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viernes, 9 de septiembre de 2016

"Mujeres de agua", de Antonia J. Corrales: más y mejor



Título: Mujeres de agua
Autora: Antonia J. Corrales
Editorial: Ediciones B

Género: novela contemporánea, romántica
Páginas: 280
Publicación: 03/04/2012
ISBN: 978-84-666-5926-0

  Una novela sobre el poder de la amistad.
  Sobre las pasiones humanas y sus misterios.
  Una obra en la que la vida se nos muestra tal y como es:
realista, dulce, amarga y llena de esperanza.
  Bajo la protección de un paraguas rojo, Mena, Remedios y Amanda caminan juntas en las páginas de esta conmovedora historia para demostrarnos que la amistad, el amor, la superación personal y las ganas de seguir adelante son la clave de la felicidad. Con cada uno de sus actos nos enseñan que todas las mujeres de agua tienen la fortaleza que necesitan para superar los obstáculos. Sólo es necesario proponérselo.
   No te sorprendas si te descubres en alguna de las páginas de esta novela. Si eso ocurre, no lo dudes. Déjate llevar. Porque Mujeres de agua es una de esas extraordinarias novelas que te transforma, te hace tomar decisiones y te acompaña. Un paraguas rojo bajo el que ya se cobijan miles de lectores.
   Antonia J. Corrales retoma en esta novela el espíritu, la esencia, el tono y los personajes de En un rincón del alma pero (en mi opinión) se supera a sí misma. De este modo, ha creado una novela más plena, más madura, más redonda, más poética pero con la misma dosis de realismo y de magia.
    Parte, en este caso, de la hija de Jimena, la protagonista de la primera novela, y nos cuenta qué ha pasado tras el final de aquella obra. Así, nos va desvelando cómo ha reaccionado cada miembro de la familia y del entorno de Jimena a su marcha, cómo lo afrontan, cómo lo viven... y cómo lo superan, si es que lo hacen.
   En este sentido, me ha interesado mucho la reflexión sobre la familia como ese entorno en el que crecemos y vivimos pero a cuyos miembros casi no conocemos. En no pocas ocasiones, Mena se sorprende descubriendo que no conoce a su hermano, a su padre e incluso a su madre. Y viendo que entre ellos tampoco sabían muchos los unos de los otros, aunque el mayor grado de intuición de unos frente a otros allanase un poco el camino.
   Y es que esta es una novela de eso, de intuiciones, de pálpitos, de corazonadas, de señales, de presencias, de advertencias que vienen de no se sabe dónde. Y he ahí la magia de la obra: introduce con éxito ese mundo desconocido de los duendes y las serendipias en una realidad absolutamente real. Demasiado real en algunos casos.
    Demasiado real pero ni gratuita ni innecesaria. Me estoy refirieron a la trama relacionada con el maltrato físico y psicológico que sufre una (otra, en esto las dos novelas comparten subtrama) de las protagonistas. Solo que en este caso el tema está más desarrollado, más afilado, es más que una excusa para contarnos otra cosa (que es lo que me pareció en En un rincón del alma). Aquí está bien trazado aunque sin caer en lo escabroso. Se podría haber profundizado más en la psicología de la mujer maltratada, pero como no es la narradora (y la narradora habla en primera persona) me parece que sus miedos y su forma de enfrentar la vida quedan perfectamente reflejados.
    La coincidencia de personajes y, sobre todo, de temas reincidentes (en cierto modo, esta novela es igual que la anterior en muchas cosas, simplemente cambian los nombres) me ha chocado un poco, me parecía que la autora estaba volviendo a escribir su propia novela. Pero, ya digo, esta tiene (creo yo) más madurez, más profundidad y hasta más acción, si se quiere, así que su lectura me ha resultado más gratificante.
    También mantiene este clima general que tanto me gustó de En un rincón del alma y (para mi mal) también se aferra a mostrarnos el amor como salvación, aunque es cierto que la dependencia de los personajes de esta novela es mucho menor que la de la anterior e, incluso, el personaje de Reme, que aparece en ambas, evoluciona en esta segunda. Aunque no sé por qué, me parece que al final hay una cierta advertencia hacia la mujer que toma las riendas de su propia vida. Justo lo que también me pasó en la otra novela.
    Amor, familia, amistad, nuevas vidas, trabajo, infidelidad... Son muchos los temas que aparecen en esta novela y todos ellos contribuyen a hacer de ella una obra realista. Plenamente realista: los seres humanos tenemos muchas caras, muchas facetas, y todas ellas hacen de nosotros quienes somos.
    Así pues, Antonia J. Corrales se mantiene fiel al estilo y el clima que creó en En un rincón del alma pero crece como escritora y como contadora de historias. Algo que siempre es de agradecer.       
     Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 100 libros: 92/100

lunes, 5 de septiembre de 2016

"En un rincón del alma", de Antonia J. Corrales: una novela llena de sentimientos

http://www.edicionesb.com/catalogo/autor/antonia-j-corrales/934/libro/en-un-rincon-del-alma_2471.html


Título: En un rincón del alma
Autora: Antonia J. Corrales
Editorial: Ediciones B
Género: novela contemporánea, romántica
Páginas: 208
Publicación: 2012
ISBN: 978-84-15420-23-1

  Cuando goza de lo que para muchas personas sería una situación privilegiada (buen estatus económico y social, hijos mayores e independientes), Jimena se siente más sola que nunca.
   Su vida ha pasado como un destello de luz ante sus ojos, sin darle tiempo a vivir, a sentir o ser la persona que en realidad es. Es entonces cuando toma consciencia de que es una desconocida para los suyos, que ha pasado lo mejor de su vida viviendo la vida de los que amaba, sin vivir la suya propia.
  La infidelidad de su marido, la pérdida de una de sus amigas y la «marcha» de su amante, la llevarán a replantearse muchos valores e ideales y retomar las riendas de su presente.
  Hacía tiempo que quería leer esta novela que llevo tantos años viendo pulular por las redes, Amazon y la blogosfera. Y no sé si ha sido por tener las expectativas tan altas, porque no he acabado de comprender el significado global, el mensaje último, que la autora nos quiere hacer llegar o porque no comparto visión del mundo con las protagonistas... pero el caso es que me ha dejado sensaciones contradictorias. Voy a ver si me aclaro con ellas.
   Lo primero que hay que decir es que la novela se lee muy bien. Y ello, por dos razones: el texto fluye (aunque es verdad que se nota que es la primera novela de la autora y a veces tiene expresiones que, para mí, rompen esa fluidez) y los capítulos son muy cortos. 
   Además, la propia historia en sí (y cómo está tramada) también consiguen que leas la novela casi enterarte: el prólogo sirve para despertar la curiosidad el lector (sobre todo, porque lo vas entiendo a medida que vas leyendo y, sobre todo, al final, con lo cual no dejas de pensar en qué está pasando) y durante el texto se van avanzando pequeñas sensaciones de lo que va a ocurrir que van generando en ti la necesidad de continuar, de averiguar, de saber.
   Hay un personaje principal, Jimena, y dos personajes con fuerza suficiente como para aparecer entre los principales: las dos amigas de esta, Sheela y Remedios (Reme). De las tres, Sheela es la que más me ha gustado y la que menos aparece, aunque su peso es fundamental para la trama. Me hubiera encantado conocer más detalles sobre ella y, sobre todo, entenderla... porque no lo he hecho.
    Creo que el verdadero tema de esta novela es la amistad entre estos tres personajes y la reflexión sobre cómo siempre se nos habla del amor, de buscar a tu media naranja, del príncipe azul... pero nunca se nos anima a tener buenas amigas, fieles, leales, cariñosas y que te hagan feliz. Y aquí queda demostrado que eso vale casi tanto como el amor. O más, incluso, en determinadas ocasiones.
    Me ha gustado este enfoque porque en demasiadas ocasiones se nos dice que las mujeres no podemos ser amigas o no podemos trabajar juntas porque somos competitivas, celosas, envidiosas... Y creo que es un error (además de, por cierto, una manera de mantenernos separadas y casi enfrentadas las unas con las otras o, por lo menos, que nos cueste confiar en otras mujeres. Divide y vencerás, ya sabes). Creo que las mujeres tenemos tanto en común, tanto en la forma de ver el mundo como de sentirlo, que la amistad con otras mujeres no es comparable a nada. Y es muy muy satisfactoria.
    Lo que no me ha gustado tanto es cómo se nos presenta a estas mujeres, qué hacen en el momento en que las conocemos: básicamente, subsistir. Son tres mujeres acomodadas en lo económico pero tremendamente infelices en sus relaciones maritales (infidelidades, falta de cariño, soledad, incluso, maltrato). Mi pregunta es obvia: ¿qué narices hacen ahí, entonces? Y es lo que no he acabado de entender de la novela, por qué no rompen, por qué no salen de esa infelicidad. ¿Por cobardía? ¿Por inercia? ¿Por rutina? ¿Por el poder del dinero y la estabilidad? Remedios y Sheela por amor, lo sé... ¿pero cómo se puede amar a alguien como sus maridos? O, lo que es peor, ¿cómo se puede anteponer un amor tan tóxico como ese a una misma? No lo entiendo.
    La única explicación que se me ocurre, sobre todo para el caso de Jimena, es que ni siquiera ella se haya dado cuenta de su infelicidad, de su vida gris, de lo anodino de sus días, de que sus sueños se está consumiendo tan deprisa como su propia existencia. Pero no sé si esa razón es suficiente para sostener tantos años de desilusión y monotonía. Creo que es verdad que hay mujeres (y hombres) que, tristemente, viven así, que dejan que los días pasen, que la vida se consuma, que no le piden más, que no toman las riendas de su existencia... pero me cuesta comprender esa actitud vital.
    Y tampoco comparto lo único que hace que Jimena rompa con esa situación: el amor. El amor encontrado y fallido o la esperanza de un nuevo amor que caliente la sangre de nuestras venas. Ninguno de los dos me vale. Creo que el amor no nos salva de nada, no nos transforma, no es una revelación. Al menos por sí mismo. Creo que el poder del cambio está en uno mismo. Y sí, hay personas (parejas pero también amigos) que tienen el poder para detonar ese cambio, pero para mí son solo la chispa que encienden el motor, no el motor. El motor eres tú y solo tú tienes la capacidad para cambiar tu vida. Si dejas en manos de los demás el motor de tu vida... mal vamos. Y eso es lo que no acabo de entender de esta novela, que las tres mujeres dejen que su vida se mueva por inercia o por amores tóxicos.
   Y, encima, si tenemos en cuenta el final, pudiera parecer que el mensaje es: no te salgas de la rutina que no trae nada bueno. Así que, ya digo, o no lo he entendido bien o no comparto para nada esta visión de la pareja y de una misma.
    Sí que me ha gustado que se haya elegido el género epistolar para hacernos llegar esta historia (las cartas de Jimena a su madre, tan llenas de reproches y de, hasta cierto punto, conformismo por las carencias y la vida que llevaron), como también me ha encantado el tono general de la obra: melancólico, de confesión y casi íntimo, como si tuvieras a Jimena al lado contándote su gris vida.
    Y también me ha gustado mucho el simbolismo del paraguas rojo y su tremenda fuerza. Un buen emblema para toda la novela y, creo que por extensión, ya para toda la carrera de la autora.
      Así pues, me he quedado un poco a medias con esta novela que sé que a mucha gente ha enamorado (y tiene elementos para hacerlo) pero que, o yo no he sabido leer en la correcta dirección o con la que no comparto enfoque vital.     
     Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 100 libros: 82/100
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