Tenía muchas ganas de leer algo de Lea Vélez así que cuando nos ofrecieron este para reseñar en Anika entre Libro, no me lo pensé. Además, el tema me interesaba mucho y su lectura ha sido maravillosa.
Título: Nuestra casa en el árbol
Título Original: (Nuestra casa en el árbol, 2017)
Autor: Lea Vélez
Editorial: Destino Colección: Áncora y Delfín
Copyright:
© Lea Vélez, 2017
© Editorial Planeta, S.A., 2017
Edición: 1ª Edición: Marzo 2017
ISBN: 9788423352111
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia, educación, duelo, literatura española, novela, reflexiones, infancia, niños, colegio, huérfanos, estrés, inteligencia emocional, inteligencia, felicidad, creatividad, viudas, extraescolares
Nº de páginas: 400
Título Original: (Nuestra casa en el árbol, 2017)
Autor: Lea Vélez
Editorial: Destino Colección: Áncora y Delfín
Copyright:
© Lea Vélez, 2017
© Editorial Planeta, S.A., 2017
Edición: 1ª Edición: Marzo 2017
ISBN: 9788423352111
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia, educación, duelo, literatura española, novela, reflexiones, infancia, niños, colegio, huérfanos, estrés, inteligencia emocional, inteligencia, felicidad, creatividad, viudas, extraescolares
Nº de páginas: 400
Argumento:
Durante el reencuentro con sus hermanos en la casa en la que transcurrieron los años más felices de su infancia, Richard hará memoria de lo que fueron esos años. Así descubrirá por qué fueron tan felices y qué aprendieron de la peculiar manera de educarlos que tuvo su madre tras enviudar.Opinión:
Confieso que esta novela ha movido muchas cosas dentro de mí. Ha movido recuerdos de lo que fue mi infancia y anhelos de lo que no fue pero también ha generado muchas reflexiones y, sobre todo, muchas preguntas sobre la educación que estoy dando a mi hija. Y es que los niños son los auténticos protagonistas de esta novela, y cómo hacerles felices, una de las cuestiones de fondo que discurren por todas sus páginas.
Lea Vélez nos pone frente a una familia muy muy peculiar. Tanto, que es fácil que al lector las conversaciones y la forma de ser de esos niños le parezcan inverosímiles. Pero estoy convencida de que, en el fondo, moldeamos a nuestros hijos de mil maneras diferentes, consciente e inconscientemente, y creo con toda mi fe en el ser humano y en sus posibilidades infinitas que si a un niño le hablas con el lenguaje pueril e incorrecto con el que muchas veces nos dirigimos a los más pequeños (con palabras como pipí, guauguau o mimí) aprenderán esas palabras y creerán que así se habla pero que si les hablas con los mismos términos que utilizas tú para hablar con cualquier adulto, aprenderán antes cómo es nuestra lengua y manejarán más vocabulario.
A pesar de creer ciegamente en ello, reconozco que también me sorprendieron en principio los niños retratados en la novela. Michael, Richard y María son niños fracasados en el entorno escolar pero capaces de hablar del universo, del cuerpo humano, de filosofía o de cine con su madre con total libertad y, por supuesto, con un nivel que muchos adultos ya quisiera para sí. "¿Cómo puede ser? ¿De verdad un niño puede saber sobre agujeros negros y volcanes a los cinco años? ¿O entender a Tarantino con siete u ocho? Esta mujer se está quedando conmigo", eran algunas de las preguntas y reflexiones que se iban planteando en mi cabeza mientras iba leyendo. Hasta que asocié lo que Vélez nos cuenta en esta obra con mi teoría de que moldeamos a nuestros hijos. Y entonces lo vi claro: ¿qué pasaría si alimentáramos a nuestros hijos no solo con una dieta equilibrada sino, también, con conocimientos de todo tipo y enfoques adultos de la realidad? Pues a lo mejor ocurre lo que les sucede a los tres niños de "Nuestra casa en el árbol" y tienen un criterio y una capacidad de análisis y reflexión desde que son muy pequeños absolutamente envidiables.
Esa es una de las reflexiones más importantes que la autora introduce en su obra, una reflexión enraizada con otra que me ha parecido interesantísima: ¿hasta qué punto el sistema educativo castra en vez de dar alas, coarta en vez de fomentar, uniformiza en vez de dar con la mejor versión de nosotros mismos? Eso respecto a lo que ocurre dentro de las clases pero... ¿y qué ocurre fuera? ¿Hasta qué punto enriquecen a nuestros niños las extraescolares a las que les apuntamos (a veces sin mucho criterio, cierto es)? ¿Y cómo les perjudica el estrés al que les sometemos para llegar a todo? Ciertamente son cuestiones que me han movido mucho por dentro y que creo que pueden generar mucho debate.
Más allá de las reflexiones y de todo lo que tiene que ver con la educación y la infancia, Vélez nos propone una historia llena de saltos en el tiempo con la que pretende mostrarnos qué fue de los tres niños protagonistas y de su madre tras perder al padre y trasladarse a vivir a un pequeño pueblo en Inglaterra. Un pueblo donde el ritmo es bien diferente al de Madrid, donde la naturaleza es protagonista absoluta y en el que las relaciones que se establecen con vecinos y clientes del hostal que allí regentan es totalmente distinta a las que tienen lugar en una gran ciudad.
Vélez atrapa en esta novela con su toque de misterio y sus reflexiones pero conquista y enamora con una prosa llena de poesía y evocaciones que ha conseguido que mi libro acabe lleno de subrayados y esquinas dobladas. Elegante, con algunas pinceladas de humor (lo que dice uno de los niños sobre que le tuvo que gustar el brócoli porque su madre se empeñó me ha llegado al alma y me hizo soltar una buena carcajada en su momento), belleza y libertad, esta novela nos hará disfrutar y pensar casi a partes iguales.
Y reflexionar sobre lo que de verdad queremos para nuestros hijos.