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lunes, 23 de diciembre de 2013

La Navidad para un niño en Gales, de Dylan Thomas

El año pasado decidí felicitar la Navidad en el blog mediante un relato que me hubiera marcado, uno de esos relatos que son de lectura rápida y que ayudan a tomar el tono exacto del ambiente que, de manera súbita, cobra vida durante estos días. El elegido fue Un recuerdo navideño, de Truman Capote. El texto de Capote es agridulce y por esta razón y por mor del contraste, este año volvemos a la infancia de la mano de uno de los mayores poetas del siglo XX, Dylan Thomas, también partiendo de lo que somos ahora para redescubrir lo que éramos aunque esta vez en un tono igual de  nostálgico aunque menos dramático que el del año pasado.

"Por aquellos años, las Navidades se parecían tanto unas a otras en aquel remoto pueblo pesquero, Navidades carentes de todo sonido excepto del murmullo de voces distantes, que sigo oyendo algunas veces antes de dormir, que nunca consigo recordar si estuvo nevando durante seis días con sus noches cuando yo tenía doce años, o si nevó doce noches o doce días cuando tenía seis"



"Vi, sentí, oí...", Dylan Thomas se deshace en percepciones para evocar el recuerdo de uno de los días de Navidad de su infancia. Si bien la mayor parte de la obra del autor es poesía, también escribió varios relatos y es éste uno de los más célebres. Un día de Navidad en el que un niño en un pequeño pueblo de Gales desmenuza con sus sentidos lo que acontece alrededor. Un pueblo lleno de gatos, de aromas de comida festiva, de carteros con la nariz roja de hacer la ronda bajo el frío y con la sonrisa esperanzadora de que merezca la pena por los aguinaldos, jóvenes que pasean bajo la nieve, incidentes domésticos que parecen querer luchar contra el estado de buena disposición que nos suele embriagar por estas fechas.
Dylan Thomas habla en pasado, evocando, haciendo poesía en prosa a través de descripciones, de percepciones interiorizadas y transmitidas de forma personal que despiertan en el lector una respuesta procedente de su propia experiencia. Al cerrar el libro, con una sonrisa, pensaremos que ya no es igual, quizás porque los tiempos han cambiado, o más probablemente porque ya no somos niños. Gracias a la genialidad de Dylan se nos permite reavivar la llama de lo que fue y calentarnos a la lumbre del recuerdo. ¡Feliz Navidad!

lunes, 8 de abril de 2013

Las Olas de Virginia Woolf

En esta ocasión me desmarco de las lecturas actuales para recuperar el hábito de reseñar novelas que signifiquen algo especial para mí, novelas que han solidificado los cimientos de lo que más tarde busqué partiendo de este origen, de lo que me convertiría en el lector que soy, historias que me hablaron directamente y a las que vuelvo sin cesar, libros de páginas desgastadas por el uso que contrastan con el blanco  iridiscente de las páginas de las historias que no me hablaron tanto y que por eso ya olvidé. Uno de esos libros amarillentos, junto Al faro, de Virginia Woolf es, sin duda quizás la obra maestra de la misma autora, Las olas

"En mi soledad, suelo caer en la nada. Debo empujar mi pie hacia atrás furtivamente para no traspasar el filo del mundo y caer hacia la nada. A veces tengo que golpearme con fuerza la cabeza con una pared dura para llamarme de vuelta a mi propio cuerpo"

La cita es bastante descriptiva. En Las Olas, novela que muestra las capacidades de Woolf en su plenitud, la técnica del monólogo directo alcanza su auge y el grado supremo de expresión. Es una novela experimental que rompe con los esquemas tradicionales, no podemos hablar de una trama; no existe. Es un libro escrito a seis voces, las de los seis amigos que reflexionan sobre sus vidas desde la infancia a la madurez y que a su vez, dan vida a una séptima voz que no llega a expresarse por sí misma: un personaje auxiliar de vital importancia en la novela que conoceremos al detalle por las referencias de los otros seis.

La técnica requiere una destreza muy depurada; las reflexiones fluctúan y se entrelazan en una especie de vaivén poético singular que da la impresión del movimiento de las olas, seis voces diferentes, con aspiraciones diferentes que confluyen en una masa acuosa compartida sugiriendo una idea de origen y fin común. El fluctuar es poético y el uso del lenguaje y las imágenes recuerdan a un poema en prosa más que a una novela

"Finjamos que la vida es una sustancia sólida de forma esférica con la que jugamos con los dedos. Finjamos que podemos componer una historia sencilla y lógica de manera en que cuando hayamos acabado con un asunto podamos pasar de manera ordenada al siguiente"

No merece la pena entrar en las particularidades de cada uno de los personajes aunque sí, de manera general, en los temas que trata la novela: los temas versan sobre la incapacidad de adaptarse a un sistema preestablecido en el que no se encaja por las peculiaridades inherentes a una personalidad excéntrica o lejana de lo convencional, sobre el anhelo del amor y el ansia porque se materialice o sobre las inseguridades y los temores contra los que no podemos luchar: el yo siendo el más feroz enemigo del yo. La mayor parte de temas son recurrentes en la obra de Woolf aunque aquí maximizados por la profundidad de la que es capaz la autora.

"Cuanto mejor es el silencio; la taza de café, la mesa. Cuanto mejor no es sentarme al lado de mí mísma como el ave marina solitaria que abre sus alas en el poste. Deja que me siente aquí con cosas desnudas, con esta taza de café, con este cuchillo, con este tenedor, cosas en sí mismas, yo siendo yo misma"

Debo advertir de que no es una lectura fácil, muchos son los lectores que no se adaptan al estilo de Virginia Woolf, intimista y aparentemente oscurecido por el ostracismo de las convenciones literarias que parece dificultar la comprensión del texto. Recomendaría  la obra sin dudarlo a aquellos lectores que piensen que el como es tan importante o en ocasiones más aún que el qué. No quiere decir esto que la obra de Woolf carezca de profundidad o de mensajes claros. Para llegar a ellos será necesario adentrarse en senderos tortuosos  aunque de belleza indiscutible que serán más accesibles para aquellos que sean capaces de sentir en lugar de razonar, de dejarse llevar por el texto en vez de controlarlo y de leer en lo más oculto de sí mismos para regresar revitalizado con la promesa cumplida de una clarividencia de lo externo renovada.

miércoles, 4 de julio de 2012

Norte y Sur, de Elizabeth Gaskell


No soy muy dado a leer novela romántica y el periodo victoriano no entra dentro de mis preferencias salvo alguna excepción, como los libros de las hermanas Brontë o de Charles  Dickens, con características tan particulares que hacen que sus obras se alejen un poco de la vertiente romántica de estilo victoriano y traten, además,  otro tipo de temas,  con un fuerte contenido social. Esta es una de las razones por las que prefiero a estos autores a la genial Jane Austen (perteneciente al periodo de la Regencia y no a la era victoriana como erróneamente se cree) que aún habiendo disfrutado de sus obras, confieso que me ha costado más leerlas. Elizabeth Gaskell y Norte y Sur se encuentran en un término medio, el contenido amoroso se encuentra omnipresente aunque apoyado en bases de literatura social con tintes históricos que no se deben obviar. Es aventurado catalogar el estilo de Gaskell, ya que sólo he leído esta novela, muy encarecidamente recomendada por lectores fascinados por ella, la reseña muestra sobretodo las impresiones que he tenido al tener esta única obra. Espero seguir leyendo a Gaskell para comprobar si las características de esta obra son una constante o solamente puntuales.

"Las nubes nunca aparecen en la zona del horizonte que esperamos"
Margaret es la protagonista absoluta de la obra. Una joven de diecinueve años que, al principio de la novela vuelve a casa de sus padres en Helston, al sur de Inglaterra, tras haber pasado unos años viviendo en casa de sus acaudalados tíos. Al llegar descubre que su padre, pastor de iglesia sufre una fuerte crisis de conciencia que lo insta a mudarse con su familia a Milton, situada al norte de Inglaterra para comenzar así una nueva vida. Este hecho da título a la obra pues, a partir de aquí, encontraremos un contraste de paisajes y caracteres omnipresente en la obra: la adaptación del bucólico Helstone al industrializado Milton no será fácil y la madre de Margaret sufrirá las consecuencias. Así, Margaret comenzará a tratar con la más alta sociedad aunque también por la más baja, la explotada clase trabajadora con la que simpatizará durante el comienzo de la Revolución Industrial y por la que luchará idealisticamente rivalizando con el señor Thornton, que caerá rendido a los encantos de Margaret desde el primer encuentro. Margaret no comparte los métodos empresariales de Thornton que a su vez considera, a su pesar y al de su madre a Margaret un poco provinciana y maleducada. Thornton se sentirá herido por los continuos rechazos de Margaret por cuyo amor luchará hasta el final. A Margaret solo parece importarle la delicada salud de una amiga hija de un trabajador de textiles gravemente enferma y el destino de su propio hermano, Frederick, acusado de participar en un motín y exiliado en España. Un viaje de Frederick a Inglaterra para visitar a su madre enferma dará un giro determinante a la obra y las consecuencias serán difíciles de salvar.
Elizabeth Gaskell.(1810-1865), exponente de la época victoriana
cuyas obras gozan de un renovado éxito tras la reedición de
alguna de sus obras.
La novela es muy recomendable para todos aquellos que quieran iniciarse en la época de regencia de la literatura inglesa, comparte con el resto de coetáneos de la misma tradición literaria una prosa exquisita llena de matices, descripciones de paisajes, lugares y gestos, las cejas, la frente y los labios hablan sin palabras y las reflexiones tanto sociales como amorosas e incluso religiosas, casi siempre en voz del padre de Margaret, el señor Hale, son llamativas aunque estas últimas quizás algo insistentes.
Es un libro extenso aunque de lectura ágil e interesante y la autora consigue que el lector se interese por las muchas historias que se van desprendiendo. Literatura romántica ¿por qué no? Siempre que sea buena y además contenga otros temas, este libro ayuda a abrir horizontes, más próximo a las hermanas Brontë que a Jane Austen aunque con la misma intensidad en la pasión creo que es una buena lectura que sorprenderá a más de algún escéptico que huya de la equívoca etiqueta de literatura amorosa.








miércoles, 6 de junio de 2012

Un mundo feliz, Aldous Huxley

"Tal es el fin de todo el condicionamiento: hacer que cada uno ame el destino social, del que no podrá librarse"

Así abre "Un mundo feliz" de Aldous Huxley (1894), novela distópica  ambientada en Londres en una era futura  que nos presenta una nueva forma de sociedad, unos nuevos ideales según los cuales la población vive libre de los males que han aquejado al hombre a lo largo de la historia. El auge de la investigación tecnológica ha llegado a su culmen y es una parte indispensables de la vida de los personajes de la novela:  los niños nacen de probetas, se estudia y se aprende a través del sueño y como consecuencia los habitantes de este mundo son felices pues no existen los conflictos ni la pobreza. Pero ¿se puede realmente tener conciencia de la felicidad cuando no se quiere o no se puede conocer el otro lado de la realidad? Un pilar que sustenta gran peso de la novela es la ironía de este hecho, que constatamos ya desde el título y que irá apareciendo subsecuentemente a lo largo del libro. Para llegar a tal estado de felicidad ha sido necesario renunciar a un número de componentes de sociedades precedentes, entre otros, al arte, a la religión y principalmente a la diversidad cultural (en este último hecho se basarían más tarde muchos intelectuales de varios gremios  que atacan la globalización aun defendiendo el universalismo)

Explicado el contexto y la futurología en la que se desarrolla la acción podemos analizar algunos de los componentes irónicos del texto. El primero y principal es el título que nos llevará a preguntarnos si los personajes son realmente felices: toman una droga llamada soma para deshinibirse y dejar atrás preocupaciones y evitar así las depresiones y los sentimientos de frustración. Otro punto irónico a señalar son los personajes y los nombres de algunos: aparecen referencias a Shakespeare, de hecho el título está basado en un acto de su obra La Tempestad, a Henry Ford, que aparece como metáfora del sistema capistalista y consumista y da nombre a la era en la que se desarrolla la trama. En cuanto a los nombres conoceremos a Bernina Marx y a Lenina Crowne, referencias claras a Karl Marx y a Lenin y que, aun formando parte de la sociedad homogénea de la obra mostrarán rasgos que los diferencian del resto.

La sociedad está dividida en cinco castas con sus funciones predeterminadas desde antes del nacimiento de los integrantes a los que se les enseñará sus funciones y se les programará para que solo sean felices si cumplen su cometido. Más tarde, una vez ya nacidos se seguirá introduciendo una pauta psicológica que involucra desde fobias hasta conductas a través de la hipnopedia. La siguiente cita ilustra las ideas que se deshechan y las pautas inculcadas

"Madre, monogamia, romanticismo... La fuente brota muy alta; el chorro surge con furia, espumante. La necesidad tiene una sola salida. Amor mío, hijo mío. No es extraño que aquellos pobres premodernos estuviesen locos y fuesen desdichados y miserables. Su mundo no les permitía tomar las cosas con calma, no les permitía ser juiciosos, virtuosos, felices. Con madres y amantes, con prohibiciones para cuya obediencia no habían sido condicionados, con las tentaciones y los remordimientos solitarios, con todas las enfermedades y el dolor eternamente aislante, no es de extrañar que sintieran intensamente las cosas y sintiéndolas así (y, peor aún, en soledad, en un aislamiento individual sin esperanzas), ¿cómo podían ser estables?"

Bernard Max y Lenina Crowe viajan a la Reserva de los Salvajes que resulta a ojos del lector como un viaje a la realidad que no conocen. Un encuentro con los ancianos sorprende a los protagonistas que provienen del Estado Mundial, donde se muere con una apariencia joven a los sesenta años, se sorprenden al comprobar la escasez de tecnología de la que cuentan los nativos de la reserva. Conocen a John ( El Salvaje) y a Linda, procedentes al igual que ellos del Estado Mundial pero obligados por las circunstancias a permanecer en la reserva donde su modo de entender el mundo será en muchas ocasiones opuesto al de los nativos. A partir de aquí comienza una trama en la que se reflexiona sobre la manipulación de la sociedad, la libertad de elección, el capitalismo y sobre la neceisdad de todo tipo de emociones para conformar el espectro completo de la realidad humana.

Es una novela distópica que he encontrado en muchas ocasiones enfrentada con 1984 de George Orwell por los evidentes puntos en común aunque he de decir que, una vez leídas las dos, las diferencias y las características intrínsecas son notables. Dos novelas que se desarrollan en el mismo sentido pero acaban tomando rumbos diferentesaun siendo ambas imprescindibles

Recomendaría esta novela a todo lector que desee tomar distancia y mirar la sociedad actual desde lejos y desde una perspectiva de terapia de choque. El resultado de las reflexiones que nos generará, desalentador en ocasiones, puede ayudar a comprender mucho de lo que hoy vivimos.

sábado, 19 de mayo de 2012

El mar, el mar, de Iris Murdoch

Hilando lecturas, recuerdos y reseñas he pensado en recomendar este libro de la escritora británica, nacida en Irlanda, Iris Murdoch (1919-1999) que tanto me impactó hace ya unos años. No es la novela más representativa ni más relevante de esta magnífica autora, ese título lo ostenta Bajo la red, del que espero elaborar una reseña próximamente. El mar, el mar fue el primero de una larga lista que cayó en mis manos y que hizo que fuera leyendo los libros de la prolífica Murdoch. 

Para empezar es de rigor hablar del estilo  de la autora en general para luego pasar al del libro en particular. Suelen ser tramas complejas, llenas de retazos psicológicos de los personajes que se entrelazan en sus relaciones y crean situaciones impactantes que desembocan en cuestiones filosóficas de toda índole: ideas de trascendencia, cuestiones de moral, el bien y el mal, la libertad de elección a pesar de las trabas sociales... Los temas son, por lo tanto, variados, engloban desde la sátira hasta el humor negro, desde el drama hasta la tragedia, desde lo surrealista hasta lo más mundano, siempre con un fuerte componente filosófico y en muchas ocasiones con fuerte contenido social. En el plano de la forma, Murdoch es intachable, directa y muestra una gran destreza lingüística.

El mar, el mar es una historia de amor, de pérdida, trata el paso del tiempo, la reflexión, la voluntad de olvidar y las obsesiones. Charles Arrowby, un director de teatro decide retirarse de la sociedad para escribir sus memorias. El lugar elegido es abundantemente descrito, con todo tipo de detalles y metáforas esenciales para la comprensión de la trama. Durante su retiro se reencuentra por casualidad con su primer amor, a la que no ha visto desde su primera juventud. Comienzan en este punto a resurgir vívidos recuerdos que desembocan en obsesión y que, motivado por el egoísmo y el egocentrismo lo conducen a pasar a la acción y a actuar de una forma desesperada y sorprendente.

"Las emociones solo existen realmente en el fondo o en la cima de la personalidad. En el punto medio son actuaciones. Por esta razón el mundo es un escenario"
"Por supuesto, estaba enamorado de mi propia juventud... ¿Quién si no es nuestro primer amor?"

Estos dos momentos de reflexión ayudan a entender la fluctuación psicológica de Arrowby, que es, por sus rasgos, un perfil recurrente en la obra de Murdoch.

Por último, y para recopilar algunos datos biográficos de Iris Murdoch, remito a la película Iris, de 2001, dirigida por Richard Eyre e interpretada por Kate Winslet, en el papel de Iris en su juventud, Judi Dench, Iris en su edad adulta y Hugh Bonneville y Jim Broadbent, en el papel del escritor John Bayley, compañero sentimental de la autora.

Iris Murdoch es una universitaria independiente, de carácter dominante y jovial que demuestra un talento indicutible para la escritura y la filosofía. Su antítesis es John Bayley, un universitario apocado y frustrado que no demuestra el mismo talento a pesar de sus múltiples intentos.

Murdoch y Bayley se casan. Él vive los éxitos de esposa con resignacion  a pesar de haber desarrollado una carrera propia aunque no tan exitosa. Todo cambia cuando Iris empieza a notar  como su salud se deteriora, ya no escribe con la misma soltura, ya no encuentra la palabra exacta con tanta facilidad, en la película vemos, en un giro artístico, como, al estar escribiendo, después de mucho esfuerzo da con la palabra que estaba buscando: aturdida. Su salud se va deteriorando a causa del Alzheimer.

Recomiendo la película a todo el que, habiendo leído la obra de Murdoch, quiera conocer la personalidad de esta autora. Hay momentos emocionantes y destaco uno en especial que nunca he olvidado: la recuperación de un momento de lucidez a través de un cristal.

Recomiendo, en general, la obra de esta autora, sobre todo a los que disfruten de tramas enmarañadas con fuerte contenido psicológico y filosófico y en particular a los que disfruten de un estilo literario elevado pero a la vez fluido que puede que siempre guarden como referente.