos da la clave: es este el patrón que debemos seguir para colocar a los personajes en su lugar correspondiente para que formen un todo, un conjunto.

Salgamos a la calle y experimentemos con el carácter de voyeur inherente a todo lector. ¿Cuántas veces hemos contemplado un inmueble y hemos imaginado lo que ocurre dentro, en esas estancias en las que solo podemos contemplar alguna figura a contraluz? Imaginemos que podemos realizar un corte transversal al edificio que deje en evidencia lo que ocurre entre las tres paredes restantes: vidas en habitáculos, independientes que se interrelacionan en las escaleras, en los rellanos a veces descuidados, en el ascensor que a veces no funciona...volvamos a casa y abramos el libro.

La vida:instrucciones de uso es una gran novela que contiene novelas menores o una novela matrioska: cada capítulo habla de un lugar específico del interior del inmueble-sea un apartamento o una zona común descrito exhaustivamente y de la persona o personas que lo ocupan. Los personajes parecen estar atravesados por una línea de tiempo de la que podemos tirar hacia al pasado o hacia el presente, un procedimiento que revelará la relación del personaje con el edificio, cómo llegó a él y cuál ha sido su transcurso. Como historia central y como guía asistiremos al proyecto de vida de un pintor que viaja por el mundo para pintar cuadros de los lugares que visita que serán superpuestos en placas de madera para más tarde ser cortados en piezas de puzle que volverán a formar la imagen inicial para finalmente ser destruidos en el lugar en que fueron pintados quedando solo un lienzo en blanco.

Las historias e hilos de tiempo de cada personaje forman el todo del libro, historias de todo tipo, desde crímenes a las situaciones más absurdas pasando por la propia historia del inmueble hasta que su habitante más longevo muere. Las referencias al mundo de la historia de la pintura, a la literatura y a otras formas de arte no escasean apareciendo en ocasiones en forma de citas algo distorsionadas por el autor: Italo Calvino, Unica Zürn, Kafka, Borges... aparecen solapados en las tramas, referenciados y reverenciados a la vez que presenciamos desde la calle y sin las restricciones de tiempo lo que ocurre en el interior del edificio.

Georges Perec, uno de los máximos exponentes del movimiento OuLiPo:
 "ratas que se construyen el laberinto del que prentenden salir"





La recomendación es vehemente aunque difícil: se trata de una novela experimental y las condiciones que impone el plano formal pueden hacer pensar que se trata de una novela inabarcable: nada más lejos de la realidad; debe ser leída como cualquier otra, de principio a fin, quizás experimentando a nuestra vez con las licencias formales, Perec nos lo pone fácil. El libro cuenta con varios anexos, uno de ellos es un plano del inmueble con los nombres de los habitantes, quizás os sintáis llamados a recorrerlo con un caballo de ajedrez para seguir la estructura, otro anexo ofrece un orden cronológico aunque el más apreciado por mí es el que ofrece una frase clave de cada una de las historias. Pasé algunos días recorriéndolo y para mi sorpresa casí percibí como, de nuevo, se iba levantando el inmueble que acababa de abandonar al cerrar el libro, como se iba llenando de piezas que cobraban vida, como pieza a pieza, línea a línea se iba recomponiendo un puzle de historias, un puzle de vidas.



lunes, 16 de septiembre de 2013

El inmoralista, de André Gide

"Para el que ha sido tocado por las alas de la muerte, lo que parecía importante, deja de serlo. Otras cosas que no parecían importantes o que ni tan siquiera sabíamos que existian lo son ya. El cúmulo sobre nuestro espíritu de todo el conocimiento adquirido se agrieta como el maquillaje y va dejandover la propia carne, el ser auténtico que permanecía escondido

Fue, desde entonces este ser el que intenté descubrir: el ser auténtico, el viejo hombre del que nada querían los Evangelios, el que todo, todo lo que hay a mi alrededor: libros, maestros, padres y yo mismo hemos intentado suprimir. Me parecía ya, debido a las enmiendas, más gastado y difícil de descubrir aunque al mismo tiempo más útil y valeroso. Desprecié desde ese momento a ese ser secundario, aprendido, que la instrucción había diseñado. Tenía que sacudirme las enmiendas"

El inmoralista  es la historia de la reincorporación a la vida de Michel, nacido en una familia de clase alta y lanzado en la infancia y juventud a un letargo arraigado en  las convenciones de la vida académica y rigor de conducta social burguesa . Para ser más exacto quizás cabría  designar la historia como un relato de metamorfosis propiciado por una experiencia desencadenante que tambalea las prioridades de la vida. Michel, un intelectual entregado plenamente al estudio y afectado de tuberculosis se cura subitamente durante una estancia en Túnez con su esposa. La curación supone una nueva percepción de la vida que se basa en despreciar las convenciones intelectuales anquilosadas desde la infancia para abrirse a una etapa en la que primará lo hedonista sobre lo espiritual o docto. Michel conocerá a varios jóvenes, uno en especial, Moktir, será fuente de su fascinación por la juventud y la belleza insinuando ciertas preferencias sexuales del protagonista. Así, Michel se irá recuperando y tomando conciencia de su salud, fuerza física y virilidad enorgulleciéndose de ella  hasta el narcisismo y adoptando una nueva actitud ante la vida que sorprenderá a quien siempre había conocido a Michel como un ser débil recluido en el estudio.

La novela se sitúa en Túnez a la vez que en varias ciudades europeas, hecho que ha propiciado que varios consideren que el subtexto hace referencia al Imperialismo y a sus consecuencias sociales en Europa en comparación con el modo de vida más disoluto y epicúreo del Norte de África. La línea central muestra a Michel recorriendo ciudades, tratando de encontrar su sitio partiendo de un nuevo modo de vida impulsado por un vitalismo recién descubierto que lo llevará a tomar decisiones arriesgadas, a exponerse más a lo mundanal casi reclamando su derecho a disfrutar de los placeres materiales y considerando su propio cuerpo como el instrumento perfecto para conseguirlo sin saber que las consecuencias pueden ser nefastas.

Un libro muy recomendable, no está garantizada la empatía del lector con el protagonista y Gide hace bien previniéndonos con el título dado al libro. Ciertas insinuaciones pueden parecer algo fuera de lugar, gratuitas o innecesarias así como ciertos aspectos sobre la estancia del personaje en una granja de su propiedad en Normandía  en su tentativa de hacerla productiva y explotarla. No obstante, es un muy buen libro del que, a partir de la metamorfosis acaecida al protagonista reflexionaremos sobre los instintos de la naturaleza humana, la reconducción a la que nos someten las normas sociales y, de manera particular, sobre la fluctuación del código moral y la lucha que deriva del propio frente al impuesto por los valores preestablecidos.


lunes, 5 de agosto de 2013

El pez dorado, de J.M.G Le Clézio

"No tenía la menor idea de lo que me ocurría. Más tarde comprendí lo que había ocurrido. La policía me había seguido y me había tendido una trampa. Me habían buscado por todas las tiendas en las que había robado. Comparecí ante un juez de menores, un hombre tranquilo que hablaba muy bajo como para entender lo que me decía. Como decía que sí a todas sus preguntas le parecí sumisa.. Pero también quería preguntarme sobre el fondouq, sobre lo que hacían Madame Jamila y las princesas. Y como no respondía a nada, encolerizaba aunque con suavidad. Solo rompió el lápiz que giraba en torno a sus dedos, mirándome, como si quisiera hacerme comprender que a mí también me podría romper con un solo gesto"

Esta es la historia de una niña raptada para ser vendida llegando a parar a los seis años a la tutela de Lalla Asma, una anciana judía que le dará su primer nombre: Laila, noche en árabe,  por el color oscuro de sus ojos, tez y pelo. La vida con Lalla Asma es tranquila y mejor en condiciones de lo que le hubiera deparado otro destino: Laila ayuda a la anciana y esta la instruye y le enseña preceptos de vida. Al cabo de los años, ya Laila en la primera adolescencia, el oasis de paz se resentirá al debilitarse la salud de Lalla Asma a la vez que la joven comprueba que despierta pasiones en los hombres que se acercan a ella ávidos por apagar su deseo. Será el hijo de la anciana el primero en aproximarse a ella avivando los celos de su esposa y creando un ambiente hostil en el hogar a la muerte de la anciana. Laila tendrá que huir y su huida traspasará fronteras. Antes de salir de Marruecos convivirá con las "princesas", mujeres que se dejan querer por hombres a cambio de bienes, entrará en el mundo de la delincuencia y se irá cerrando puertas en su tierra natal hasta el punto de decidir que emigrar a Francia es la solución a sus problemas.

La huida de Laila es, en principio, una huida de lo que le acecha. Pronto comprenderemos que en su errar por el mundo se esconde el deseo de encontrar un sitio. Laila no sabe lo que busca porque no sabe lo que quiere, se limita a cubrir sus necesidades básicas de la mejor manera que puede, intenta darse pero se le cierran las puertas, cuando empieza a integrarse, sus ilusiones se truncan en la mayoría de ocasiones por no corresponder al deseo de otros que tienen el poder de destruirla. Laila no sucumbe y busca, cambia de ciudad, de país, incluso de continente y encuentra dentro de sí misma la respuesta en forma de un don oculto que alberga. Laila comprenderá que la felicidad no se puede sitiar geográficamente y que solo huyendo hacia adentro se encontrará liberada.

J.M.G Le Clézio





J.M.G. Le Clézio nos lo da todo hecho en esta novela: no hay que leer entre líneas más allá de lo que exige una novela sencilla sobre el proceso de emigración y búsqueda de una joven marroquí. Se trata de un relato social, como muchos que trata el tema de la emigración y las dificultades de aclimatación en el país de acogida aunque esta vez de la mano de un personaje inconformista por naturaleza a la que nada frenará en su propósito de avanzar. Es en esta determinación de Laila la que propició que no sintiera demasiada empatía por el personaje, que no hiciera que fuera más que su compañero de viajes a través de las páginas más como observador de la acción que como implicado emocional en la trama. También he de añadir que no todos los giros me parecieron adecuados, algunos algo forzados aunque se trata de algo eminentemente subjetivo que debe ser juzgado por cada lector.

Por su estilo sencillo, directo, es un relato de hechos sin más fin que un retrato social, bien hilado y efectivo,
se hace fácil recomendarla. Es una lectura rápida que engancha y que a pesar de no dejar una huella profunda es apropiada para adentrarse en uno de los estilos del autor, heterogéneo de por sí, que trata, en esta ocasión, al igual que en otros libros con una línea temática similar, la vida en las ex-colonias francesas en África y la emigración a la metrópolis.

miércoles, 27 de junio de 2012

Climas, de André Maurois

Norte y Sur de Elizabeth Gaskell, una maravillosa novela del periodo de Regencia inglés al uso, una historia de amor que presenta numerosas visicitudes en el camino de dos personas que se encuentran de manera fortuita pero... ¿qué ocurre cuando somos nosotros los que deseamos que la persona amada esté a la altura de nuestras expectativas? Hoy os traigo Climas de André Maurois (1885-1967), un libro que nos muestra varias caras del amor en un prisma cuyos  vértices reflejan un haz de luz de formas de amar diferentes: cómo nos afecta anímica y psicológicamente y cómo las relaciones nos marcan para siempre.
Acabo de terminar

"No basta un gran amor para retener eternamente al ser amado si no se sabe, al mismo tiempo, llenar toda la vida de éste con una riqueza incesanetemente renovada"
Por lo tanto, la novela no es una  historia de amor, más bien es un análisis del corazón y de las emociones de la persona enamorada en determinadas circunstancias, el libro nos presenta tres, encarnadas en cada uno de sus personajes protagonistas.



Philippe es un joven perteneciente a una familia acaudalada cuya afición a la lectura lo lleva a formarse un ideal del amor perfecto, idealiza a la mujer con la que compartirá su vida. En su camino de búsqueda sentimental conoce a Odile, la personificación  del ideal de compañera que Philippe tanto anhelaba encontrar. Una vez casados, Philippe comienza a desencantarse pues Odile está lejos de cumplir sus expectativas y sospecha que su esposa lo traiciona. Esta sospecha se va haciendo cada vez mayor a la vez que se va tornando asfixiante y Philippe decide poner fin al matrimonio. Años más tarde Philippe conoce a Isabelle que es, en todo, el punto opuesto de Odile. La familia de Philippe acepta y acoge con alegría a la nueva compañera de su hijo pero él ya no es el mismo.A pesar de estar profundamente enamorado de Isabelle, Philippe la hará sufrir, por desconfianza, por temor, la hará víctima de un juego de afectos no correspondidos creando una atmósfera asfixiante y desesperanzadora a la que se unirán un gran número de secundarios que influirán en la psique de los protagonistas.

"Nunca, antes de mi matrimonio, había pensado en los celos sino como un sentimiento exclusivo del teatro y con un gran desprecio. Un celoso trágico ra para mí Otelo, un celoso cómico George Dandin. Imaginar que yo pudiera un día representar el papel de uno de esos dos personajes, o quizás el de los dos al mismo tiempo, me hubiese parecido completamente absurdo" 
Más que una novela de amor se encuadra en el campo de la novela psicológica, son importantes las formas de actuar de los protagonistas a partir de los estímulos que reciben, buscan el "clima" ideal por medio del cual florecerá el amor que tanto desean. La característica principal de esta novela psicológica en el plano de la forma es quizás que está dividida en dos partes, una en voz de un hombre, Philippe y otra en voz de una mujer Isabelle.

Climas  es una novela que duele, es difícil empatizar con Philippe aunque sea fácil reconocerse en algunas de sus reflexiones, no la recomendaría a quien busque una historia de amor pero sí la recomendaría encarecidamente a todo el que busque una novela psicológica en la que los principales protagonistas son el corazón y la mente en una batalla a vida o muerte.



lunes, 4 de junio de 2012

Como una novela, de Daniel Pennac

"El verbo leer no soporta el imperativo, aversión que comparte con algunos otros verbos:  el verbo amar, el verbo soñar..."
Ésta es una de las primeras citas con las que abre este libro sobre la afición de leer. Como una novela, ensayo del escritor francés Daniel Pennac (1944) va más allá de la voluntad inicial por parte del escritor de querer escribir un libro que incentivara el hábito de la lectura y que estimulara a los más jóvenes a iniciarse en esta afición que cada vez cuenta con menos adeptos. Encontraremos reflexiones, citas, la exposición de diversos problemas con los que se enfrentan los enseñantes- Pennac fue profesor de literatura antes que escritor- y mucho ingenio y sentido del humor.

Si bien la intención de la obra es suscitar el interés por la lectura y cuenta con una base pedagógica a seguir por los padres y por el personal docente para introducir a los estudiantes en el mundo de los libros, los ya ávidos lectores se sentiran identificados con muchas de las situaciones descritas  y disfrutarán de las referencias que aparecen para ilustrar las ideas de Pennac.

El libro está dividido en cuatro partes: en la primera, Pennac habla de la historia de la lectura en un contexto sociológico; hubo un tiempo en que experimentaba un placer furtivo por leer, cuando era algo, en ocasiones prohibido y hasta perseguido. En esta parte Pennac nos habla de cómo nacemos por una inquietud por las historias y de cómo caemos en la ataraxia más profunda y decidimos obtenerlas por la ley del mínimo esfuerzo: a través de la televisión y de otros medios que oponen menos resistencia intelectual.

"El hombre construye casas porque está vivo pero escribe libros porque sabe que es mortal. Vive en grupo porque es gregario pero lee porque sabe que está solo"

La segunda parte se centra en el dogma de la lectura, sobre cómo la labor de las escuelas y los institutos no es acertada, de como los estudiantes se enfrentan a las lecturas obligadas como a una tarea ardua y tediosa de la que no obtienen ningún tipo de placer porque la lectura se debe inculcar como una fuente de placer, un acto íntimo entre el escritor y el lector, que, a través del libro, hará uso de la imaginación para llegar a un estado de evasión. Pennac explica los numerosos beneficios que se obtienen del acto de leer y de cómo se harán uso de ellos a lo largo de la vida.

"La virtud paradójica de la lectura es abstraernos del mundo para que le encontremos un sentido"
 "No se fuerza una curiosidad, se despierta"

En la tercera parte se proponen soluciones, es la parte más didáctica, donde Pennac, como profesor explica métodos para incentivar la lectura y menciona muchos de los problemas que existen y que no se atajan desde los primeros años: muchos jóvenes lectores no tienen una comprensión completa del texto que leen por lo que no pueden disfrutarlo, comprenderlo o realizar una valoración crítica. Pennac insiste en que no hay que obligar a leer sino hacer partícipes a los futuros lectores del entusiasmo y del placer que se experimenta a través de la lectura.

"En cuanto se plantea la cuestión del tiempo para leer, sabemos que las ganas no existen. La pregunta no es si tengo o no tiempo para leer [...] sino si yo me ofrezco o no la felicidad de ser lector"

La cuarta parte, la más célebre, conecta con la tercera y propone enseñar a los futuros lectores los derechos que tienen como lectores. Los resume en diez puntos y los explica brevemente. Los puntos son los siguientes:

  1. El derecho a no leer                                 
    Daniel Pennac
  2. El derecho a saltarnos páginas.
  3. El derecho a no terminar un libro.
  4. El derecho a releer.
  5. El derecho a leer cualquier cosa.
  6. El derecho al bovarismo
  7. El derecho a leer en cualquier sitio.
  8. El derecho a hojear.
  9. El derecho a leer en voz alta.
  10. El derecho a callarnos.
 Presupongo que muchas de las personas que lleguen a esta entrada serán lectores empedernidos a los que poca o ninguna falta les hará la recomendación de un libro que estimule su hábito de lectura. Sin embargo, quizás sería a estos lectores ya hecho y experimentados los primeros  a los que recomendaría este ensayo: sonreirán con el ingenio y el humor de Pennac, valorarán el buen estilo en que está escrito, se encontrarán en muchas de las situaciones que se describen y sobre todo ponderarán  la eficacia de los métodos ofrecidos por el autor.


miércoles, 30 de mayo de 2012

Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar


"Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo.” ― Gustave Flaubert

De esta cita parte la idea de Marguerite Yourcenar (1893), escritora franco-belga nacida en Bruselas y naturalizada estadounidense, de escribir este libro que se ha convertido en un referente de las letras francesas y de la literatura universal. Estas palabras de Flaubert, pertenecientes a su correspondencia personal, marca parte del periodo y del contexto histórico por el que se interesa Yourcenar, como indica en el Cuaderno de notas a las memorias de Adriano. No obstante, la obra va mucho más allá de pertenecer al género de la novela histórica y se puede casi enmarcar en la categoría de novela filosófica. La obra presenta  una prosa rica y es el resultado de  una importante labor de investigación, avalada a la vez por académicos expertos en historia y en literatura que dan fe de la veracidad de lo que se narra en el
libro.
La novela está escrita en forma epistolar. Se trata de una carta escrita por Adriano y dirigida a su sucesor Marco Aurelio en la que Adriano medita sobre su vida y resalta los acontecimientos más importantes de su existencia. La novela abre con el encabezamiento de la carta, en el que Adriano relata su reciente visita al médico y describe su estado de salud decadente y en el que muestra su intención, además de informar a Marco Aurelio de su estado, de hacer un relato de su vida. Vamos conociendo los pasos seguidos por Adriano hasta la llegada al poder. A partir de este momento empezamos a ser partícipes de su reflexiones sobre  la felicidad, de lo lícito y ético de los medios para la consecución de la gloria y de la propia persona frente a la sociedad, escrito en un tono poético, casi nostálgico que se va entrelazando con datos históricos mediante los que conocemos a Trajano, a su esposa y a figuras políticas de la Roma Antigua hasta llegar a la época donde se narran los logros conseguidos por Adriano , primero como miliciano y más tarde como gobernador.

Conocemos la juventud impetuosa de Adriano, su fama de erudito e inteligente y su coraje en la lucha y somos testigos de todos sus pasos hasta que llega al poder en los años de su madurez. En este periodo se da al lujo, a los placeres de la vida, somos partícipes de sus triunfos-denomina a los años de su gobierno la Edad Dorada- y también de su tristeza, Adriano nos relata la pérdida de un amante en un pasaje desgarrador y hace un balance de sus logros y de sus errores. Reflexiona también sobre su avanzada edad y sobre cómo ha ido cambiando su carácter, de cómo el ímpetu de su juventud se ha transformado en rabia contenida y en desespero, ilustrado este hecho en varios episodios que relata con remordimiento.


La carta acaba con reflexiones sobre el sucesor, explica el por qué de su decisión por Marco Aurelio para este cargo y ya enfermo cavila sobre el destino de Roma y sobre su legado.

El estilo es poético, centrado en el yo epistolar y, como es de esperar, encontramos una absoluta ausencia de diálogo,  la prosa es precisa y exacta pero deja traslucir sensaciones dispares como el entusiasmo, la nostalgia, la tristeza y el arrepentimiento.

Para terminar, me gustaría hacer una pequeña recomendación que hará la lectura más fácil y placentera. Es de rigor elegir una edición que contenga el Cuaderno de notas a las Memorias de Adriano, un complemento informativo de gran valor. Considero esta obra un imprescindible de la literatura universal y la recomendaría tanto a los lectores que disfruten de la novela histórica como a los que prefieren una prosa de calidad suprema al servicio de la descripción de las más profundas cuestiones filosóficas.

martes, 22 de mayo de 2012

La espuma de los días, de Boris Vian

Hoy os presento una de las obras más representativas del siempre polémico Boris Vian (1920-1959), escritor francés de corta e intensa vida que desempeñó carreras paralelas en diversas disciplinas artísticas: escribió novela, poesía y obras de teatro además de ser un aclamado músico de jazz. Utilizó un gran número de heterónimos en su carrera, masculinos y femeninos y aunque el número al que ascienden es ya elevado se sospecha que existen aún más por descubrir. Por este detalle me he decidido a escribir sobre esta novela hoy. Ha venido a mi mente por el libro de Jose Paulo Cavalcanti (Una casi autobiografía) que estoy leyendo en el que  hay un capítulo que habla de los heterónimos utilizados por Fernando Pessoa

La espuma de los días es un libro corto pero dividido en un buen número de capítulos. La acción toma lugar en Estados Unidos, principalmente en Nueva Orleans, cuna del jazz donde conocemos a Colin, un bon vivant que vive de una pequeña renta y cuya pasión más ferviente es este estilo de música, afición que comparte con el autor de la obra. Al principio se presenta como un personaje vacío y banal que no es capaz de llevar a cabo nada en la vida y cuyos días pasan impasiblemente, sin alicientes y sin preocpaciones que vayan más allá de asistir a fiestas y de conocer a mujeres.

Todo cambia cuando conoce a Cloé, su alma gemela, con la que se casa y vive feliz hasta que ésta cae enferma "tiene un nenufar en un pulmón", Colin la cuida comprándole flores y siguiendo las indicaciones precisas del médico. A la vuelta de un viaje previsto para la mejoría de Cloé ésta se cura súbitamente pero pierde un pulmón. Cloé vive ahora con un solo pulmón hasta que vuelve a caer enferma del otro, a partir de aquí, Colin deberá buscar un trabajo para seguir comprándole flores. Esta es la trama central del libro a la que se unen otras subtramas, cuyos protagonistas son los amigos y allegados de Colin que viven sus propias historias de amor, de celos, una en especial con un final trágico-cómico que roza lo absurdo, a la vez que la situación de Colin y Cloé se va haciendo más precaria.

El estilo del libro es delicioso, desde las descripciones de los lugares hasta la creación de personajes, a resaltar Jean Sol-Partre, que aparece mencionado y en forma de guiño al escritor y filósofo francés y el ratón gris de bigotes negros, la personificación de un ratón, poco más que un detalle pero ciertamente inolvidable para los lectores de la novela.

Los personajes son en ocasiones caricaturas llevadas al extremo, exageraciones pero subyace una crítica a la sociedad en varios aspectos: religiosos, morales... y las situaciones, a veces llevadas al extremo, producen un choque en el lector que lo hace reflexionar y plantearse cuestiones de toda índole.

Es un libro de agradable lectura que parte de lo banal y deriva hacia lo esencial en un viaje de situaciones absurdas, trágicas y a veces emocionales que en conjunto consiguen que esta obra sea, si bien no indispensable, al menos muy recomendable.

lunes, 7 de mayo de 2012

Apuntes sobre Albert Camus y brevísima reseña de "El Extranjero"

Con motivo de la publicación de "Albert Camus: Solitude and Solidarity", (Editions Olms), libro recientemente publicado por Catherine Camus, una de las hijas del escritor francés, Adam Gopnik, escritor y crítico literario, indaga sobre la figura del escritor y nos hace conocer detalles poco conocidos de su vida que son, a la vez, muy interesantes.

Nos cuenta que de Camus resaltaba su indudable atractivo físico, del que era consciente y sobre el que solía bromear en cartas a sus allegados durante su única estancia en Nueva York "Sabéis, aquí puedo conseguir un contrato de película cuando quiera"

Otros puntos que Gopnik resalta sobre la figura de Camus es su carácter ejemplar, cómo representaba el "espíritu de su tiempo" y de cómo en Francia se le trata con cierta condescendencia por parte de los académicos: la mayoría valoran con creces su calidad literaria pero no así su calidad como filósofo, siendo siempre menos considerado como tal que Sartre. En Francia, Camus, es más recordado como un gran periodista que un gran novelista, dramaturgo o pensador.

Gopnik señala que si bien el mundo entero lo categoriza como un escritor francés, en Francia es considerado principalmente como argelino o pied-noir, término acuñado más tarde y que se refiere a la clase colonial europea que se habían trasladado a Argelia para formar un hogar.  Inconscientemente, este hecho conlleva ciertos clichés que Gopnik compara a los sufridos en América por un escritor proveniente de Mississippi, al que a muchos les insinuaría "una identidad misteriosa y pantanosa". Camus, en contraste con los escritores del norte de la metrópoli, se equiparaba más con el carácter mediterráneo, considerado más "primitivo". Camus fue un gran nadador y un buen futbolista hasta que un brote de tuberculosis lo apartó de estas ocupaciones, tan contrarias, para algunos, a las compartidas por el prototipo más intelectual. Sus orígenes tampoco ayudaban: su padre fue  bodeguero en una empresa vinícola que perdió la vida en la Primera Guerra Mundial y su madre una sirvienta que trabajaba en casas de familias ricas francesas en Argelia. "Aunque Camus simpatizara con el nacionalismo argelino en su juventud, Camus era plenamente consciente de que la imagen de explotación colonial tenía que incluir la imagen de su madre fregando de rodillas"

Camus fue un excepcional estudiante de filosofía y escribió una tesis sobre Plotino y San Agustín en los primeros años de su veintena. Se interesó por el comunismo, que luego rechazó, junto con el existencialismo, la idea de Dios y la de forma de gobierno ideal. Partió a Francia en 1940 con el manuscrito de una novela y la ambición de convertirse en periodista. Trabajó para France-Soir y después volvió a Argelia, donde concluyó dos libros. Una vez más volvió a Francia a trabajar en la plantilla del periódico clandestino de la Resistencia "Combat". Fue en esta época cuando publicó "El Extranjero" y un libro de ensayos filosóficos titulado "El mito de Sísifo"

Al cumplir cuarenta años, Camus inició una profunda amistad con Sartre y ambos dominaron la escena intelectual francesa de la década. A pesar de haber estado casado, de tener amantes e hijos, el lazo emocional más profundo que experimentó Camus fue por Sartre y el círculo intelectual que lo rodeaba. Más tarde hubo una  escisión temporal entre ambos: Sartre apoyaba ciegamente al Partido Comunista Francés pero Camus lo rebatía desmitificando la Unión Soviética y sus campos de concentración.

Camus llamaba a la tendencia de deshumanizar a aquellos que dificultan el camino de la historia  "problema del obstruccionismo" Quería decir que se suele pasar por alto la humanidad de los kulaks, la situación de los pieds noirs (recordemos que él pertenecía a este grupo) o sea cual sea la víctima. La historia siempre sigue su curso. Fue esto lo que le llevó a rechazar el comunismo que tanto le había inculcado Sartre y a pensar que todas las formas de gobierno ideal son erróneas.

La figura de Camus siempre me ha parecido fascinante. Me hubiera gustado leer más de su obra. Solo he leído "El extranjero" "La Caída" y "La Peste". Nada de teatro. De los tres citados, el que más interesante me pareció fue "El Extranjero", su primera novela, sobre un hombre incapaz de experimentar sentimientos. La novela comienza con la noticia de la muerte de la madre del protagonista. Durante los preparativos y en las horas posteriores al entierro empezamos a presenciar la absoluta falta de sentimientos de la figura central, característica que se va acentuando a lo largo del libro. El núcleo de la trama se centra en el asesinato, a manos del protagonista, de un hombre en la playa, a partir de aquí, se narra en primera persona todo tipo de reflexiones sobre lo absurdo de la existencia y sobre las consecuencias de los actos. Fue un libro que me impactó cuando lo leí, lo que más me llamó la atención fue el tono triste con el que estaba escrita, el tono triste con el que el narrador nos cuenta su vida pero la tristeza no proviene del remordimiento sino de lo absurda que le parece la vida, absurda en la acepción de carente de sentido. Espero tener la oportunidad de hacer una reseña más detallada de esta obra y de las otras dos que he leído así como de las obras de teatro, aún pendientes de lectura.

sábado, 5 de mayo de 2012

Dora Bruder, de Patrick Modiano

Sabía desde el principio que quizás esta novela  no era la mejor opción para iniciarme en la obra de Patrick Modiano (1945). Supongo que habría sido mucho mejor empezar con "El Café de la Juventud Perdida", probablemente el libro más relevante de este autor francés. 

Es una novela breve, de fácil lectura en la que Patrick Modiano reconstruye la historia a partir de dos acontecimientos: la desaparición de Dora Bruder, una niña judía del París ocupado durante el nazismo y su deportación, meses más tarde, al campo de concentración de Austwitch. Es una novela de investigación contada en primera persona, Modiano va atando cabos, encontrando datos, hilando una trama en la que hay hechos factibles y algunas conjeturas. Poco a poco Modiano nos va ofreciendo el retrato de Dora, su apariencia física gracias a un periódico donde encuentra el anuncio de su desaparición, los lugares que frecuentaba, el colegio donde estudiaba, su fuga de un colegio de monjas en el que su padre la inscribe para protegerla así como la procedencia y profesión de los miembros de su familia.

Al principio imaginé que la trama iba a tener puntos en común con "Todos los nombres" de José Saramago: una trama basada en la investigación fortuita de un personaje desconocido, sin embargo, esta parece ser la única coincidencia. El libro de Modiano tiene un trasfondo desperanzador, abocado a un final trágico del que somos conscientes desde el principio.

Algo que llama poderosamente la atención es la descripción que el autor hace de París en el pasado y en el presente. Modiano, en el transcurso de sus investigaciones, menciona y describe las calles, los lugares y  las estaciones de metro que encuentra en su camino y se pregunta cómo serían a ojos de Dora Bruder.

Concluyo señalando que es un libro recomendable, quizá para después de haber leído una obra más relevante de Modiano. Incita, sin duda, a querer seguir descubriendo al autor aunque en mi opinión, la verdadera finalidad del libro es querer recordarnos una gran lección que siempre nos enseña la Historia: que nunca hay que olvidarla.