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lunes, 13 de abril de 2015

Indigno de ser humano, de Osamu Dazai

"Aunque siempre he intentado ser agradable con todos, nunca he experimentado el sentimiento de amistad.. Solo tengo recuerdos dolorosos de algunos de mis conocidos con la excepción de mis compañeros de diversión como Horiki. Siempre he jugado con desespero el appel de payaso para zafarme de esas relaciones dolorosas consiguiendo solo agotarme al final. Incluso ahora me sorprendo si por casualidad veo por la calle el rostro de alguien a quien conozco aunque sea de vista y siento como de repente me sobrecoge un temblor violento que me produce vértigo. Sé que gusto al resto de la gente pero tengo deficiencias para sentir amor por los demás. (Debo añadir que tengo fuertes dudas con respecto a si el ser humano posee esta facultad). Casi no cabía esperar que alguien como yo pudiera tener amigos cercanos- ademas, , me faltaba el valor para hacer visistas. La puerta principal de la casa de ota gente me aterrorizaba más que la puerta del infierno de la Divina Comedia y no exagero cuando digo que podía detectar realmente detrás de la puerta la presencia de un monstruo parecido a un dragón retorciéndose con un dolor frío, húmedo y cruel."


Nacido en el seno de una familia acomodada de provincias, Yoko, el protagonista de la novela, no sabe interactuar con el resto. Desde su infancia nota que es diferente a los demás, lo asaltan las dudas existenciales y alberga un vacío que no es capaz de rellenar con nada. Para ocultar su verdadero yo se coloca una máscara de bufón que no deja transpirar las inquietudes que lo habitan. El resultado es un ser con un encanto y carisma excepcionales que hacen de él una de las más divertidas compañías, un ser que sabe hacer reír mientras se desgarra por dentro, alguien que se convierte en foco de miradas y atención pero a quien en realidad no interesa nada, alguien que se muestra jovial pero que no piensa más que en su propia muerte y en mantener su máscara para que no se filtre su propio yo.

Todo cambia cuando se muda a Tokio a seguir sus estudios. Allí conocerá a un compañero de diversión, Horiki, que será el desencadenante de la caída de Yoko. Las noches regadas de sake, la mala vida nocturna en los barrios bajos y las mujeres lo alejarán de las inquietudes artísticas de convertirse en artista que una vez tuvo. Distanciado de su familia por un incidente relacionado con su obsesión por la muerte y que tiene como resultado la muerte de una persona, Yoko empezará a experimentar dificultades económicas hundiéndose cada vez más, dejando caer la máscara, intentando sin éxito engarzarse a la vida sin nunca abandonar la idea del suicidio. Relaciones amorosas frustradas, adicciones y la incapacidad de encajar en el mundo provocarán el declive sin remisión del protagonista.

La novela es casi un testimonio fidedigno de la vida del autor, Osamu Dazai. Los paralelismos que encontramos entre él y su alter ego Yoko son casi idénticos.  Dazai es precursor y cabeza principal de dos movimientos literarios predominantes en la literatura de posguerra en Japón. La literatura del yo, poco que añadir, escritos testimoniales que en este caso se entremezclan con Buhaira, o la escuela de los desencantados. El tejido de estos dos hilos estilísitcos conforman el conjunto de la obra. Una novela cruda, escrita con un estilo encomiable sobre la incapacidad de revelarse como persona ante los demás, sobre la alienación por vivir rodeado de un mundo que no se llega a comprender., en el que solo se es capaz de encajar por lo exógeno a la piel mientras el interior se desgarra a cada risa fingida.

lunes, 6 de agosto de 2012

Al sur de la frontera, al oeste del sol, Haruki Murakami

“En mayor o menor medida, todos tenemos experiencias parecidas… Pero, la vida de alguien es, al fin y al cabo, su vida”…

Después de descubrir a Murakami con Crónica del pájaro que da cuerda al mundo decidí continuar con la obra del genial escritor japonés más leído y célebre y elegí Al sur de la frontera, al oeste del sol  motivado por el deseo de empezar a seguir un orden cronológico coherente. Se trata de una novela relativamente corta y más sencilla que la anteriormente mencionada aunque no por ello menos profunda. Encontramos en este libro rasgos típicos de la prosa de Murakami: una marcada introspección psícológica y complejidad recurrente por parte de los personajes, una trama que mezcla lo onírico con lo real en la que ambos mundos a veces se confunden,  un marcado contenido erótico, numerosas referencias musicales indicadoras de la gran afición del autor por la música occidental y la recreación de escenas que rozan el surrealismo y que dotan a su obra de un carácter y una prosa muy personales.



“Nací el 4 de enero de 1951. Es decir: la primera semana del primer mes del primer año de la segunda mitad del siglo XX. Algo, si se quiere digno de ser conmemorado. Ésta fue la razón por la que decidieron llamarme Hajime"

Con estas palabras abre la obra el personaje central sobre el que gira el resto, Hajime, hijo único, característica que marcará su personalidad desde su infancia hasta el presente. Hajime es un joven solitario que no tiene un rumbo claro en la vida aunque sí la idea de prosperidad. Conoce a Shimamoto, con la que comienza una relación especial, ambos comparten el rasgo definitorio de ser hijos únicos aunque la relación no avanza porque Hajime se muda a otra ciudad a cursar sus estudios universitarios. Conoce a Izumi, a la que daña y abandona sin ser su propósito hasta finalmente casarse y establecerse como padre de dos hijos y propietario de un club de jazz. Todo parece normal, una vida como tantas, rutinaria y sin alicientes, una vida que destila un falso sentimiento de tranquilidad y felicidad hasta que un día reaparece Shimamoto con una excepcional apariencia externa pero rota por dentro a causa de un hecho que no la había permitido vivir hasta ahora. Al dar pie a este triángulo amoroso, el mundo de Hajime se vuelve del revés: vive expectante las apariciones de la misteriosa Shimamoto, retoman vida los recuerdos y los deseos enterrados en la apatía de una vida común y reaparecen los fantasmas del pasado, los anhelos y deseos en una lucha constante con su vida presente.

Haruki Murakami
Se trata de una novela dura, profunda e inquietante, con un vago componente nostálgico y con la fuerte pretensión de hacer que cuestionemos nuestra propia existencia y las consecuencias insospechadas que pueden tener nuestros actos.

Merece especial atención una canción de Duke Ellington, Star-crossed lovers (vídeo), así como Pretend, de Nat King Cole, ambas por servir de excelentes metáforas a la trama y particularmente la versionadísima South of the border, que, además de representar una parte esencial de la trama da título a la novela

sábado, 28 de julio de 2012

País de nieve, de Yasunari Kawabata

"Aunque sabemos que ella lo amaba, no dejaba de ver su vida como un esfuerzo hermoso pero inútil que lo arrastraba a él hacia una especie de vacío."

Hoy os presento mi primera incursión en la obra de Yasunari Kawabata, (1899-1972), autor japonés ganador del premio Nobel de Literatura  en 1968. La novela elegida, País de Nieve, es la primera obra del autor, que dudó en cuanto al final y demoró la publicación de la obra completa, iba apareciendo por entregas, por casi trece años.

La obra comienza con un prólogo que describe el contexto temporal y geográfico de la novela. Nos encontramos en el Japón de principios de siglo, en el País de Nieve, región que recibe este nombre por su gélido clima y sus nieves casi perpetuas. Las descripciones del paisaje son claves para la comprensión de la novela, la naturaleza, el frío y la nieve interactúan con los paisajes y sirven de telón de fondo a sus sentimientos e impresiones, pronto descubriremos que uno de los personajes, el frío Shimamura se mimetiza con el paisaje mientras que la impetuosa Komako parece poder fundirla con su pasión. Estos son los personajes principales, a los que se añadirán otros y sobre todo uno clave, una joven que llevará a la novela a su punto álgido, un laberinto trágico del que ninguno encontrará la salida.

Niigata, escenario de País de nieve

Shimamura es un hombre rico de mediana edad, casado y con hijos que viaja con frecuencia a una estación de invierno para disfrutar del paisaje y de las fuentes de aguas termales. En esta ocasión, el viaje presenta un incentivo adicional: Komako, una joven aprendiz de geisha perdídamente enamorada de él. Shimamura es frío y distante y no experimenta interés romántico por Komako aunque está motivado por la curiosidad y se siente halagado por la pasión que ella experimenta por él. Pronto Komako mostrará su desespero emocional, sus celos y su impotencia ante la actitud pasiva de Shimamura, que, a su vez, ha quedado prendado por una joven, Yoko, durante el trayecto en tren que lo ha llevado hasta la estación de invierno. Komako se entregará en cuerpo y alma, literalmente, a Shimamura en una relación que él disfraza de amistad, en la que sus sentimientos no pueden prosperar pero de la que no puede cerrar capítulo. Komako continuará desempeñando sus deberes de geisha mientras Shimamura viene y va, sin olvidar a Yoko, con la que tendrá un encuentro que marcará profundamente el final de la novela. La actitud de Shimamura hará comprender a Komako que su entrega es "un esfuerzo inútil", expresión que usará sin cesar a lo largo del libro mientras asiste a fiestas a complacer a otros hombres y ahoga su pesar en sake.

Al empezar a leer el libro, tuve la sensación de que la historia no profundizaría bastante en los personajes, es un libro corto repleto de lirismo sobre la naturaleza del paisaje, pronto descubrí que ese lirismo poético pasará a ser el instrumento de definición del perfil de los personajes que, además culminará en un final apoteósico.

Yasunari Kawabata
Leí la novela con cierto temor de no poder indagar lo suficiente en la historia al no ser conocedor de la lengua y de la cultura japonesa a la que aparecen referencias, no confiaba demasiado en la astucia del traductor y pensé que encontraría pasajes de difícil comprensión. Una vez acabada la novela puedo decir que estos obstáculos son salvables aunque el sentimiento del lector extranjero se manifiesta a veces de forma inevitable. Recomendaría esta novela a todos los lectores que quieran disfrutar de una buena historia relatada de forma magistral, con un lirismo de calidad insuperable y muy personal en el que aparecen bellísimas alegorías y metáforas inolvidables.