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lunes, 13 de octubre de 2014

Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma, de Herta Müller

"Estoy citada. El jueves a la diez en punto. Cada vez me citan más a menudo. El martes a las diez en punto. Miércoles o lunes, como si los años fueran una semana. Ya me sorprende que, después del verano tardío, pronto sea otra vez invierno.

En el camino al tranvía cuelgan otra vez los arbustos con las bayas blancas entre las vallas. Como botones de nácar que estuvieran cosidos por debajo, quizás hasta dentro de la tierra. O como diminutos panecillos. Para las cabezas blancas de pájaros de pico curvo son demasiado pequeñas esas bayas blancas. Pese a lo cual debo pensar en cabezas blancas de pájaros, y eso produce vértigo. Mejor pienso en manchas de nieve en la hierba, aunque ahí uno se pierde, y pensar en tiza adormece.

El tranvía no tiene horarios fijo. Me parece que está llegando, si no es el susurro de los álamos de hoja dura. Ya esta aquí, hoy quiere llevarme enseguida."



Salir, escapar, huir, respirar fuera de dos puntos, de un recorrido en el que ni la partida  ni el destino permite la plena oxigenación de los pulmones. Dos puntos de dos caminos paralelos: el primero, físico, del inhóspito hogar a una fría oficina; el segundo temporal; de un pasado  desesperanzado después de un intento de mejora a un presente inalterable, estancado, en el que cualquier expectativa de cambio es una promesa de aire puro. ¿Qué no haríamos ante la amenaza de asfixia?

Opresión en el pecho, en el país bajo el régimen tiránico de Ceaușescu, una joven que trabaja en una fábrica de ropa que será exportada cose mensajes para que así lleguen al exterior del país, ese es su crimen. El camino que debe recorrer acaba en una oficina en la que un funcionario del estado déspota que representa el régimen la presionará y  le oprimirá las vísceras con las tenazas del miedo. Durante el trayecto, la joven, con el fuerte presentimiento de que este interrogatorio será peor que los precedentes, rememora su vida, la de los que conoce, piensa en el "hoy", en el "ahora" sin futuro y desea con todas sus fuerzas no haberse encontrado a sí misma en ese "hoy", en ese "ahora". Reflexiona sobre la esperanza que un día hubo de huir, de un sueño de libertad frustrado y observa los objetos, a los demás, a lo que la rodea; todo es símbolo de la miseria y del totalitarismo en el que vive inmersa. Vivir con miedo es vivir a medias o no terminar de morir, la libertad es el único remedio revitalizante capaz de completar la vida, sin embargo,  un paso en falso capaz de consumar la muerte.

El realismo exacerbado prima en esta obra de la genial escritora procedente del Banato rumano durante el régimen de Ceaușescu en el que el lirismo que define su estilo desciende un grado para dar paso a un grito desesperado de libertad. El simbolismo habitual de la autora sigue estando presente, sobre todo en las evocaciones que se van entrelazando con el presente a modo de recuerdos y observaciones que reproducen el fluir natural del pensamiento. Junto a La bestia del corazón y los relatos recopilados en En tierras bajas, Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma es un testimonio realista y crudo narrado en el estilo personalísimo y magistral de una de las mejores autoras de los últimos tiempos.

lunes, 3 de diciembre de 2012

En tierras bajas, de Herta Müller

Repito, como no podía ser de otra forma, con una de las autoras que, junto a Kurt Vonnegut, Clarice Lispector y Roberto Bolaño, conforman mi cuarteto de ases de este año. Herta Müller nos presenta esta vez un libro de quince relatos (más bien retazos de impresiones) de extensión variable, algunos ocupan sólo un par de páginas, otros son más largos siendo En tierras bajas, el relato central y más extenso el que da título a la recopilación. Son impresiones inconexas que parece imitar el pensamiento o  la memoria que surgen de improviso, sin aviso y de forma aleatoria. 

"La mirada se le vació, la ropa se le pegó a la piel. Se quedó paralizada. Levantó bruscamente al niño, sollozó y gritó, y mientras se tambaleaba sobre la hierba, la serpiente salió de la canasta arrastrándose lenta y perezosa por el suelo, y la mujer encaneció en cuestión de segundos."

Volvemos a los territorios del Banato rumano, en su mayoría poblados por una minoría de alemanes suabos, etnia a la que pertenece la autora. La línea temática sigue los pasos de La bestia del corazón, centrándose en las duras condiciones de vida padecidas por los rumanos de origen alemán que habitan este territorio. La mayor parte de los relatos describen la vida en los medios rurales, todos, salvo un par de ellos, utlizan la naturaleza como base de metáforas y alegorías tan especiales y llamativas en el estilo de Müller 

No podemos hablar de un protagonista, suponemos que los relatos son los recuerdos de infancia y las experiencias vivida por la autora, lo único común a todos los relatos es que son vistos a través de los ojos de una niña. Una niña que por su inocencia no comprende ese mundo de adultos que lucha por sobrevivir, una sociedad que se entrega a actos mezquinos de toda índole que no es demasiado capaz de distinguir la religión de la superstición dictadora de impulsos injustificados y que es presa del miedo omnipresente y asfixiante, el miedo a todo, la ignorancia de todo. La apabullante y oscura cotidianidad se da la mano con las descripciones oníricas, unas veces en forma de pesadilla y otras como vía de escape contemplativa, para conformar un bucolismo sensorial sin precedentes. Surge, como es común en sus obras, un fuerte contraste entre la aridez de la línea temática con la excelencia y belleza del uso de la prosa que llega a niveles poéticos en muchos momentos

"La carne me ardía donde la piel había sido arrancada de mis rodillas y me daba miedo no poder vivir con tanto dolor y a la vez sabía que estaba viva porque me dolía. Me daba miedo que la muerte penetrara por la rodilla abierta así que rápidamente me cubrí la rodilla con la mano"

Se usa frecuentemente y a veces con ligereza el adjetivo "sinestésico" para describir el estilo de algunos autores. No creo que haya un adjetivo mejor para definir el estilo de Müller: fruta que estalla en mil colores, la oscuridad que actúa como un ser con vida, la personificación de las sensaciones en sonidos y la descripción de los sentimientos a punto de rebosar a flor de piel, bailes regionales como un símbolo de deshinibición, los fenómenos atmosféricos filtrándose en estados de ánimo e imágenes pintadas con palabras de una nitidez insuperable.


Debo ser prudente a la hora de recomendar el libro, censurado en Rumanía por su fuerte contenido crítico a la época de la dictadura comunista. Es duro, de lectura pausada, incita a la reflexión y las situaciones que presenta son difíciles de digerir. Sin embargo, está magníficamente escrito, el sello de Müller queda patente en cada relato, personalísimo e inequívoco. Cierto es que disfruté más de la lectura de La bestia del corazón, que permite al lector adoptar y comprender todo el código de símbolos que se reitera a lo largo de la obra. La estructura de En tierras bajas no lo permite de igual manera por ser un libro de relatos, aún así, es una lectura recomendable para todo admirador de Müller y por extensión, para todo amante de la literatura.

lunes, 27 de agosto de 2012

La bestia del corazón, de Herta Müller

"El niño sigue hablando. Al hablar siempre queda algo en la lengua. El niño imagina que sólo puede ser la verdad aquello que queda en la lengua, como un hueso de cereza que no quiere bajar por la garganta. Sin embargo, la voz ,al hablar al oído, se levanta y está  a la espera de la verdad pero justo después del silencio el niño piensa que es todo una mentira porque la verdad tropezó en la garganta"

La bestia del corazón es, sin lugar a dudas, la novela que más me ha impresionado en lo que llevamos de año. Nos encontramos en  el Banato rumano, región histórica  del sudeste de Europa poblada por una minoría de suabos de expresión alemana, etnia a la que pertenece Herta Müller. La acción de desarrolla durante el regimen dictatorial de Ceauşescu, época de represión y deshumanización que la autora critica en su obra y de la que describe las consecuencias sociales con un estilo inigualable y magistral repleto de símbolos y metáforas, en el caso de esta novela usando a menudo la técnica del monólogo interno y los saltos temporales, flashbacks al pasado que dan solidez al retrato de la situación presente. Es el estilo de Müller la baza más importante y lo que destaca apenas leídas las primeras páginas, lo anteriormente citado y su habilidad para la creación de conceptos simbólicos diluidos en la trama para crear imágenes descriptivas recurrentes que funcionan como un código bidireccional entre el lector y la escritora son admirables.
Timisoara, lugar de nacimiento de Herta
Müller y lugar donde confluyen diversas
minorías étnicas, suaba, húngara...
representadas en la novela

Lola, una joven estudiante universitaria inadaptada comete un suicidio y deja su diario entre las pertenencias de una de sus compañeras de habitación. La joven, protagonista de la obra y de la que no conocemos el nombre leerá el diario y compartirá su contenido con tres amigos: Edgar, George y Kurt. Juntos reflexionarán sobre la asfixiante represión que sufren bajo la dictadura e intentarán encontrar una vía de escape: la fuga a Alemania. Juntos recorrerán el camino de sus años universitarios y más tarde seremos testigos de sus vidas laborales, ya por separado aunque siempre apoyándose en las situaciones difíciles, soñando con la huida y amedrentados por el riesgo que esta supone. Serán víctimas del acoso de la omnipresente Securitate, organización policial que los hostiga hurgando en su intimidad sometiéndolos a exhaustivos interrogatorios.

"Cuando callamos nos tornamos desagradables,cuando hablamos, nos tornamos ridículos"

Esta frase de Edgar, clave en la novela pues abre y cierra su contenido resume a la perfección la impotencia ante la situación impuesta por el regimen, situación que conduce al suicidio a muchos de los que no son capaces de intentar una huida.

La segunda parte de la trama está intercalada en el texto y corresponden a los años de infancia de la protagonista sin nombre, sin duda álter ego de Müller. No está apenas dialogada y es, si cabe, más lírica y simbolista que la parte que narra la época presente, muchos de los términos simbólicos que dan sentido a la obra aparecen aquí: la bestia del corazón, expresión empleada por una de sus abuelas o las ciruelas verdes, entre otros.

Ambas partes van entrelazándose hasta casi tocar un punto inminente propiciado por el recrudecimiento de la situación en el país, es una novela que critica duramente el sistema, que describe un malestar popular y lo condena y que reflexiona, de manera existencial sobre el sentido de la vida, la amistad, la necesidad de calor humano, la verdad e incluso la trascendencia. "Hoy me encuentro mejor, hoy soy casi una persona"

Es una novela dura, árida en cuanto a su línea temática y a su vez una proeza técnica, los símbolos y metáforas así como el uso del lenguaje de Müller dan la impresión de estar leyendo poesía en prosa, no hay ni una sola palabra que resulte inútil, ni una sola expresión que parezca sobrar. Una vez el lector adaptado al estilo siente que se va adueñando de un código poético, que va conociendo una forma de describir muy personal y de una belleza incomparable. El retrato de los personajes secundarios sigue la misma fórmula, su moralidad o personalidad será descrita por símbolos: bebedores de sangre, la actitud ante el consumo de ciruelas verdes... que el lector reconocerá a medida que vayan apareciendo. Por la fascinación que me produjo me siento tentado a recomendar la novela a todo lector que desee leerla, su contenido duro, sin embargo, hace que me lo replantee aunque puedo garantizar con firmeza que el lector que se sienta preparado no se sentirá en modo alguno defraudado.


Herta Müller, autora rumano-alemana, galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2009, nacida en Timisoara, región rumana donde existe una minoría suaba es una de las principales figuras que condenan el regimen dictatorial rumano, tema clave en sus obras. La vida de la protagonista sin nombre de La bestia del corazón comparte numerosos rasgos biográficos con la de la autora como su origen, su profesión de traductora y su eventual huida a Alemania.