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viernes, 8 de mayo de 2015

"España invertebrada y otros ensayos", de José Ortega y Gasset: la reflexión que no pasa de moda

   Ortega y Gasset es, para mí, un valor seguro así que intento leer todo lo que se va reeditando. Esta reseña la hice para Anika entre Libros.

España invertebrada y otros ensayos
Título: España invertebrada y otros ensayos
Título Original: (España invertebrada y otros ensayos, 2014)
Autor: José Ortega y Gasset
Editorial: Alianza
Colección: El libro de bolsillo,Bibliotecas de autor,Biblioteca Ortega y Gasset


Copyright:
© España invertebrada. Bosquejo de algunos pensamientos históricos (1914), Herederos de José Ortega y Gasset
© Conclusión, en Apéndice (1922), Herederos de José Ortega y Gasset
© Particularismo y acción directa. Notas de fenomenología social -I. Un poco sobre perspectiva (1920), Herederos de José Ortega y Gasset
© [Militares y clases mercantiles] (1920), Herederos de José Ortega y Gasset
© Alianza Editorial S.A., 2014
Edición: 1ª Edición: Junio 2014
ISBN: 9788420686080
Tapa: Blanda, bolsillo
Etiquetas: ensayo, historia de España, política, filosofía, literatura española, orígenes, nacionalismo, sociedad española, nacionalismo vasco, sobre literatura, nacionalismo catalán, cultura española, independentismo
Nº de páginas: 168




Argumento:

Convencido de que los problemas de España hunden sus raíces en nuestra historia, Ortega y Gasset se retrotrae hasta el origen mismo de nuestra nación para encontrar allí la causa de algunos de los dilemas que el país lleva arrastrando durante décadas, como el caso de los nacionalismos. El filósofo diagnostica el origen del problema y propone una solución, que pasa por cambiar nuestra forma de entender la organización social y de valorar a nuestros dirigentes.


Opinión:

 El Ortega y Gasset más político, el más preocupado por la organización social y los problemas de España sale a la luz en estas páginas para esbozar un ensayo sobre el origen de los males españoles. Tomando la distancia que él cree necesaria para dibujar un panorama lo más completo posible, el filósofo nos lleva hasta la época del declive romano para buscarlos. Así, explica el pensador que el mero hecho de que Hispania fuera conquistada por los visigodos en vez de por los galos (que hicieron lo propio en el país vecino) ya marca diferencias entre el carácter y la forma de ser de España y Francia.
  Ortega continúa viajando a través de los siglos para hablarnos también del momento fundacional para España como nación y teorizar sobre el surgimiento de cualquier estado. Cree el filósofo que ese primer germen nacional no nace de la conquista o del sometimiento a la fuerza de los más fuertes sobre los más débiles sino que brota del compromiso mutuo de unión de dos pueblos diferentes en busca de una meta en común. Así pues, defiende que no es el pasado lo que une a un país y sus diferentes sensibilidades, sino la renuncia a los particularismos a favor de la lucha por un futuro común, el compromiso ante un objetivo por conseguir.
  El pensador reflexiona sobre los nacionalismos vasco y catalán y sitúa ambos movimientos en la tendencia general española de pérdida de territorio e influencia progresiva desde el siglo XVII. De igual modo, muestra su sorpresa por la preocupación que causa lo que él llama el "nacionalismo afirmativo" de ambas zonas frente a la falta de interés por el "nihilismo nacional" de otras regiones españolas. España ha perdido ese compromiso por el futuro, cree el filósofo, y lo realmente importante no es que haya pueblos que se quiera desgajar del tronco común, sino que no haya un proyecto colectivo para todos ellos, capaz de integrarlos, de darles sentido y de configurar la personalidad de nuestro país.
  Ortega analiza, igualmente, el modo en que se organizan las sociedades y explica que a España le falta una aristocracia que lleve las riendas del país, refiriéndose al concepto político que propone el gobierno de los mejores, de los excelentes. Según explica, los mejores son capaces de movilizar al resto de la masa social, estimulando a cada uno de sus componentes a dar, también, lo mejor de sí mismo. El filósofo se lamenta de que no solo en España falte esa aristocracia que haga del nuestro un país de excelencia, sino que aquí, en dirección opuesta, practicamos una aristofobia que nos lleva a odiar a ese colectivo de sobresalientes. La mediocridad de la masa se impone, pues, frente a la excelencia que cree podría llevar a España a un futuro mejor.
  Así pues, la regeneración del país pasa, para Ortega, por recuperar (o instaurar) un "culto al hombre selecto" que lleve a la sociedad en general a mantener un hambre de perfección capaz de hacer progresar al país entero.
  El pensador fue exponiendo, con gran éxito, todas estas ideas en sucesivos artículos en presa durante los primeros años de la década de los 20. De hecho, en la introducción de este libro se habla de las ediciones, reediciones y traducciones de este diagnóstico histórico de los males de España (aunque el propio Ortega dice que, en su momento, no permitió que la obra fuese traducida porque sería como desnudar los más profundos complejos y las taras españolas frente a naciones potencialmente enemigas). A ese germen periodístico que acabó convertido en libro, la presente edición añade dos prólogos del propio Ortega (a la segunda edición y a la cuarta) y una conclusión (en forma de Addenda) que ya se incluyó en varias de esas ediciones anteriores. Lo realmente novedoso de la publicada por Alianza este año es que ha incluido, bajo la coletilla de "y otros ensayos", dos textos inconclusos (de hecho, el último finaliza en mitad de una frase, sin terminar la idea que está desarrollando) que los expertos creen que podrían ser borradores preliminares de los escritos finales. Tanto las variaciones entre estos textos y el definitivo como algunas de las peculiaridades estilísticas de Ortega que los editores han respetado permiten al lector adentrarse en la forma no solo de pensar sino también de trabajar de uno de los grandes filósofos españoles.
   Nos seguimos leyendo.

jueves, 18 de diciembre de 2014

"Meditaciones del Quijote", de José Ortega y Gasset: Don Quijote como metáfora de lo español

   Me encanta leer filosofía de vez en cuando porque encuentro en este tipo de libros un contrapunto excelente a la vida y a la literatura. Ortega y Gasset es, creo que desde el instituto, uno de mis filósofos preferidos. Eso de "Yo soy yo mis circunstancias" me llegó al alma en la adolescencia. Por eso, cuando vi que publicaban una edición facsímil conmemorativa del centenario de su Meditaciones del Quijote, no me lo pensé. La reseña fue publicada en Anika entre Libros hace unos meses y hoy la rescato para compartirla contigo en mi blog.

Meditaciones del Quijote. Edición facsímil conmemorativa
Título: Meditaciones del Quijote. Edición facsímil conmemorativa
Título Original: (Meditaciones del Quijote, 2014)
Autor: José Ortega y Gasset
Editorial: Alianza
Colección: Libros Singulares

Copyright:
En coedición con Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, Residencia de Estudiantes.
© Meditaciones del Quijote (1914), Herederos de José Ortega y Gasset
© Ahora hace un siglo. Javier Zamora Bonilla, 2014
© Apéndice de variantes. José Ramón Carriazo Ruiz, 2014
© De la presente edición: Alianza Editorial S.A., Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, Fundación Residencia de Estudiantes, Madrid, 2014
Edición: 1ª Edición: Junio 2014
ISBN: 9788420689500
Tapa: Blanda
Etiquetas: España, economía, crítica literaria, ensayo, política, literatura española, piedra filosofal, Quijote, crítica política, Cervantes
Nº de páginas: 408


Argumento:

Alianza Editorial, la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón y la Residencia de Estudiantes recuperan la primera obra orteguiana publicada como tal hace ahora cien años y lo hacen con un doble volumen que incluye, por un lado, la edición facsímil de aquellas "Meditaciones del Quijote" y, por otro, un estudio sobre la obra, a cargo de Javier Zamora Bonilla, y un extenso apéndice de variantes realizado por José Ramón Carriazo Ruiz.
Recuperan, así, no solo el espíritu de una obra que, en su momento, buscaba la esencia de lo español a través del genio literario de Cervantes, al tiempo que buscaba soluciones para la Europa de la Primera Guerra Mundial, sino también la estética del momento y el siempre interesante estudio de cómo y por qué cambiaron el texto original las ediciones posteriores.

Opinión:


  Veinte años no son nada, según dice la canción. Y, a juzgar por la adecuación y pertinencia de algunas de las reflexiones que publicaba Ortega y Gasset en 1914, 100 años tampoco lo son. El filósofo publicaba sus "Meditaciones del Quijote" por aquel entonces intentando buscar en la obra cervantina el germen de lo español y tratando de lanzar propuestas que mejoraran la situación económica, política y social tanto de España como de la Europa de la Primera Guerra Mundial. De hecho, en la primera de sus meditaciones opone la idiosincrasia germana y la latina para optar por la mixtura y defender que nada hay puro hoy en día, sino que por nuestras venas corren las sangres mezcladas de los muchos pueblos que habitaron nuestras tierras antes que nosotros. De hecho, como explica José Zamora Bonilla en el estudio introductorio que se incluye en el segundo volumen de esta obra, tras apostar por la europeización de España en un primer momento, Ortega se encontraba ya, cuando publica estas meditaciones, en una segunda fase de su pensamiento, en la que abogaba por la integración del racionalismo europeo con la cultura mediterránea, más impresionista pero no menos clara.
  Hablo de una primera meditación porque, estructuralmente, el primero de los volúmenes de este homenaje (el facsímil del original) se divide en tres partes bien diferenciadas. La primera de ellas está compuesta por unas primeras palabras al lector en las que Ortega reflexiona sobre el amor al conocimiento, la filosofía, define qué es meditar, invita a mirar lo que nos rodea con nuevos ojos (ese sería el objetivo de sus ensayos) y asegura, acertadamente, que "pensar es buscarle tres pies al gato". En esta primera parte, el filósofo también trata de acotar qué es un ensayo ("ciencia, menos la prueba explícita") y habla de la filosofía como de la ciencia general del amor, puesto que entiende que el amor viene a ser el pegamento que mantiene unidas todas las piezas del universo. Opone, así, el poder disgregador del odio y del rencor a la capacidad de unir que tiene el amor. No ocupan demasiadas páginas estas primeras palabras al lector y, sin embargo, ya esboza aquí principios tan fundamentales para su obra como el famoso "yo soy yo y mis circunstancias", abogando por la búsqueda de sentido a todo lo que nos rodea. De igual modo, avanza ya algunas de sus ideas sobre la cultura, la literatura española, la crítica literaria (que, según Ortega, debe servir para dotar al lector de un órgano visual más completo), Don Quijote y, por supuesto, la política, su "preocupación patriótica", como él mismo señala.
  La segunda parte del volumen facsímil recoge una "Meditación preliminar" en la que Ortega diserta ampliamente sobre profundidad y superficie al hilo de la descripción del bosque que abre el texto y de la conocida frase sobre que los árboles no nos dejan ver el bosque. La metáfora sobre el bosque como realidad que nos rodea (nuestras circunstancias) sirve al catedrático para instar al lector a que no empequeñezca el mundo con sus manías y cegueras y se abra a las infinitas posibilidades que, en realidad, nos ofrece. El filósofo ahonda en la reflexión sobre el cambio constante en la naturaleza, lo que le da pie a exigir una renovación también constante en el mundo de la política. Ortega comienza a esbozar su dibujo de la idiosincrasia española a través de la poética de Cervantes, en general, y de su Quijote, en particular, y apuesta por una cultura cuya labor principal sea la interpretación de la vida, la ordenación de la realidad para conseguir llegar a su nivel más profundo, al universo de los conceptos. El filósofo no cree que restaurar las costumbres españolas sea el camino para resolver la crisis del momento sino que, al contrario, es necesario seguir inspeccionando posibilidades, puesto que, según explica, esas costumbres no son sino una castración de todas las demás posibles Españas que podrían haber sido, que aún pueden ser.
  Finalmente, la tercera parte del primer volumen está formada por la "Meditación primera", subtitulada "Breve tratado de la novela". Reflexiona en ella Ortega sobre la preeminencia, desde el siglo XIX, de la novela como género y de sus causas, al tiempo que opone la épica clásica con el género estudiado en esta meditación. Así, dice el filósofo que la épica es la narración de un mundo acabado que pasó, de un tiempo mítico e ideal que no volverá a ser, mientras que la novela es la descripción del tiempo más cercano a nosotros y que busca una abstracción de lo que conocemos a través de nuestra propia experiencia. Asegura Ortega que "cada época trae consigo una interpretación radical del hombre", una interpretación que se plasma en sus producciones culturales. De ahí que vea la conexión entre Cervantes y su Quijote con la esencia de lo español. El filósofo reflexiona ampliamente sobre la relación entre realidad y ficción (muy presente en la obra cervantina) y analiza tanto la dimensión trágica como la cómica que aparecen en "Don Quijote de la Mancha", conjunción que le lleva a asegurar que esta novela, como ya ocurriera con "La Celestina", se definen mejor como tragicomedia que bajo cualquier otro marbete.
   Este texto original orteguiano se acompaña en esta edición homenaje por un segundo volumen en el que podemos encontrar un interesante estudio introductorio de José Zamora Bonilla y un apéndice de variantes, elaborado por José Ramón CarriazoRuiz, que hará las delicias de los interesados en el mundo de la edición y que resultará muy curioso a todo lector.
  En definitiva, esta edición conmemorativa nos ofrece dos auténticas joyas: una, por el pensamiento siempre coherente de Ortega y Gasset y su actualidad; y otra, por el estudio que completa e interpreta ese pensamiento y por el exhaustivo y curioso apéndice de variantes del texto original. Como dice Zamora Bonilla al final de su estudio, "leamos a Ortega un siglo después" y, cabría añadir, descubramos qué valor siguen teniendo sus palabras.
     Enlace a la reseña original.
   Nos seguimos leyendo.

martes, 4 de marzo de 2014

"¿Para qué sirve realmente..? La ética", de Adela Cortina: para no perder de vista lo que es verdaderamente importante


Ficha técnica: 


Título: ¿Para qué sirve realmente...? La ética                       Autora: Adela Cortina          Editorial: Paidós       Género: ensayo Páginas: 184 Publicación:  07/05/2013 ISBN:  978-84-493-2877-0

Sinopsis (editorial):


  La serie “¿Para qué sirve...?” pretende contribuir a recuperar el justo valor -y los valores- implícitos
al buen cometido de profesionales e instituciones imprescindibles en nuestra sociedad.

  Efectivamente, esta época nos depara demasiados ejemplos de las consecuencias de la falta de ética en las conductas de muchas personas con responsabilidades políticas y sociales. Y es preciso recordar que la ética “sirve”, entre otras cosas, para abaratar costes en dinero y sufrimiento en aquello que está en nuestras manos lograr, en aquello que sí depende de nosotros. Y también para aprender, entre otras muchas cosas, que es más prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual caiga quien caiga.
   Ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética. Ni ningún país puede salir de la crisis si las conductas antiéticas de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad. Este libro nos recuerda que ahora, más que nunca, necesitamos la ética.
  Hay lecturas que son como un jarro de agua fría. Porque, a fuerza de ver las noticias cada día, una a veces se va inmunizando, va echando al saco de los corruptos otro más y, sí, se va hartando del mundo en el que vivimos, pero acaba acostumbrándose a lo que hay. Y llega Adela Cortina y te da un sopapo en la cara y te dice: "¿cómo que nos tenemos que acostumbrar? Lo que tenemos que hacer es esto, esto y esto". Y una se queda de piedra, se lo piensa y responde: "pues tiene usted razón, señora Cortina. ¿Por dónde empezamos?"
    Y si este hubiera sido un diálogo real en vez del que yo he mantenido en mi cabeza con Adela Cortina, ella me hubiera dicho: "pues por el principio: por ti misma". Y, así, en este ensayo ofrece claves para forjar un carácter compatible con la ética, para mantener una actitud ética en cada paso que das porque la ética, al final y al cabo, no es sino un camino hacia la felicidad.
    "Empieza por ti misma y por lo que haces", hubiera continuado la autora. Y el ensayo habla de la diferencia entre técnicos y profesionales y te hace ver la necesidad de hacer bien tu trabajo y de hacer lo que se espera de ti, de no defraudar la confianza de nadie y de cumplir con el propósito que la sociedad espera de ti y de los que son como tú, o sea, de quienes ejercen la misma profesión que tú.
   "Y luego puedes ir forjando el carácter de tu hija para que ella también viva éticamente", habría señalado. Y así, habla de la importancia de la educación. Y es verdad que hace referencia a la última reforma educativa y a sus propósitos (tan alejados de la ética)... pero yo sé que la educación no solo está en la escuela, sé que la educación más importante es la que damos los padres. Porque Adela Cortina también habla de que aprendemos por imitación, dice que "aprendemos de los modelos que nos parecen atractivos y de las experiencias de quienes nos merecen crédito". Y yo, a estas alturas de la vida, todavía soy una referencia para mi hija. Y si quiero seguir siéndolo durante mucho tiempo, durante toda la vida, tengo que merecer su confianza y mostrar credibilidad. Porque si le digo que hay que hacer una cosa y yo hago la contraria... se le cae el modelo y se resquebraja la credibilidad.
    "Y enséñale que la ética sirve para coger las riendas de tu propia vida, para tomar decisiones adecuadas, para conseguir las virtudes que te conduzcan por el camino de la felicidad, para escribir el guión de la propia existencia", añadiría ella. Y por eso le contaré el cuento que Cortina recoge también en este ensayo, el del jefe indígena que narraba a sus nietos que hay dos lobos que luchan dentro de cada persona: el del resentimiento, la mentira y la maldad y el de la bondad, la alegría, la misericordia y la esperanza; y cuando sus nietos le preguntaban que cuál ganará, él respondió: "el que alimentéis".
    "Pero no olvides que el ser humano no está hecho para vivir solo", me recordaría la autora con esa manera suya de decir las cosas: tan sencilla pero tan erudita. Y le hablaría entonces de valores como el cuidado, la compasión, la cooperación, el altruismo, la convivencia... Y hablando y hablando llegaríamos a la democracia y a la participación ciudadana y le relataría entonces lo que Cortina dice sobre los tres tipos de democracia (la emotiva, que manipula a través de las emociones; la agregativa, que consensúa a través de mayorías; y la comunicativa, la que deberíamos lograr, la que favorece el diálogo, el intercambio de ideas y la participación para tomar decisiones).
    "Y siempre, siempre, siempre háblale sobre para qué vale la ética", se despediría Adela Cortina. Y yo retomaría los cierres de cada capítulo del ensayo para enseñarle a Lucía para cuántas cosas sirve la ética: para forjar un buen carácter, para aumentar las posibilidades de que seamos justos y felices, para convivir, para recordar que es más prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual, para llevar las riendas de tu propia vida, para calibrar el valor de uno mismo, para actuar con cordura y mesura, para estrechar el vínculo con aquellos que son dignos de respeto y compasión, para ser responsable, para alcanzar un buen gobierno que nos haga buenos ciudadanos... En definitiva, para lograr una vida buena, para no perder la esperanza, para estar más cerca de la felicidad. Para construir un mundo muy diferente al que vivimos.
    Nos seguimos leyendo.  


   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto100 libros: 12/100
  •  Reto Genérico: 11 (1 ensayo)/40
  •  Reto 25 españoles: 12/25 

jueves, 3 de enero de 2013

"Del sentimiento trágico de la vida", de Miguel de Unamuno: filosofía en estado puro

   Siempre me ha gustado mucho Unamuno, así que cuando Austral nos ofreció este libro a los reseñadores de Anika entre Libros no pude decir que no. Es un ensayo, un libro complicado de leer, porque muestra la parte más filosófica del autor, pero dice algunas cosas realmente interesantes. Me gustó aunque me costó leerlo.


DEL SENTIMIENTO TRAGICO DE LA VIDA (Edición 2011)
(Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y los pueblos, 1913)
Miguel de Unamuno

Editorial Austral
Colección Humanidades

Introducción de Pedro Cerezo Galán, catedrático de Filosofía de la Universidad de Granada
© Herederos de Miguel de Unamuno, 1913
© Espasa Libros

Género y tags: Ensayo, filosofía, religión, literatura española
ISBN: 9788467037227
329 Páginas

 
 
Argumento:

     Miguel de Unamuno reflexiona hondamente en este ensayo sobre la condición del hombre a principios del siglo XX, analizando la trayectoria cultural, filosófica y religiosa que lo ha llevado, a través de los siglos, hasta ese momento histórico. Con gran profundidad, Unamuno recoge y rebate, en su caso, algunas de las corrientes de pensamiento que se han ido sucediendo a lo largo de la historia de la humanidad, desde el clasicismo griego hasta las más modernas teorías del siglo XX.

Opinión:

   Abordar la lectura de Del sentimiento trágico de la vida no es fácil. No lo es por la profundidad de las reflexiones que plantea Unamuno ni lo es por la cantidad de referencias de todo tipo (filosóficas, religiosas, literarias…) que el que fuera rector de la Universidad de Salamanca recoge y comenta. Sí lo es, en cambio, por el lenguaje que utiliza: Unamuno se dirige al lector de tú a tú, le increpa, le invita a imaginar determinadas situaciones, le reta a reflexionar junto a él, le invita a seguir el camino de pensamiento que él va recorriendo. Y lo hace de un modo llano, sencillo, con apelaciones directas, algún chascarrillo y con un lenguaje coloquial que, sin embargo, se vuelve técnico y especializado cuando desgrana algunas de las corrientes de pensamiento más importantes de la historia de la humanidad.
    Unamuno parte de la base de concebir el hombre como ser individual (no como el ser objetivo o generalizado de las explicaciones teóricas, sino como el ser humano concreto e individual, con sus sentimientos y sus preocupaciones) para abordar cuestiones relacionadas con la filosofía o la religión, dos de las grandes preocupaciones del escritor.
    Concede importancia al sentimiento frente a la razón y reflexiona sobre la eterna lucha que uno y otra mantiene en cada hombre. Una lucha angustiosa y trágica pero vital. Fe, vida y razón se necesitan mutuamente, explica el filósofo, para su propia subsistencia; concibe el sentimiento y la razón como dos enemigos en constante disputa, pero que no existirían si alguno se llegase a retirar de la batalla.
    A la vista está, pues que, en este ensayo, Unamuno defiende al valor del sentimiento, muchas olvidado por las corrientes filosóficas, científicas, literarias o religiosas, que conceden mayor importancia a la razón. Su apuesta por el sentimiento es una apuesta, en el fondo, por la lucha de la que hablábamos antes, por la duda, la incertidumbre, características fundamentales de la vida de cada ser humano.
     Pero, para Unamuno, la duda, la incertidumbre, adquieren un matiz positivo. De la enfermedad nace el progreso, dice el filósofo; la vida es tragedia y la tragedia, vida.
    Del sentimiento trágico de la vida es, en realidad, un gran compendio de buena parte del pensamiento occidental. Desde la ciencia, a la psicología, pasando por la filosofía, el arte o la religión tienen cabida en sus páginas. Unamuno realiza una excelente labor de síntesis que le permite viajar a través del tiempo, recogiendo algunas de los principales hitos de la cultura occidental. Gran parte de la dificultad que presenta la obra es precisamente ésta: la mera referencia, el esbozo en el mejor de los casos, de un sinfín de teorías y corrientes, que el lector no siempre conocerá tan a fondo como Unamuno. Junto a ellas, citas en latín, en griego, en italiano, en inglés… Y es que Unamuno acude a las fuentes originales para extraer de ellas las ideas y pensamientos que necesita para explicar sus propias teorías, ya sea por semejanza o continuidad como por oposición.
    La personalidad del pensador se filtra, pues, en cada página. Avanzando en ellas descubrimos no sólo lo que nos quiere contar, sus reflexiones sobre la vida, la fe, la humanidad, la razón o la propia historia. A medida que vamos recorriendo su obra podemos descubrir sus lecturas favoritas, los autores que le han influido, su concepción de la religión, sus vivencias históricas, la profundidad de su pensamiento, su preocupación por el hombre.
   Para Unamuno, la cuestión que más desasosiego causa al ser humano es la de la inmortalidad. Una inmortalidad entendida en un sentido doble: por un lado, como pervivencia del alma, como inquietud, si no religiosa, si al menos espiritual; y, por otro, como reconocimiento de la vida del hombre y sus éxitos, como fama y recuerdo de sus pensamientos y logros más allá de su propia muerte. Y a ella dedica gran parte de los análisis y reflexiones del ensayo.
   Del sentimiento trágico de la vida está considerada como una de las mejores y más completas obras de Unamuno, algo que queda claro a la vista del extensísimo recorrido histórico por la ciencia, el pensamiento o el Cristianismo que realiza en sus páginas. Una obra excepcional.
   Enlace a la publicación original en Anika entre Libros. 

   Te recuerdo que el sábado acaba el plazo para presentar micro-relatos en el certamen de Anika. Si te interesa, puedes consultar las bases aquí.
    Nos seguimos leyendo.
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