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martes, 9 de septiembre de 2014

"Ulises", de James Joyce: colocando al lector en el centro del laberinto

http://www.catedra.com/fichaGeneral/ficha.php?obrcod=1145774&web=01


Título: Ulises

Autor: James Joyce
Editorial: Cátedra
Género: novela experimental
Páginas: 1.104
Publicación: Julio 2005
ISBN:  978-84-376-1725-1

  El título evoca al protagonista de la Odisea de Homero, cuyo hilo argumental es seguido por Joyce con un sentido irónico y burlesco. Esta nueva odisea está protagonizada por un hombre de clase media, Leopold Bloom, que tiene que afrontar asuntos problemáticos relacionados con la familia, la Iglesia y el Estado a lo largo de 24 horas que dura el relato. Uno de los mayores logros de la novela es el monólogo interior, tanto del personaje central (al estilo del examen de conciencia jesuítico) como de su esposa, Molly Bloom. Obra fundamental de la literatura universal, considerada obra maestra y genial, constantemente citada y admirada como obra de referencia por todos los escritores. Se publicó por primera vez en París en 1922.
   Hay quien solo ve la relación entre la Odisea y el Ulises en el título y quien ha descubierto en ella una serie de paralelismos que unen irremediablemente a una y a otra (también hay quien cree que no hay tal relación y que todo son inventos de la crítica o que forma parte del peculiar humor de Joyce). Yo no soy quien para quitar o poner la razón a nadie pero sí he notado, mientras leía Ulises, una relación fundamental entre ambas: yo misma me he sentido como Odiseo en cada capítulo, porque cada uno de ellos es una aventura nueva capaz de sorprenderte y una nueva prueba que superar.
    Porque sí, es lo primero que hay que decir: leer Ulises no es nada fácil. Nada de nada. Yo me he sentido desesperada en muchas ocasiones y he probado ediciones diferentes (la que tenía en casa, una que encontré por internet y la de la biblioteca de Azuqueca) hasta que encontré la definitiva, la de Cátedra, que ofrece una traducción, un estudio introductorio y una lectura/interpretación de cada capítulo que me han ayudado mucho en mi odisea particular. Me hubiera sido imposible seguir el hilo de la historia sin las explicaciones que incluye, porque es muy fácil perderse, no saber de qué te está hablando, no identificar a la inmensa cantidad de personajes que van a apareciendo a lo largo de la novela y he de decir que Francisco García Tortosa (editor y traductor, junto con María Luisa Venegas) ha sido mi cicerone en esta aventura, mi Virgilio particular, capaz de guiarme a través del infierno (por supuesto, vaya desde aquí mi agradecimiento eterno).
   Así que sí, Ulises se parece a la Odisea (gracias a unas equivalencias que García Tortosa explica con tanta claridad como acierto) pero también me ha recordado al laberinto del Minotauro. Sin el hilo de Ariadna que ha supuesto para mí la introducción de la edición que he leído no hubiera conseguido salir de él, encontrar un orden al aparente (o, quizá, no tan aparente) caos que propone Joyce en su novela. Un caos que yo justifico a través de tres elementos: la infinidad de referencias de todo tipo que podemos encontrar, la variedad en cada capítulo y la experimentalidad del conjunto.


REFERENCIAS


  Las referencias de todo tipo y condición son uno de los grandes embrollos de esta novela. Hay referencias literarias, musicales, históricas...; referencias citadas y referencias en forma de estructuras o imitación de estilo; referencias a la propia obra del autor y hasta referencias a sí mismo y sus experiencias personales, todo ello aderezado con un peculiar sentido del humor. Resultado: es fácil no entender nada de lo que estás leyendo. 
   Yo necesité a mi Virgilio particular para poner un poco de luz en esta oscuridad y, aun así, hay pasajes que no he acabado de aprehender del todo. Ulises es un mundo en sí mismo y Joyce una enciclopedia andante (o escribiente) que pone en jaque al lector más formado. No digamos ya a mí misma.
   Creo que esta es una de las razones por las que la novela ha sido tan criticada: porque resulta indescifrable y hasta con ayuda es fácil que no acabes de entender algunos guiños, algunos giros, algunas referencias. Es una obra difícil de leer, no nos engañemos. No nos propone un viaje delicioso, interesante y atractivo, sino que nos pone a prueba, como al más valiente de los héroes clásicos, y uno no siempre está convencido de salir victorioso. Ni siquiera el hecho de acabar la novela me ha provocado una sensación de victoria.
   Porque a todo lo que acabo de decir sobre las referencias hay que añadir lo que García Tortosa explica en la introducción sobre la forma de escribir de Joyce: una sucesión de notas en papeles de colores que acaban convirtiéndose en uno o varios borradores que son corregidos hasta en varias ocasiones para dar lugar a una copia en limpio mecanografiada que, no obstante, volverá a ser revisada, corregida, ampliada o amputada, según el criterio del autor. Y si a todo esto se añaden sus problemas de visión, que le dificultaban la labor de entender lo que él mismo había escrito... en fin. Pero no acaba ahí la cosa, según mi Virgilio particular, hasta cambió la novela una vez publicada, de manera que hay pequeñas diferencias dependiendo de la edición que manejes (quizá de ahí vengan los problemas que te he comentado antes). 
    Resumiendo: que es muy difícil entender a Joyce, que la lectura de su novela se hace extremadamente ardua y que no puede uno enfrentarse a su Ulises esperando una historia con una presentación, un nudo y un desenlace sin más. Seguro que ya has visto este meme por internet: tiene, obviamente, su punto humorístico pero, como toda broma que se precie, tiene su parte de verdad. Y no hay más que decir.


UN GÉNERO Y UN ESTILO PARA CADA CAPÍTULO


  A este caos desde el punto de vista del contenido hay que sumarle las variaciones que introduce en la forma. Cada capítulo es diferente: uno imita un estilo y una estructura periodística (con titulares y una forma de expresión más o menos objetiva), otro se asemeja a una novela sentimental, otro pretende transmitir la eufonía y el ritmo de la música, otro es puro teatro (tal cual, con parlamentos y acotaciones teatrales), otro es casi histórico, otro está escrito con un estilo ampuloso y grandilocuente, otro (justo al contrario) pretende evocar la torpeza del principiante y así hasta 18. Y justo el capítulo 18, el último, es uno de los más oscuros y uno de los más famosos: el monólogo interior de Molly Bloom, la esposa del protagonista. 
   Molly Bloom cierra la obra poniendo un contrapunto femenino a una novela en la que hemos escuchado, prioritariamente, voces masculinas, sobre todo la de su marido, Leopold Bloom. Pero oímos a Molly como, según el tópico, muchas veces escuchan los hombres a sus mujeres, con un galimatías de frases que a veces no tienen ni sentido, porque aparecen incompletas. Joyce pretende ser fiel a la forma en la que pensamos y transcribe, así, lo que podría ser una corriente de conciencia real: sin puntuación, con frases que quedan en suspenso, con pensamientos que colisionan y se interrumpen... Pura experimentación, puro juego literario, una joya de valor incalculable para los autores que ahondan en la psicología del ser humano y la trabajan en sus novelas. Pero 53 páginas muy complicadas de asumir para el lector. Sobre todo porque en ellas hay datos fundamentales para la obra, para entender a Leopold y su relación con su esposa (y, según García Tortosa, están llenas de referencias y símbolos relacionados con la propia vida de Joyce y sus creencias). O sea que hay que leerlas y leerlas con atención.
   Es arduo, ya lo he dicho, pero es impresionante descubrir cómo el mismo autor puede cambiar de registro, de estilo, de tema y de formato de un capítulo a otro. Auténticos ejercicios de estilo, puro trabajo literario.


UNA NOVELA NADA COMÚN


   A las complicaciones ya aludidas hay que sumar, también la oscuridad que añade el propio lenguaje que utiliza Joyce, los vocablos que selecciona para construir su Ulises. Hay palabras duras, palabras malsonantes, palabras antiguas, palabras cultísimas y/o poco frecuentes (el tercer capítulo, por poner un ejemplo, comienza así: "Ineluctable modalidad de lo visible: al menos eso si no más, pensado con los ojos"), palabras de la calle, palabras en latín, palabras extranjeras, palabras reales y palabras inventadas (verdidorada, patigorda, doncellablancura) . De ahí que García Tortosa dedique un epígrafe entero de su introducción a hablar de la traducción, ciertamente complicada (y doy fe, sobre todo viendo algunas de las primeras ediciones que manejé). Hay un capítulo, por ejemplo, en el que Joyce habla de la evolución de la lengua inglesa pero lo hace con cierta sorna (para que te hagas una idea, un poco como el arcaizante Quijote y el estilo de las novelas de caballería que él convierte en su manera habitual de hablar) pero también hay juegos de palabras y juegos fónicos que, según explica el editor, son difíciles de volcar al castellano. 
   Otro de los elementos que hace de esta una novela única es el narrador, si es que puede considerarse que hay un narrador de la historia. Es cierto que determinados pasajes están contados con una tercera persona omnisciente pero Bloom habla al lector sin avisar, en primera persona, sin transición con respecto a esa voz en tercera persona. Un narrador que también se pierde, por ejemplo, en el caso del capítulo teatral (que ocupa 200 páginas, o sea, casi casi casi una cuarta parte del total), o en el monólogo final de Molly Bloom. Además, hay quien piensa (soy de las que ha leído varios estudios antes, durante y después de Ulises, contraviniendo la recomendación del nieto de Joyce, que cree que es mejor enfrentarse a la novela de su abuelo sin condicionamiento alguno) que el cambio de estilo del que he hablado podría significar que un personaje diferente lleva la voz cantante en cada capítulo, con lo que quedaría abolido ese narrador omnisciente, sustituido por una voz distinta para cada pasaje de la novela. 
   Por si todo lo dicho hasta ahora no fuera suficiente, el texto en sí es bastante opaco, no es unívoco y da pie a múltiples interpretaciones, lo cual obliga al lector a completar el significado de lo escrito. Ya sabes que a mí me encanta completar el significado de lo que sea y que me involucren en la construcción de un libro pero me resulta difícil hacerlo cuando no me han dado las claves suficientes para descifrar (no puedo decir que de forma correcta pero, al menos, sí debería ser satisfactoria para mí) el texto cifrado que parece componer el Ulises.
   Y ahí no queda la cosa: en la búsqueda de esos significados, hay quien ve (o quizá debería decir: la mayoría ve) un paralelismo entre vida y obra, entre la trayectoria vital de Joyce y su Ulises. Así, Bloom vendría a ser un Joyce maduro frente a Stephen Dedalus, que podría asociarse con el Joyce joven. García Tortosa también ve, por ejemplo, muchas similitudes entre Molly Bloom y Nora, la esposa de Joyce. De este modo, se crea un juego de espejos que, nuevamente, complica la aprehensión global del texto y su significado (sobre todo para cualquier lector no experto en el autor).
    Así pues, podríamos concluir que la experimentalidad que se desarrolla a lo largo de toda la novela y que afecta a todos los niveles de la obra (estructura, estilo, narrador, personajes y, por supuesto, contenido) empaña el tema del que quería hablarnos Joyce y provoca que el lector se sienta perdido en no pocas ocasiones. Es cierto que he disfrutado del hiperrealismo de la obra, de esos cambios y de su originalidad, pero no me siento muy segura al hablar de cuál es el tema central de la novela. ¿El reflejo costumbrista de un modo de vida? ¿El puro alarde de la capacidad creativa de Joyce? ¿La convivencia en pareja? ¿El amor y la infidelidad? ¿La pequeñez del hombre frente a la enormidad del universo? ¿El papel de la religión en la vida del ser humano? ¿La influencia de la literatura en cada uno de nuestros días? ¿La búsqueda del sentido último de la vida, del fin de nuestra existencia? No sabría quedarme con uno solo. Ni me atrevería a ello.
   Tampoco me atrevo a recomendar a nadie la lectura de esta novela ni a puntuarla, puesto que no puedo hacer uso de la escala que utilizo para calibrar los libros que voy leyendo. Ulises es una novela totalmente diferente, un camino lleno de obstáculos, un alarde de virtuosismo, una clase magistral de escritura creativa, un compendio de ejemplos de un manual de Teoría de la Literatura. Ulises es, como dice García Tortosa, proteica (es decir, que cambia de formas o de ideas) y, añado yo usando las palabras que Saussure utilizaba para definir el lenguaje, heteróclita y multiforme. Efectivamente, un gran monstruo de la literatura. Creo que el más terrorífico de todos ellos.
     Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto 100 libros: 78/100 
  • Reto Autores de la A a la Z: J
  • Reto Grandes Monstruos de la Literatura: 1/10 
  • Reto Eternamente pendientes: 2/10
  • Reto 12 meses 12 libros: 8/12

martes, 1 de enero de 2013

Balance diciembre y #retoenero

   Con tanta fiesta, tanta vacación, tanto festival, tanto puente y tanta reunión, diciembre ha sido un mes para relacionarse con las personas más que con los libros, cosa que también se agradece, claro está. Aún así, no me puedo quejar, aunque me quedado a un pasito de lograr el reto.
   He tenido que hacer algunos cambios respecto a los 13 libros que me propuse leer durante el pasado mes. De la lista que publiqué en su momento, se han caído Pecadores: obsesión, de Olivia Cunning, pedido para Anika entre Libros, pero que todavía no he recibido; Muerte en el café Gijón, de Rubén Loza Aguerrebere y Seis peces azules, de David Tejera, de tal manera que la lista definitiva de lecturas de diciembre queda así:
  1. Reflejada en ti, Sylvia Day (me quedaban 182 páginas)
  2. Baila, baila, baila, Haruki Murakami (me faltaban por leer 371 páginas)
  3. El latín ha muerto. ¡Viva en latín!, Wilfried Stroh (375 páginas)
  4. Disparatado asesinato en el Upper East Side, C. Pérez Tudela (457 páginas)
  5. La bibliotecaria de Auschwitz, Antonio G. Iturbe (488 páginas)
  6. Pretérito Imperfecto, Mercedes Pinto Maldonado (267 páginas aprox.)
  7. Susana y los viejos, Marta Sanz (300 páginas)
  8. Últimas noticias del paraíso, Clara Sánchez (288 páginas)
  9. La leyenda del ladrón, Juan Gómez-Jurado (664 páginas)
  10. Es raro ser niña, Mildre Hernández (98 páginas)
  11. Una niña estadísticamente feliz, Mildre Hernández (98 páginas)
  A los que hay que sumar 172 páginas de Los mejores tiempos, de Marta Sanz, y 166 páginas de Ola de calor, de Richard Castle. Así que de las 4.096 páginas que me propuse leer (he corregido el dato de Disparatado asesinato en el Upper East Side: en algún sitio vi una aproximación de 106 páginas pero resulta que no, que tiene 457, según su página oficial) he leído 3.896 , así que me he quedado en un 95% del reto. ¡Qué le vamos a hacer! Esperemos que enero se dé algo mejor.


3.896 / 4.096 páginas. ¡95% conseguido!
   
    Diciembre era para Laky, de Libros que hay que leer, el mes de la novela histórica. Yo me apunté y, finalmente, he publicado dos reseñas dentro de esta iniciativa: La bibliotecaria de Auschwitz y La leyenda del ladrón.
   Teniendo en cuenta los 13 retos anuales (al que sumaré otro... no me he podido resistir) a los que me he apuntado y los compromisos lectores varios que tengo pendientes, esta es mi lista de libros para enero:
  1.  Acabar Ola de calor, de Richard Castle (me faltan 102 páginas)
  2. Acabar Los mejores tiempos, de Marta Sanz (me quedan 65 páginas) Aunque estos dos libros no los incluiré como lecturas de 2013, primero, porque su lectura está muy avanzado y, segundo, porque no creo que publique reseña de ninguno de los dos.
  3. El coraje de Miss Redfield, de Ana R. Cañil, para la lectura conjunta organizada por Libros que hay que leer y Momentos de Silencio Compartido. Me tocó en el sorteo organizado por este último, pero aún no me ha llegado. Supongo que con las fiestas, se habrá retrasado. (416 páginas)
  4. Pecadores: obsesión, de Olivia Cunning, pedido para Anika entre Libros (si llega) (400 páginas)
  5. Cielos de barro, de Dulce Chacón, para cumplir con el libro pendiente que me quito de encima gracias al reto 12 meses 12 libros (y la Ch del apellido me vendrá genial para el reto de la A a la Z) (304 páginas)
  6. Seis peces azules, de David Tejera, que Algaida me envió (¡¡gracias!!!) y se me quedó pendiente del mes pasado (488 páginas)
  7. Las tarántulas venenosas no siempre se enamoran de los dioses griegos, de Raquel Antúnez, que gané gracias al sorteo organizado por O Meu Cartafol y cuyo título me viene genial para el Reto Sumando (164 páginas)
  8. La vida imaginaria, de Mara Torres, que me regaló mi chico por nuestro aniversario y al que le tengo muuuchas ganas (256 páginas)
  9. Pídeme lo que quieras, de Megan Maxwell (464 páginas)
  10. Y como tengo ganas de ir poniendo en marcha cuantos más retos mejor, quiero avanzar lo máximo posible en 1Q84, de Haruki Murakami, para el Reto Murakami. (744 páginas libros 1 y 2).
     Luego, como siempre, habrá cambios, pero, en fin, hay que hacer una primera previsión, aunque solo sea para no cumplirla. Son, en total, 3.403 páginas. Veremos qué tal se nos da.
  Nos seguimos leyendo.



sábado, 1 de diciembre de 2012

Balance #unnoviembreagridulce y #retodiciembre


    Acabó noviembre y, la verdad, no puedo estar más satisfecha. Tenía mucho que leer, el reto que me propuse era muy exigente pero he de decir que no solo lo he cumplido, sino que lo he superado. No se puede ser más feliz. Cierto es que he hecho algún cambio, pero ha sido mínimo. Esta es la lista definitiva de los libros que he leído durante noviembre:
  1. Algún amor que no mate, Dulce Chacón (128 páginas)
  2. 30 noches con Olivia, Noe Casado (leí la mitad en octubre y me quedó la mitad para noviembre, así que unas 200 páginas por mes)
  3. Blanca vuela mañana, Dulce Chacón (160 ginas)
  4. La deuda de Eva, Alicia Giménez Bartlett (185 páginas)
  5. Háblame, musa, de aquel varón, Dulce Chacón
    (192 páginas)
  6. Una tienda en París, Màxim Huerta (352 páginas)
  7. El lado frío de la almohada, Belén Gopegui (240 páginas)
  8. Entre amigas, Laura Freixas (192 páginas)
  9. Atlas de geografía humana, Almudena Grandes (472 páginas)
  10. Amor, curiosidad, prozac y dudas, Lucía Etxebarria (352 páginas)
  11. Amor o lo que sea, Laura Freixas (200 páginas)
  12. Te trataré como a una reina, Rosa Montero (256 páginas)
  13. Amado amo, Rosa Montero (176 páginas)
  14. Irse de casa, Carmen Martín Gaite (352 páginas)
  15. Black, black black, Marta Sanz (333 páginas)
  16. El bandido doblemente armado, Soledad Puértolas (140 páginas)
  17. Arcángeles, Lourdes Ortiz (206 páginas)
  18. Los amantes tristes, Eugenia Rico (125 páginas)
    No los había contado hasta ahora pero, ¡¡uff!!, ¡son muchos! Y a ellos hay que sumar que tengo a medias Reflejada en ti, de Sylvia Day (he leído unas 250 páginas), y Baila, baila, baila, de Haruki Murakami (bueno, no tan a la mitad, he leído 93 páginas de 464). O sea que, en total, he leído 4.604 páginas. Ojalá todos los meses fueran como noviembre. Tanto es así, que ahora mismo tengo una lista de reseñas pendientes tan larga que creo que tendré que empezar a publicar tres por semana, en vez de dos, aun a riesgo de resultar demasiado pesada.
    De la lista que propuse al acabar octubre solo se ha caído El padre de Blancanieves, de Belén Gopegui. No se ajustaba al tipo de lectura que necesitaba para la tesina y, como ya había leído varios de la misma autora que sí eran lo que mi tesina necesita, decidí aparcarlo porque, además, no me estaba interesando demasiado. A cambio, han entrado en la lista los cuatro últimos títulos, que pensaba dejar para diciembre, pero que he conseguido acabar ya... así que fantástico.
    Supongo que diciembre no será tan productivo. Sobre todo porque, teniendo en cuenta que tengo que redactar la tesina y la cantidad de fiestas, puentes y vacaciones que trae... no sé de cuánto tiempo para leer dispondré. Pero bueno, por planificar que no quede. Así que, en principio, esta es mi lista de lecturas para diciembre. Seguro que tengo que añadir alguno más para Anika entre Libros y no sé si mi tutora de la tesina creerá conveniente leer alguna novela más... Yo creo que 25 es un buen número... pero a lo mejor entra alguna más a última hora. En cualquier caso, esta es mi planificación inicial:
  1. Acabar Baila, baila, baila, de Haruki Murakami (me quedan 371 páginas)
  2. Acabar Reflejada en ti, de Sylvia Day (me quedan 182 páginas)
  3. La bibliotecaria de Auschwitz, de Antonio G. Iturbe, dentro de la lectura conjunta organizada por Momentos de silencio compartido y O Meu Cartafol (488 páginas)
  4. Disparatado asesinato en el Upper East Side, de C. Pérez de Tudela, para la lectura conjunta organizada por O Meu Cartafol (106 páginas aprox.)
  5. Pretérito imperfecto, de Mercedes Pinto Maldonado, para la lectura conjunta organizada por Caminando entre libros (267 páginas aprox.)
  6. El latín ha muerto, ¡viva el latín! Breve historia de una gran lengua, de Wilfried Stroh, para Anika entre Libros (375 páginas)
  7. Pecadores: obsesión, de Olivia Cunning, pedido para Anika entre Libros, pero aún no recibido (400 páginas)
  8. La leyenda del ladrón, de Juan Gómez-Jurado, para el Mes de la Novela Histórica de Libros que hay que leer (664 páginas)
  9. Es raro ser niña (98 páginas) y
  10. Una niña estadísticamente feliz, ambos de Mildred Hernández Barrios (98 páginas), que conseguí en el blog de Kayena por ganar el premio a la mejor reseña de agosto
  11. Muerte en el café Gijón, de Rubén Loza Aguerrebere, que gané en el sorteo que organizó Un lector indiscreto (208 páginas)
  12. Seis peces azules, de David Tejera, que Algaida me envió (¡¡gracias!!!) y tengo pendiente (488 páginas)
  13. Ola de calor, de Richard Castle, obra que demuestra que en ocasiones soy muy friki jajaja. Me gusta mucho la serie y cuando vi que habían publicado libros basados en ella, creando la ilusión de que los ha escrito el protagonista, no me pude resistir. Tengo mucha curiosidad. No sé si me llevaré un chasco, pero es que tengo corazón de friki jajaja (368 páginas).
    En total: 4.113 páginas. Hasta la número 8 son compromisos, los demás no, así que puede que bailen un poco, si es que llego a leerlos todos. Tengo algún sorteo a la vista con lectura conjunta que a lo mejor cambia mis planes y quizá Papá Noel traiga alguno irresistible que no pueda esperar a enero para leer. Diciembre es un mes tan mágico que... ¿quién sabe?
    Nos seguimos leyendo. 

   Actualización: me ha gustado mucho la idea del blog Momentos de silencio compartido de poner el número de páginas de cada libro. Así se puede ver mejor lo que hemos leído. No es lo mismo leer uno de 120 páginas (como es mi caso) que uno de Ken Follet. Así que añado el número de páginas para hacernos una idea más real del balance.
 

miércoles, 31 de octubre de 2012

Balance #retopendientes octubre y nuevo reto mensual: #unnoviembreagridulce


    Hoy acaba octubre, así que toca hacer balance de lo leído este mes dentro del Reto de Libros Pendientes propuesto por Estantes llenosCaminando entre libros, Momentos de Silencio Compartido y Libros que hay que leer. En su momento, allá por mediados de septiembre, hice una lista que ya dije que era provisional porque no incluía los que aún ni siquiera había pedido para reseñar en Anika entre Libros. En cualquier caso, no he cumplido mi reto :(. No he llegado a los 15 que me había propuesto. Cierto es que he leído la Divina Comedia, de Dante, que es un libro mucho más exigente, que te obliga a leer (por lo menos a mí me ha obligado) en un ambiente más específico (en silencio, donde puedas concentrarte para comprender todo lo que Dante cuenta, donde puedas leer las notas y releer el texto con tranquilidad) y no donde suelo aprovechar para leer (prácticamente, cualquier lugar: la cola del banco, en el coche mientras espero a que la niña salga del cole, en el parque, en el salón mientras mi chico ve la tele...), pero lo cierto es que de los 15 propuestos, solo he leído 11. Además, he cambiado muchos títulos... o sea que muchos de los libros que pensaba leer en octubre tendré que dejarlos para noviembre. Sí o sí. 
    Esta era mi lista original:
  • Muerte en primera clase, de J. M. Guelbenzu 
  • Black, black, black, de Marta Sanz 
  • Atlas de geografía humana, Almudena Grandes 
  • Trilogía de la huídaAlgún amor que no mateBlanca vuela mañana y Háblame, musa, de aquel varón, de Dulce Chacón. 
  • Los amantes tristes, de Eugenia Rico 
  • La muerte blanca, de Eugenia Rico 
  • Entre amigas, Laura Freixas 
  • Amor o lo que sea, Laura Freixas
  •  Y acabar la saga de Petra Delicado: Muertos de papelSerpientes en el paraísoUn barco cargado de arrozNido vacío y El silencio de los claustros
    Y estos son los libros que, finalmente, he leído:
   Como de lo que se trata es de leer y de compartir lo que leemos, los cuatro blogs antes citados han propuesto institucionalizar este tipo de retos en un reto mensual que cada uno configure como buenamente pueda. Antes de que lanzaran la idea, yo ya estaba haciendo mi lista para noviembre, porque tengo que leer las novelas del Trabajo Fin de Máster (TFM) ya, no puedo demorarlas más. Pero como siempre es más divertido leer en compañía, he vuelto a apuntarme al reto propuesto. Y si de compartir se trata, hemos creado una serie de hashtag para encontrarnos fácilmente en Twitter: #retopendientes, #retodeestasemana, #retomensual, #leoycomparto, #nosinmilibro y #ponunasusientuvida.
    En mi caso, el Reto de Noviembre va a resultar un noviembre agridulce, porque todas las novelas elegidas hablan de las relaciones personales, que siempre tienen ese sabor: dulce, agrio... o los dos, directamente. Así que estas son las novelas que leeré en mi #retomensual (#unnoviembreagridulce):
  • Atlas de geografía humana, Almudena Grandes, 
  • Trilogía de la huídaAlgún amor que no mateBlanca vuela mañana y Háblame, musa, de aquel varón, de Dulce Chacón, 
  • Entre amigas, Laura Freixas, 
  • Amor o lo que sea, Laura Freixas,
  • El lado frío de la almohada, Belén Gopegui,
  • El padre de Blancanieves, Belén Gopegui,
  • Te trataré como una reina, Rosa Montero,
  • Amado amo, Rosa Montero,
  • Irse de casa, Carmen Martín Gaite,
  • Amor, curiosidad, prozac y dudas, de Lucía Etxebarría, 
  • Una tienda en París, de Maxim Huerta, dentro de la lectura conjunta organizada por Momentos de silencio compartido y
  • Baila, baila, baila, de Haruki Murakami (si finalmente me llega de parte de Priceminister)
   Son 14 y aún tendría que leer alguno más. No tengo ninguno pendiente de leer para Anika entre Libros (aunque seguro que alguno pido, que tendría que sumar a la lista) pero sí para el TFM... así que habrá que coger aire y dedicar todo el tiempo del mundo a leer. ¡Menudo sacrificio!, ¿eh? Ojalá todos fueran así ;).
   Nos seguimos leyendo.

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