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lunes, 4 de junio de 2012

Como una novela, de Daniel Pennac

"El verbo leer no soporta el imperativo, aversión que comparte con algunos otros verbos:  el verbo amar, el verbo soñar..."
Ésta es una de las primeras citas con las que abre este libro sobre la afición de leer. Como una novela, ensayo del escritor francés Daniel Pennac (1944) va más allá de la voluntad inicial por parte del escritor de querer escribir un libro que incentivara el hábito de la lectura y que estimulara a los más jóvenes a iniciarse en esta afición que cada vez cuenta con menos adeptos. Encontraremos reflexiones, citas, la exposición de diversos problemas con los que se enfrentan los enseñantes- Pennac fue profesor de literatura antes que escritor- y mucho ingenio y sentido del humor.

Si bien la intención de la obra es suscitar el interés por la lectura y cuenta con una base pedagógica a seguir por los padres y por el personal docente para introducir a los estudiantes en el mundo de los libros, los ya ávidos lectores se sentiran identificados con muchas de las situaciones descritas  y disfrutarán de las referencias que aparecen para ilustrar las ideas de Pennac.

El libro está dividido en cuatro partes: en la primera, Pennac habla de la historia de la lectura en un contexto sociológico; hubo un tiempo en que experimentaba un placer furtivo por leer, cuando era algo, en ocasiones prohibido y hasta perseguido. En esta parte Pennac nos habla de cómo nacemos por una inquietud por las historias y de cómo caemos en la ataraxia más profunda y decidimos obtenerlas por la ley del mínimo esfuerzo: a través de la televisión y de otros medios que oponen menos resistencia intelectual.

"El hombre construye casas porque está vivo pero escribe libros porque sabe que es mortal. Vive en grupo porque es gregario pero lee porque sabe que está solo"

La segunda parte se centra en el dogma de la lectura, sobre cómo la labor de las escuelas y los institutos no es acertada, de como los estudiantes se enfrentan a las lecturas obligadas como a una tarea ardua y tediosa de la que no obtienen ningún tipo de placer porque la lectura se debe inculcar como una fuente de placer, un acto íntimo entre el escritor y el lector, que, a través del libro, hará uso de la imaginación para llegar a un estado de evasión. Pennac explica los numerosos beneficios que se obtienen del acto de leer y de cómo se harán uso de ellos a lo largo de la vida.

"La virtud paradójica de la lectura es abstraernos del mundo para que le encontremos un sentido"
 "No se fuerza una curiosidad, se despierta"

En la tercera parte se proponen soluciones, es la parte más didáctica, donde Pennac, como profesor explica métodos para incentivar la lectura y menciona muchos de los problemas que existen y que no se atajan desde los primeros años: muchos jóvenes lectores no tienen una comprensión completa del texto que leen por lo que no pueden disfrutarlo, comprenderlo o realizar una valoración crítica. Pennac insiste en que no hay que obligar a leer sino hacer partícipes a los futuros lectores del entusiasmo y del placer que se experimenta a través de la lectura.

"En cuanto se plantea la cuestión del tiempo para leer, sabemos que las ganas no existen. La pregunta no es si tengo o no tiempo para leer [...] sino si yo me ofrezco o no la felicidad de ser lector"

La cuarta parte, la más célebre, conecta con la tercera y propone enseñar a los futuros lectores los derechos que tienen como lectores. Los resume en diez puntos y los explica brevemente. Los puntos son los siguientes:

  1. El derecho a no leer                                 
    Daniel Pennac
  2. El derecho a saltarnos páginas.
  3. El derecho a no terminar un libro.
  4. El derecho a releer.
  5. El derecho a leer cualquier cosa.
  6. El derecho al bovarismo
  7. El derecho a leer en cualquier sitio.
  8. El derecho a hojear.
  9. El derecho a leer en voz alta.
  10. El derecho a callarnos.
 Presupongo que muchas de las personas que lleguen a esta entrada serán lectores empedernidos a los que poca o ninguna falta les hará la recomendación de un libro que estimule su hábito de lectura. Sin embargo, quizás sería a estos lectores ya hecho y experimentados los primeros  a los que recomendaría este ensayo: sonreirán con el ingenio y el humor de Pennac, valorarán el buen estilo en que está escrito, se encontrarán en muchas de las situaciones que se describen y sobre todo ponderarán  la eficacia de los métodos ofrecidos por el autor.