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viernes, 18 de diciembre de 2015

"Las recetas de Rosalía", de Rosalía Montalbán: cocina saludable contada de forma amena y didáctica

  Ya sabes que me gusta leer de todo. Lo que a lo mejor no sabes es que también me encanta cocinar y que, desde que en abril la tensión me dio un susto, ando aligerando mi dieta y volviendo a las raíces de la dieta mediterránea. Por eso, cuando nos ofrecieron este libro para reseñar en Anika entre Libros no  me lo pensé. Y, la verdad, me gustó mucho lo que encontré en él.

Las recetas de Rosalía. Cocina saludable basada en la dieta mediterránea. Volumen 1
Título: Las recetas de Rosalía. Cocina saludable basada en la dieta mediterránea. Volumen 1
Título Original: (Las recetas de Rosalía, 2015)
Autor: Rosalía Montalbán
Editorial: Roca Editorial


Copyright:
© Rosalía Montalbán, 2015
© De las ilustraciones: Mariano Castillo.
© Roca Editorial de Libros, S.L., 2015
Ilustraciones: B/N
Edición: 1ª Edición: Abril 2015
ISBN: 9788499189277
Tapa: Dura
Etiquetas: gastronomía, dieta, recetas, guía, salud, libros prácticos, literatura española, trucos, nutrición, agricultura, gastronomía española, dieta mediterránea, alimentos ecológicos, trucos e ideas para el hogar, agricutura ecológica
Nº de páginas: 350

Argumento:

Tomando como base los productos típicos de la dieta mediterránea, Rosalía Montalbán indaga en los orígenes, valores nutricionales, modos de presentación, épocas de cultivo, maneras de consumo y trucos de cocina de tales alimentos para ofrecernos no solo un puñado de recetas tradicionales, ricas y equilibradas, sino un compendio de información que vendrá muy bien tanto a quienes se estrenan en los fogones como a quienes quieren mejorar su alimentación.

Opinión:


  Este no es un recetario al uso. Hay recetas, claro está, pero la autora va más allá y nos ofrece un análisis de los productos más típicos de la dieta mediterránea. Así, divide el libro en bloques de recetas, agrupadas por tipos de alimentos principales que se utilizan en ellos, y coloca delante de ellas unas páginas de información muy útil sobre tales productos. Esta información ayudará a quienes utilicen este libro a conocer el origen de algunos de los alimentos que consumimos habitualmente, su valor nutricional, las maneras de cocinarlo y conservarlo, cuándo se puede comprar con mayor facilidad o cómo conservarlos.
  Así, por esta obra desfilan información y recetas sobre carnes rojas, aves y conejos, pescados, huevos, pasta, arroz, platos de cuchara, legumbres, patatas, verduras y hortalizas, chocolate, helados y sorbetes, ensaladas, entrantes o salsas. Se trata, pues, de una colección de recetas amplia y diversa, de acuerdo uno de los principios básicos de la dieta mediterránea: la variedad.
  En las páginas que preceden al recetario en sí, se incluyen consideraciones sobre la agricultura ecológica, el aceite de oliva (base de la cocina mediterránea) o el objetivo de esta obra, que no es otro que ofrecer un amplio repertorio de platos para conseguir una dieta rica, apetitosa, saludable, equilibrada, ajustada a los productos de temporada y a los comensales.
  Para ello, la autora sigue los dictados de la dieta mediterránea, que ha sido considerada como una de las más saludables y que fue declarada Patrimonio Inmaterial por la Unesco en 2010. Esta dieta está relacionada con el consumo de una serie de productos característicos (aceite, pan, frutas, verduras, legumbres, pescado, baja ingesta de carne rojas, ingesta moderada de leche y derivados, uso de especies y condimentos, así como de frutos secos y frutas secas y un consumo discreto de vino con las comidas). En la obra se desgranan también las diferencias que, dentro de esta dieta base, se pueden encontrar por países y de cómo esta condiciona y es condicionada por el estilo de vida de quienes la practican.
  Así, los beneficios de la dieta mediterránea van asociados no solo a los productos consumidos sino también a una forma de ser y de comer, relacionadas con un ambiente psicosocial relajado, unas condiciones climáticas particulares, una estructura familiar muy fuerte y hasta por la costumbre de la posterior siesta, tal y como explica Ángeles Menéndez Patterson, catedrática de Fisiología, en las páginas que el libro dedica a analizarla.
  Las peculiaridades geográficas pesan tanto en este libro que en muchas de las recetas se explicita la región española en la que se suele consumir el plato o de qué zona procede esa receta en particular, cuando hay varias regiones en las que se realice, cada una con sus matices.
  Así pues, "Las recetas de Rosalía" nos ofrece información práctica, documentación y recetas en un libro muy completo que hará las delicias tanto de quienes estén acercándose por primera vez al mundo de la gastronomía como de quienes quieran perfeccionar sus menús diarios, ajustándose a unos platos tradicionales (aunque sin olvidar cierto grado de innovación), variados y, sobre todo, saludables.
    Enlace a la reseña original.
   Nos seguimos leyendo.

martes, 24 de febrero de 2015

"Bienvenidos a la cocina", de Inés Ortega: el mejor comienzo para una relación duradera

http://siruela.com/catalogo.php?id_libro=2532&completa=S


Título: Bienvenidos a la cocina
Autora: Inés Ortega
Editorial: Siruela
Género: ensayo, recetario
Páginas: 220
Publicación: 3/9/2014
ISBN: 978-84-16208-20-3

  Bienvenidos a la cocina es una invitación para que vivas y disfrutes de la cocina y de la gastronomía. Descubre 114 recetas que te sorprenderán y algunos trucos y secretos para compartir con quien tú quieras, para lucirte con tus padres, para darte un capricho o simplemente para ver de lo que eres capaz con unos pocos ingredientes y algo de creatividad.
  No importa si eres un novato con curiosidad o un experimentado cocinillas, en este libro Inés Ortega te da recetas para todos los niveles: desde canapés de camembert y tomate hasta raviolis de salmón con salsa de puerros, o una sabrosa hamburguesa de pollo con mayonesa de pimiento acompañada de un refrescante batido de sandía.
  Un recetario lleno de sabores para cualquier ocasión: comidas rápidas, desayunos y meriendas, reuniones con los amigos, cenas románticas o informales, postres y aperitivos. ¡Mucho más que un libro de cocina!
  En cuanto vi este libro entre las novedades de Siruela de finales del año pasado lo deseé porque sabía que lo iba a disfrutar. Crecí con la biblia gastronómica de la madre de la autora, Simone Ortega (ya sabes, el más que famoso 1.080 recetas de cocina que yo creo que está en todas las casas del mundo mundial y que, en mi caso, heredé cuando me independicé, dado el poco gusto por cocinar que tiene mi madre), y me picaba muchísimo la curiosidad saber qué se contaba su hija. Aunque yo ya la conocía, literariamente hablando, gracias a otro libro al que le he sacado mucho provecho últimamente: Cocinar, aprender y jugar. Cuando salió a la venta, la editorial fijó fechas para hacer entrevistas, pero me quedé con las ganas por falta de tiempo. Aun así, espero poder algún día hablar con Inés Ortega, preguntarle muchas cosas y darle las gracias por lo mucho que me ha ayudado a preparar mis talleres.
    Le eché un primer vistazo entonces pero no ha sido hasta este mes cuando le he sacado verdadero partido al libro (y de ahí que lo reseñe ahora): me ha venido de perlas para preparar el taller de Cocina y Literatura que he estado impartiendo en febrero a chicos y chicas de institutos de Azuqueca. Además de hablar de literatura y de inventar cuentos que tuvieran la cocina como protagonista, el primer día estuvimos hablando de los productos y utensilios que toda cocina debe tener y lo hicimos siguiendo las listas que propone Inés Ortega al comienzo de esta obra.
   Porque si algo es este libro es útil.  Ortega se pone en la piel del chef primerizo (joven o no) para ofrecerle un primer capítulo repleto de todos aquellos productos, instrumentos, vocabulario, técnicas y trucos que todo buen cocinero debe tener o conocer. Con un lenguaje sencillo, unos gráficos realmente prácticos y unas fotos e ilustraciones clarificadoras y/o que abren el apetito, la autora resume en las páginas necesarias los rudimentos del mundo gastronómico y da las pautas para elaborar productos base muy útiles y, además, capaces de darle un toque especial a nuestros platos, un chispazo de calidad y originalidad, como aceites aromáticos o salsas.
   Conocidos los rudimentos básicos, Ortega se adentra en la práctica de lo aprendido con una serie de recetas que ella divide en "Desayunos y meriendas", "Recetas rápidas para días de diario", "Cenas de andar por casa", "Reuniones y celebraciones con los colegas", "Sorprende a tu familia" y "Cena para dos". Entre ellas incluye platos vistosos y con una pinta estupendísima que van animando al chef primerizo con diferentes grados de dificultad. Todas ellas están explicadas a la perfección, incluyen tiempo de preparación y para cuántos comensales están pensadas las cantidades. Ortega no olvida salpimentarlas con consejos culinarios o de salud alimentaria, curiosidades o recomendaciones ecológicas, convirtiendo el arte de cocinar en una actividad pluridisciplinar que tenga en cuenta facetas tan diferentes de la persona como su implicación con el cuidado del entorno en el que vive o las proporciones de alimentos y condimentos que garantizan nuestro bienestar.
    Con mucho sentido del humor, cercanía y claridad, Inés Ortega consigue meternos en el universo culinario casi sin que nos demos cuenta. Información básica, consejos, recetas y trucos que llegan al lector sin perder el sentido lúdico (y el toque de magia) que Ortega pone en sus obras (al menos en las que yo conozco). Una obra práctica, útil y muy muy recomendable (¡y divertida!)
     Nos seguimos leyendo.

miércoles, 8 de mayo de 2013

"En la cocina de la drama mamá", de Amaya Ascunce: porque a veces cocinar (o escribir sobre cocinar) es como decir te quiero


Ficha técnica:


Título: En la cocina con la drama mamá                  Autora: Amaya Ascunce
Editorial: Planeta            Género: humor          Páginas: 192
Publicación:  30/04/2013    ISBN: 978-84-08-11446-8

Sinopsis (editorial):


  Un día abrí un blog metiéndome con mi madre —que se llamaba Cómo no ser una drama mamá—; Planeta me publicó un libro, con el mismo título, que resulta que vendió muy bien. Entonces mi editora me propuso hacer un libro de recetas de mi madre. A mí me dio un ataque de risa, me atraganté, y le dije que lo único que teníamos en común una cocina y yo es que las dos existimos en el mundo.
   Pero al cabo de unos días empecé a darle vueltas; podía ser un recuerdo maravilloso: que mi madre me enseñara a cocinar de verdad y poder contarlo. Pensé que era una afortunada, porque no sabía si aprendería a freír un huevo, pero tendría un libro para mi madre y para mí solitas. Iba a tener la mejor excusa del mundo para reírnos, y una editorial la iba a encuadernar, le iba a poner tapas, y en la Biblioteca Nacional habría un volumen en cuyas páginas mi madre, la drama mamá, me enseñaría que la cantidad justa de aceite es la clave para que un gazpacho salga rico.
   ¡Y me iban a pagar por eso! La leche.
   Luego las cosas se torcieron un poco…
 Un puñado generoso de la sabiduría que da tomarse la vida con humor, una pizca de paciencia, una cucharadita de capacidad crítica y toneladas y toneladas de amor. Esta parece ser la receta perfecta para provocar risas a borbotones. O, al menos, eso es lo que me ha pasado a mí mientras leía (devoraba, debería decir) la segunda entrega de esta drama mamá y su hija que ya son un poco como de mi propia familia.
  He de confesar que abrí el libro sabiendo qué me iba a encontrar o, mejor dicho, con quiénes me iba a reencontrar... y me moría de ganas de volver a tenerlas entre mis manos. Después de lo que me divertí leyendo la primera entrega y de ir desgranando las nuevas entradas en el blog a medida que se iban publicando, descubrir que había una segunda parte me dio un subidón de alegría y ni me lo pensé. Y no me equivoqué: destapar el libro y oler el familiar aroma que despedía su cocción a fuego lento fue como volver a casa. O mejor, como invitar a dos viejas amigas a cenar una noche a casa para echarnos unas buenas risas. Aunque, esta vez, el plato lo prepararon ellas. ¡Ya me hubiera gustado a mí que me dejaran echarles una mano en la cocina!
  Porque de eso, precisamente, va esta segunda entrega. No es una mera recopilación de recetas. Es mucho más: es una lección de cocina. Pero no una lección cualquiera, una con la drama mamá en el papel de maestra cocinera y la Nena, en el de pinche poco afortunada en eventos gastronómicos (hasta la fecha. Y no es que lo suponga yo, es que ella misma lo confiesa en el prólogo -o lo que sea- de la obra. Por cierto, sus aventuras culinarias internacionales no tienen desperdicio, aviso). Así que uno no tiene más que ponerse frente a ellas y dejar que el espectáculo comience: discusiones, consejos, broncas, dudas y humor, sobre todo, mucho humor van salpimentando las medidas, ingredientes y utensilios (Nena, estoy con tu madre: sin utensilios adecuados no hay buena cocinera) necesarios para preparar las 21 recetas que madre e hija prepararon (aunque fuera telefónicamente) para servir en bandeja esta divertidísima obra.
  Y no solo eso: Amaya también incluye la narración de la propia historia del libro, de sus idas y venidas, sus dudas y su esfuerzo por sacar cocina y obra adelante. Todo ello regado con una buena ración de anécdotas que, como el buen vino, siempre mejora cualquier reunión y alegra el corazón de los comensales.
  Y de postre, la Nena se pone seria (al menos, un poco) para hablar, con inmenso cariño y gratitud del secreto mejor guardado de su guiso familiar: la extraordinaria educación que recibió (y sigue recibiendo, como bien se ve en el libro) de sus padres. Y es que, como le decían cuando era pequeña, "la educación es lo único que te dejaremos en herencia". Ojalá muchos padres lo entendieran así también.
  En definitiva, una obra realmente divertida, con su dosis práctica (las recetas), su pizca de emoción (la que despierta el enorme cariño que se ve entre madre e hija, dramas al margen) y su buen chorrito de ejemplaridad (el que se puede extraer de la forma de educar a sus hijas de los padres de Amaya. Una educación que dio sus frutos. A las pruebas me remito). Una obra totalmente recomendable.
  Nos seguimos leyendo.      

  Agradezco a Planeta que me haya facilitado este ejemplar.
  Entrevista con la autora: aquí.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto Genérico: 1 humor
  •  Desafío100 libros: 44/100
  • Reto Sumando: 75/2013       


miércoles, 1 de agosto de 2012

Lecciones de vida entre fogones

El trabajo del niño es poco pero el que lo rechaza es un loco.

    Estas eran las palabras mágicas que abrían las puertas de la cocina de mi bisabuela, el "ábrete, Sésamo" que me permitía sentarme a su lado y ayudarla a lo que fuera: quitarle la hebra a las judías verdes, batir un huevo, redondear las albóndigas, dar forma a las croquetas... Cualquier cosa que unas manos pequeñas e inexpertas como las mías pudieran hacer. Y mientras, hablábamos de la vida, de la familia, de mis cosas, de los programas de la tele, de recetas de cocina... de todo.
   Con un gesto tan simple como permitir que la ayudara a cocinar, mi bisabuela Chon me hacía sentir mayor, responsable, capaz. Hoy, cuando tantas veces me pregunto cómo debo actuar con mi hija, qué debo hacer para que sea responsable e independiente, cabal y segura de sí misma, respetuosa con los demás y buena persona; hoy, después de leer tantos libros y ver tantos programas de televisión sobre cómo educar a los hijos; hoy que tengo a quien legar la herencia que he recibido de mi familia, hoy... me acuerdo de mi bisabuela. Y de lo que sentía a su lado.
   Pude disfrutarla durante mucho tiempo, aunque el tiempo con las personas a las que quieres siempre se hace demasiado corto cuando mueren. Falleció hace ahora once años. Y últimamente he pensado mucho en ella. Parte de la culpa de esos recuerdos la tiene este libro, que he reseñado para Anika entre Libros:


    Cuenta cómo se refuerza el vínculo entre una abuela y su nieto a través de la comida. No es una maravilla literaria, pero es uno de esos libros que cuenta historias entrañables, historias sencillas que recuerdan al lector la magia que esconde cada día que amanece. Leyendo las aventuras culinarias de Sebastián y Lola me he acordado de algo que nunca había olvidado pero que, a veces, queda adormecido dentro de mí: el vínculo que mi abuela Chon y yo teníamos. A pesar de lo oculta que su historia ha estado siempre para nosotros, los bisnietos, y de que aun hoy no sepa a ciencia cierta cuál fue su pasado, la quiero y la admiro. Por lo que sé y por lo que me imagino.

    Hoy me he vuelto a acordar de ella y del libro. Lucía me ha ayudado a hacer albóndigas. Y sé que se ha sentido mayor, orgullosa de sí misma y satisfecha por haberme ayudado. Y ha comprendido que cocinar también es una forma de decir te quiero, porque cuando ha llegado su padre le ha preguntado qué le ha parecido la comida y cuando él ha respondido que estaba buenísima, ella le ha contestado: "es que lo hemos hecho tus chicas, con mucho amor". Es una lección que quería que aprendiera mi hija y unos sentimientos (la satisfacción, la valía, la felicidad que da hacer algo por alguien) que me gustaría que conservase para siempre. 


   Soy como soy por muchas razones, por muchas de las cosas que me han pasado, por todos los sentimientos y vivencias que he experimentado. Pero un trocito de mí es como es por mi abuela Chon. Sé que a ella y a mi abuela Angelita les debo muchas cosas, sobre todo, mi pasión por la cocina. Cuando se tienen buenas maestras, es difícil no aprender. Espero serlo yo también.
   Nos seguimos leyendo.

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