"En las fronteras me siento igual de bien que si no estuviera en ninguna parte"
"Cuando me siento feliz, tengo miedo de morir, cuando me siento infeliz, tengo miedo de no morir"
"Incluso si se trata de un regalo extraño, agradezco a mi madre y a mi padre el haberme dado la vida"
"No podría haber sido la misma persona en otro cuerpo"
"No consigo pensar en la muerte de un ser querido, cuando muere, me siento doblemente desprovisto: ha muerto y lo impensable ha ocurrido"
"Cuando algo maravilloso llega por sorpresa, intento reproducir las circunstancias de su aparición para que se manifieste de nuevo aunque eso sería confundir la causa y la gracia del accidente"
Todos nos hemos sentado a una mesa, cuartilla y lápiz en mano, para intentar plasmar, como si se tratara de un espejo, lo que refleja la conjunción de papel y tinta a medida que avanzamos en la búsqueda de un "yo" frente al mundo, de un "yo" frente a un "yo" oculto que apenas conocemos por estar bajo las interminables capas que imposibilitan, en el día a día, el contacto piel con piel con uno mismo.
Otra forma de llegar al "yo" recubierto por el fruto carnoso de nuestras propias circunstancias sería la que propone Édouard Levé en este librito: la búsqueda del "yo" por fragmentación. Frases cortas, separadas por puntos y seguido, inconexas, banales, profundas, que fluyen de la misma forma que fluye el pensamiento cuando se libera y pulula sin coacciones. Opiniones, vivencias, recuerdos y de nuevo, opiniones contrarias a las ya expresadas, sentimientos alterados por el estado de ánimo y vivencias recordadas de manera casi opuesta: pocas cosas son tan mentirosas como la memoria.
Edouard Levé se atomiza para autorretratarse, como fotógrafo que era, intenta mirarse, percibirse desde todos los ángulos, busca una miríada de impresiones de sí mismo que luego plasma en el papel con la concisión que dicta la máxima "una imagen vale más que mil palabras". Más que a un texto asistimos a una serie de fotografías en el número justo de sílabas, no hay ni una de más ni una de menos.
Édouard Levé era un artista polifacético: escritor, pintor y fotófrafo. En Autorretrato deja ver que en ninguna de las disciplinas busca el lirismo o el embellecimiento, siente especial inclinación por la percepción, representación y creación de de lo que es tal y como existe. Un ser tratando de comprenderse retratando cada uno de sus ángulos, que se autodefine para conocerse y que deja entrever el trágico final de su vida semanas después de haber publicado otro pequeño volumen complementario de este llamado Suicidio.