Ficha técnica:
Título: Lo que moja la lluvia Autora: Adriana Abenia
Editorial: Espasa Género: novela Páginas: 280Publicación: 11/04/2013 ISBN: 978-84-670-2129-5
Sinopsis (editorial):
Tras publicar su primer libro, Cecilia, una joven incapaz de librarse de los demonios de su pasado, recibe la inesperada oferta de un misterioso editor francés: escribir su segunda novela en un apartamento a su disposición en el corazón de París. Impulsiva, Cecilia acepta. Para su sorpresa, una vez allí, descubre que el piso es una réplica exacta del que aparece en su novela y que el editor es su vecino, un hombre que le atrae mucho pero que, por algún extraño motivo, despierta en ella temores dormidos y abre una vieja herida que se resiente con la lluvia.
Si sueles leerme, sabrás que no escribo reseñas de libros que no me han gustado o sobre los que no tengo nada que decir. En este caso voy a hacer una excepción, por varios motivos: no he conectado con esta novela pero puede ser culpa mía, quizá no la elegí en buen momento. Acababa de terminar Nacer mujer en China y buscaba algo que me quitase las penas pero, claro, al lado de los brutales testimonios femeninos recogidos en la obra de Xinran Xue, casi cualquier cosa se queda flojilla. Y también creo que todo lo que yo había pensado al hilo de Nacer mujer en China, todo lo que había reflexionado sobre la situación de las mujeres en determinados países e, incluso, en sociedades supuestamente avanzadas, había conseguido que mi cabeza estuviera en plena efervescencia a favor de la lucha por la igualdad, la erradicación de la violencia contra las mujeres, la indignación por la sumisión o la invisibilidad a la que se las somete o se nos somete, porque ya digo que en todas las sociedades cuecen habas. Y en ese clima mental llega Cecilia y se me enamora a las trancas de un hombre oscuro, huraño, que se enfada sin que sepamos por qué, voyeur y encima narra cosas como "Me abracé a él bruscamente y le besé con pasión y obediencia. Que me hiciera lo que quisiera. Le pertenecía hasta el infinito"... y ¿qué quieres que te diga? Pues que me chirriaron tanto los dientes que hasta a mí misma me dio grima el ruido que hicieron.
También creo que es culpa mía porque en mi tesina estoy investigando los personajes masculinos creados por las autoras españolas, así que me fijo especialmente en los hombres literarios de las novelas que voy leyendo y, claro, no puedo evitar compararlos, en eso es en lo que ando académicamente. En este contexto, Arnaud me ha parecido un personaje plano, que está ahí solo para hacer que la acción avance. Me parece un personaje con poca identidad, mal dibujado, con un carácter que, personalmente, no creo que invite al enamoramiento y, si lo hace... pues ya me hace sospechar de la mujer que se deja camelar por semejante carácter. El giro final está bien, lo confieso. Me gustó el final finalísimo de la novela (aunque ¿en qué lugar deja a la protagonista, desde el punto de vista de la salud mental? ¿Qué tipo de mujer nos presenta Abenia con su Cecilia?). Pero hasta ese momento, Arnaud me estaba pareciendo oscuro, opaco, hosco y misterioso en el mal sentido de la palabra: o sea que oculta algo pero que pasan las páginas y no sabemos qué es mientras la protagonista suspira y suspira y suspira por él.
Y, finalmente, escribo esta reseña porque hay cosas que sí que me han gustado mucho de la novela, como ese giro final que te rompe los esquemas y que le da un nuevo sentido a todo (aunque, para mí, no compensa todo lo que he dicho hasta ahora) y, sobre todo, el elemento metaliterario de la obra, más allá de las meras referencias a obras literarias, que también las hay. Cecilia es una escritora que recibe una oferta para escribir su segunda novela después de que unos editores franceses se haya quedado prendados por su primera obra, una obra muy personal en la que Cecilia se desnuda convertida en Ada... aunque poco más sabemos del argumento. Primera obra que, casualmente, se titula igual que el libro que tenemos entre manos. Aunque la autora habla de la portada y de algunos elementos, la verdad es que el juego metaliterario entre los dos Lo que moja la lluvia no da para mucho más, además de lo que diré a continuación. Para mí, esa novela dentro de la novela y esa coincidencia de títulos podría haberse explotado mucho más, pero bueno, me ha gustado el guiño.
La novela que ha escrito Cecilia también da pie al elemento que más me ha gustado de la obra: Arnaud, hijo del editor que ficha a Cecilia, se enamora de ella a través de su libro y reconstruye un piso en París siguiendo las fieles descripciones de la primera novela de la autora. Sin entrar a valorar qué tipo de novela describe con todo lujo de detalles el fondo y la superficie del armario de la protagonista, lencería incluida, lo cierto es que esta parte me ha parecido muy atractiva desde el punto de vista del argumento y muy metafórica desde mi óptica personal: mil veces me he enamorado de un autor por lo que cuenta en sus novelas, porque lo que trasluce de su personalidad a través de sus personajes y las tramas que crea para ellos (y para nosotros). Además, creo que también hay un guiño muy bonito a la labor del editor, a ese caminar de la mano del autor durante el proceso de creación, animarle para continuar, protegerle, cuidarle... No conozco el mundo literario por dentro pero sí he oído hablar a varios autores con cariño de sus editores, así que supongo que el paraíso que el editor crear para Cecilia podría ser una bonita reconstrucción literaria de la realidad.
Y hablando de metáforas e imágenes, también me han encantado algunas de las que crea Abenia en la novela, como ese "atardecer en el que las nubes se desplomaron en miles de gotas platino" o "un ruido sordo bramaba en las costuras de mi alma". Me parecen imágenes muy bellas y novedosas y hay muchísimas en el último tercio de la novela, así que con ellas me quedo.
En definitiva, Abenia nos propone una historia enigmática, que cambia en los últimos párrafos de la novela y que construye un universo muy particular con una protagonista desdoblada en muchos sentidos. La novela sigue una estructura que últimamente me encuentro en muchos libros: el primer capítulo narra un acontecimiento del pasado o del futuro (en este caso, del pasado) y el resto del libro cuenta, desde otro momento diferente, las consecuencias o las vías por las que se llega a ese instante. Los personajes secundarios, aún siendo (creo yo) un mero decorado, porque ninguno se desarrolla con profusión, ofrecen un contrapunto interesante y sugieren vidas envidiables, como lo que le ocurre a la vecina Aurora, que es el personaje que más me ha fascinado, con diferencia, tanto por su pasado (a penas intuido) como por su presente. Se me antoja que Aurora tendría un spin-off muy atractivo. El estilo es sencillo y ágil, aunque incluye esas imágenes bellísimas de las que he hablado, como baldosas de deslumbrantes brillos en el camino que recorremos con Cecilia. Todo ello conforma una novela que podría gustar a muchos (de hecho, en Goodreads hay quien habla de ella como su mejor lectura del año y cosecha, en general, opiniones muy favorables) pero que a mí no me ha acabado de llegar, por las razones que he comentado al principio.
Nos seguimos leyendo.
También creo que es culpa mía porque en mi tesina estoy investigando los personajes masculinos creados por las autoras españolas, así que me fijo especialmente en los hombres literarios de las novelas que voy leyendo y, claro, no puedo evitar compararlos, en eso es en lo que ando académicamente. En este contexto, Arnaud me ha parecido un personaje plano, que está ahí solo para hacer que la acción avance. Me parece un personaje con poca identidad, mal dibujado, con un carácter que, personalmente, no creo que invite al enamoramiento y, si lo hace... pues ya me hace sospechar de la mujer que se deja camelar por semejante carácter. El giro final está bien, lo confieso. Me gustó el final finalísimo de la novela (aunque ¿en qué lugar deja a la protagonista, desde el punto de vista de la salud mental? ¿Qué tipo de mujer nos presenta Abenia con su Cecilia?). Pero hasta ese momento, Arnaud me estaba pareciendo oscuro, opaco, hosco y misterioso en el mal sentido de la palabra: o sea que oculta algo pero que pasan las páginas y no sabemos qué es mientras la protagonista suspira y suspira y suspira por él.
Y, finalmente, escribo esta reseña porque hay cosas que sí que me han gustado mucho de la novela, como ese giro final que te rompe los esquemas y que le da un nuevo sentido a todo (aunque, para mí, no compensa todo lo que he dicho hasta ahora) y, sobre todo, el elemento metaliterario de la obra, más allá de las meras referencias a obras literarias, que también las hay. Cecilia es una escritora que recibe una oferta para escribir su segunda novela después de que unos editores franceses se haya quedado prendados por su primera obra, una obra muy personal en la que Cecilia se desnuda convertida en Ada... aunque poco más sabemos del argumento. Primera obra que, casualmente, se titula igual que el libro que tenemos entre manos. Aunque la autora habla de la portada y de algunos elementos, la verdad es que el juego metaliterario entre los dos Lo que moja la lluvia no da para mucho más, además de lo que diré a continuación. Para mí, esa novela dentro de la novela y esa coincidencia de títulos podría haberse explotado mucho más, pero bueno, me ha gustado el guiño.
La novela que ha escrito Cecilia también da pie al elemento que más me ha gustado de la obra: Arnaud, hijo del editor que ficha a Cecilia, se enamora de ella a través de su libro y reconstruye un piso en París siguiendo las fieles descripciones de la primera novela de la autora. Sin entrar a valorar qué tipo de novela describe con todo lujo de detalles el fondo y la superficie del armario de la protagonista, lencería incluida, lo cierto es que esta parte me ha parecido muy atractiva desde el punto de vista del argumento y muy metafórica desde mi óptica personal: mil veces me he enamorado de un autor por lo que cuenta en sus novelas, porque lo que trasluce de su personalidad a través de sus personajes y las tramas que crea para ellos (y para nosotros). Además, creo que también hay un guiño muy bonito a la labor del editor, a ese caminar de la mano del autor durante el proceso de creación, animarle para continuar, protegerle, cuidarle... No conozco el mundo literario por dentro pero sí he oído hablar a varios autores con cariño de sus editores, así que supongo que el paraíso que el editor crear para Cecilia podría ser una bonita reconstrucción literaria de la realidad.
Y hablando de metáforas e imágenes, también me han encantado algunas de las que crea Abenia en la novela, como ese "atardecer en el que las nubes se desplomaron en miles de gotas platino" o "un ruido sordo bramaba en las costuras de mi alma". Me parecen imágenes muy bellas y novedosas y hay muchísimas en el último tercio de la novela, así que con ellas me quedo.
En definitiva, Abenia nos propone una historia enigmática, que cambia en los últimos párrafos de la novela y que construye un universo muy particular con una protagonista desdoblada en muchos sentidos. La novela sigue una estructura que últimamente me encuentro en muchos libros: el primer capítulo narra un acontecimiento del pasado o del futuro (en este caso, del pasado) y el resto del libro cuenta, desde otro momento diferente, las consecuencias o las vías por las que se llega a ese instante. Los personajes secundarios, aún siendo (creo yo) un mero decorado, porque ninguno se desarrolla con profusión, ofrecen un contrapunto interesante y sugieren vidas envidiables, como lo que le ocurre a la vecina Aurora, que es el personaje que más me ha fascinado, con diferencia, tanto por su pasado (a penas intuido) como por su presente. Se me antoja que Aurora tendría un spin-off muy atractivo. El estilo es sencillo y ágil, aunque incluye esas imágenes bellísimas de las que he hablado, como baldosas de deslumbrantes brillos en el camino que recorremos con Cecilia. Todo ello conforma una novela que podría gustar a muchos (de hecho, en Goodreads hay quien habla de ella como su mejor lectura del año y cosecha, en general, opiniones muy favorables) pero que a mí no me ha acabado de llegar, por las razones que he comentado al principio.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Desafío 100 libros: 83/100