La llegada del otoño suele trae consigo un aire de nostalgia. Un periodo que pese poner fin al verano significa el comienzo de nuevos ciclos-la rentrée- todo despierta a la frescura de los fríos vientos y de las primeras lluvias. Durante una de estas tardes nostágicas decidí repasar notas de lectura de años atrás y decidí comprobar qué estaba leyendo por esta época hace doce años. La respuesta: Ensayo sobre la ceguera de José Saramago.
Un hombre que espera impaciente ante un semáforo es la primera víctima de una ceguera blanca "como un mar de leche" que se contagia por simple contacto visual con el afectado y que se expande por casi toda la población de un país sin nombre. Los personajes tampoco tienen nombre, los conocemos por una de sus características: la muchacha de las gafas de sol, el médico, la mujer del médico... Tiene ésta última un papel determinante en la novela, cuando la policía viene a llevarse a su esposo para ponerlo en cuarentena, junto al resto de la población afectada, descubrimos que ella sigue viendo y finge no hacerlo para poder acompañar a su marido al lugar donde se dirija con el resto de enfermos: "Justo en este instante, yo también he dejado de ver"
Se instalan en un asilo abandonado habilitado por el gobierno para dar cobijo a los afectados pero pronto las precarias condiciones de higiene y la falta de comida, consecuencia directa del incesante ingreso de afectados, harán que el grupo protagonista, encabezados por la mujer del médico, que conserva su vista y lo mantiene en secreto, se vea obligado a luchar por su supervivencia ante otros grupos que son capaces de los más bajos instintos por su propia supervivencia y por establecer una supremacia opresora sobre los más débiles. La novela versa sobre las relaciones que establecen los protagonistas entre ellos, no todos actúan igual ante la extraña ceguera, sobre el replanteamiento de ideas y sirve como metáfora perfecta "que plasma, critica y desenmascara a una sociedad podrida y desencajada"
Nos encontramos ante un libro dotado de un profundo pesimismo existencial que muestra un gran escepticismo social y que lleva a los personajes al límite para ponerlos a prueba cuestionándose qué pasaría si nos viéramos abocados ante una situación extrema equivalente. En el plano formal, Saramago omite algunos signos de puntuación y la división en episodios, como es común en su obra.
La obra, en mi opinión, es una de las mejores de José Saramago y la destacaría por encima de El Evangelio según Jesucristo, premio Nobel de Literatura en 1998. Por esto y por varias razones no dudaría en recomendarla siempre advirtiendo del pesimismo que desprende y de la dureza de algunos pasajes.
Mark Ruffalo y Julianne Moore en la adaptación cinematográfica
de Ensayo sobre la ceguera (1995), Blindness (2008).
|
Me abstendría quizás de recomendar la versión cinematográfica llevada al cine por Fernando Mirelles el 2008 y protagonizada por Mark Ruffalo en el papel del médico y por Julianne Moore en el papel de la mujer del médico. A pesar de la expectación que causó el estreno del film, la opinión de público y crítica no apoyaron la producción, que pasó sin mucha trascendencia y sin cumplir las expectativas. En mi opinión, el director tiene una visión demasiado personal y sus intenciones argumentales se alejan sustancialmente del libro, consigue, sin duda, una producción provocativa con una carencia de contenido evidente y constatable por los que hayan leído la novela.