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lunes, 22 de octubre de 2012

Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago

      La llegada del otoño suele trae consigo un aire de nostalgia. Un periodo que pese poner fin al verano significa el comienzo de nuevos ciclos-la rentrée- todo despierta a la frescura de los fríos vientos y de las primeras lluvias. Durante una de estas tardes nostágicas decidí repasar notas de lectura de años atrás y decidí comprobar qué estaba leyendo por esta época hace doce años. La respuesta: Ensayo sobre la ceguera de José Saramago.     

"Creo que nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven."

Un hombre que espera impaciente ante un semáforo es la primera víctima de una ceguera blanca "como un mar de leche" que se contagia por simple contacto visual con el afectado y que se expande por casi toda la población de un país sin nombre. Los personajes tampoco tienen nombre, los conocemos por una de sus características: la muchacha de las gafas de sol, el médico, la mujer del médico... Tiene ésta última un papel determinante en la novela, cuando la policía viene a llevarse a su esposo para ponerlo en cuarentena, junto al resto de la población afectada, descubrimos que ella sigue viendo y finge no hacerlo para poder acompañar a su marido al lugar donde se dirija con el resto de enfermos: "Justo en este instante, yo también he dejado de ver"

Se instalan en un asilo abandonado habilitado por el gobierno para dar cobijo a los afectados pero pronto las precarias condiciones de higiene y la falta de comida, consecuencia directa del incesante ingreso de afectados, harán que el grupo protagonista, encabezados por la mujer del médico, que conserva su vista y lo mantiene en secreto, se vea obligado a luchar por su supervivencia ante otros grupos que son capaces de los más bajos instintos por su propia supervivencia y por establecer una supremacia opresora sobre los más débiles. La novela versa sobre las relaciones que establecen los protagonistas entre ellos, no todos actúan igual ante la extraña ceguera, sobre el replanteamiento de ideas y sirve como metáfora perfecta "que plasma, critica y desenmascara a una sociedad podrida y desencajada"

Nos encontramos ante un libro dotado de un profundo pesimismo existencial que muestra un gran escepticismo social y que lleva a los personajes al límite para ponerlos a prueba cuestionándose qué pasaría si nos viéramos abocados ante una situación extrema equivalente. En el plano formal, Saramago omite algunos signos de puntuación y la división en episodios, como es común en su obra.

La obra, en mi opinión, es una de las mejores de José Saramago y la destacaría por encima de El Evangelio según Jesucristo, premio Nobel de Literatura en 1998. Por esto y por varias razones no dudaría en recomendarla siempre advirtiendo del pesimismo que desprende y de la dureza de algunos pasajes.

Mark Ruffalo y Julianne Moore en la adaptación cinematográfica
de Ensayo sobre la ceguera (1995), Blindness (2008).
Me abstendría quizás de recomendar la versión cinematográfica llevada al cine por Fernando Mirelles el 2008 y protagonizada por Mark Ruffalo en el papel del médico y por Julianne Moore en el papel de la mujer del médico. A pesar de la expectación que causó el estreno del film, la opinión de público y crítica no apoyaron la producción, que pasó sin mucha trascendencia y sin cumplir las expectativas. En mi opinión, el director tiene una visión demasiado personal y sus intenciones argumentales se alejan sustancialmente del libro, consigue, sin duda, una producción provocativa con una carencia de contenido evidente y constatable por los que hayan leído la novela.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Las intermitencias de la muerte, de José Saramago

Conversando con un admirador de José Saramago (1922-2010) y recapitulando los libros del autor portugués que habíamos leído a lo largo de los años ha salido a relucir este título que hoy os presento. Vaya por delante que no es la obra más representativa del escritor ni tampoco un libro que haya hecho historia, como "El Evangelio según Jesucristo", ganador del Premio Nobel de Literatura en 1998, pero es sin duda un libro que los más incondicionales de Saramago disfrutarán y en el que reconoceran varios rasgos que se repiten en la obra del genial autor portugués, como ejemplos cito los siguientes: los hechos ocurren en un país indeterminado, hay una carencia absoluta de nombres propios de persona y, como rasgo más característico, el desencadenante de la trama es un hecho contrario a la lógica, que roza lo sobrenatural pero que incide con fuerza en las estructuras sociales. Un ejemplo de un libro, esta vez relevante, en el que confluyen estos rasgos sería "Ensayo sobre la ceguera". Y empezamos con la primera frase del libro:

Al día siguiente no murió nadie

El desencadenante sobrenatural del libro se resume en esta frase que da comienzo a la historia. En un país sin determinar la población deja de morir. Los enfermos sanan milagrosamente, los moribundos mejoran con el paso de los días y los habitantes del país empiezan a disfrutar de los efectos de la vida eterna. Nadie se da cuenta de las consecuencias que un acontecimiento de este calibre puede ocasionar,  las personas se ven abocadas a una vejez eterna y a la superpoblación, hechos que llevan a muchos a querer luchar contra la decisión de la muerte; la rebelión más detallada en el libro es llevada a cabo por un grupo de ancianos que intenta eludir los controles policiales para pasar la frontera al presuponer que la muerte sigue matando en el país vecino.

Digo "la decisión de la muerte" y que "la muerte sigue matando" porque la Muerte (a partir de ahora en mayúsculas para referirme al personaje) aparece personificada en la novela. Presenciamos momentos en los que reflexiona, decide, calibra situaciones e incluso considera, en un párrafo divertido, utilizar las últimas tecnologías. Cuando la Muerte ve las consecuencias que ha tenido haber dejado de matar a la población se da cuenta de que ha cometido un error y decide tomar otra medida. A partir de este momento enviará una carta a la persona que ya tiene sus días contados informándole de que dejará de vivir.  Los habitantes de este país tratan por todos los medios de evitar esta sentencia de muerte personalizada en forma de misiva pero no hay nada que puedan hacer, cuando la Muerte escoge a su víctima no hay modo de escapar, menos en un caso...

En este momento conocemos al otro personaje central de la trama, un músico mediocre, de una orquesta de calidad equiparable que vive una vida vacía, sin alicientes y sin una meta determinada. Su existencia se resume  los ensayos y a las actuaciones que son la principal fuente de sus escasos ingresos. La Muerte decide poner fin a sus días pero verá sus planes frustrados pues la carta le viene devuelta. Sorprendida, idea, sin éxito, varias maneras de hacer llegar la carta al músico hasta que decide "disfrazarse" y vigilarlo en su día a día para ver si así puede llevar a cabo su plan.

Insisto en que no es la novela más representativa de Saramago pero la lectura es agradable, amena y tiene el sello personal y la genialidad del autor .Casi podría garantizar, con poco temor a equivocarme, que el lector disfrutará de la trama y que, al leer las últimas frases, sentirá una sonrisa esbozarse en los labios.