Título: Mujeres de agua
Autora: Antonia J. Corrales
Editorial: Ediciones B
Género: novela contemporánea, romántica
Páginas: 280
Publicación: 03/04/2012
ISBN: 978-84-666-5926-0
Una novela sobre el poder de la amistad.
Sobre las pasiones humanas y sus misterios.
Una obra en la que la vida se nos muestra tal y como es:
realista, dulce, amarga y llena de esperanza.
Bajo la protección de un paraguas rojo, Mena, Remedios y Amanda caminan juntas en las páginas de esta conmovedora historia para demostrarnos que la amistad, el amor, la superación personal y las ganas de seguir adelante son la clave de la felicidad. Con cada uno de sus actos nos enseñan que todas las mujeres de agua tienen la fortaleza que necesitan para superar los obstáculos. Sólo es necesario proponérselo.
No te sorprendas si te descubres en alguna de las páginas de esta novela. Si eso ocurre, no lo dudes. Déjate llevar. Porque Mujeres de agua es una de esas extraordinarias novelas que te transforma, te hace tomar decisiones y te acompaña. Un paraguas rojo bajo el que ya se cobijan miles de lectores.
Antonia J. Corrales retoma en esta novela el espíritu, la esencia, el tono y los personajes de En un rincón del alma pero (en mi opinión) se supera a sí misma. De este modo, ha creado una novela más plena, más madura, más redonda, más poética pero con la misma dosis de realismo y de magia.
Parte, en este caso, de la hija de Jimena, la protagonista de la primera novela, y nos cuenta qué ha pasado tras el final de aquella obra. Así, nos va desvelando cómo ha reaccionado cada miembro de la familia y del entorno de Jimena a su marcha, cómo lo afrontan, cómo lo viven... y cómo lo superan, si es que lo hacen.
En este sentido, me ha interesado mucho la reflexión sobre la familia como ese entorno en el que crecemos y vivimos pero a cuyos miembros casi no conocemos. En no pocas ocasiones, Mena se sorprende descubriendo que no conoce a su hermano, a su padre e incluso a su madre. Y viendo que entre ellos tampoco sabían muchos los unos de los otros, aunque el mayor grado de intuición de unos frente a otros allanase un poco el camino.
Y es que esta es una novela de eso, de intuiciones, de pálpitos, de corazonadas, de señales, de presencias, de advertencias que vienen de no se sabe dónde. Y he ahí la magia de la obra: introduce con éxito ese mundo desconocido de los duendes y las serendipias en una realidad absolutamente real. Demasiado real en algunos casos.
Demasiado real pero ni gratuita ni innecesaria. Me estoy refirieron a la trama relacionada con el maltrato físico y psicológico que sufre una (otra, en esto las dos novelas comparten subtrama) de las protagonistas. Solo que en este caso el tema está más desarrollado, más afilado, es más que una excusa para contarnos otra cosa (que es lo que me pareció en En un rincón del alma). Aquí está bien trazado aunque sin caer en lo escabroso. Se podría haber profundizado más en la psicología de la mujer maltratada, pero como no es la narradora (y la narradora habla en primera persona) me parece que sus miedos y su forma de enfrentar la vida quedan perfectamente reflejados.
La coincidencia de personajes y, sobre todo, de temas reincidentes (en cierto modo, esta novela es igual que la anterior en muchas cosas, simplemente cambian los nombres) me ha chocado un poco, me parecía que la autora estaba volviendo a escribir su propia novela. Pero, ya digo, esta tiene (creo yo) más madurez, más profundidad y hasta más acción, si se quiere, así que su lectura me ha resultado más gratificante.
También mantiene este clima general que tanto me gustó de En un rincón del alma y (para mi mal) también se aferra a mostrarnos el amor como salvación, aunque es cierto que la dependencia de los personajes de esta novela es mucho menor que la de la anterior e, incluso, el personaje de Reme, que aparece en ambas, evoluciona en esta segunda. Aunque no sé por qué, me parece que al final hay una cierta advertencia hacia la mujer que toma las riendas de su propia vida. Justo lo que también me pasó en la otra novela.
Amor, familia, amistad, nuevas vidas, trabajo, infidelidad... Son muchos los temas que aparecen en esta novela y todos ellos contribuyen a hacer de ella una obra realista. Plenamente realista: los seres humanos tenemos muchas caras, muchas facetas, y todas ellas hacen de nosotros quienes somos.
Así pues, Antonia J. Corrales se mantiene fiel al estilo y el clima que creó en En un rincón del alma pero crece como escritora y como contadora de historias. Algo que siempre es de agradecer.
Nos seguimos leyendo.
Parte, en este caso, de la hija de Jimena, la protagonista de la primera novela, y nos cuenta qué ha pasado tras el final de aquella obra. Así, nos va desvelando cómo ha reaccionado cada miembro de la familia y del entorno de Jimena a su marcha, cómo lo afrontan, cómo lo viven... y cómo lo superan, si es que lo hacen.
En este sentido, me ha interesado mucho la reflexión sobre la familia como ese entorno en el que crecemos y vivimos pero a cuyos miembros casi no conocemos. En no pocas ocasiones, Mena se sorprende descubriendo que no conoce a su hermano, a su padre e incluso a su madre. Y viendo que entre ellos tampoco sabían muchos los unos de los otros, aunque el mayor grado de intuición de unos frente a otros allanase un poco el camino.
Y es que esta es una novela de eso, de intuiciones, de pálpitos, de corazonadas, de señales, de presencias, de advertencias que vienen de no se sabe dónde. Y he ahí la magia de la obra: introduce con éxito ese mundo desconocido de los duendes y las serendipias en una realidad absolutamente real. Demasiado real en algunos casos.
Demasiado real pero ni gratuita ni innecesaria. Me estoy refirieron a la trama relacionada con el maltrato físico y psicológico que sufre una (otra, en esto las dos novelas comparten subtrama) de las protagonistas. Solo que en este caso el tema está más desarrollado, más afilado, es más que una excusa para contarnos otra cosa (que es lo que me pareció en En un rincón del alma). Aquí está bien trazado aunque sin caer en lo escabroso. Se podría haber profundizado más en la psicología de la mujer maltratada, pero como no es la narradora (y la narradora habla en primera persona) me parece que sus miedos y su forma de enfrentar la vida quedan perfectamente reflejados.
La coincidencia de personajes y, sobre todo, de temas reincidentes (en cierto modo, esta novela es igual que la anterior en muchas cosas, simplemente cambian los nombres) me ha chocado un poco, me parecía que la autora estaba volviendo a escribir su propia novela. Pero, ya digo, esta tiene (creo yo) más madurez, más profundidad y hasta más acción, si se quiere, así que su lectura me ha resultado más gratificante.
También mantiene este clima general que tanto me gustó de En un rincón del alma y (para mi mal) también se aferra a mostrarnos el amor como salvación, aunque es cierto que la dependencia de los personajes de esta novela es mucho menor que la de la anterior e, incluso, el personaje de Reme, que aparece en ambas, evoluciona en esta segunda. Aunque no sé por qué, me parece que al final hay una cierta advertencia hacia la mujer que toma las riendas de su propia vida. Justo lo que también me pasó en la otra novela.
Amor, familia, amistad, nuevas vidas, trabajo, infidelidad... Son muchos los temas que aparecen en esta novela y todos ellos contribuyen a hacer de ella una obra realista. Plenamente realista: los seres humanos tenemos muchas caras, muchas facetas, y todas ellas hacen de nosotros quienes somos.
Así pues, Antonia J. Corrales se mantiene fiel al estilo y el clima que creó en En un rincón del alma pero crece como escritora y como contadora de historias. Algo que siempre es de agradecer.
Nos seguimos leyendo.
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